Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

domingo, 22 de abril de 2012

Saeta a María Santísima de la Esperanza en Calle Caracuel

Fuente: Youtube Saeta de Manuel de la Momi

Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 24, 35-48


3er Domingo de Pascua

Contaban los discípulos lo que les había acontecido en el camino y cómo reconocieron a Jesús en el partir el pan. Mientras hablaban, se presentó Jesús en medio de sus discípulos y les dijo: «Paz a vosotros». Llenos de miedo por la sorpresa, creían ver un fantasma. Él les dijo: «¿Por qué os alarmáis?, ¿por qué surgen dudas en vuestro interior? Mirad mis manos y mis pies: soy yo en persona. Palpadme y daos cuenta de que un fantasma no tiene carne y huesos, como veis que yo tengo».


Dicho esto, les mostró las manos y los pies. Y como no acababan de creer por la alegría, y seguían atónitos, les dijo: «¿Tenéis ahí algo que comer?». Ellos le ofrecieron un trozo de pez asado. Él lo tomó y comió delante de ellos. Y les dijo: «Esto es lo que os decía mientras estaba con vosotros: que todo lo escrito en la ley de Moisés y en los profetas y salmos acerca de mí tenía que cumplirse». Entonces les abrió el entendimiento para comprender las Escrituras. Y añadió: «Así estaba escrito: el Mesías padecerá, resucitará de entre los muertos al tercer día, y en su nombre se predicará la conversión y el perdón de los pecados a todos los pueblos, comenzando por Jerusalén. Vosotros sois testigos de esto».


Comentario: Rvdo. P. D. Jaime González i Padrós


Hoy, el Evangelio todavía nos sitúa en el domingo de la resurrección, cuando los dos de Emaús regresan a Jerusalén y, allí, mientras unos y otros cuentan que el Señor se les ha aparecido, el mismo Resucitado se les presenta. Pero su presencia es desconcertante. Por un lado provoca espanto, hasta el punto de que ellos «creían ver un espíritu» (Lc 24,37) y, por otro, su cuerpo traspasado por los clavos y la lanzada es un testimonio elocuente de que se trata del mismo Jesús, el crucificado: «Mirad mis manos y mis pies; soy yo mismo. Palpadme y ved que un espíritu no tiene carne y huesos como veis que yo tengo» (Lc 24,39).


«Haz brillar sobre nosotros la luz de tu rostro, Señor», canta el salmo de la liturgia de hoy. Efectivamente, Jesús «abrió sus inteligencias para que comprendieran las Escrituras» (Lc 24,45). Es del todo urgente. Es necesario que los discípulos tengan una precisa y profunda comprensión de las Escrituras, ya que, en frase de san Jerónimo, «ignorar las Escrituras es ignorar a Cristo». Pero esta compresión de la palabra de Dios no es un hecho que uno pueda gestionar privadamente, o con su congregación de amigos y conocidos. El Señor desveló el sentido de las Escrituras a la Iglesia en aquella comunidad pascual, presidida por Pedro y los otros Apóstoles, los cuales recibieron el encargo del Maestro de que «se predicara en su nombre (...) a todas las naciones» (Lc 24,47).


Para ser testigos, por tanto, del auténtico Cristo, es urgente que los discípulos aprendan -en primer lugar- a reconocer su Cuerpo marcado por la pasión. Precisamente, un autor antiguo nos hace la siguiente recomendación: «Todo aquel que sabe que la Pascua ha sido sacrificada para él, ha de entender que su vida comienza cuando Cristo ha muerto para salvarnos». Además, el apóstol tiene que comprender inteligentemente las Escrituras, leídas a la luz del Espíritu de la verdad derramado sobre la Iglesia.

domingo, 15 de abril de 2012

Fallece Diego García de los Santos "Gorrión"



Fuente: La Levantá Digital

Francis Castell. Se ha ido a la búsqueda del Padre unos de los capataces más carismáticos que ha tenido la Semana Santa de Jerez, tras una enfermedad que, en plena Cuaresma, le daba un fuerte achuchón.
Se ha ido uno de los grandes contemporáneos de la costalería jerezana. En su haber, el privilegio de mandar en los siguientes pasos:

- 1978-1980: Misterio de la Entrada Triunfal en Jerusalem
- 1993-2002: Paso de Palio de Madre de Dios de la Misericordia
- 1979-1981, 1983-2002: Misterio de los "Judios de San Mateo"
- 1975-1981: Tres Caidas
- 1982-1999: Ntra. Sra. de los Dolores
- 1993-1997: Ntra. Sra. de las Lágrimas
- 1980-1987: Ecce-Homo
- 1989: Mayor Dolor
- 1980-1982, 1985-1994: Esperanza de San Francisco
- 1983: Descendimiento
- 1979-2004: Santo Entierro y Piedad.
- 2001: Ntra. Sra. de la Merced Coronada

Mañana lunes, a las 11:30 horas, se celebrará el funeral en San Mateo.

