Extraemos y publicamos el presente
bellísimo artículo del pasado lunes por decisión de los responsables
editoriales de nuestro blog, Rafael Cordero Jaén y Ernesto Romero del Castillo,
cuyo contenido nos ha llenado de auténtica emoción al homenajearse también a
varios de nuestros cofrades de inmortal memoria.
La ciudad amanece -cielo y cal-
esperanzada. Así talmente suena. Sin poner ni quitar tilde. Para pesadumbre de
la turbamulta de los desalmados. Para atasco de lo baladí. Jerez, que de
continuo romancea al sur del Sur de sus gloriosas tradiciones, rinde culto y
honor a la Esperanza, escrita con la letra capitular del
verde itinerario de la vida siempre por delante. Todo nuestro proyecto
vital quedaría reducido a un detritus de vacilaciones y ofuscaciones si no
abanderásemos la esperanza como grito de guerra y como bel canto de fe. Ayer
otra vez experimentamos la excelsitud de la fascinación mariana de los hijos de
esta bendita tierra que se contrapone a la implosión de la muerte -Inri,
corneta, incienso- a dos medias esquinas de la espalda de Baltasar.
Ayer la ciudad fue Reina y Madre. Y Abogada Nuestra. Y volvieron a nosotros
esos sus ojos Misericordiosos…
Ayer se descifró otra vez una de las
autóctonas claves idiosincrásicas de la ciudad. Ecce María venit. He aquí
que María vino. Las Esperanzas en los altares de la gloria
jerezana. ¿Pacto de sangre de un memorial antiguo que regresa por el camino
más corto de entre los posibles a la sede de nuestra condición cofradiera?
Recordé de sopetón la nómina de los idos. Y concatené el concepto de la Esperanza que habita
detrás de la mirilla de la puerta de la muerte. Cernudiana realidad y deseo.
Esquela de luz. Pervivencia de muertos que jamás marcharon definitivamente.
Ayer Lorenzo García Frías -el pequeño gran hombre así definido
por Manolo Liaño Pérez- estuvo otra vez en la Plazuela , vivaracho y
bromista, encopetado como Dios sentenciado manda, gesticulando fraternidades de
Hermano Mayor a la antigua usanza. En corro Paco López Acosta, Antonio
Barrera Ramírez y Miguel Domínguez Lafox…
Ayer domingo, y en palabras del
ejemplarizante sacerdote jesuita (fallecido en heroica obra de santidad) Pedro
Guerrero González -hermano de los irrepetibles Manuel y Ramón
Guerrero (¿verdad que sí, Maruchi PemánDomecq?)-:
"más que nunca todo el mundo es nuestro prójimo". Ayer domingo
anduvo por San Francisco, frío mármol del suelo de la nostalgia, José
Soto Ruiz -guapetón y risueño, empático como pocos y simpático como
casi nadie, elegante de traje ajustado de los años cincuenta, ojos saltones y
expresivos, pelo planchado y de suyo muy repeinado, catedrático en las
habilidades sociales de las cosas sencillas, mayordomo que antaño donara a la
sazón la Sagrada Imagen
de la Virgen
de la Esperanza
a su Hermandad de las Cinco Llagas, la cofradía de sus desvelos y sus amores.
José Soto Ruiz departía ayer conManuel Tamayo Merino y con Francisco
Morales Torres. ¿Sonreía por el inminente estreno de la caída frontal, al
fin bordada, del paso de palio o por el sueño presentido de observar ya
eternamente desde el barandal del cielo a su hijo Pepito y a
sus nietasEsperanza y Carmen -a las que nunca
llegaría a conocer en vida- revestidos todos del santo hábito nazareno de la
suprema heredad familiar?
Ayer Jerez no fue fruto de inoperancia
teológica. Ni tartamudeo de religiosidad vergonzante. Ayer la ciudad fue sol y
Torre de Marfil. Sal y Torre de David. Confortación de cuna apremiante. Dintel
de cancela entreabierta. Salve Regina. Consuelo de los afligidos. Ildefonso
Roldán de veras satisfecho y Rafael Cordero a su
vez recuperado del penúltimo ingreso hospitalario. La ciudad retornada y no
tornadiza de cada 18 de diciembre. Ninguna Virgen lloró. Ni la O en Capuchinos, que en tributo
a su advocación cuadra el círculo de la belleza "en perpetua y
desconcertante sorpresa".
Jesús Urteaga Loidi teorizaba sobre la doble esperanza
del cristiano: Dios y sus obras divinas. Jerez suma la Esperanza con mayúsculas
de sus Vírgenes de tez blanca e indecisa comisura. Jerez y otra novísima hoja
del calendario. Y, en mi whatsapp, la felicitación a Esperanza Barra
Guerra, Esperanza Romero del Castillo, Esperanza Soto Mateos,
Esperanza (hija de Chari González Leal) o la Esperanza de mis noches
y mis días que acuna en volandas otra esperanza -tan nuestra- dentro de sus
entrañas...
Marco A.
Velo García
Foto: Jesús Tamayo Martínez