Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

viernes, 29 de septiembre de 2017

CARTEL DE LA CONMEMORACIÓN DEL IV CENTENARIO DEL VOTO INMACULISTA

Fuente: Unión de Hermandades




El próximo sábado día 30 de septiembre, con la celebración de la Misa Votiva que se va a celebrar en la Parroquia de Santiago a partir de las 12.30 horas, comienza la celebración de los actos del IV Centenario del Voto Inmaculista de Jerez,  organizado por la Unión de Hermandades de Jerez y la Hermandad Sacramental de Santiago.
Con tal motivo se ha elaborado un cartel que acompañamos a esta información, en el que han colaborado distintos artistas de nuestra ciudad, a los que agradecemos su colaboración en la elaboración del mismo.

Esta obra está basada en el azulejo que existe en la fachada principal de la Iglesia Conventual de San Francisco en la Plaza Esteve.


Triduo a San Francisco de Asís




La Comunidad de PP Franciscanos de Cádiz ofrecerá en nuestra Sede Canónica un Triduo a San Francisco de Asís durante los días 1, 2 y 3 de octubre a partir de las 20,00 horas con ejercicio seguido de Santa Misa, concluyendo el día 4, festividad del  Santo de las Llagas, con Solemne Eucaristía.. Celebrará el P. Fray Julián Bartolomé Rivera, O.F.M.

Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXVI Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
El cumplimiento de la voluntad del Padre

Para comprender con claridad el sentido de las palabras del Evangelio de este domingo es preciso conocer algo sobre los personajes que aparecen en el relato. Jesús dirige sus palabras no a una generalidad de oyentes, sino a un público muy concreto: los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. Esto ayuda a comprender mejor el alcance de la parábola.

Los guías del pueblo
Los sumos sacerdotes constituían la cabeza de la estructura cultual de Israel. Sus funciones se concretaban fundamentalmente en dos: el servicio del culto y el servicio de la palabra. Eran, por tanto, los ministros del culto, los guardianes de las tradiciones sagradas y los portavoces de la divinidad. Su labor principal consistía en ofrecer el sacrificio, en el que aparecía en plenitud su función de mediador, al presentar a Dios la ofrenda de los fieles. También tienen el cometido de oficiar la expiación por el perdón de los pecados y de dirigir cualquier rito de consagración o de purificación. En tiempos de Jesús la misión de la palabra no era ejercida ordinariamente por este grupo, sino por los escribas laicos, pertenecientes en su mayoría al grupo de los fariseos. Los ancianos, por su parte, eran personas que gozaban de gran estima y prestigio por parte del pueblo. No necesariamente eran mayores, pero debían tener una madurez y prudencia que sirviera de referencia para tomar decisiones en una comunidad concreta.

Los dos hijos
Así pues, cuando Jesús narra esta parábola tiene frente a él a la referencia religiosa y moral de Israel. Sin embargo, el Señor no valorará la función del culto ni de la prudencia en las decisiones. Les habla del cumplimiento de la voluntad del Padre. Con este concepto condensa su misión y, por lo tanto, la de quienes están dispuestos a seguirlo. Con la imagen del trabajo en la viña, que representa el trabajo por el reino de los cielos, el Señor presenta dos alternativas: la de quien se muestra dispuesto a esa tarea y la de quien se niega, pero después se arrepiente y va. Sin duda, el Señor se está dirigiendo precisamente a los sacerdotes y ancianos de Israel. La denuncia a las instituciones más sagradas del pueblo no aparece por primera vez en la predicación de Jesús. Ya los profetas, en el Antiguo Testamento hicieron una férrea crítica del culto vacío y de quienes utilizaban el nombre de Dios para provecho propio. Jesús acusa directamente a los sumos sacerdotes y a los ancianos de no mostrar la fe con sus obras, cuando dice: «vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis». Como contrapunto, sitúa al hijo que contestó «no quiero», pero luego se arrepintió y fue. El modelo de esta actitud para el Señor son los publicanos y las prostitutas, los pecadores oficiales en Israel.