Descanse en paz.

Saeta a Nuestro Padre Jesús de la Vía-Crucis por Carpintería Baja

Fuente: La Levantá Digital

Ventana de actualidad: saeta de Luis Lara al Señor de la Vía-Crucis

Beltrán Castell. A continuación, pueden disfrutar de un documento que resume, en imágenes y sonidos, la impresionante saeta que Luis Lara dedicó al Señor de la Vía Crucis, en la pasada Madrugada del Viernes Santo, en la calle Carpintería Baja.

Que lo disfruten.

Lectura del Santo Evangelio según San Juan 20, 19-31

2º Domingo de Pascua

Domingo de la Divina Misericordia


Al anochecer de aquel día, el primero de la semana, estaban los discípulos en una casa, con las puertas cerradas por miedo los judíos. Y en esto entró Jesús, se puso en medio y les dijo: «Paz a vosotros». Y, diciendo esto, les enseñó las manos y el costado. Y los discípulos se llenaron de alegría al ver al Señor. Jesús repitió: «Paz a vosotros. Como el Padre me ha enviado, así también os envío yo».

Y, dicho esto, exhaló su aliento entre ellos y les dijo: «Recibid el Espíritu Santo; a quienes les perdonéis los pecados, les quedan perdonados; a quienes se los retengáis, les quedan retenidos».

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Y los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor». Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos, si no meto el dedo en el agujero de los clavos y no meto la mano en su costado, no lo creo».

A los ocho días estaban otra vez dentro los discípulos y Tomás con ellos. Llegó Jesús, estando cerradas las puertas, se puso en medio y dijo: «Paz a vosotros». Luego dijo a Tomás: «Trae tu dedo, aquí tienes mis manos; trae tu mano y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente». Contestó Tomás: «¡Señor mío y Dios mío!». Jesús le dijo: «¿Por qué me has visto has creído? Dichosos los que crean sin haber visto».

Muchos otros signos, que no están escritos en este libro hizo Jesús a la vista de los discípulos. Éstos se han escrito para que creáis que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su Nombre.

Comentario del Rvdo. P. D. Juan Antonio Mateo y García

Hoy, Domingo II de Pascua, completamos la octava de este tiempo litúrgico, una de las dos octavas —juntamente con la de Navidad— que en la liturgia renovada por el Concilio Vaticano II han quedado. Durante ocho días contemplamos el mismo misterio y tratamos de profundizar en él bajo la luz del Espíritu Santo.

Por designio del Papa Juan Pablo II, este domingo se llama Domingo de la Divina Misericordia. Se trata de algo que va mucho más allá que una devoción particular. Como ha explicado el Santo Padre en su encíclica Dives in misericordia, la Divina Misericordia es la manifestación amorosa de Dios en una historia herida por el pecado. “Misericordia” proviene de dos palabras: “Miseria” y “Cor”. Dios pone nuestra mísera situación debida al pecado en su corazón de Padre, que es fiel a sus designios. Jesucristo, muerto y resucitado, es la suprema manifestación y actuación de la Divina Misericordia. «Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito» (Jn 3,16) y lo ha enviado a la muerte para que fuésemos salvados. «Para redimir al esclavo ha sacrificado al Hijo», hemos proclamado en el Pregón pascual de la Vigilia. Y, una vez resucitado, lo ha constituido en fuente de salvación para todos los que creen en Él. Por la fe y la conversión acogemos el tesoro de la Divina Misericordia.

La Santa Madre Iglesia, que quiere que sus hijos vivan de la vida del resucitado, manda que —al menos por Pascua— se comulgue y que se haga en gracia de Dios. La cincuentena pascual es el tiempo oportuno para el cumplimiento pascual. Es un buen momento para confesarse y acoger el poder de perdonar los pecados que el Señor resucitado ha conferido a su Iglesia, ya que Él dijo sólo a los Apóstoles: «Recibid el Espíritu Santo. A quienes perdonéis los pecados, les quedan perdonados» (Jn 20,22-23). Así acudiremos a las fuentes de la Divina Misericordia. Y no dudemos en llevar a nuestros amigos a estas fuentes de vida: a la Eucaristía y a la Penitencia. Jesús resucitado cuenta con nosotros.

jueves, 12 de abril de 2012

Procesión Sagrada Resurrección



Como viene siendo tradicional, el pasado Domingo de Resurrección, nuestra Hermandad participó en la procesión de la Sagrada Resurrección que partió desde la Santa Iglesia Catedral sobre las diez de la mañana y que recorrió las calles de nuestra ciudad.

