Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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jueves, 27 de julio de 2017

Evangelio y comentario durante el mes de agosto




El equipo de redacción de este blog oficial remite a todos aquéllos que para su meditación del Evangelio del Domingo se dirigen a este medio a un enlace en el que encontrarán también la meditación de  las lecturas de la Misa de cada día, por si en el descanso vacacional tienen a bien unirse cada día al Señor con la meditación de las lecturas de la Santa Misa.

Pinchando en el siguiente enlace:




Mañana viernes día 28 a las 20,30 y en la Capilla del Voto, últimos rezos semanales del presente curso cofrade




Como cada año, y con motivo del descanso estival, se suprimen los rezos semanales durante el mes de agosto, retomándose los mismos el próximo viernes día 8 de septiembre.

La Junta de Señores Oficiales desea a todos los hermanos y devotos de nuestra cofradía un reparador descanso, la continua unión en la oración y un feliz desplazamiento para todos aquéllos que tengan programado algún viaje.


Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XVII Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
El tesoro escondido

Continuando con las parábolas, el Evangelio de este domingo nos propone tres: el tesoro escondido, la perla preciosa y la red que recoge toda clase de peces. En las dos primeras se quiere poner el énfasis en el gozo que produce encontrar el tesoro y la perla. En la tercera, en la cuestión del juicio ante la aceptación o el rechazo del Reino de Dios.
Todos hemos experimentado alguna vez en nuestra vida la alegría que supone encontrar lo que habíamos perdido, descubrir algo positivo que no esperábamos o recibir por sorpresa una gran noticia. Es la felicidad ante un bien inesperado. Jesús nos quiere hacer ver en el Evangelio que descubrir el Reino de los cielos produce esa alegría. Aunque el Señor habla en parábolas, es necesario ir más allá de la imagen del tesoro o la perla preciosa. El Evangelio nos dice que el que encuentra el tesoro escondido en un campo vende todo lo que tiene para comprar el lugar. Del mismo modo, quien halla la perla de gran valor renuncia incluso a todas sus posesiones para tener aquello que anhela. Se nos muestra que ante la sorpresa por el bien hallado, que se nos presenta como un don inmerecido, se corresponde una tarea concreta por nuestra parte. En este caso el afortunado ha de vender todo cuanto tiene. Sin embargo, es de tal importancia el bien recibido que, a pesar de las renuncias que conlleva adquirir el tesoro, para esa persona ya no existe nada mejor en la vida. Por eso el pasaje añade que esta acción la realiza «lleno de alegría».

El reconocimiento del don recibido
Ahora bien, la tarea más compleja en la vida es identificar el verdadero tesoro o la perla preciosa. Ciertamente, lo que para unas personas puede tener gran valor, para otras carece de significado. Cuando Jesús propone el Reino de los cielos, sabemos que había quienes lo oían con interés y asombro, y quienes, por el contrario, no consideraban relevantes las palabras del Señor. Lo mismo pasó con la predicación apostólica y sigue sucediendo con el anuncio que la Iglesia lleva a cabo. El reconocimiento del Reino de los cielos como algo fundamental para nuestra vida no se da a menudo de modo inmediato. Podemos haber escuchado cientos de veces un mismo pasaje de la Palabra de Dios o haber celebrado los sacramentos infinidad de veces, y un día, repentinamente, ser sorprendidos por una novedad que antes no habíamos descubierto y que nos cambia nuestro modo de percibir la realidad y de enfrentarnos a ella.