El modelo de Cristo: llamada a la humildad
Dado que ninguno de nosotros podemos ponernos como ejemplo de cumplimiento de la voluntad de Dios, el pasaje supone una llamada insistente a la humildad en dos vertientes: en primer lugar, para no creernos superiores a nadie. Los sacerdotes y ancianos se consideraban a sí mismos la referencia religiosa y moral que el Señor desmonta; en segundo lugar, arrepentirnos de corazón, ya que como los publicanos y las prostitutas necesitamos de la misericordia divina. La oración del comienzo de la Misa afirma precisamente: «Oh Dios, que manifiestas tu poder sobre todo con el perdón y la misericordia». Además, la primera lectura afirma del malvado: «si recapacita y se convierte de los delitos cometidos, ciertamente vivirá y no morirá». Puesto que el arrepentimiento es un don de Dios, hemos de fijarnos en el «tercer hijo» del Evangelio; el que no se cita; el que aceptó voluntariamente ir y fue. De este, del Señor, nos habla la segunda lectura, cuando dice que «se humilló a sí mismo, hecho obediente hasta la muerte, y una muerte de cruz».



  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «¿Qué os parece? Un hombre tenía dos hijos. Se acercó al primero y le dijo: “Hijo, ve hoy a trabajar a la viña”. Él le contestó: “No quiero”. Pero después se arrepintió y fue. Se acercó al segundo y le dijo lo mismo. Él le contestó: “Voy, señor”. Pero no fue. ¿Quién de los dos cumplió la voluntad de su padre?». Contestaron: «El primero». Jesús les dijo: «En verdad os digo que los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el reino de Dios. Porque vino Juan a vosotros enseñándoos el camino de la justicia y no le creísteis; en cambio los publicanos y prostitutas le creyeron. Y, aun después de ver esto, vosotros no os arrepentisteis ni le creísteis».


Mateo 21, 28-32





jueves, 28 de septiembre de 2017

Rogad a Dios en caridad por el alma de Dña. María Andrades Borrego, hermana de N.H.D. José Andrades Borrego, que subió a la casa del Padre la pasada madrugada.




Las exequias por su eterno descanso tendrán lugar mañana viernes a las 9,30 de la mañana en la Capilla del Tanatorio.


miércoles, 27 de septiembre de 2017

Jubiloso natalicio


En el día de ayer, 25 de septiembre- festividad de Ntra. Sra. de la Fuencisla-, a las 8,45 

horas vino al mundo el pequeño Alejandro Ramírez Pozo, pesando 3,470 Kgrs. La 

Hermandad de las Cinco Llagas felicita a sus padres, N. H. D. Alfonso Ramírez Franco 

y Dña. Cristina Pozo por tan feliz acontecimiento con el que todos nos congratulamos.





Nuestra Hermandad estuvo presente, un año más, en la Procesión de la Patrona, La Virgen de la Merced



Foto: N.H.Dª Esperanza Soto



viernes, 22 de septiembre de 2017

Audios completos de la Semana de Teología


Para el disfrute y formación de todos los hermanos, y por gentileza de la Delegación de Medios de nuestra Diócesis, enlazamos los audios completos de las conferencias de la XXVIII Semana de Teología.





http://noticiasasidonia.blogspot.com.es/2017/09/de-la-familia-en-el-mundo-actual.html






http://noticiasasidonia.blogspot.com.es/2017/09/preparacion-al-matrimonio-la.html




http://noticiasasidonia.blogspot.com.es/2017/09/acompanar-al-matrimonio-en-el.html





http://noticiasasidonia.blogspot.com.es/2017/09/la-educacion-de-los-hijos-ante-las_21.html


El próximo domingo, 24 de septiembre y fiesta de Nuestra Excelsa Patrona, Nuestra Señora de la Merced, nuestra Hermandad participará como cada año en su procesión


Se informa a todos los hermanos que para participar con nuestra Hermandad en la procesión habrán de estar provistos de traje oscuro y la medalla de la cofradía de 18,00 a 18,15 horas en el claustro interior de la Basílica, donde cada año se forma el cortejo.