La Junta de Gobierno felicita a todos la Pascua.









lunes, 9 de abril de 2012

Saetas en Carpintería Baja


Artículo extraído del blog del periodista y académico Andrés Luis Cañadas Machado. Redacta y firma Andrés Luis Cañadas: Madrugada de Viernes Santo del año del Señor 2012. Por la esquina con Plaza Peones - son poco mas de las cinco y media - asoma la plateada Cruz de Guía de la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud y el silencio en la estrecha y recoleta calle, se escucha. Se hace leve roce de sandalias sobre las piedras del suelo, repetitivo golpeo de varas que apenas quiebran el respetuoso sosiego de la noche, apagadas órdenes del Capataz dirigiendo a los Costaleros para que el "paso" supere las dificultades de la calle, los balcones, las cornisas, incluso alguna reja de ventanas y de pronto, una plegaria cantada, enciende el fervor de los corazones arracimados a ambos lados de Carpintería Baja, muy pegados a las paredes, que es muy poco el espacio... Una voz afilá se eleva desde el suelo al pie de la Cruz del Santo Crucifijo, para ofrendarle su oración sencilla y directa, espontánea, en una letra hecha expresamente para este Crucificado - el de la Salud - que pone sordina a los sonidos de Jerez, en la Madrugada Santa. Es Luís Lara, "el de Pacote", que ante el Señor de la Vía Crucis, ese Nazareno que vemos caminar sobre su paso, con rítmica y poderosa zancada, cargado con el madero, volverá a cantar otra Saeta dedicada a tan venerada Imagen y que minutos más tarde, ante el Nazareno de Jerez, ese que nos bendice desde San Juan de Letrán, el que ha dado nombre a esta jornada cofradiera, a la que aquí, precisamente por Él llamamos "La noche de Jesús" manifestará todo el sentimiento que nace de lo más profundo de su ser para rezarle con versos que describen toda la grandeza de lo que esta representación plástica de Cristo atesora. Por eso, en un instante apenas expresado y acallado enseguida por el silencio más reverente, estalla el ¡ole! en los Cargadores del "paso", provocado por una emoción incontenible. Después, trabajo esforzado de quienes portan sobre sus hombros - a la jerezana manera - a Jesús - y cerrando esta morada luciérnaga de faroles que conforman un cortejo único y singular, la Madre del Traspaso, cargada también de la forma que nunca debe perder nuestro pueblo, que al doblar al final de la calle Carmen hacia Plateros - toda la negrura de la noche en el cielo - va dejando el mismo resplandor de la Gloria sobre la cal de las paredes... Despuntaba el alba cuando el Cristo de la Buena Muerte, que deja en torno a si un halo de paz, doblaba la misma esquina, tras quedar prendida a los pies de la Cruz otra nueva saeta que Lara le dedicaba, completando una ofrenda devocional íntima, hermosa, emotiva, inolvidable para quienes estuvimos allí, participando en uno de los instantes más especiales de esta Semana Santa que si se vio, en muchas ocasiones, alterada por las inclemencias del tiempo, nos proporcionó momentos entrañables, irrepetibles, como el que acabo de recordar aquí.

Nuestra Hermandad de las Cinco Llagas participando en los Oficios del Jueves Santo



“Protocolo y solemnidad se hacían patente en la plaza Esteve con la salida de Las Cinco Llagas”




Crónica textual publicada en Diario de Jerez. Pie de foto del autor Manuel Aranda: “El cortejo de la Hermandad de las Cinco Llagas perfectamente formado en su desfile por Carrera Oficial”

Fuente: Diario de Jerez. Redacta: Juan Pedro Lobato. La Noche de Jesús representa para la Semana Santa jerezana una de las jornadas cofrades más especiales. La oscuridad como protagonista, el silencio de las calles, la aparente calma de la ciudad y la noche más completa del año por delante. Como dicen, en la variedad está el gusto, por lo que los contrastes que deja la Madrugada en el pensamiento cofrade es la representación del saber estar de hermandades con personalidades tan diversas como las que procesionan en la extensión del Jueves Santo -o en el temprano Viernes, según se quiera ver-.

El comienzo de la noche es el principal ejemplo de ese contraste de formas de vivir la pasión en Semana Santa. Y no hace falta salir del mismo barrio para comprobarlo. En torno a la medianoche, tras un Jueves Santo protagonizado de nuevo por la lluvia, los partes meteorológicos señalaban una tregua a la Madrugada, por lo que la gente empezaba a darse cita para ver a dos hermandades con personalidades diferentes. Por un lado, en torno a la majestuosa iglesia de San Miguel, la cofradía reina del silencio, austeridad y sobriedad, la del Santísimo Crucifijo de la Salud. Con tan solo tres calles de diferencia, la capilla de La Yedra estaba a punto de ser el origen de todos los aplausos y vítores de la alegría que causa la Reina de La Plazuela a su caminar por cualquier rincón de Jerez.

