Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

viernes, 26 de octubre de 2018

Recordatorio: El próximo viernes, 2 de noviembre, a las 20,30 horas en la Capilla del Voto de San Francisco celebraremos Santa Misa de Hermandad por todos los difuntos de la misma





Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXX Domingo del tiempo ordinario (ciclo B)
«Que recobre la vista»

El tono del Evangelio de Marcos ha cambiado, y Jesús ya no reprende, como en anteriores ocasiones, a quienes lo reconocen como el Mesías. La escena tiene también un contexto concreto, el camino hacia Jerusalén. Por Lucas y Juan conocemos que Jesús no se dirigió solo una vez a Jerusalén, sino varias. Sin embargo, Marcos no detalla la cronología, sino que le interesa incidir en lo que supone subir a Jerusalén. Es aquí, pues, donde se inserta el episodio del mendigo ciego Bartimeo. Por eso el texto afirma que el encuentro con Jesús se realizó a la salida de Jericó, lo que significa que se produjo cuando Jesús caminaba junto con sus discípulos y bastante gente hacia Jerusalén; algo equivalente a situarnos en la etapa final de la predicación del Señor.

La curación de ciegos
Uno de los signos que marcaría la llegada del Mesías era la curación de los ciegos. Probablemente resuena en nuestra memoria el anuncio de Isaías. Pero no es el único profeta que anuncia la salvación de los que no ven. En la lectura de Jeremías escuchamos hoy que el Señor ha salvado a su pueblo, refiriéndose a un acontecimiento histórico concreto, la vuelta del destierro. Y señala, asimismo, que «entre ellos habrá ciegos y cojos». Sin duda estamos ante uno de los gestos más señalados de la acción de Dios a través del Mesías. De hecho, los cuatro evangelistas describen la curación de ciegos. El paso de los años nos ha hecho más sensibles ante las personas con capacidades físicas disminuidas. Sin embargo, en tiempos de Jesús la situación de los invidentes era lamentable, no solamente por el hecho de no ver la luz, sino por la situación social de completo abandono en la que vivían. Ello les obligaba casi siempre a vivir como mendigos. En definitiva, eran el exponente más claro de la miseria y de la marginación social.

La luz de la fe
Evidentemente, el Evangelio pretende presentarnos algo más que la curación de la ceguera física. Si nos fijamos, el relato está insertado entre algunos pasajes que subrayan tanto la incredulidad de los judíos como la torpeza para entender de los mismos apóstoles. Frente a las dificultades de estos, en Bartimeo este camino está allanado: por dos veces reconoce al Señor como Mesías, al llamarlo «Hijo de David», y, lleno de confianza en Él, le pide recobrar la vista. Además, el Evangelio, con las palabras «y lo seguía por el camino», constata que fue discípulo del Señor. Esta circunstancia del ciego-discípulo es única en los relatos evangélicos de curación. El mismo hecho de saber el nombre del ciego manifiesta que posiblemente fue un discípulo conocido por la primera comunidad de cristianos. Merece la pena destacar aquí dos diferencias con el episodio del joven rico, que escuchábamos hace dos domingos. La primera es que en aquel pasaje Marcos se refería a él como «uno», sin dar más datos. La segunda es que, a diferencia del rico, Bartimeo no formula preguntas a Jesús. Solo pide con insistencia, sin preguntar qué ha de hacer, puesto que sabe sobradamente que debe confiar e insistir, ofreciéndonos, de esta manera, un buen modelo de oración de súplica.

El Bautismo como iluminación
 Del mismo modo que el encuentro entre Bartimeo y Jesús tiene lugar en el camino hacia Jerusalén, donde se consumará la Pascua del Señor, la Iglesia ha concebido desde siempre el Bautismo como una iluminación. La catequesis durante el período cuaresmal, tiempo de preparación para la Pascua, así como la recepción del sacramento en la Vigilia Pascual, donde cobra un fuerte protagonismo la luz frente a las tinieblas, constatan el paralelismo entre Bartimeo y el cristiano. Por último, quien ha sido iluminado puede reflejar esa luz a los demás. El pasaje de la curación del ciego Bartimeo nos propone ser luz del mundo desde la perspectiva del que ha sido rescatado de las tinieblas y no puede permitir que los demás vivan en la oscuridad.