Foto: N.H.D. Mariano Sánchez


Logotipo del IV Centenario del Voto





Fuente: UNIÓN DE HERMANDADES

Continuando con los preparativos de la celebración de los actos conmemorativos del IV Centenario del Voto Inmaculista de la ciudad, este que presentamos, será el logotipo oficial que se va a utilizar en todas las comunicaciones que se lleven a cabo.
El mismo ha sido realizado por el artista Jesús Guerrero y en el destaca el 400 como centro de la efemérides, utilizando el interior de los dos ceros para remarcar a la Inmaculada del Voto y las olas del escudo de la ciudad, mientras que el cuatro contiene la espada alusiva al Voto de Sangre y todo ello cerrado por la leyenda “Concebida sin pecado original”.  



Comunicado de repulsa ante la posible eliminación de la fiesta local de San Dionisio, Patrón de nuestra Muy Noble y Muy Leal Ciudad




La Hermandad de las Cinco Llagas muestra su total desacuerdo con la posibilidad de la eliminación del día de nuestro excelso Patrón, San Dionisio Aeropagita, del calendario de fiestas locales. Es un agravio innecesario contra el Jerez cristiano, que en ese día se incorporó de nuevo a la Corona de Castilla -y a occidente- liberándose del yugo islámico.

Cristo Rey es la Imagen designada para presidir el Via Crucis de 2018





Fuente: UNIÓN DE HERMANDADES

La imagen de Cristo Rey presidirá el Vía Crucis de las hermandades jerezanas, que como es tradicional se celebrará la próxima Cuaresma de 2018.

Así lo ha decidido el Consejo Directivo de la Unión de Hermandades de Jerez en su reunión celebrada en la noche de hoy y que ha sido comunicada a la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Estrella.

Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXV Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
Una puerta abierta a todos

Sabemos que quien prepara un discurso, especialmente si va a tener repercusión pública, a menudo ayuda a los periodistas a que se centren en frases o expresiones significativas que sirven de titular. Son locuciones que suelen condensar en pocas palabras cuanto se ha dicho en varias líneas o, incluso, páginas. Este recurso es un instrumento muy útil para la comunicación. Los textos bíblicos y, en concreto, los evangélicos, también contienen no pocas veces este tipo de frases de especial resonancia, que, ya sea por su presencia más abundante en la liturgia, ya sea por su contenido o forma, destacan más que otras. No es raro encontrar estas expresiones al final del pasaje que es leído en la Misa. Si tuviéramos que escoger una frase que resumiera el Evangelio de este domingo, probablemente nos decantaríamos por «los últimos serán primeros y los primeros, últimos».
Pero lo que a primera vista es una ayuda hacia la claridad de lo que se pretende transmitir, puede ser al mismo tiempo un obstáculo. Con la Escritura se corre el riesgo de percibir estas expresiones como meros eslóganes publicitarios, a no ser que se ahonde en su significado. No basta, pues, con concluir que el Evangelio nos advierte de que en la vida eterna habrá como una especie de cambio de tornas.

El significado del denario
Si hay un factor común en todos los jornaleros que el propietario contrata para trabajar en la viña es que todos obtendrán un denario por día trabajado. Evidentemente, si reducimos el pasaje a términos económicos, no se comprende lo sucedido y, hasta resulta injusto, tal y como el Señor señala al explicar la parábola. Tampoco es suficiente, en cierto sentido, invocar la omnipotencia de Dios, justificando decisiones arbitrarias por su parte. En realidad, el significado del denario es la vida eterna. Jesús nos está diciendo que la paga que el Señor da a sus trabajadores es la participación en su propia vida. Ese es el salario que Dios reserva a todos, hayan llegado antes o después. Y esto es algo que no puede convertirse en simple moneda. Precisamente, quienes son considerados últimos, si lo aceptan, se convierten en los primeros, mientras que estos pueden correr el riesgo de acabar últimos.

Ser llamados a trabajar en la viña
La parábola comienza con un nítido mensaje: es Dios quien sale a llamar a los trabajadores. Además, no se observa reticencia por parte de los contratados a la hora de aceptar el nuevo empleo. Ser llamado constituye de por sí una recompensa: poder trabajar en su viña. Colaborar con su obra es ya un premio para quien ha sido alcanzado por el Señor. Así lo constata la expresión «nadie nos ha contratado», denotando cierta tristeza por parte de quienes se encuentran con el dueño de la viña ya que, naturalmente, desean participar del salario que se les ofrece. Por otra parte, el propietario quiere que todos trabajen en su viña. Desea que todos los hombres participen en una tarea que él nos encomienda.