Con quince minutos de diferencia, debido a un pequeño chaparrón en la zona, y ante un silencio y oscuridad que pesaba, conmovía y ponía los vellos de punta, las puertas de la inmensa iglesia de San Miguel se abrían y una estremecedora imagen sacudía a todos los cofrades presentes. Las infinitas paredes del templo eran solo alumbradas por los cirios de un cortejo de negro riguroso perfectamente formado. La misma iluminación alumbraba al Santo Crucifijo al final del cortejo que ya ponía rumbo a la plaza del Arenal en un itinerario cambiado para salvar los quince minutos de retraso. Tras el desfile de los hermanos, portadores de la única luz que alumbraba la plaza, el misterio comenzaba su camino para dejar ver a su pueblo la primera estampa histórica de la noche, ya que la sagrada imagen apareció sin potencias ni corona de espinas, como procesionaba hace más de siete décadas. La bella talla de María Santísima de la Encarnación haría el mismo camino entre el ensordecedor silencio y oscuridad del enclave bajo uno de los palios mejor bordados de la ciudad.

Aún más en el centro, otra imagen de protocolo y solemnidad se hacían patente en la plaza Esteve con la salida de Las Cinco Llagas desde San Francisco a las dos y media de la madrugada. El cortejo de nazarenos blancos puso camino entre los presentes hacia el barrio de San Pedro seguidos por el titular de la cofradía, Padre Jesús de la Vía-Crucis, una de las mejores tallas salidas de las manos de Ramón Chaveli. Un paso de misterio singular, exornado con una capa de césped, hacía la delicia de los presentes que contemplaron al Señor, con su cruz a cuestas, enfilando la calle Santa María con El Gallo Azul de fondo, un momento que respiraba a Jerez. María Santísima de la Esperanza, por su parte, hacía lo propio elevando a sublime la calidad de los palios que desfilan en la ciudad durante la Noche de Jesús.

El barrio de San Pedro acogía entonces el contraste. Mientras por Caracuel terminaba de desfilar el silencio blanco, los nazarenos blanquiverdes de La Sentencia comenzaban a entrar por Antona de Dios. Hasta el final de la calle Prieta no se vislumbraba el espectacular misterio de Nuestro Padre Jesús de la Sentencia, que miraba al pueblo resignado y escoltado por dos romanos de plumas inmensas que se mecían perfectamente al compás que marcaba la banda de ‘La Estrella’ a la cuadrilla. Y a él le seguía la Reina del palio verde, la Esperanza de la Yedra, que llegaba con la majestuosidad y señoriales formas que la caracterizan. Fantástico estreno de Tomás Sampalo, demostrando que no hay calle que no haga grande ella, a la que con cada levantá sus hombres la llevaban al mismísimo cielo y que con cada revirá hacía el gusto de cualquiera que aprecie el saber marchar.

Sobre esta misma hora, a las tres y cuarto de la noche, en la basílica de La Merced otra estampa cofrade iba a hacer historia en Jerez, ya que desde este templo hacía estación de penitencia la Hermandad de la Buena Muerte. Un trozo de corazón cofrade se parte cada año que pasa y las corporaciones con sede en Santiago no pueden procesionar desde allí. La de la Buena Muerte es una cofradía que lleva a la máxima potencia aquello de que menos es más con su exquisita sencillez en el sentido y en las formas de hacer las cosas. Un crucificado muerto, imponente y austero que quita la respiración a su paso por cualquier calle y que completa la no menos perfecta talla de María Santísima del Dulce Nombre. Su canastilla de plata con manto, palio y faldones sin bordar hacen de la humildad una virtud estética.

