Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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domingo, 25 de marzo de 2018

El pasado viernes día 23 nuestra Sede Canónica acogió el Concierto del Miserere de Jerez de Hilarión Eslava con gran éxito




El numeroso público que llenó San Francisco, además del Christus factus y el Miserere a cuatro voces mixtas y orquesta interpretado por la Joven Orquesta de Xerez y el Coro del Teatro Villamarta, pudo escuchar también la marcha procesional Desamparo de Beigbeder, el Ave Verum Corpus de Mozart y la Coral de la Cantata 147 de Bach.

El pasado jueves 22 de marzo nos hicimos presentes en la Parroquia de San Francisco de El Puerto de Santa María para celebrar el primer centenario del nacimiento del Siervo de Dios Pedro Guerrero González, primer Hermano Mayor de nuestra Hermandad tras su reorganización






Jubiloso natalicio




El pasado domingo 11 de marzo -festividad de San Benito Crispo- vino al mundo el pequeño Marco, pesando 2,960 Kgrs. La Hermandad de las Cinco Llagas felicita a su madre  N. H. Dª Mª de la Paz Núñez Vega por tan feliz acontecimiento con el que todos nos congratulamos.



Evangelio y comentario


Fuente: ALFA Y OMEGA

Domingo de Ramos (ciclo B)
El Rey de los judíos

Aunque desde 1925 la Iglesia celebra la fiesta de Cristo Rey en otra fecha, los textos de la celebración de este Domingo de Ramos en la pasión del Señor, presentan desde antiquísimo a Jesucristo no solo en su condición real, sino que también nos aclaran el sentido de este reinado. En todas las Misas de este día se hace memoria de la entrada del Señor en la ciudad de Jerusalén. Ya en el primero de los cantos propuestos para la procesión de las palmas, se hace referencia al Hijo de David, que viene como Rey de Israel, tal y como nos relata Mateo. El hecho de cortar ramas de los árboles y la utilización de las palabras del Salmo 118, «¡Hosanna!, bendito el que viene en el nombre del Señor», se convierten, asimismo, en una proclamación de Jesucristo como Mesías. La multitud comprende que en Él se cumple la promesa de ser una gran nación, bendecida por Dios, que el Señor, siglos antes, había realizado a Abrahán. De modo similar se expresan los pasajes del Evangelio inicial de la liturgia de este domingo. La dignidad real del Señor se refuerza en las dos oraciones de bendición de los ramos, en las que se hace referencia al hecho de acompañar a Cristo Rey, aclamándolo con cantos, así como a su condición de vencedor. También los salmos propuestos para la procesión reconocen a Cristo como el «Rey de la gloria» y el «Rey del mundo», cerrando la procesión de entrada el himno «Gloria, alabanza y honor». Sin embargo, en este ambiente de himnos y aclamaciones gloriosas llama la atención que Jesús aparezca ante todos montado en un asno. Este animal, que, además, el Señor pide prestado, está asociado a la gente sencilla y del campo. Con este gesto quiso Jesús cumplir la profecía de Zacarías, que presenta al futuro rey, en primer lugar, como rey de los pobres, que presupone estar libre interiormente de cualquier avidez de posesión y afán de poder, y considerar a Dios la única riqueza. En segundo lugar, el profeta nos muestra que Jesús será un rey de paz. La única arma que llevará este Señor será la cruz, como signo de reconciliación, de perdón y de un amor más fuerte que la muerte. Por último, Zacarías se refiere a un dominio «de mar a mar», es decir, universal. Se supera así una visión reduccionista del pueblo de Dios, que ahora con Cristo tiene un alcance sin límites territoriales ni culturales.