Las necesidades de cada persona
Cuanto aquí se ha afirmado nos muestra también que cada persona tiene unas necesidades y unos momentos particulares. La misma sociedad ha comprendido que no puede basarse únicamente en la justicia distributiva. El pasaje de hoy permite comprobar que las personas no somos simples medios de producción de resultados, casi siempre económicos. Al mismo tiempo, nos estimula a valorar la importancia y la suerte que supone poder disfrutar del trabajo. De ahí la frase del Señor: «¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?».



  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña. Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo y les dijo: “Id también vosotros a mi viña y os pagaré lo debido”. Ellos fueron. Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo. Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo: “¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”. Le respondieron: “Nadie nos ha contratado”. Él les dijo: “Id también vosotros a mi viña”. Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz: “Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”. Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno. Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo: “Estos últimos han trabajado solo una hora, y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.
Él replicó a uno de ellos: “Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”. Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».

Mateo 20, 1-16






viernes, 15 de septiembre de 2017

Ya está disponible la LOTERÍA DE NAVIDAD




Esta Santa Hermandad participa con los siguientes números: 15567 y 12619. Todo aquel que esté interesado puede ponerse en contacto con el sr. tesorero, N. H. D. José Soto Rodríguez en el teléfono 649102003.

Recomendación libresca: BIOGRAFÍA DEL SILENCIO




Todo aquél que dedique tiempo, aunque sea gratis et amore, al menester de leer y juzgar lo leído habrá comprobado que únicamente una novela y un ensayo figuran en casi todos los rankings del año 2013; la novela se llama Intemperie y el ensayo Biografía del silencio. Dichos rankings adolecen de una motivación comercial que los inhabilita, en principio, para sentar cátedra sobre la calidad literaria, más bien pueden servir para hacerse cargo de lo que lee la gente que lee, que no es poco.
En un momento en que nuestra vacía y sedienta sociedad occidental empieza a mostrar signos de saturación de panaceas, especialmente de panaceas orientales, Pablo d’Ors explora las bondades de la meditación sin sucumbir a la tentación de vender humo auspiciado por el efecto narcótico que provoca todo lo hindú. Sorprende que sea un sacerdote católico, rayano en lo heterodoxo y ciertamente ecléctico, el que, tras una concienzuda experiencia de meditación y un estudio exhaustivo de sus fuentes, nos brinde un ensayo de colosal artesanía para convencernos de que Oriente tiene algo que ofrecernos más allá del yoga y del ginseng. Pero que nadie se asuste: aunque el libro lo escriba un cura, no se encuentran en el mismo ni moralinas ni juicios teológicos, sino tan sólo la historia personal de un escritor que un día decidió plantarle cara al aparente sinsentido de su existencia: normalmente estoy a la deriva. “A la deriva” es la expresión más exacta: a veces aquí, meditando, a veces quién sabe dónde (…). Soy algo así como un barco, y más una frágil barquichuela que un sólido trasatlántico. No hay lugar para el desánimo; el sacerdote partió, como leemos, del estadio espiritual más común entre los hombres del siglo XXI: la angustia.
Habrá a quien le cueste forzar sus prejuicios cristianos para iniciarse en una práctica que, por el método, parece novedosa, si bien la tradición cristiana no ha rehuido jamás el trato con todo lo bueno que de Oriente se pueda aprovechar; no debemos soslayar que el Nazareno actuaba y hablaba como el oriental que era. Pero no se precisan grandes dotes interpretativas para maliciarse que el ciudadano contemporáneo, cristiano, agnóstico o ateo, ha abdicado de su necesidad de meditar. De este modo, vivimos ahogados por las expectativas ilusorias, de cuya imposibilidad de realización dependen todas nuestras frustraciones: lo bueno de la meditación es que, en virtud de mi ejercicio continuado, empecé a desechar de mi vida todo lo quimérico y a quedarme exclusivamente con lo concreto. Como arte que es, la meditación ama la concreción y refuta la abstracción. Quien abandona la quimera de los sueños entra en la patria de la realidad. Y la realidad está llena de olores y texturas, de colores y sabores que son de verdad. La meditación, lejos de contribuir al levantamiento de castillos etéreos no hace sino pegarnos a la realidad tal como es, puesto que bajo su apariencia prosaica, la vida, cualquier vida, es mucho más hermosa e intensa que la mejor de las fantasías.
Lejos de requerir extenuantes esfuerzos de introspección, el método patrocinado por d’Ors no se asemeja a los mecanismos de terapia cognitiva a los que nos tienen acostumbrados los psicoanalistas. Se reduce a sentarse en silencio y acallar el ruido de nuestro alma: para vivir en la realidad, debemos demoler los sueños que nos han encarcelado; sueños fabricados con un material poco fiable.
Para el autor, vivir es meditar. El silencio se le antoja lo más íntimamente humano, y la meditación el estado natural del hombre. El rechazo de la meditación coloca al ser humano en una posición de debilidad y de ahogo, como demuestra la cantidad de dolencias del alma que aquejan al hombre de hoy. El que no medita tiende ineludiblemente a vivir a la baja, a dejarse vencer por el torrente imparable de lo cotidiano, sin pasión, sin seriedad, sin entusiasmo, ahítos de estímulos pero huérfanos de sentido. La meditación nos simplifica y nos ayuda a recuperar la capacidad de admiración y la confianza: creo que para escribir, como para vivir o para amar, no hay que apretar sino soltar, no retener sino desprenderse. La clave de casi todo está en la magnanimidad del desprendimiento. Desprendido también de las experiencias sensibles, en las que sin éxito buscamos la tranquilidad del espíritu: las experiencias, si vive uno para coleccionarlas, nos zarandean, nos ofrecen horizontes utópicos, nos emborrachan y confunden.
En definitiva, un libro que invita a la quietud merece un sitio en nuestras librerías, a menudo atestadas de libros de acción. Puesto que la meditación aumenta nuestra capacidad de percepción y refina nuestra sensibilidad, Biografía del silencio es un manual de instrucciones para echarle un pulso a la nada. Y ganarlo.
Pablo d’Ors (Madrid, 1963) es escritor. Discípulo del monje y teólogo Elmar Salmann y nieto del filósofo y crítico de arte Eugenio d’Ors, nace en el seno de una familia de artistas y se educa en un ambiente cultural alemán. Estudia en Viena, Roma y Praga. Se ordena sacerdote en 1991, se doctora en teología en 1996 y publica su primer libro —El estreno (Anagrama)— en el 2000. A esta colección de relatos, siguieron las novelas Las ideas puras (Anagrama, 2000), Andanzas del impresor Zollinger (Anagrama, 2003), El estupor y la maravilla (Pre-Textos, 2007), Lecciones de ilusión (Anagrama, 2008) y El amigo del desierto (Anagrama, 2009). Ha sido coadjutor parroquial y profesor de teología mística y fenomenología de la religión (1996-2000), capellán universitario y profesor de dramaturgia (2001-2005) y capellán hospitalario y crítico de literatura centroeuropea en el ABC Cultural (2006-2012).