Unos minutos más tarde, la alameda de Cristina presenciaba la salida de una de las hermandades más singulares de la Semana Santa de la ciudad, El Nazareno. La corporación porta sus tres pasos a la jerezana -como muchos dicen-, a parihuelas. Otra de sus cualidades exclusivas es la de llevar banda de música anunciando la llegada de la cofradía antes de la cruz de guía. Jesús Nazareno, tirado por un burlón ‘Marquillo’ cruzó la única calle que separa a San Juan de Letrán de la Carrera Oficial, como así lo haría San Juan y posteriormente la Señora del Traspaso con sus habituales coronas fúnebres colgadas del palio, este año mucho más discretas que en años anteriores. Unas estaciones de penitencia espectaculares hasta la Catedral protagonizadas por un cielo estrellado y la luna en el horizonte, al menos hasta que llegó el amanecer. Alrededor de las siete y media, con Santo Crucifijo y Cinco Llagas ya recogidas, La Yedra comenzaba a subir por José Luis Diez entre un fondo de nubarrones negros que trajeron augurios no deseados y aunque en escasas chicotás quisieron poner remedio, les pilló una lluvia torrencial en plena Corredera. En la friolera de quince minutos llegaron a La Plazuela entre aplausos, vítores, gritos de apoyo y lágrimas de sus hermanos y vecinos. Mejor suerte tuvo El Nazareno, ya que el imprevisto le pilló en calle Larga, a tiro de piedra de su capilla, por lo que pudo recogerse sin sufrir tantos daños como La Buena Muerte, que le comenzó a llover mientras el palio comenzaba a enfilar Tornería. Tras ir a paso de agua hasta la iglesia de la Victoria y no haber nadie que le abriera, el cortejo puso rumbo, sin alterarse en ningún momento, hasta La Merced, poniendo un final descorazonador a una perfecta jornada cofrade hasta el momento.

“Poco hay que añadir a una cofradía que es una delicia de ver pasar, con su claro cortejo desafiando las sombras del barrio de San Pedro”





Crónica textual del periodista José Vegazo en el periódico La Voz. Pie de foto: “Silencio Blanco. El cortejo de San Francisco, precioso, demostró una vez más su compromiso y serenidad”

Fuente: La Voz. Redacta: José Vegazo. Hacer una crónica de lo que ocurrió el pasado Viernes Santo, si lo analizamos en conjunto, puede resultar más complicado de lo que en principio parece. Porque la jornada comenzó con la noticia más sorprendente de la noche; hermandades clásicas y rigurosas como San Francisco o San Miguel confiaban en la fiabilidad de los partes meteorológicos, y salían a la calle aunque apenas unos minutos antes de la decisión estuviera chispeando en las calles de su feligresía. Y no se mojaron, mientras que hermandades como el Cristo, o la Esperanza de la Yedra tiraron de épica para volver a sus casas, convirtiendo de nuevo a los costaleros en héroes absolutos de la Semana Mayor.

El Viernes Santo fue fiel a lo que ha sido la Semana Santa, y entendamos el Viernes Santo desde que el Jueves Santo dio paso a la Noche de Jesús. Una lluvia sorprendente, formada en muchas ocasiones justo encima de la ciudad, lo que impedía la correcta localización por vientos y radares de la llegada de las precipitaciones a nuestra comarca. Lluvias tormentosas, por tanto, fuertes aguaceros, que dejaban paso minutos después al sol más radiante, el que iluminaba la cara del Cristo cuando salía de la ermita, por citar algún ejemplo concreto.

Esos cambios en la climatología han mantenido en vilo a muchas hermandades durante la semana, aunque el magnífico trabajo de todos los delegados de día del Consejo de hermandades ha facilitado, y de qué manera, la decisión de las hermandades. Decisiones rápidas, en muchos casos, perfectamente coordinadas, y siempre buscando el bien común de las cofradías que hacían su estación de penitencia a la Santa Iglesia Catedral. El Viernes Santo no fue una excepción, quizá la jornada más complicada que se presentó en la Semana Santa. En todas las decisiones que tomaron las hermandades, el Consejo de Pedro Pérez estuvo apoyando y respaldando a los dirigentes de las corporaciones. Sin esta colaboración, y sin este apoyo, las cosas hubieran sido muy distintas.

Sin ese apoyo, y sin las predicciones del Consejo. Fiables en un altísimo porcentaje, las hermandades terminaron la Semana Santa con los ojos vendados, confiando plenamente en unas predicciones que en escasas ocasiones habían errado. Y de nuevo, acertaron de pleno. Mantuvieron que la Madrugá estaría clara hasta primera hora de la mañana, cuando un frente nuboso entraría en nuestra zona, complicando las previsiones. Las hermandades, pese a la llovizna que caía en San Miguel a eso de la una y media de la mañana, decidieron salir a la calle, y acertaron. Suerte quizá, pero acertaron, porque la Noche de Jesús fue clara y fría hasta que llegó la mañana de la Esperanza.