  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar: «Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí». Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más: «Hijo de David, ten compasión de mí». Jesús se detuvo y dijo: «Llamadlo». Llamaron al ciego, diciéndole: «Ánimo, levántate, que te llama». Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús. Jesús le dijo: «¿Qué quieres que te haga?». El ciego le contestó: «Rabbuni, que recobre la vista». Jesús le dijo: «Anda, tu fe te ha salvado». Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.



Marcos 10, 46-52






domingo, 21 de octubre de 2018

El cuerpo de hermanos de las Cinco Llagas aprueba por unanimidad la programación de actividades y los presupuestos del curso 2018-2019




La Hermandad de las Sagradas Cinco Llagas celebró el pasado viernes el estatutario Cabildo General Ordinario de Apertura de Curso y Presupuestos. En segunda convocatoria, y rebasado el quórum necesario tipificado al afecto, el cuerpo de hermanos aprobó por unanimidad tanto el borrador del acta correspondiente al anterior Cabildo General Ordinario como asimismo el Programa de Actividades del Curso 2018-2019 y, acto seguido, el Presupuesto de Ingresos y Gastos igualmente proyectado sobre el ahora mencionado naciente curso.


Fray Julián Bartolomé Rivera, O.F.M., nuevo Director Espiritual de la Hermandad





Tras recibir la aprobación de la Autoridad Eclesiástica, y como fue anunciado en el Cabildo General del pasado viernes día 19, el P. Fray Julián Bartolomé Rivera, O.F.M., vuelve a ser Director Espiritual de nuestra querida Hermandad. Una nueva etapa en la que se va a implicar en nuestra formación religiosa y franciscana y en la que la Junta de Señores Oficiales tiene grandes esperanzas.


El hermano Secretario, don Ernesto Romero, representó a nuestra Hermandad en la Eucaristía de apertura de curso y presentación del Pregonero de la Semana Santa de Jerez de 2019 don Ángel L. Rodríguez Aguilocho






Nuestro Hermano Mayor, don Rafael Cordero, acudió al Pleno Extraordinario del pasado martes 16


 




Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXIX Domingo del tiempo ordinario (ciclo B)
«Servir y dar la vida»

Durante los últimos domingos estamos acompañando al Se- ñor en su camino a Jerusalén, es decir, hacia su Pasión, Muerte y Resurrección. Los dos anuncios de la Pasión que hemos escuchado hasta ahora por boca de Marcos se caracterizan por la poca comprensión de los discípulos ante tan dramática noticia sobre el futuro del Señor. Marcos ha querido insistir incluso en una falta de delicadeza y de sintonía entre el estado de ánimo de Jesús y las preocupaciones mundanas de los apóstoles. El episodio al que asistimos este domingo es continuación precisamente del tercer anuncio de la Pasión, donde el Señor ha revelado de nuevo que el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas, lo condenarán a muerte y, a los tres días, resucitará. Si tras el primer anuncio el Señor llamaba a Pedro directamente Satanás, y tras el segundo discutían quién sería el mayor entre ellos, ahora Santiago y Juan le piden a Jesús sentarse en su gloria uno a su derecha y otro a su izquierda. A diferencia de la narración de Mateo, donde es la madre la que pide esto para sus hijos, en Marcos son los mismos apóstoles los que se dirigen al Señor, poniendo de manifestó que están lejos de comprender lo que Jesús les acaba de anunciar.

«No sabéis lo que pedís»
Los anuncios reiterados de la muerte del Señor unidos a estas sorprendentes reacciones por parte de los discípulos pretenden hacernos caer en la cuenta de la desproporción entre los planes de Dios y los del hombre. No pocas veces habían oído hablar los discípulos del reino de Dios; y no eran pocos los que, incluidos los apóstoles, habían interpretado este reino en términos políticos o de dominio. La respuesta del Señor desmontará por completo esta visión. Al hablar del cáliz que iba a beber y del bautismo con el que iba a ser bautizado, está presentando un horizonte que, lejos de hablar de éxito, humanamente entendido, sitúa ante los discípulos la desgracia y la muerte, representadas por el cáliz y el bautismo. Para iluminar estas imágenes sirven el resto de pasajes de la Escritura que la liturgia nos ofrece este domingo; en concreto, la primera lectura, de Isaías, y la lectura de la carta a los hebreos. En la primera, que forma parte del cuarto canto del Siervo, proclamado también en la celebración de la pasión del Viernes Santo, se alude al que es triturado con el sufrimiento, que entrega su vida como expiación y carga con los crímenes de muchos. La carta a los hebreos se refiere a Jesús como al sumo sacerdote probado en todo, menos en el pecado; alguien que se ha convertido en mediador entre Dios y los hombres. No es posible, por lo tanto, contemplar el cáliz y el bautismo, al que el Señor se refiere, sin considerar a Cristo no solo como quien se dirige hacia un destino dramático, sino como el que únicamente de este modo será glorificado. No será posible ahorrarse la Pasión y la Muerte para alcanzar la Resurrección.