Pablo D´ors. Biografía del silencio. Siruela, 2013. 116 páginas. ISBN: 9788498418385


Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXIV Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
Perdonar siempre

Si examinamos la Sagrada Escritura no son pocos los pasajes que hacen referencia a las ofensas realizadas a otros y al perdón de Dios. Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, la Palabra de Dios está impregnada de algo que acompaña al hombre desde nuestros primeros padres: el pecado y la necesidad de perdonar. Al mismo tiempo, la Escritura quiere mostrarnos que el perdón tiene primacía sobre el pecado. De igual manera que Jesucristo ha vencido a la muerte y esta ya no tiene dominio definitivo en el mundo, el pecado y las ofensas tampoco tienen el poder de prevalecer sobre el bien. El perdón es un modo de manifestar en nuestra vida cotidiana que el pecado puede ser borrado.
En este domingo, la primera lectura y el Evangelio de la Misa concuerdan plenamente en subrayar la relevancia del perdón para la vida del hombre. El punto de partida de ambos textos es que todos somos pecadores y todos tenemos algo que ha de ser perdonado. Y esto nos ha de hacer humildes y sencillos frente al hermano. El hecho de que poco después de la creación del hombre aparezca la desobediencia al plan de Dios significa que, desde ese momento, la humanidad está marcada por ese signo y que es preciso ser perdonados.