La cofradía del Santo Crucifijo lo tuvo claro desde el primer momento, haciendo gala de la seriedad a la que nos tiene acostumbrado. Salió veinte minutos más tarde de su horario previsto, para evitar las últimas gotas que habían caído a la hora prevista de salida, y recortó camino por Tornería, evitando de esa manera que la hermandad de San Francisco pudiera entorpecerle el regreso a casa si aparecían las temidas precipitaciones. No llegaron, y eso nos permitió disfrutar de una cofradía que se lo cree, que sabe cuáles son sus virtudes mejor que nadie. Nazarenos inertes, muertos bajo su túnica pese al frío polar que azotaba la ciudad en ese momento... Un cortejo rotundo, con más de 250 nazarenos que, sin ir especialmente pegados como ahora es criterio de casi todas las cofradías, acertaba en composición y distribución. Y dos pasos que son dos joyas. El Santo Crucifijo, sin potencias y sin corona por primera vez tras muchos años, caminaba con la solemnidad y elegancia que le caracterizan, mientras que Martín Gómez debutaba en el martillo de la Encarnación, consiguiendo que la dolorosa de San Miguel se paseara durante toda la Madrugá.

La Madrugá avanza


La Noche de Jesús iba avanzando sin especiales preocupaciones. La Yedra, que había salido algo más tarde también, recortaba minutos a sus relojes para llegar a tiempo a la presidencia del Arenal, lugar en el que en caso de haber algún retraso el problema sería grave por el tapón que originaría en el resto de cofradías que ya vuelven por Consistorio. Cumplió, con compromiso serio, la hermandad de la Esperanza, y ello permitió que todas las cofradías volvieran por Carpintería Baja, sin duda el enclave perfecto para ver la noche más larga del año. San Francisco hacía su recogía poco después de San Miguel, con Manuel Campos demostrando de nuevo sus dotes de capataz en el Señor de las Llagas, y los hermanos Vega Cabral haciendo lo propio en la Virgen de la Esperanza. Poco hay que añadir a una cofradía que es una delicia de ver pasar, con su claro cortejo desafiando las sombras del barrio de San Pedro. La lluvia, sin embargo, apareció. Y lo hizo justo cuando se la anunció, a primera hora de la mañana. Cuando el reloj marcaba las ocho y media de la mañana, un fuerte aguacero sorprendió a Nazareno, Buena Muerte y Esperanza de regreso a sus sedes canónicas. La épica, la leyenda, de nuevo caminaba agarrando fuerte la mano de la Semana Santa jerezana. La Esperanza llegó en tres chicotás desde la plaza del Arenal hasta la Plazuela, la Buena Muerte se encontraba cerrada la Victoria y tenía que correr hasta llegar a la Basílica de la Merced y el Nazareno hacía lo mismo que la cofradía de la Yedra, y resguardaba a salvo sus pasos en San Juan de Letrán a una velocidad de vértigo. Así terminaba una Madrugá de frío, mucho frío, que nos dejó ver algunos de sus detalles más íntimos, pero que terminó con un sabor de boca amargo.


El Viernes Santo

El Cristo indicó el camino al resto de hermandades, salvo a la Piedad. Pese a que los partes auguraban tiempo inestable toda la jornada, con riesgo alto de precipitaciones cuando cayera la noche, las cofradías decidieron hacer su estación de penitencia sin retraso alguno. La primera en darse cuenta de la gravedad de la situación fue la hermandad de la Soledad, que cuando llegó al palquillo decidió, con un criterio excelente, regresar por la Victoria. Todos aplaudieron la decisión de la cofradía de Alvaro de la Calle, que así garantizaba el patrimonio de la hermandad, y permitía a Jerez enamorarse de nuevo de la Soledad aunque fuera por unas horas. Brillante, rotundo, exquisito el acompañamiento musical de la cofradía, aunque mención especial merece el Nazareno de Rota, absolutamente integrada con la cuadrilla de un paso de palio que vibra con el sentimiento que Martín Gómez le imprime a la tarde del Viernes Santo jerezano.

Cristo y Exaltación tenían claro que la Catedral era su objetivo, y ambos lo lograron. El Cristo, tras analizar su recorrido de vuelta, decidió regresar a casa, y la lluvia le sorprendió cuando el Valle estaba en la Cruz Vieja. En apenas cinco minutos la corporación ya estaba recogida en la ermita, pero el aguacero fue severo con la corporación. Apenas un plástico sobre el manto pudo evitar imágenes inéditas para una hermandad que hasta el Viernes siempre presumió de que el Cristo podía con la lluvia. Lo hizo durante unas horas, pero no fue suficiente. El aplauso sincero de los presentes en la recogía marcaba por un lado el agradecimiento a una junta de gobierno valiente, que se la jugó y perdió en esta ocasión, y a una hermandad que reaccionó con solvencia a una tromba de agua incontrolable.