Un reinado que no es de este mundo
Sin embargo, aunque el reinado que Jesucristo propone tiene vocación de extenderse por todas las naciones de la tierra, «no es de este mundo». El aparecer montado en un asno o el hecho de ser coronado de espinas tiene un significado que supera el cumplimiento de una profecía y que tampoco se reduce a una humillación de quien está dispuesto a sufrirlo todo por los hombres. Tiene el sentido de mostrarnos que Dios ha visitado realmente a su pueblo y por él se entrega. El relato de la Pasión no supone despojar a Jesucristo de su condición real, sino más bien poner el acento en que el Señor lleva a culminación su reinado entregando su vida por la salvación de los hombres.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

Apenas se hizo de día, los sumos sacerdotes con los ancianos, los escribas y el Sanedrín en pleno, hicieron una reunión. Llevaron atado a Jesús y lo entregaron a Pilato. Pilato le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». Él respondió: «Tú lo dices». Y los sumos sacerdotes lo acusaban de muchas cosas. Pilato le preguntó de nuevo: «¿No contestas nada? Mira de cuántas cosas te acusan». Jesús no contestó más; de modo que Pilato estaba muy extrañado. Por la fiesta solía soltarse un preso, el que le pidieran. Estaba en la cárcel un tal Barrabás, con los rebeldes que habían cometido un homicidio en la revuelta. La muchedumbre que se había reunido comenzó a pedirle lo que era costumbre. Pilato les preguntó: «¿Queréis que os suelte al rey de los judíos?». Pues sabía que los sumos sacerdotes se lo habían entregado por envidia. Pero los sumos sacerdotes soliviantaron a la gente para que pidieran la libertad de Barrabás. Pilato tomó de nuevo la palabra y les preguntó: «¿Qué hago con el que llamáis rey de los judíos?». Ellos gritaron de nuevo: «¡Crucifícalo!». Pilato les dijo: «Pues ¿qué mal ha hecho?». Ellos gritaron más fuerte: «¡Crucifícalo!». Y Pilato, queriendo complacer a la gente, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de azotarlo, lo entregó para que lo crucificaran.
Los soldados se lo llevaron al interior del palacio –al pretorio– y convocaron a toda la compañía. Lo visten de púrpura, le ponen una corona de espinas, que habían trenzado, y comenzaron a hacerle el saludo: «¡Salve, rey de los judíos!».
Le golpearon la cabeza con una caña, le escupieron; y, doblando las rodillas, se postraban ante él. Terminada la burla, le quitaron la púrpura y le pusieron su ropa. Y le sacan para crucificarlo. Pasaba uno que volvía del campo, Simón de Cirene, el padre de Alejandro y de Rufo; y le obligan a llevar la cruz.
Y conducen a Jesús al Gólgota (que quiere decir lugar de la calavera), y le ofrecían vino con mirra; pero él no lo aceptó. Lo crucifican y se reparten sus ropas, echándolas a suerte, para ver lo que se llevaba cada uno.
Era la hora tercia cuando lo crucificaron. En el letrero de la acusación estaba escrito: «El rey de los judíos». Crucificaron con él a dos bandidos, uno a su derecha y otro a su izquierda.
Los que pasaban lo injuriaban, meneando la cabeza y diciendo: «Tú que destruyes el templo y lo reconstruyes en tres días, sálvate a ti mismo bajando de la cruz». De igual modo, también los sumos sacerdotes comentaban entre ellos burlándose: «A otros ha salvado, y a sí mismo no se puede salvar. Que el Mesías, el rey de Israel, baje ahora de la cruz, para que lo veamos y creamos». También los otros crucificados lo insultaban.
Al llegar la hora sexta toda la región quedó en tinieblas hasta la hora nona. Y a la hora nona, Jesús clamó con voz potente: «Eloí, Eloí, lemá sabaqtaní». (Que significa: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?»). Algunos de los presentes, al oírlo, decían: «Mira, llama a Elías». Y uno echó a correr y, empapando una esponja en vinagre, la sujetó a una caña, y le daba de beber, diciendo: «Dejad, a ver si viene Elías a bajarlo». Y Jesús, dando un fuerte grito, expiró. El velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo.
El centurión, que estaba enfrente, al ver cómo había expirado, dijo: «Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios».



            Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos 15, 1-39




sábado, 17 de marzo de 2018

Aviso: el próximo viernes día 23 no habrá Via Crucis cuaresmal por coincidencia horaria con el Concierto del Miserere de Jerez de Hilarión Eslava auspiciado por los PP Franciscanos que tendrá lugar en San Francisco desde las 20,00 horas








Ayer viernes celebramos un nuevo Via Crucis cuaresmal




Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

V Domingo de Cuaresma (ciclo B)
«Atraeré a todos hacia mí»

Lo primero que muestra el Evangelio de este domingo es la sed de ver y de conocer a Cristo que experimenta el corazón de todo hombre. San Juan narra un episodio del último período del ministerio público del Señor. En un contexto cercano a la celebración de la pascua judía, que es cuando tiene lugar la muerte y resurrección de Jesucristo, mientras Jesús se encuentra en Jerusalén nace el deseo de acercarse al Salvador por parte de un grupo de griegos convertidos al judaísmo. No es casualidad que el evangelista haga notar que los intermediarios entre este grupo y el Señor fueron precisamente dos apóstoles con nombre de origen griego, Felipe y Andrés. Tampoco es accidental que nos aproximemos a la Pasión del Señor. La liturgia quiere prepararnos ya interiormente a este acontecimiento, y el modo de sumergirnos espiritualmente en él pasa por compartir el estado de ánimo de Jesús. Con ello se pretende que no revivamos la crucifixión, muerte y resurrección de Cristo como meros espectadores externos, sino implicados en estos hechos junto con el Señor. En realidad, todo el pasaje evangélico no constituye tanto una llamada a secundar las enseñanzas del Maestro, como una invitación a solidarizarnos con Él cuando se acerca su hora decisiva.

El grano de trigo que cae, muere y da mucho fruto
Para poder unirnos mejor a esta «hora», este momento final, en el que va a ser glorificado el Hijo del hombre, Jesús se presenta como el grano de trigo que va a morir y dará mucho fruto a todos los hombres. La imagen del grano de trigo quedó tan grabada en los primeros cristianos que desde el comienzo de las persecuciones martiriales la literatura cristiana ha aludido reiteradamente al grano de trigo que muere para convertirse en germen de nuevos cristianos. En esta línea, la historia de la Iglesia constata que el fruto del derramamiento de sangre siempre ha sido una Iglesia más viva y con mayor capacidad de convicción. Sin embargo, la finalidad de este pasaje no es solo comprender que Jesucristo ha muerto por nuestra salvación. Ni siquiera únicamente ver a los mártires como el paradigma del seguimiento incondicional a Cristo. La Palabra de Dios, viva y eficaz, aquí y ahora, pretende introducirnos a cada uno de nosotros en este proceso; un camino de sufrimiento, de agitación y de lucha, pero que se convierte en la antesala de la victoria sobre el pecado y sobre la muerte.