No será así entre vosotros
El pasaje que leemos este domingo nos sirve para constatar la distancia entre la teoría y la realidad. A pesar de que Marcos consiga, en cierto modo, dejar en mal lugar a los hijos de Zebedeo, la Palabra de Dios nos señala también a nosotros. Teóricamente casi nadie censura expresiones como «ser servidor de los demás», «ser esclavo de todos» o «servir y dar la vida». En la práctica, nadie tiene la disposición natural para llevar esto a cabo. Y la mayoría de las veces, si servimos, lo hacemos por algo; al menos para que se vea y se sepa. Cuando el Señor pide ser esclavo, servir y dar la vida, lo pide en serio y sin la expectativa de obtener nada a cambio. Ese será el camino para sentarse en el Reino de Dios.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron: «Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir». Les preguntó: «¿Qué queréis que haga por vosotros?». Contestaron: «Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda». Jesús replicó: «No sabéis lo que pedís, ¿sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber, o de bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?». Contestaron: «Podemos». Jesús les dijo: «El cá- liz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado». Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan. Jesús, llamándolos, les dijo: «Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por la multitud».



Marcos 10, 35-45





viernes, 12 de octubre de 2018

Recordatorio: CABILDO GENERAL ORDINARIO DE APERTURA DE CURSO el próximo viernes




En virtud de lo tipificado en la Normativa Diocesana de Hermandades y Cofradías esta señera corporación nazarena convoca para el próximo viernes 19 de octubre a las 21,00 horas en primera convocatoria y media hora después en  segunda, y en su Sala Capitular Cabildo General Ordinario de Apertura de Curso con arreglo al siguiente: 


ORDEN DEL DÍA

1.- Invocación al Espíritu Santo.
2.- Lectura del borrador del acta del Cabildo General Ordinario anteriormente celebrado      y su aprobación si procediese.
3.- Proyecto de actividades del Curso 2018-2019.
4.- Presupuesto Económico del Curso 2018-2019.
5.- Ruegos y preguntas.
6.- Padrenuestro por nuestros cofrades difuntos. 



Lo que tenemos el inigualable honor de comunicarle para su conocimiento y  asistencia al mismo, rogándole la máxima puntualidad posible.   

Evangelio y comentario


Fuente: ALFA Y OMEGA


XXVIII Domingo del tiempo ordinario (ciclo B)
Heredar la vida eterna

La Sagrada Escritura abunda en episodios en los que se aborda la cuestión del dinero y las riquezas. Generalmente, el Antiguo Testamento considera algo positivo el poseer bienes, puesto que estos son un signo de la bendición de Dios. Esta visión de elección divina ha continuado prácticamente hasta nuestros días como trasfondo de algunas teorías económicas. En continuidad con la tradición judía, tanto el Evangelio como el resto del Nuevo Testamento se detienen en varias ocasiones en algunas consideraciones en las que vuelve a aparecer la cuestión del cristiano y los bienes o, como este domingo, en cuál debe ser la actitud del discípulo de Jesucristo con respecto al dinero. El fragmento del Evangelio comienza con la escena del diálogo entre Jesús y el personaje que se identifica con el joven rico. A continuación, siguen las palabras del Señor sobre el obstáculo que suponen las riquezas para entrar en el reino de Dios. Concluye el texto con la pregunta de Pedro acerca de lo que les espera a los discípulos del Señor.