El tesoro de la propia vocación
Sin duda, el encuentro del Reino de los cielos está unido con el descubrimiento de la propia vocación. De modo singular, la sorpresa y la alegría se dan cuando uno se encuentra con una persona distinta a todas las demás, que abre un horizonte totalmente nuevo en su vida y que tiende a la vida en matrimonio; o cuando descubre que el Señor lo llama a una entrega particular para el servicio del Reino de Dios. Más abajo, el Evangelio nos habla de otra realidad clave para afrontar nuestras decisiones: el discernimiento. Jesús nos habla continuamente de un juicio y de una separación; a veces de modo dramático. Pero hay algo común a sus palabras en relación con el juicio que Dios hace o con las decisiones que nosotros hemos de tomar: no son indiferentes. En términos absolutos no da lo mismo escoger el bien o el mal. Y en relación con el pasaje del Evangelio de este domingo, no tiene las mismas consecuencias hallar el tesoro o la perla que no haber podido encontrarlos. Por eso es imprescindible, en primer lugar, que alguien nos lleve hacia el tesoro o la perla, dado que si no lo encontramos, será difícil escogerlo; en segundo lugar, el pedirle a Dios que nos permita reconocerlos como algo muy valioso, de modo que se suscite en nosotros una alegría e ilusión tales que muevan nuestra libertad hacia elegir ese bien que se nos presenta con una atracción singular.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a la gente: «El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas, que al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra.
El Reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran. Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?». Ellos le responden: «Sí». Él les dijo: «Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del Reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».


Mateo 13, 44-52





domingo, 23 de julio de 2017

Galería de la histórica visita de la Virgen del Carmen a nuestra Capilla del Voto el pasado día 16 de julio

Fotos gentileza de NN HH DD Mariano Sánchez, Marco A. Velo, Carmen Mª Ruiz-Henestrosa, Jorge Pérez, Daniel Pérez y Ernesto Romero























Presidencia de nuestra Hermandad que acompañó y recibió a la Santísima Virgen


El hermano Secretario don Ernesto Romero del Castillo atiende al Superior General del los Carmelitas Fray Fernando Millán Romeral y al Sr. Delegado Diocesano de HH y CC don José Joaquín Perea Montilla en presencia del Prior de los Carmelitas Fray Alejandro Peñalta Mohedano, el Hermano Mayor del Carmen don Antonio Rubio Franco, del Hermano Mayor de la Lanzada don Juan Carlos Ruiz Becerra y del Hermano Mayor del Cristo don José Manuel García Cordero



























Los pequeños de nuestra Hermandad ofrecieron un ramo de flores a la Santísima Virgen del Carmen momentos antes de que N.H. Diputado de Cultos, don José Mª Granados Cordero diera unas palabras de agradecimiento por la visita de la Virgen del Carmen, primera Imagen Mariana que fue coronada canónicamente en nuestra ciudad. Acto seguido se inició una oración de todos los presentes ante su paso.






Recomendación libresca: EL SECRETO MEJOR GARDADO DE FÁTIMA





Fuente: LIBERTAD DIGITAL

—¡Macellai! —vocifera don Gabriele Amorth en italiano, como si quisiera expulsar al mismísimo demonio, recuperando el antiguo destello de sus ojos cansados, acuosos, viejos.
—¡Carniceros…! —murmuro yo, entre dientes.
—En la cabeza y en el corazón del Padre Pío —explica el exorcista oficial del Vaticano, con gesto de estupor— retumbaba una y otra vez esa terrible palabra pronunciada por el mismo Jesús contra varios altos mandatarios de la Iglesia y multitud de sacerdotes.
—Esa patibularia sentencia —advierto— figura en una carta del Padre Pío a su director espiritual, recogida en el primer volumen de su Epistolario [del 19 de marzo, festividad de San José, de 1913]. —Una carta profética, sin duda —asiente él—. Tan profética, que aún no se ha cumplido del todo… —¿Cómo no recordarla? Contaba el Padre Pío que se le apareció Jesús entonces con el rostro desfigurado, asegurándole que se mantendría en agonía por todas esas almas infieles favorecidas por Él… ¡hasta el fin del mundo!