Amor y obediencia hasta el extremo
Sin duda, la donación total del Señor está ligada al eterno amor de Dios por el hombre. Precisamente es la renuncia a su voluntad, frente a los designios del Padre, la otra característica subrayada por la liturgia de este domingo. No hay entrega sin amor y obediencia. Nos dice la segunda lectura, de la carta a los Hebreos, que Cristo, «aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer». Y este fue el modo en el que se convirtió en «autor de salvación eterna». Ciertamente, no es sencillo imitar la entrega, el amor y la obediencia del Señor, o la valentía de quienes a lo largo de los siglos han perdido la vida, y los que hoy también siguen siendo asesinados por ser cristianos. Por eso, en primer lugar, le pedimos a Dios «que, con tu ayuda, avancemos animosamente hacia aquel mismo amor que movió a tu Hijo a entregarse a la muerte por la salvación del mundo». En segundo lugar, el salmo 50, nos permite dirigirnos al Señor pidiéndole un corazón puro, al mismo tiempo que se pide continuar bajo la mirada cercana de Dios, con la expresión: «No me arrojes lejos de tu rostro, no me quites tu santo espíritu». En suma, el amor y obediencia entregada de Cristo suscita la atracción por parte de los hombres y una llamada al seguimiento. Ahora bien, para ser discípulos hasta las últimas consecuencias no podemos dejar ni de mirar a la cruz del Señor, ni a quienes se han configurado hasta el martirio con Él, ni tampoco de pedirle a Dios el don de su amor y de su obediencia hasta el extremo.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En Entre los que habían venido a celebrar la fiesta había algunos griegos; estos acercándose a Felipe, el de Betsaida de Galilea, le rogaban: «Señor, queremos ver a Jesús». Felipe fue a decírselo a Andrés; y Andrés y Felipe fueron a decírselo a Jesús. Jesús les contestó: «Ha llegado la hora de que sea glorificado el Hijo del hombre. En verdad, en verdad os digo: si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde, y el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se guardará para la vida eterna. El que quiera servirme, que me siga, y donde esté yo, allí también estará mi servidor; a quien me sirva, el Padre lo honrará. Ahora mi alma está agitada, y ¿qué diré?: “Padre, líbrame de esta hora”. Pero si por esto he venido, para esta hora: “Padre, glorifica tu nombre”».
Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado y volveré a glorificarlo». La gente que estaba allí y lo oyó, decía que había sido un trueno; otros decían que le había hablado un ángel. Jesús tomó la palabra y dijo: «Esta voz no ha venido por mí, sino por vosotros. Ahora va a ser juzgado el mundo; ahora el príncipe de este mundo va a ser echado fuera. Y cuando yo sea elevado sobre la tierra, atraeré a todos hacia mí».
Esto lo decía dando a entender la muerte de que iba a morir.


                   
                    Juan 12, 20-33





lunes, 12 de marzo de 2018

Recordatorio: el próximo viernes a las 20,30 horas en San Francisco, piadoso ejercicio del Via Crucis





PRESENTACIÓN DE LOS HORARIOS E ITINERARIOS, LIBRO DEL PREGÓN 2017 Y APP OFICIAL DE LA SEMANA SANTA






Fuente: UUHH de Jerez


El próximo jueves día 15 de marzo y a las 20:00 horas en la Bodegas Fernández-Gao, en la calle Arcos, se llevará a cabo la presentación, por parte de este Consejo Local de Hermandades y Cofradías, la guía de horarios e itinerarios de las hermandades que harán estación de penitencia la próxima Semana Santa  de 2018, la cual ha sido editada por las empresas Fuste y Despliega.


Igualmente se presentará el libro del pregón de 2017, pronunciado por D. José Blas Morenoo, por gentileza de El Corte Inglés y, también, la app oficial para dispositivos móviles de la Semana Santa de 2018, realizada por Despliega.



La Hermandad de las Cinco Llagas se hace presente en la Función Principal de la del Nazareno




Nuestra Hermandad estuvo representada por el Hermano Mayor, don Rafael Cordero Jaén.

El pasado viernes celebramos un nuevo Via Crucis cuaresmal






La Hermandad de las Cinco Llagas se hace presente en la Función Principal de la del Cristo de la Expiración





Nuestra Hermandad estuvo representada por N. H. Dª Mª José Sánchez Setó, oficial de la Junta de Gobierno.

jueves, 8 de marzo de 2018

Recordatorio: EL PRÓXIMO SÁBADO DÍA 10, SEGUNDO Y ÚLTIMO DÍA DE REPARTO DE CÉDULAS DE SITIO







Los hermanos de nueva incorporación para la próxima Madrugada Santa 2018 podrán venir a retirar su cédula de sitio el sábado 10 de marzo de 17,30  a 21,30 horas a la Casa de Hermandad.

Aquellos hermanos que por diversas circunstancias les fuera imposible retirarla el pasado sábado también la podrán retirar el próximo sábado día 10 en el  mismo horario.

P.S.: Todo hermano o devoto que desee participar en la estación de penitencia como monaguillo debía haberlo participado a esta secretaría  antes del 1 de marzo, como ya se anunció.