La manifestación de una inquietud
No cabe duda de que ese uno del que habla del Evangelio mostraba gran aprecio hacia Jesús. Así lo constata el hecho de que se acerca al Señor corriendo, se arrodilla ante él y lo llama «maestro bueno». Junto con la fascinación por Jesús, las palabras del joven revelan un deseo sincero de llevar una vida honesta, tal y como manifiesta su pregunta: «¿Qué haré para heredar la vida eterna?». Se comienza así un diálogo en el que de un comienzo prometedor se terminará en una profunda decepción para todos: para el propio joven rico, que «frunció el ceño y se marchó triste, porque era muy rico»; para Jesús, cuyas palabras constatan la dificultad de compatibilizar riquezas y seguimiento verdadero; para los oyentes de la Palabra de Dios, a quienes el evangelista Marcos consigue introducir de modo único en esa decepción. Sin embargo, lo que a primera vista parece un episodio de fracaso se convierte en uno de los pasajes en los que el Señor aclara con mayor nitidez qué implica ser discípulo suyo. Como si Jesús ya conociera de antemano la respuesta positiva del joven, enumera algunos de los mandamientos de la ley, en concreto aquellos que se refieren a la relación con el prójimo. En efecto, la contestación del joven recuerda a un examen que ha sido cumplimentado de modo perfecto, donde el sujeto obtiene la máxima calificación. No estamos ante un pecador público, sino ante una persona inquieta, honesta y que hace el bien.

«Una cosa te falta»
Hasta aquí el pasaje muestra cómo quien controla la vida del joven es él mismo, pero la escena quiere reflejar ahora el intento de Jesucristo por entrar en su vida: «se quedó mirándolo, lo amó y le dijo: una cosa te falta». En realidad, Jesús no hace sino de espejo de la vida del joven, puesto que él sabía que algo le faltaba cuando va corriendo y se postra ante Jesús. ¿Qué significado tiene, pues, el «vende lo que tienes y dáselo a los pobres»? Sin duda supone una llamada y una advertencia. Una llamada hacia un desprendimiento total a quien pone su confianza en las riquezas y, en definitiva, en sus propias fuerzas, sus talentos o sus seguridades meramente humanas. La advertencia implica que quien siente esta inquietud y no la responde no colmará nunca los deseos que Dios ha inscrito en su corazón.

La reacción de Pedro
El diálogo final entre Pedro y el Señor nos permite ver que este seguimiento no es algo logrado para siempre, sino que constituye una continua llamada. Así se desprende a partir de la pregunta del príncipe de los apóstoles, que parece esperar una recompensa. La respuesta del Señor no la niega, pero insiste en que el recibir «cien veces más» no supone una camino de éxito o aplauso fácil, sino una configuración con la cruz del Señor.



  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En Cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó: «Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?». Jesús le contestó: «¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre». Él replico: «Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud». Jesús se lo quedó mirando, lo amó y le dijo: «Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme». A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.
Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos: «¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!». Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió: «Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camellos pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios». Ellos se espantaron y comentaban: «Entonces, ¿quién puede salvarse?». Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo». Pedro se puso a decirle: «Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido». Jesús dijo: «En verdad os digo que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más –casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones– y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».



Marcos 10, 17-30






Las Cinco Llagas de El Cristo


Reproducimos a continuación el muy comentado artículo que N.H.D. Marco A. Velo publicó el pasado lunes en Diario de Jerez en su recuadro semanal  "Jerez íntimo" que resume las sensaciones de muchos de los hermanos que hemos convivido con la Hermandad de El Cristo en los tres últimos años.


Foto: N.H.D. Antonio Millán



Y en el principio fue el verbo. El verbo en minúsculas. El verbo propio de los seres humanos. El que intercambian vespertinamente – una tarde cualquiera-, en la Cafetería San Francisco, Juan Salido y quien suscribe. Nos remontamos a tres años largos. ¿Casi cuatro? Sabíamos -por traslado directo, por solicitud formulada a discreción- que la Hermandad del Cristo precisaba de pronta posada. Y que la iglesia de San Francisco -entonces ya en el tictac de su futuro de veras incierto- figuraba en la deseable predilección de los castizos hermanos de San Telmo. Castizo en el significante más unamuniano del término.

Aquel café -a dos- entre cofrades de túnica blanca hizo las veces de análisis profuso a propósito de pulsar las posibilidades reales y el orgánico modo de proceder -pasos a seguir- para el inmediato hospedaje de los hermanos del Valle en la céntrica sede de la Hermandad de las Cinco Llagas. ¡La Junta de Gobierno presidida por García Cordero necesitaba in extremis una respuesta! ¿En nuestras manos depositaron su espíritu? ¿O en el pemaniano signo y viento de la hora escritos de antemano en las actas de la memoria?