Loreto fue la gran beneficiada de la tarde. Pudo realizar sin mayores complicaciones su estación de penitencia, y mantuvo en todo momento ese aire clásico y romántico que la nueva túnico ha grabado en el corazón de sus nazarenos. La corporación recibió una leve llovizna cuando ya la cofradía estaba en San Pedro, y fue una prueba más de que a la hora de decidir si salir o no, tienen mucho que ver factores como recorridos e itinerarios, amén de las propias previsiones meteorológicas. Éxito rotundo de una hermandad que hasta hace poco no era valorada en Jerez, y que ahora es un dulce exquisito de la tarde del Viernes Santo.

Queda el plato final, porque las Viñas venía exultante por su barrio en la tarde del Viernes Santo, y así está previsto que regrese hoy desde la Catedral hasta las Viñas. Quienes garantizaban que en la Catedral no se quedaba nadie o mentían, o estaban equivocados, porque la hermandad de Juan de Dios Domouso encontró todas las facilidades en el primer templo jerezano. Que así sea siempre, por el bien de todos.

martes, 3 de abril de 2012

Carta de Semana Santa



Fuente: Gabriel Álvarez, delegado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis Asidonia-Jerez

Queridos Diocesanos

A las puertas de la Semana Santa, compartimos juntos una breve meditación sobre la Pasión y Muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Y para ello contemplaremos su comienzo en Getsemaní para posteriormente acompañados de María caminar con Ella hasta el Calvario.

Tras la entrada triunfal en Jerusalén y celebrar la Última Cena nos encontramos ante la Pasión de nuestro Señor Jesucristo que comienza con la oración en el Huerto. Cristo ora, sufre y lucha a solas, sin la compañía de sus discípulos, a solas con su Padre. Ahora es cuando llega el momento de decir el “sí” definitivo a su voluntad. Y Jesús acepta. La oración de Jesús en el huerto ha impresionado siempre profundamente a la Iglesia. Su terrible agonía la describe ya la carta a los Hebreos (5,7s), y hasta Juan, que ve la pasión bajo el signo de la glorificación, considera indirectamente la agonía de Jesús en el huerto con un eco particular:
«Ahora mi alma está turbada. Y ¿que voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! (Jn 12,27).»

Contemplando la oración de Nuestro Señor, descubrimos que como Él, también nosotros vivimos momentos en el que nos encontramos solos y nos llega el cansancio ante la lucha por el bien. Hay momentos de dolor en que parece que no podemos salir airosos, o bien entramos en el desánimo ante la vejez, la enfermedad, las desgracias naturales, las guerras, la crisis económica, el paro, etc.

Pues bien, Jesús en su oración en el Huerto nos da una clave para aquellas horas que no pasan. Por encima del mal y del pecado, está el amor de Dios en Cristo Jesús. No dejemos de caminar. El dolor y las dificultades de la vida son también camino de salvación. Por tanto, es la hora de descubrir que no estamos solos, el Señor nos ha precedido y también envía un ángel que nos consuele. Quizá en esos momentos nos conviene repetir la oración de Jesús y como Él tener claro que detrás de toda nuestra vida está siempre Dios.

Y en ese mirar a Jesús resplandece ante nosotros la presencia amorosa y firme de su Madre. Los Santos Evangelios nos narran que junto a la cruz estaban su Madre, y el discípulo fiel y amado (Cf. Jn 19,25). María es centro de interés, es mencionada por Jesús y se dirige primero a Ella. Su adhesión a su Hijo es indudable desde el comienzo de su vida hasta el final.

Por tanto, es María, que compartió la pasión de Jesús de una forma única, la que nos confirma las enseñanzas de Getsemaní y la que puede ayudarnos a entrar en la semana grande de nuestra fe. Mirándola a Ella vemos que en el drama del Calvario la sostiene la fe. A los crueles insultos lanzados contra el Mesías crucificado, ella, que compartía su pasión, responde con la indulgencia y el perdón, asociándose a su súplica al Padre: "Perdónalos, porque no saben lo que hacen" (Lc 23, 34).

Pues bien, como a san Juan, María nos invita a estar a su lado para experimentar, como Ella, que incluso en los momentos más difíciles no estamos nunca solos, sino siempre acompañados de Dios. Y es junto a Ella como podemos aprender que su esperanza al pie de la cruz encierra una luz más fuerte que la oscuridad que reina en muchos corazones. Por tanto hermanos en estos tiempos de crisis y de oscuridad de la dignidad de la persona humana, amenazada en todas sus dimensiones, tanto materiales como espirituales, es María la que nos invita a no desfallecer y permanecer ante el mundo firmes en la fe, Convencidos de que Cristo es la verdadera medida del hombre y seguros de que Él es el Camino, la Verdad y la Vida. Iluminados por su esperanza trabajemos para transformar nuestro mundo con el poder renovador del amor y la verdad. Vivamos los desfiles procesionales con fervor sobrio y sincero, sabiendo que son momentos para que la oración sencilla brote de muchos corazones y los sostenga en su esperanza en el Señor.