«Hasta 70 veces siete»
En la pregunta que Pedro, como portavoz de los discípulos, lanza al Señor, se da por supuesto que a lo largo de la vida se reciben ofensas. El apóstol quiere saber si existe un límite al perdón. Con la respuesta «no te digo hasta siete veces, sino hasta 70 veces siete» Jesús señala que el perdón ha de ser ilimitado e incondicional. El argumento del Señor para semejante respuesta es la naturaleza del reino de los cielos, es decir, el modo de ser de Dios. No obstante, la parábola presentada por el Señor pone de manifiesto que por muy misericordiosos que nos consideremos con los demás, mayor indulgencia tiene Dios con nosotros; y la medida que usemos con los otros será la que el Padre celestial utilizará con nosotros.

El perdón de corazón
El Evangelio de este domingo habla de súplica de perdón: «arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo». Asimismo, se refiere a la paciencia y a la compasión en más de una ocasión. En continuidad con la primera lectura, se pone de relieve que no estamos ante una simple deuda o litigio de carácter económico, sino que el daño causado afecta a lo más íntimo del hombre. Se trata de una ofensa que llega hasta lo más profundo. El Evangelio no esconde las reacciones espontáneas, a veces de un modo crudo y dramático, cuando, por ejemplo, se alude al estrangulamiento. Tampoco el libro del Eclesiástico oculta los deseos y pecados más difíciles a menudo de erradicar, como son el rencor, la ira o el deseo de venganza. Con todo, hay algo que no pasa desapercibido: se pone en juego toda la persona. Ante una ofensa recibida de cierta entidad, cuando se suplica un perdón verdadero, ha de ser concedido. Se establece en la persona ofendida una lucha entre los deseos de venganza y de rencor y la búsqueda de la verdadera reconciliación.
Para que esta sea auténtica es preciso fijarse en la misericordia de Dios con nosotros. «El Señor es compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia», escuchamos en el salmo responsorial de la Misa. Es inútil que tratemos por nuestras fuerzas de ser indulgentes con los demás. Cuando el Señor pone ante nosotros la parábola del rey misericordioso y del siervo sin entrañas, lo hace para que nos fijemos en cómo es Dios con nosotros. Del mismo modo, en el padrenuestro pedimos a Dios que nos perdone nuestras ofensas «como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden». Dios es el modelo y quien nos garantiza, en definitiva, que nosotros podemos perdonar de corazón a los demás.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó: «Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?». Jesús le contesta:
«No te digo hasta siete veces, sino hasta 70 veces siete. Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así. El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”. Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo: “Págame lo que me debes”. El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo: “Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”. Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía. Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo: “¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”. Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda. Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».


Mateo 18, 21-35




sábado, 9 de septiembre de 2017

Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXIII Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
Donde dos o tres están reunidos en mi nombre

Si algo configura de manera peculiar la vida de los cristianos en la Iglesia es el carácter comunitario. Sin embargo, no es esta una cualidad exclusiva de nuestra fe. Desde que venimos al mundo estamos en relación con otras personas. Primero en el ámbito familiar y, progresivamente, nuestro círculo social se va ampliando hacia el resto de parientes, amigos o compañeros de trabajo. Puesto que la vida eclesial no es ajena a las dimensiones del hombre, la Palabra de Dios tiene algo que decir sobre el modo de conducir nuestra vida en relación con el resto de miembros de la Iglesia.
Ciertamente, donde hay distintas personas existen diversos pareceres, y no solo eso, sino que es posible sufrir y causar ofensas hacia los demás. Además, la vivencia social de la fe lleva a orar juntos. Por eso, el Evangelio de este domingo se refiere también a la relevancia de la oración comunitaria. Jesús nos explica, en primer lugar, qué hacer ante la ofensa de un hermano y, en segundo lugar, la eficacia de orar juntos.