Juan y yo sólo planificamos porque el hombre propone y el Dios de la Hoyanca dispone. Un Dios de brazos abiertos sobre cruz de plata. Un Dios pechisacado. Un Dios de todopoderoso torso. Un Dios de pecho fuerte donde late adrede la verónica gitana de la redención del mundo. Y hubo propuesta elevada a reunión de Cabildo de Oficiales en calle Diego Fernández Herrera y plácet unánime de la Junta de Gobierno de Juan Lupión para así ejercer de primigenios intermediarios con el hoy recordado padre José Luis Salido… Cuanto vino a continuación ya es resultado de dominio público. Mas también cuanto se ha fraguado San Francisco intramuros, una mañana y la siguiente y la subsiguiente -¿cierto Pepe Andrades, Rocío Ramos, Paco Bernal, Carmen Alonso?-, entre los nazarenos de capa y los nazarenos de cola, entre los cofrades del Viernes Santo -de Luna de Nisán unos y de lorquiana cinco de la tarde otros-, forma parte de los versos y de los besos -de la verdad y de la beldad- tallados con letras capitulares en el pergamino intangible de una fraternidad con nombres propios. Por este sagrado motivo, por esta sacramental comunión, por este incienso de carismas tan plurales como convergentes, brotaron las lágrimas y el temblor del costillar este pasado sábado cuando los cofrades de San Telmo decían adiós al atrio de la iglesia del Nazareno de la Plaza. La Mesa de Hermandad del Cristo llamó enérgicamente al cerrado portalón de la fachada de San Francisco hace apenas cuarenta y ocho horas. Seis menos diez según los relojes parados del temple cofradiero. Para pedir, por vez penúltima -nunca última- la venia a ocho cofrades de las Cinco Llagas quienes -varas en mano y estandarte en vertical- abrieron, al estilo del cante de Manolo Caracol, todas las puertas y cerrojos. No era Santa Madrugada: no era Viernes Santo: era la hora irrequieta de la despedida. Ocho cofrades desprovistos del cinturón de esparto: Rafael Cordero, José Andrade, José Soto, María José Sánchez, María Ruiz-Henestrosa, Raúl Pérez, Chari Lupión y este junta letras que ahora moja la estilográfica en un tintero de papel prensa.

Carmen Alonso no contiene entonces el derrame de la emoción. Y en sus lágrimas recordamos a cofrades de El Cristo que hoy disfrutan de un Reino de filigranas por bulerías: Fernando Letrán García -el inventor de la molía- Antonio Romero -instructor del expediente de la Coronación Canónica del Valle-, Juan Luis García Sánchez -cuadrillero de El Cristo y primer capataz hermano de la Virgen-, Fernando Fernández-Gao -aquel memorable Hermano Mayor de los años 20-, Miguel Ruiz Ruiz… De ayer a hoy distan tres años. Tres años largos para esculpir una certeza. Y es que de San Francisco a San Telmo ya sólo hay un camino: el que une los párpados de la misma Gloria.


El pasado sábado despedimos a la Hermandad del Santísimo Cristo de la Expiración, que volvió a su restaurada Ermita de San Telmo


Fotografías gentileza de N.H.D. Antonio Millán, N.H.Dª Esperanza Villena y N.H.D. Ernesto Romero












sábado, 6 de octubre de 2018

Ayer viernes celebramos Santa Misa de Hermandad



Foto: N.H.D. Ernesto Romero


Así luce nuestra Virgen de la Esperanza


Fotos: N.  H. Dña. María Ruiz-Henestrosa y D. Jesús Tamayo








Una amplia representación de nuestra Hermandad de las Cinco Llagas asiste al Tríduo a San Francisco



Foto: N.H.D. Marco A. Velo

Foto: N.H.D. José Soto 



El Papa pide rezar el Rosario y a San Miguel en octubre para proteger a la Iglesia del demonio


Fuente: ACI Prensa



El Papa Francisco ha invitado a los fieles de todo el mundo a rezar el Rosario todos los días del mes mariano de octubre, pidiendo la intercesión de la Virgen María y San Miguel Arcángel para que protejan la Iglesia del demonio en estos tiempos de crisis.
En un comunicado emitido por la Santa Sede este 29 de septiembre, se expresa el pedido del Pontífice para que todo el pueblo de Dios se una “en comunión y penitencia” y rece por protección ante las acechanzas del maligno, “que siempre pretende separarnos de Dios y entre nosotros”.

El texto precisa que, “antes de su partida a los Países Bálticos, el Santo Padre se reunió con el P. Fréderic Fornos, Director internacional de la Red Mundial de Oración por el Papa, y le pidió que difundiera su llamamiento a todos los fieles del mundo, invitándoles a terminar el rezo del Rosario con la antigua invocación ‘Sub Tuum Praesidium’, y con la oración a San Miguel Arcángel, que protege y ayuda en la lucha contra el mal”.


