Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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jueves, 30 de noviembre de 2017

El obispo de Jerez explica la preocupación de la Iglesia por la aceptación en la sociedad de la ideología de género


Un nuevo Herodes

Fuente: ALFA Y OMEGA


José Mazuelos, obispo de Jerez y miembro de la Subcomisión de Familia y Vida, habla así de la ideología de género, que pretende «matar al niño de la verdad, del amor y de la solidaridad». La preocupación sobre esta cuestión es creciente en la Iglesia, pues, según el experto Justo Aznar, se quiere construir un nuevo orden mundial al margen de la trascendencia.



La ideología de género sigue expandiéndose a nivel social de manera silenciosa sin que apenas reciba contestación. Es una de sus características. Pero hay que combatirla. Así lo consideran los obispos y otros estamentos de la Iglesia en España. De hecho, en la última Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española (CEE), esta cuestión acaparó una parte muy significativa de los trabajos y, en concreto, el proyecto legislativo presentado por Podemos y que bebe directamente de esta ideología. Ya se refirió a ella el cardenal arzobispo de Valladolid y presidente de la CEE, Ricardo Blázquez, en su discurso inaugural, cuando dijo que «niega la diferencia y la reciprocidad natural de hombre y mujer», «vacía el fundamento antropológico de la familia» y promueve «una identidad personal y una intimidad afectiva radicalmente desvinculadas de la diversidad biológica entre hombre y mujer».

En la rueda de prensa final de la Plenaria, el secretario general y portavoz de la CEE, José María Gil Tamayo, volvió sobre el tema y se centró en el proyecto legislativo que se encuentra en tramitación en el Congreso de los Diputados. «Esta imposición de la ley de la ideología de género pretende excluir e impedir otras visiones acerca del ser humano. De este modo, según los obispos, se coartan libertades fundamentales como la libertad religiosa e ideológica, las de expresión, de prensa, de cátedra, etc. Llega a instaurar una verdadera censura; se trata, en definitiva, de una propuesta fundamentalista».

Tras aclarar en varias ocasiones que las minorías merecen todo el respeto sobre la base de la dignidad inalienable de cada persona, apuntó que la proposición de ley «asfixia la libertad y pone en peligro todos los bienes de la democracia». Dijo que tiene «visos inquisitoriales», pues se plantea hasta la destrucción de libros. En este sentido, el portavoz episcopal manifestó su apoyo a la reacción de la Alianza Evangélica Española ante esta cuestión y, de hecho, citó alguna de sus frases en la fijación de la postura de la Conferencia Episcopal. Gil Tamayo no descartó que ambas confesiones puedan ir de la mano en este desafío: «Es un camino por explorar».

Sostienen las iglesias evangélicas de nuestro país que la ley y la ideología de género «no es solo contraria a la nuestra cosmovisión cristiana, sino que amenaza las libertades democráticas de toda la ciudadanía: parte de los dogmas, no de la evidencia científica; impone una determinada ideología, en vez de reconocer la libre concurrencia de propuestas; contradice la igualdad de todos los ciudadanos al conceder a un grupo social privilegios por encima de los demás; coarta la libertad de conciencia y de expresión; invade competencias propias de la sociedad civil y la familia».

La preocupación de la Iglesia católica por esta cuestión viene de lejos, pero en los últimos tiempos, coincidiendo con nuevos proyectos legislativos, se ha intensificado el análisis y sobre todo la difusión entre los católicos. Se han realizado jornadas en distintas diócesis, se ha dedicado la reunión anual de los vicarios de pastoral de toda España de hace dos semanas a esta cuestión y ahora todos los obispos han analizado la nueva ley.

José Mazuelos es obispos de Jerez, miembro de la subcomisión episcopal de Familia y Vida. Es también licenciado en Medicina y ejerció como médico. Trabajó la ideología de género en su diócesis y fue uno de los ponentes en la citada reunión de vicarios de pastoral. A raíz de sus intervenciones ha elaborado un pequeño documento en el que se explica de manera clara qué es y qué implicaciones tiene esta ideología. En él, se detalla que esta ideología pretende «la hegemonía cultural, social y política por medio de la represión legal y mediática» y que explica la realidad desde «premisas que no tienen base científica». «Se prescinde de la palabra sexo y utilizan el género. El sexo es lo dado biológicamente, mientras que el género sería la construcción social de la persona. El género se elige, consideran que una mujer que ha nacido con su sexo femenino puede decidir ser un hombre», añade. Una propuesta que «quiere imponer a todos la concepción del hombre hasta ahora desconocida y obligarnos a aceptar esa visión del mundo». «Esta ideología trata de ser el pensamiento único y el que se opone a la misma es calificado de intransigente, intolerante y homófobo».

Una de las dificultades a la hora de combatir esta ideología es que se presenta con buena apariencia, tal y como detalla Mazuelos, «como si fuera una defensa de las personas con tendencia homosexual o una defensa de la mujer». También rehúye la discusión razonada, pues para propagarse «extiende el miedo a razonar y argumentar serenamente», y, además, no respeta la libertad de conciencia.

Para Justo Aznar, director del Instituto de Ciencias de la Vida y del Observatorio de Bioética de la Universidad Católica de Valencia, «la ideología de género es uno de los problemas más graves que tiene la sociedad hoy». Al margen de cuestiones concretas como el ataque a la familia o a la libertad de los padres para decidir la educación de sus hijos, Aznar hace especial hincapié en la globalidad de este proyecto ideológico, que es «construir un nuevo orden social al margen de la trascendencia y que incluso va más allá, pues configura un hombre al margen de la naturaleza humana, lo que se llama transhumanismo».