Así arranca El secreto mejor guardado de Fátima, una investigación de José María Zavala (Madrid, 1962) que trata de arrojar luz a los secretos que encierran todavía hoy las apariciones de Fátima, aprobadas por la Iglesia, en su primer centenario. Cuenta con documentos y testimonios nuevos que, según su autor, evidenciarían que el Tercer Secreto de Fátima no fue desvelado en su totalidad en el año 2000.
Zavala plantea en este libro varios interrogantes como por qué Juan Pablo II declaró en Alemania que no era agradable decirle a la gente que océanos enteros invadirían la tierra y que perecerían millones de personas en minutos o por qué añadió el Pontífice que habría un cisma en la Iglesia como nunca antes había existido en la historia, y que todo ello se produciría dentro de no mucho tiempo.
"Es una libro crucial porque en los mensajes de Fátima se encierra el pasado y el futuro de la Iglesia y del mundo", aseguró el autor en una entrevista en Es la mañana del fin de semana de esRadio.
El libro tiene tres partes. La primera, una entrevista inédita con Gabriel Amorth en su sala de exorcismos en Roma, en la que salen a relucir asuntos como el tercer secreto de Fátima, la situación interna de la Iglesia y la no consagración de Rusia al Inmaculado Corazón de María; la segunda, el testamento espiritual de Padre Pío; y por último ,un capítulo dedicado a un documento en portugués que recibe Zavala y que pone en manos de peritos calígrafos, los cuales corroboran que ha sido escrito por la misma mano que escribió los dos primeros secretos, Sor Lucía de Fátima.


José María Zavala. El secreto mejor guardado de Fátima. Planeta, 2017. 352 páginas. ISBN: 978-84-9998-566-4

Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XVI Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
El trigo y la cizaña

Nos situamos hoy ante un relato que pretende seguir profundizando en cómo es el Reino de los Cielos. De nuevo, Jesús utiliza las parábolas con un lenguaje sencillo y comprensible por la gente, especialmente por quienes conocen el mundo agrario. El trigo y la cizaña, el grano de mostaza y la levadura corresponden a realidades de la vida cotidiana. A través de la función de estos elementos en su contexto natural –el campo– el Señor quiere hacernos ver el modo en el que Dios Padre actúa en nuestra vida.

La paciencia
La controversia que aparece en la narración de Jesús sobre el trigo y la cizaña gira en torno a si es conveniente arrancar esta última cuanto antes. El desenlace del relato hace ver que es preferible que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta que llegue el momento de la siega. Solo en ese momento serán separados.
Desde un punto de vista meramente racionalista y calculador no parece tener mucho sentido la espera, pues cuanto antes hagamos desaparecer las malas hierbas, mejor será para el campo y para el trigo. Además, siendo Dios omnipotente, no habría ningún obstáculo para que desde el primer momento impidiera al maligno sembrar la cizaña. Sin embargo, la primera lectura, tomada del libro de la Sabiduría, señala que si Dios no interviene no es por carencia de poder: «Tú, dueño del poder, juzgas con moderación y nos gobiernas con mucha indulgencia […] pues concedes el arrepentimiento a los pecadores». Si alguna característica del obrar de Dios destaca aquí es su infinita paciencia con el hombre. Aunque la parábola hable del campo y de la hierba, la realidad que hay detrás es el actuar de Dios en relación con el hombre, así como la posibilidad de cambio del hombre. El Señor desea ante todo que cambiemos y nos convirtamos. Y ello no sería posible si la siega se realizara antes de tiempo.
La otra cara de la moneda es que hemos de ser pacientes también nosotros. Naturalmente, quisiéramos ver solucionados todos nuestros problemas de un plumazo, los que nos afectan directamente y aquellos que escapan de nuestro alcance inmediato. Nos enerva, a menudo, ver cómo al mal arraiga en el mundo y parece que poco podemos hacer. Tampoco comprendemos, a veces, por qué Dios no interviene de modo excepcional en cada momento. Entendemos que el Señor permita que seamos libres, que podamos elegir entre el bien y el mal. Sin embargo, cuando somos testigos del mal propagándose por el mundo, no entendemos por qué Dios no interviene fulminantemente.