Evangelio y comentario


Fuente: ALFA Y OMEGA

XXVII Domingo del tiempo ordinario (ciclo B)
«Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre»

En el camino hacia Jerusalén, que más allá de un itinerario geográfico representa el acercamiento de Jesús hacia su Pasión y Muerte, Marcos incluye algunas enseñanzas referentes al matrimonio, al valor de los niños en la sociedad o al uso de las riquezas. Siguiendo el modelo de los domingos anteriores, se trata de unos principios que no solo son exigentes, sino también tremendamente actuales. Así pues, el pasaje evangélico de este domingo se detendrá en dos puntos: la visión de Jesús sobre el matrimonio y, en concreto, sobre la fidelidad conyugal; y los niños como modelo de cumplimiento de la voluntad de Dios.

No es bueno que el hombre esté solo
La doctrina de Jesús sobre el matrimonio quiere entroncar con la primera lectura, tomada del libro del Génesis. En el relato de la creación se ponen de relieve varios aspectos del ser del hombre. Esto es importante, como punto de partida, porque la enseñanza de Cristo y, por lo tanto, de la Iglesia sobre el matrimonio no nace primeramente de unos preceptos o leyes morales, sino de cómo el hombre es en sí, de su naturaleza. La afirmación «no es bueno que el hombre esté solo» manifiesta que en la voluntad originaria de Dios, el hombre necesita un complemento, alguien igual que él. La imagen de la formación de Eva a partir de la costilla de Adán, así como el nombre de hombre-mujer (en hebreo ish-ishshah), constata la igual dignidad de ambos. De hecho el Génesis se refiere al dominio del hombre sobre la creación cuando pone nombre a los distintos animales que pueblan la tierra, pero a una subordinación en su relación con la mujer. Asimismo, el interés de Dios por otorgar una compañía adecuada al hombre se corresponde con un deseo inscrito en el corazón del hombre, hecho patente con la exclamación: «¡Esta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne!». La frase del Génesis retomada en el Evangelio «serán los dos una sola carne», revela la belleza del vínculo entre el hombre y la mujer; una unión que no se reduce a una complementariedad corporal o afectiva, sino que se extiende hasta llegar a una comunión personal entre esposos, colaboradores con el Dios de la vida y del amor.
Por desgracia, tanto en tiempos de Jesús como en nuestra época, esta visión ideal del matrimonio contrasta con la realidad que pueden experimentar muchas familias. Sin embargo, Jesús no vacila en defender el plan originario de Dios, frente a la concesión de Moisés de otorgar acta de divorcio y repudiar a la mujer; disposición que Jesús achaca a «la dureza de vuestro corazón». Ante la reiteración de la pregunta, planteada ahora por los discípulos, el Señor insiste en que no es admisible el repudio de la mujer (o del marido) y contraer matrimonio con otra persona. Llama la atención que el Señor corrija la Ley de Moisés, algo que también sucede en el Sermón de la Montaña (Cf. Mt 5-7), manifestando con ello su autoridad.

Los niños como modelo en el Reino de Dios
Si el domingo pasado Jesús arremetía contra quien causara escándalo entre los «pequeñuelos», de nuevo esta vez regaña a los discípulos por impedir que los niños se acerquen a Él para que los toque. Para comprender esta insistencia del Señor hay que ir más allá de pensar que Jesús busca solo proteger a los niños; hecho que quedó patente con el pasaje contra el escándalo. Cuando Jesús afirma que «de los que son como ellos» es el Reino de Dios, no alude principalmente a la inmadurez o inocencia de los más pequeños, ya que esto, por otra parte, es imposible recuperarlo cumplida una edad. Se está refiriendo más bien a la disponibilidad, dependencia y receptividad que debemos tener los adultos, así como a la conciencia de recibirlo todo y no poseer nada por nosotros mismos. Solo quien es así está capacitado para acoger el Reino de Dios.



  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo acercándose unos fariseos le preguntaron para ponerlo a prueba: «¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?». Él les replicó: «¿Qué os ha mandado Moisés?». Contestaron: «Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla». Jesús les dijo: «Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».
En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo. Él les dijo: «Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».
Acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos les regañaban. Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo: «Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el Reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el Reino de Dios como un niño, no entrará en él». Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.



Marcos 10, 2-16