Y después de haber acompañado a Cristo en su Pasión a lo largo de la Gran Semana Santa, entremos con María en la Pascua y celebremos el triunfo del Amor, el triunfo de la Luz sobre las tinieblas, la victoria de la Vida sobre la muerte. En el silencio de la Noche Santa, Cristo Resucita, sale vivo del sepulcro, resucitado para siempre, levantado victorioso de entre los muertos. Luz de luz, Dios de Dios, Vida de la Vida que invade la entera existencia humana.

Preparémonos pues para recibir, como las santas mujeres, el anuncio de la Buena Noticia de que Cristo está vivo. Como ellas, recibiremos el anuncio de los ángeles: HA RESUCITADO. Ya no hay muerte en el sepulcro, la Vida reina y vence a la muerte. Ahora podremos renovar nuestro propio bautismo, nuestra inmersión en su muerte y resurrección; nos alimentaremos con el Pan del cielo en la Eucaristía para que ya no seamos nosotros los que vivimos, sino Cristo quien viva en nosotros. Ahora podemos ser testigos activos de su Resurrección. Dios está vivo no en el pasado, sino en el presente. Su amor es más fuerte que todas nuestras muertes. Cristo resucitará y nos hará contemporáneos de la victoria del Amor de Dios. Cantemos con alegría el himno de victoria: ¡Cristo ha resucitado¡; El nos muestra que la muerte y el mal no tienen la última palabra, sino la Verdad y el Bien: Dios mismo.

A la Virgen María, nuestra Madre, primera en ver la resurrección de su Hijo, nos encomendamos para que nos ayude a actualizar los misterios de la Pasión Muerte y Resurrección de Cristo. Que la fidelidad de Jesús y María a la misión recibida nos aliente a mantener encendida la fe en la Pascua gloriosa de Jesús, que viene a nuestro encuentro derramando paz, fortaleza y alegría. A ella nos acogemos, con toda la Iglesia, aclamando ya desde ahora a Jesús: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor! Así sea.


+ José Mazuelos Pérez
Obispo Asidonia-Jerez

Rogad a Dios por el alma de D. Andrés Varela Soto



El pasado 29 de marzo falleció don Andrés Varela Soto, padre del Rvdo. P. D. Francisco Varela Figueroa, quién nos predicara el pasado mes de enero nuestro Solemne Quinario.

La Junta de Gobierno ha cursado las condolencias de nuestra Hermandad a D. Francisco así como ha asistido al funeral celebrado el pasado viernes 30 de marzo por el eterno descanso de su alma.

Celebraciones en Semana Santa

Fuente: Gabriel Álvarez, delegado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Asidonia-Jerez

San Mateo será punto de partida de la procesion de palmas que este domingo conducirá al inicio en la Catedral de las celebraciones de la Semana Santa en Jerez

La novedosa elección del templo en el que serán benditos los elementos que caracterizan a la jornada permitirá que la comitiva cruce todo el casco histórico jerezano desde las 11 horas. El Cabildo Catedral de Jerez ha anunciado la totalidad de las celebraciones de esta próxima semana.

Todo está preparado en la Santa Iglesia Catedral para acoger las celebraciones de una nueva Semana Santa. Presididas por monseñor José Mazuelos Pérez, obispo de Asidonia-Jerez, los cultos correspondientes a estas fechas previas a la Pascua de Resurrección se desarrollarán según el siguiente detalle.

-Domingo de Ramos.-
11,00 horas.- Procesión de Palmas desde San Mateo hasta la Santa Iglesia Catedral.
11,30 horas.- Celebración de la Eucaristía (con lectura de la Pasión).

-Martes Santo.-
11,00 horas.- Misa Crismal (renovación de las promesas sacerdotales y bendición de óleos).

-Jueves Santo.-
17,00 horas.- Misa de la Cena del Señor (con lavatorio de los pies).

-Viernes Santo.-
17,00 horas.- Misa de la Pasión y Muerte del Señor (con lectura de la Pasión).
-Sábado Santo.-
22,30 horas.- Vigilia Pascual.

-Domingo de Resurrección.-
13,00 horas.- Eucaristía de la Pascua a la finalización de la procesión de Cristo Resucitado.

De forma paralela, el Cabildo Catedral lo dispone todo, igualmente, para recibir en el primer templo de la diócesis a las casi 40 hermandades y cofradías que realizarán sus tradicionales estaciones de penitencia pasando por este primer templo antes de regresas a los suyos respectivos.

domingo, 1 de abril de 2012