El grano de mostaza y la levadura
Las otras dos parábolas del pasaje que la liturgia nos presenta este domingo amplían nuestro conocimiento sobre el Reino de Dios y sirven para iluminar el sentido de la primera. La parábola del grano de mostaza quiere ser una muestra de que el Reino de Dios no se impone de una manera deslumbrante, sino que nace como algo pequeño y escondido. Nos enseña que Dios actúa de modo casi invisible, pero real. Con el tiempo va saliendo a la luz la gran obra que el Señor hace en nuestra vida. Parecido es el sentido de la levadura: no se ve, pero está presente y hace germinar la masa.
En resumidas cuentas, mediante las parábolas del Reino de Dios, Jesús nos anima a centrar nuestra mirada en la acción de Dios de un modo paciente y con esperanza. Dios es quien marca los tiempos y quien ya ha puesto su germen en nosotros. De no poner obstáculos, su Evangelio puede hacerse realidad en nuestra vida.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola a la gente diciendo: «El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo: “Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”. Él les dijo: “Un enemigo lo ha hecho”. Los criados le preguntaron: “¿Quieres que vayamos a arrancarla?”. Pero él les respondió: “No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y, cuando llegue la siega, diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».

Mateo 13, 24-30






viernes, 14 de julio de 2017

La Hermandad de las Cinco Llagas felicita al cofrade don Antonio Gallardo Monje por su reciente nombramiento como pregonero de la Semana Santa de Jerez 2018, deseándole toda clase de éxitos en esta encomienda otorgada por el Consejo Local de la Unión de Hermandades





Fermín García Villaescusa será el autor del cartel de la Semana Santa de Jerez de 2018

Fuente: UNIÓN DE HERMANDADES DE JEREZ





El Consejo directivo de la Unión de Hermandades de Jerez ha decidido que el artista jerezano don Fermín García Villaescusa, conocido artísticamente como Fermín Villaescusa, será el encargado de pintar el cartel de la Semana Santa 2018.

Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XV Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
Yo os aliviaré

San Mateo quiere, a través de este pasaje, mostrarnos dos cosas: en primer lugar, la fuerza de la Palabra de Dios; en segundo lugar, las buenas disposiciones requeridas por el hombre para acogerla. Se trata de la verdad de Dios, que se ha de recibir con la libertad del hombre. Ello nos muestra que la revelación de Dios es un acontecimiento que hace intervenir la libertad y la voluntad del hombre.

La eficacia de la Palabra de Dios
La Escritura no duda a la hora de plasmar el poder de la Palabra de Dios. Lo vemos en la primera lectura que la liturgia de este domingo nos presenta. Utilizando el símil de la lluvia y de la nieve, se afirma que la «palabra que sale de mi boca» empapa la tierra, la fecunda, la hace germinar y cumple el deseo de Dios. En el pasaje evangélico, Jesús adopta otra imagen que nos resulta muy familiar: compara la Palabra con una semilla; algo que a primera vista parece insignificante y pequeño, pero que encierra en sí el germen de la vida, la capacidad de producir algo grande, siempre que sea convenientemente acompañada en su crecimiento. En definitiva, la Palabra de Dios tiene gran eficacia, a pesar de que sean necesarios tiempo y paciencia para verla fructificar.