La reconciliación con el hermano
El amor al prójimo aparece como la raíz de la estabilidad social. San Pablo afirma en la segunda lectura que «el que ama ha cumplido el resto de la ley». La caridad fraterna implica un sentido de responsabilidad recíproca, de modo que, si mi hermano peca contra mí, debo actuar movido por la caridad y no por el principio de acción y reacción, que a menudo es el movimiento que instintivamente surge. No es admisible, por lo tanto, la venganza. Pero tampoco Jesús defiende, en principio, el silencio ante una ofensa recibida. La primera lectura de la Misa dice: «A ti te pediré cuenta de su sangre», refiriéndose a quien no ha advertido al malvado que cambie de conducta. Las palabras del Señor van dirigidas a concretar el amor al prójimo en la reconciliación con el hermano, tal y como escuchamos en el versículo del aleluya: «Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, y ha puesto en nosotros el mensaje de reconciliación» (2 Co 5, 19). La búsqueda del encuentro con el hermano debe llevar, primero, a hablar con él a solas. Esta acción ha de estar animada por el amor y no por el deseo de ofender al hermano públicamente, sino por buscar la paz de un modo discreto. Se quiere, ante todo, el restablecimiento de unas relaciones verdaderamente fraternas, tratando de ganar al hermano. Con todo, ello no significa minusvalorar la ofensa realizada; de hecho, el Evangelio utiliza la expresión «reprender», lo cual se refiere a una desaprobación clara hacia lo que alguien ha hecho o dicho.
Jesús sabe que, por la terquedad humana, con frecuencia el hermano no aceptará nuestra corrección fraterna. En ese caso se nos sigue pidiendo discreción y que busquemos a dos o tres personas para que puedan ayudar a la reconciliación, y, de no tener éxito, ponerlo en conocimiento de la Iglesia. Únicamente si no entra en razón, tras haber intervenido la comunidad, puede considerarse como un pagano o un publicano.

La oración comunitaria, fruto de la caridad
Sin quitar valor alguno a la oración personal, el Señor destaca la eficacia de la oración hecha en común a través de esta afirmación: «Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos», añadiendo que donde dos o tres están reunidos en su nombre, allí está Él en medio de ellos. Así pues, la grandeza de la oración comunitaria no nace de un mero vínculo sociológico entre amigos, compañeros, familiares o conocidos, sino de la acción de Dios a través de Jesucristo. Él no está en medio como uno más, sino como el que con su presencia dirige y guía a la comunidad reunida en su nombre.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia Adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: «Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos. Os digo además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en el cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».


Mateo 18, 15-20






miércoles, 6 de septiembre de 2017

Recordatorio: el próximo viernes día 15, a las 20,30 horas en la Capilla del Voto, se retoman los Rezos Semanales





Una comisión de cofrades de las Cinco Llagas encabezada por su actual Hermano Mayor don Rafael Cordero Jaén se desplazó a El Puerto para participar en la Solemne Eucaristía Conmemorativa del 44º aniversario del fallecimiento del P. Pedro Guerrero, primer Hermano Mayor tras nuestra reorganización




Fotos: N.H.D. Mariano Sánchez Setó



A las 20,30 horas de la tarde noche del pasado sábado, y abrigados por el calor de la presencia de asociaciones e instituciones históricamente ligadas a las diferentes comunidades jesuitas, dio comienzo el pasado sábado una Solemne Eucaristía en la Parroquia portuense de San Francisco que, presidida por el Párroco, don Antonio Olmo, S.I., fue concelebrada por el P. Fernando Barrero, S.I. ante la ausencia por enfermedad del vicepostulador de la causa de beatificación , el jerezano P. Fernando García Gutiérrez, S.I.. 

La presencia jerezana estuvo representada por una comisión de cofrades de las Cinco Llagas encabezada por su Hermano Mayor don Rafael Cordero Jaén, además de algunos miembros de la Hermandad de Amor y Sacrificio, así como integrantes de la extensa familia del P. Guerrero. En la misa se rindió también homenaje al hermano jesuita recientemente fallecido don Diego Casares, S.I., toda una institución musical en El Puerto de Santa María, fundador y director del Orfeón Portuense, que amenizó magistralmente la celebración.

Tras la misma, la gran cantidad de asistentes nos dirigimos a la capilla del Columbario Jesuita, y ante el sepulcro del P. Guerrero, alzamos juntos una oración para su pronta subida a los altares.

Todos los cofrades de las Cinco Llagas departieron posteriormente con los representantes institucionales que concurrieron a este acto, deseando todos  la pronta recuperación del P. Fernando García Gutiérrez, S.I., a quien en este aniversario le fue imposible el desplazamiento desde Sevilla.