Es importante constatar que las cédulas de sitio serán repartidas y despachadas de modo individual con el propósito además de que los hermanos puedan confiar y transmitir en la mayor privacidad posible aquellas circunstancias personales propias -y nunca ejerciendo de intermediario o de portavocía de terceros- que consideren de necesaria comunicación. 

Cabe recordar asimismo que la expedición y entrega de cédulas de sitio no comporta precio económico ninguno del hermano que así la retire, habida cuenta su cuantía está incluida desde este año en la así llamada cuota única -cuyo pago bancario se efectúa en los meses de enero y junio.

No obstante, y para ejercitar la teologal virtud de la CARIDAD, todo hermano se impondrá el deber de acercarse a retirar dicha cédula /papeleta junto con algún litro de leche o leche infantil, aceite o alimentos no perecederos para poder paliar en alguna mínima medida los siempre tristes pormenores de los más desfavorecidos.


Respecto a la petición de cruces y promesas, de todos es bien conocido que la Cofradía estacionará con un número máximo de diez cruces de penitencia y que, bajo ningún concepto o motivo aparentemente justificado, se entregará una más. En este sentido, nuestros cofrades dilucidarán que sus promesas se pueden plasmar de muchos modos o formas. Una de ellas, edificantísima, no es sino continuar aquella consuetudinaria costumbre de nuestros primeros cortejos penitenciales, cuya práctica totalidad de nazarenos tenían a bien besar con sus pies descalzos el frío asfalto de la Madrugada. Ténganse no obstante muy en cuenta las palabras del Venerable Papa Pío XII en su carta encíclica Mystici Corporis Christi: “Misterio verdaderamente tremendo y que jamás se meditará bastante: Que la salvación de muchos dependa de las oraciones y voluntarias mortificaciones de los miembros del Cuerpo Místico de Cristo”.


Recordatorio: mañana viernes a las 20,30 horas en San Francisco, piadoso ejercicio del Via Crucis




Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

IV Domingo de Cuaresma (ciclo B)
«Tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito»

La liturgia dominical nos propone a menudo pasajes en los que, a modo de narración, se nos relatan episodios concretos de la vida del Señor. Ejemplo de ello es el conjunto de lecturas de Marcos que hemos escuchado durante varios domingos antes de comenzar la Cuaresma. Palabras del Señor a sus oyentes, curaciones u otros milagros conforman este tipo de pasajes, en los que encontramos distintos personajes, escenarios o momentos del día. El evangelista Juan, a quien escucharemos a lo largo de varias semanas, parece preferir un modelo de redacción en el que no abundan las descripciones concretas. Sin embargo, se ahonda más en el sentido y el significado de las palabras y acciones del Señor. No obstante, existe un riesgo en este género de evangelios: pensar que se trata más de un discurso o de un conjunto de ideas perfectamente elaboradas y encadenadas, que de una realidad concreta que cambia la vida del hombre. Dicho de otra manera, los pasajes de san Juan necesitan ser analizados con quizá mayor profundidad que los del resto de evangelistas para no considerarlos alejados de la realidad concreta.

El hombre guarda memoria de la salvación de Dios

Si hay algo real y palpable en la relación de Dios con el hombre a lo largo de los siglos es la experiencia de este de haber sido salvado por el Señor. El propio pasaje evangélico de hoy no comienza con una teoría, sino recordando que Moisés elevó la serpiente en el desierto como signo de salvación. La Escritura afirma que todo el que la miraba era sanado de los efectos sus picaduras. Por lo tanto, no partimos de una idea, sino de un hecho determinado, una experiencia concreta de salvación de la que el pueblo de Dios guarda una memoria transmitida por generaciones. Otro ejemplo es el que aparece en la primera lectura, donde Israel fija por escrito otro suceso memorable, históricamente contrastado, en el que los israelitas reconocieron la acción de Dios: el Señor se sirve de Ciro, el rey de Persia, para que los exiliados puedan regresar a su patria, tras años lejos de Jerusalén. La alegría del retorno la hallamos también en el salmo responsorial, en el que se identifica el gozo con el hecho de pensar en la vuelta a la ciudad santa. El pueblo de Dios ha comprendido que tanto la curación de los mordidos por serpiente como la posibilidad de que los deportados puedan volver a su tierra son acciones a través de las que Dios muestra su predilección y amor por su pueblo, tantas veces infiel e injusto con el Señor. Los israelitas son conscientes de que la Alianza que Dios establece con el hombre se rompe a menudo, pero por el lado del hombre, ya que Dios es fiel siempre a la misma.