La acogida de la Palabra por el hombre
Huelga decir que el sembrador es Jesús, quien, al mismo tiempo, es la Palabra de Dios. Hasta aquí queda clara la eficacia y el origen de la Palabra. Ahora es necesario detenerse en las condiciones necesarias para que germine en nosotros. Estamos frente a algo decisivo, debido a que de nuestra disposición para escuchar la revelación de Dios dependerá, en gran medida, el alcance que la salvación de Dios tenga en nosotros. Con el fin de poner de manifiesto que la fuerza de Dios no obra sin nuestro consentimiento, el Señor describe cuatro tipos de tierra, que son en realidad, cuatro modelos de oyente de esta palabra. Por si no queda suficientemente claro, el mismo Señor explica más adelante lo que significa la parábola del sembrador. No hemos de pensar que los cuatro tipos de tierra —el borde del camino, el terreno pedregoso, el terreno lleno de abrojos y la tierra buena— corresponden a tipos de personalidad. Se trata, más bien, de cuatro modos reales de encajar la voluntad de Dios en nuestra vida, tras haber escuchado su voz. Por ello, el Señor nos está pidiendo abrir el oído hacia Él mismo, con el fin de convertirnos en la tierra buena que da fruto. El resto de tipos de tierra representan no solo las dificultades y tentaciones que podemos encontrar a lo largo de la vida: desinterés, cansancio, atractivos meramente mundanos, etc. Significan, ante todo, que para que la tierra sea fructífera es necesario cuidarla. Podemos decir, en efecto, que hay un jardinero, que es la Iglesia. Ella nos riega con el agua del Bautismo, forma nuestra mente a través de la explicación de la fe, de manera que podamos tener los oídos abiertos, limpia las malas hierbas con la penitencia y nos alimenta con la Palabra y la Eucaristía. Ciertamente, si la tierra no se cultiva, pasado un tiempo vuelve a estar infestada de hierba o se endurece.
Por ello, la parábola del sembrador nos advierte de los peligros que el hombre experimenta en su vida cristiana y de la necesidad de contar con la ayuda de la Iglesia para que nuestro seguimiento hacia el Señor sea real y dé el máximo fruto posible.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó, y toda la gente se quedó de pie en la orilla. Les habló muchas cosas en parábolas: «Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó. Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron. Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, 60; otra, 30. El que tenga oídos, que oiga».

Mateo 13, 1-9






lunes, 10 de julio de 2017

El pasado viernes 7 de julio celebramos Santa Misa de Hermandad en la Capilla del Voto






La Hermandad de las Cinco Llagas se une al pesar del Cardenal Carlos Amigo Vallejo por la reciente pérdida de su querida hermana Carmen






Nuestro Hermano Mayor, don Rafael Cordero Jaén, asiste al último Pleno de hermanos mayores representando a nuestra Hermandad

Fuente: jerezcofrade.tv





Los hermanos mayores de las 48 hermandades jerezanas aprobaron, en el Pleno Extraordinario celebrado el lunes día 3 de julio, el nuevo formato de reparto económico de los ingresos generados por la Unión de Hermandades, en base a la propuesta presentada por el Consejo Directivo.
La misma recoge un reparto del 90% de los ingresos entre las 38 hermandades que realizan Estación de Penitencia a la Santa Iglesia Catedral y la Hermandad de la Sagrada Resurrección. Y el 10% restante a repartir entre las hermandades de vísperas y las de gloria y sacramentales, que en total son 10, por lo que las primeras percibirán, aproximadamente, 7.125 euros y las segundas ingresarán unos 3.000 euros.

Tras las celebración del Pleno Extraordinario se desarrolló, a continuación, el Pleno Ordinario de cierre de curso en el que se aprobaron las cuentas del ejercicio, se dio lectura a la memoria y al informe de la pasada Semana Santa y, posteriormente, al informe del Presidente. En este último se presentó los actos que se van a desarrollar con motivo del cuarto centenario del Voto Inmaculista de la Ciudad de Jerez, donde destaca la celebración en el mes de octubre de un besamanos magno, para el que se ha pedido la colaboración de todas las hermandades jerezanas.


COMUNICADO DE LA UNIÓN DE HERMANDADES del pasado día 6 de julio





La Unión de Hermandades de Jerez informa, que ante la noticia aparecida en el día de hoy en Diario de Jerez, hemos de señalar que no hay ninguna propuesta de nueva Carrera Oficial, que se esté estudiando actualmente.

Tal y como el Presidente de esta entidad Dionisio Díaz informó en el Pleno de Hermanos Mayores celebrado el pasado lunes día 3 de julio, que el consejo trabajará durante este verano, para al inicio del próximo curso convocar un pleno para tratar sobre posibles cambios en la Carrera Oficial.


La Hermandad de las Cinco Llagas felicita a don Fernando Barrera Romero por su reciente toma de posesión del cargo de Hermano Mayor de la Hermandad de la Defensión





Jornadas Bíblicas para jóvenes


La Delegación de Pastoral Familiar y Defensa de la Vida de la Diócesis de Asidonia Jerez nos hace llegar información de una actividad interesantísima para nuestros jóvenes, que organiza la Delegación de Pastoral Juvenil y la Escuela Diocesana Virgen de Nazaret.


Más información en  www.familiayvidajerez.org




domingo, 9 de julio de 2017

Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XIV Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
Yo os aliviaré

Las palabras con las que comienza el pasaje del Evangelio de hoy nos muestran de un modo singular el vínculo entre Jesús y el Padre, al mismo tiempo que reflejan la intimidad de esta relación. El hecho de comenzar con una fórmula de acción de gracias es prueba de que el sentimiento más profundo de Jesucristo es el del agradecimiento a Dios, una gratitud absoluta. Para entender bien la oración del Señor es oportuno conocer que esta plegaria no nace de un éxito rotundo en su ministerio: Jesús ha predicado y su enseñanza no ha sido recibida con entusiasmo por unos destinatarios que, de antemano, deberían estar especialmente interesados en su discurso. En efecto, los sabios y las personas con una trayectoria religiosa más arraigada son los primeros en mostrar desinterés y rechazo frente a la enseñanza del Señor. Así, conforme pasan los días, Jesús va descubriendo que, a pesar de su afán por anunciar el Reino de Dios, precisamente los que deberían estar más capacitados para comprender la profundidad de sus enseñanzas —los fariseos, los escribas o los sumos sacerdotes— se resisten a recibir esta predicación.
Sin embargo, lo que a primera vista aparenta ser un fracaso en el ministerio de Jesús es ocasión para descubrir quiénes son los verdaderos destinatarios de la revelación de Dios, o, más bien, qué actitud ha de tomar el hombre si quiere recibir la salvación de Dios. Desde luego, si el Evangelio dice que «has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños», queda patente que para que el hombre pueda conocer y, desde ahí, amar a Dios, es imprescindible que se sitúe en una posición de humildad y sencillez como la de un niño.

El conocimiento mutuo del Padre y del Hijo
A continuación, escuchamos que entre el Padre y el Hijo se da una relación personal e íntima, no comparable a ningún caso de los que conocemos entre nosotros. Es difícil expresar lo que aquí sucede con mayor claridad y transparencia que las palabras de Jesús. Pero lo significativo para nosotros es que la estrecha unión entre el Padre y el Hijo tiene consecuencias en nuestra vida de cristianos. Del mismo modo que por el Bautismo somos introducidos en el misterio de la muerte y resurrección de Cristo, también nos hacemos partícipes de esa íntima relación de Jesucristo con su Padre. Esto es lo que significa que seamos «hijos en el Hijo». Ser cristiano no significa simplemente ser miembro de una asociación religiosa o compartir con otras personas unas creencias sobre Dios, el mundo y el hombre, o verse impulsado a actuar de tal o cual manera. La condición de bautizados afecta a los más profundo de nuestra vida, que es participar de la unión de Cristo con u Padre, de su alabanza y de su oración. No alabamos ni damos gracias a Dios por nuestra cuenta, sino a través de Jesucristo.

El yugo de Jesús
Llama la atención la paradoja de Jesús al ofrecer a sus seguidores su yugo: «tomad mi yugo sobre vosotros». Ciertamente, a continuación aclara: «mi yugo es llevadero y mi carga ligera». La intención del Señor es ofrecernos su ayuda para sobrellevar las dificultades de la vida. El cristiano no puede pensar que se encuentra solo para afrontar sus problemas. Nuevamente nos unimos al Señor: en primer lugar, compartiendo las dificultades con Él, es decir, pudiendo mirar su yugo y su cruz; en segundo lugar, haciéndonos solidarios con las personas que sufren especialmente. En definitiva, frente a la tentación de sentirnos solos, el Señor quiere ofrecernos realizar un camino juntos: primero participando de su profunda relación con el Padre; segundo, andando a nuestro lado para aliviar este recorrido. Para que esta ayuda sea real, poco se requiere de nuestra parte: ser sencillos y pequeños ante Dios, huyendo del orgullo de considerarnos autosuficientes.

  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo: «Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien. Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».

Mateo 11, 25-30