La cruz como signo de salvación universal

San Juan quiere, ante todo, manifestar que con el paso del tiempo esa preferencia y amor no solo no decaen, sino que llegan a su cumbre con Jesucristo; y ahora Israel ya no será el beneficiario exclusivo de sus proezas: a través de Jesucristo la acción de Dios quiere extenderse a todos los hombres. El modo concreto de propagar ahora la redención no va a ser un estandarte hecho con una serpiente ni el retorno a Jerusalén, sino la propia entrega en la cruz. Al igual que en el Antiguo Testamento, el Evangelio se hace eco también de que frente a la generosidad y al amor de Dios, la respuesta de sus hijos es tantas veces la indiferencia y la infidelidad, empezando por las mismas autoridades. Si antiguamente se habían construido becerros de oro y el exilio de los israelitas había sido el resultado de que «la ira del Señor se encendió irremediablemente contra su pueblo», Jesucristo también será despreciado, especialmente por los jefes y los sacerdotes del templo. En definitiva, Dios es fiel a su Alianza, como ha mostrado de manera radical con la entrega de su Hijo en la cruz. A nosotros, hijos de la luz, se nos invita a acogerlo, como «luz que viene al mundo», y a no preferir las tinieblas.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: «Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Porque tanto amó Dios al mundo, que entregó a su Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Unigénito de Dios. Este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra el mal detesta la luz, y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que obra la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios».


                       Juan 3, 14-21





sábado, 3 de marzo de 2018

Recordatorio: Cabildo General Ordinario ‘Informativo de Salida Procesional’ el próximo lunes 5 de marzo





En virtud de lo tipificado en la Normativa Diocesana de Hermandades y Cofradías (Capítulo 6, Apartado 6.2, artículo 43), esta señera corporación nazarena celebrará, en su Sala Capitular, Cabildo General Ordinario ‘Informativo de Salida Procesional’ el lunes 5 de marzo, a las 21,00 horas en primera convocatoria y media hora después en segunda, con arreglo al siguiente:

ORDEN DEL DÍA

1.    Invocación al Espíritu Santo.
2.  Lectura del borrador del acta del Cabildo General Ordinario anteriormente       celebrado y su aprobación si procediese.
3.    Información relativa a la Estación de Penitencia de la Madrugada Santa.
4.    Ruegos y preguntas.
5.    Acción de Gracias y oración por los hermanos cofrades difuntos.


Lo que comunicamos a efectos de citación y asistencia al mismo, rogándole la máxima puntualidad.


Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

III Domingo de Cuaresma (ciclo B)
Jesucristo como Templo

Por tratarse de un episodio de suma importancia y significado, tenemos constancia de los hechos narrados este domingo en el Evangelio a través de los cuatro evangelistas. Esta múltiple atestación muestra ya, de por sí, que el hecho causó gran impresión en quienes lo presenciaron, pero no solo, ya que fue un pasaje que estuvo muy presente entre los primeros cristianos a partir de entonces. La comunidad cristiana fue comprendiendo paulatinamente que lo ocurrido aquel día tenía una importancia más honda de la que, probablemente, en un primer momento le dieron. Puede llamarnos la atención que semejante escándalo ocasionado en el templo no fuera de inmediato reprimido por las autoridades del lugar. El texto nos relata detalladamente que Jesús hace un azote de cordeles, los echa del templo, esparce las monedas y vuelca las mesas. ¿Por qué los judíos, en lugar de expulsar a Jesús o acusarlo de profanación de ese lugar, le preguntan qué signos muestra para obrar así? Los guardianes del templo no reprimen la acción, ya que no era la primera vez que los profetas, en nombre de Dios, denunciaban los abusos, y a menudo lo hacían con gestos simbólicos, como el que hoy presenciamos. En este sentido, no se trataba, pues, de un gesto revolucionario. Tampoco se corresponde con la narración ni con el conjunto del Evangelio considerar a Jesucristo como alguien dispuesto a usar la violencia para que se cumpliera la ley de Dios o con la finalidad de liberar a Israel del dominio romano. Sin embargo, sabían que para realizar una acción de ese tipo debía tener una autoridad. Por eso los judíos le interrogan sobre los signos para obrar así.

«Destruid este templo y en tres días lo levantaré»
No es casualidad que el episodio se sitúe cerca de la Pascua, ni que la respuesta de Jesús sea: «Destruid este templo y en tres días lo levantaré». Lógicamente las palabras del Señor causan perplejidad en sus oyentes, como se percibe de la reacción de estos. De hecho, este suceso será determinante en el proceso del Señor ante el Sanedrín, en el cual acusarán a Jesús de proponerse destruir el templo. Sin embargo, como señala Juan, «él hablaba del templo de su cuerpo». Se nos pone ante el Misterio Pascual, que se podría resumir en la frase «Destruid este templo…». Durante la Cuaresma nos disponemos a vivir con intensidad el Misterio Pascual del Señor. Con este pasaje recordamos que Él es el verdadero Templo, es decir, el lugar de la presencia de Dios, y que él fue rechazado por los hombres y destruido. Sin embargo, Dios ha transformado esta muerte en una victoria definitiva sobre el mal y la misma muerte.

Un nuevo culto
No se puede obviar la relación del Evangelio de este domingo con el sentido de los restantes pasajes bíblicos de la liturgia del día. El centro temático de la primera lectura es la narración de los mandamientos, como punto central de la Alianza que Dios realiza con los hombres en el Antiguo Testamento. En la primera de las prescripciones, se alude a la exclusividad del culto rendido al Dios único, «Dios celoso», prohibiendo cualquier otro ídolo. La segunda lectura desarrolla la cuestión del «signo» que piden los judíos, poniendo de manifiesto que el único signo es Cristo crucificado. Así pues, el Evangelio pretende, por una parte, denunciar la evidente idolatría en el culto, pero no solo eso. Jesús se situará como modelo del verdadero culto en espíritu y verdad, ya que con su propia muerte y resurrección llevará a cabo el acto más perfecto de culto a Dios. Por eso también se vincula el pasaje de hoy con la ruptura del velo del templo cuando muere Jesús. Ese hecho significará y anticipará la destrucción física del templo de Jerusalén, acontecimiento que corrobora que ya no es necesario tener un lugar de la presencia de Dios, porque ese lugar es Jesucristo.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

Se acercaba la Pascua de los judíos, y Jesús subió a Jerusalén. Y encontró en el templo a los vendedores de bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas sentados; y, haciendo un azote de cordeles, los echó a todos del templo, ovejas y bueyes; y a los cambistas les esparció las monedas y les volcó las mesas; y a los que vendían palomas les dijo: «Quitad esto de aquí; no convirtáis en un mercado la casa de mi Padre». Sus discípulos se acordaron de lo que está escrito: «El celo de tu casa me devora». Entonces intervinieron los judíos y le preguntaron: «¿Qué signos nos muestras para obrar así?». Jesús contestó: «Destruid este templo, y en tres días lo levantaré».
Los judíos replicaron: «46 años ha costado construir este templo, ¿y tú lo vas a levantar en tres días?». Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Y cuando resucitó de entre los muertos, los discípulos se acordaron de que lo había dicho, y creyeron a la Escritura y a la Palabra que había dicho Jesús.
Mientras estaba en Jerusalén por las fiestas de Pascua, muchos creyeron en su nombre, viendo los signos que hacía; pero Jesús no se confiaba con ellos, porque los conocía a todos y no necesitaba el testimonio de nadie sobre un hombre, porque él sabía lo que hay dentro de cada hombre.


Juan 2,13-25