Coincide en este sentido el documento del obispo de Jerez, que habla de la sociedad posthumana, en la que «la frontera entre lo natural y lo artificial se reduce, donde el sujeto es mera materialidad sometida a la biotecnología».


¿Quién está detrás?

Según Mazuelos, el neocapitalismo representado por las élites económicas globalizadas, entre las que se incluyen las mayores empresas del mundo; el neomarxismo, que ha dejado de preocuparse por la lucha de clases para centrarse en la lucha de género; y los grandes organismos internacionales como Naciones Unidas.

«Nos enfrentamos a grandes corporaciones e instituciones como el Club Bilderberg. Daría miedo si Dios no existiese. Por eso, tenemos que abrir los ojos y hacer todo lo que podemos para explicar a la sociedad esta situación. Tenemos que enfrentarnos a este problema, que no es otro que defender la fe hasta el fondo», añade Aznar, que también participó en el citado encuentro de vicarios y que está preparando un libro sobre esta cuestión para enviar a todos los obispos, así como un documento con todos los aspectos que se ven afectados en la propuesta de género: biomédicos, educativos, pastorales, legislativos…

Ante esta ideología, Mazuelos recalca la importancia de volver a la verdad del Evangelio, «donde brilla con fuerza la familia de Nazaret, que nos alienta a desfallecer ante el nuevo Herodes que quiere matar al niño de la verdad, del amor, de la solidaridad […]». También presentar al mundo la belleza del matrimonio y la familia y, por tanto, «no caer en complejos ni en desánimos y tener presente el tesoro del Evangelio» y, finalmente, reivindicar la libertad, la educar a los hijos según las convicciones de los padres y para hacer patente que la misión de un estado democrático es buscar la justicia y no la imposición de una moral.

F. Otero



Evangelio y comentario


Fuente: ALFA Y OMEGA

I Domingo de Adviento (ciclo B)
¡Velad!

Uno de los aspectos más interesantes del acercamiento de cualquiera de nosotros hacia la Escritura es poder comparar el ambiente reflejado en ella con la situación que podemos vivir actualmente, tanto desde el punto de vista personal como desde el social o cultural. Habitamos un mundo científica y técnicamente cada vez más avanzado; y con grandes progresos, en líneas generales, en la cultura, la política y la comunicación. Con todo, a pesar de disfrutar, sobre todo en Occidente, de una vida cada vez más cómoda, los grandes logros contemporáneos no solo no consiguen responder a las preguntas más profundas del hombre, sino que a menudo parecen ocultar o anestesiarnos ante el verdadero sentido de la vida. Es como si se siguieran cumpliendo las palabras de Isaías, escritas siglos antes del nacimiento del Salvador: «Nadie invocaba tu nombre, nadie salía del letargo para adherirse a ti; pues nos ocultabas tu rostro». En efecto, donde el hombre aparece como el único señor de la creación, parece que Dios se ha retirado. Surge entonces la añoranza del pueblo de Israel, que puede ser la nuestra: «Vuélvete», «ojalá rasgases el cielo y descendieses», es decir, se formula un grito del hombre hacia Dios para que salga a nuestro encuentro. Para que este se produzca, no solo es preciso que Dios se «manifieste» (otro de los términos clave de este período del año que comenzamos), sino que el hombre ha de «volverse» hacia su Señor. Y es aquí donde cobra sentido la llamada a la vigilancia.

Espera y esperanza
La mirada al Adviento nos suele remitir a dos realidades: en primer lugar, al hecho histórico de la Encarnación y Nacimiento del Salvador; en segundo lugar, al acontecimiento futuro de la última venida del Señor, en poder y gloria, al final de los tiempos. Pensando así no andamos desencaminados. E incluso podemos entender sin dificultad, si hemos seguido el ritmo de las lecturas de los últimos domingos, que el final del año litúrgico y el comienzo del Adviento coinciden en enfatizar el deseo de la segunda venida. Pero hemos de dar ahora un paso más, para que la llegada del Señor tenga repercusión en nuestra existencia y no nos dispersemos en la nostalgia del pasado o en un simple anhelo del futuro. Aquí es donde nos sitúa la segunda lectura de este domingo. La comunidad cristiana ansía la revelación definitiva de Dios y Pablo exhorta a los cristianos a vivir de modo irreprensible «el día de nuestro Señor Jesucristo». La perspectiva de Pablo y de la primera comunidad cristiana es que la venida del Señor no consiste exclusivamente en un momento futuro en el tiempo, sino en un lugar espiritual en el que debemos caminar en el presente. Aquí entra en juego otro de los términos preferidos del Adviento: la esperanza. Por ella poseemos ya ahora el mismo futuro. No esperamos la parusía como el que aspira a una novedad absoluta. El deseo de la segunda venida se fundamenta en que ya hemos conocido el testimonio de Cristo. Tenemos constancia de que Dios se ha vuelto hacia el hombre por medio de su hijo y la Iglesia nos vuelve a recordar en esta época del año que el Señor ya no se ha retirado ni nos ha abandonado.

Una llamada concreta al hombre
En definitiva, Dios ha entrado ya en el tiempo y en la historia con su palabra y sus obras de salvación. Llevamos varios domingos en los que el Señor, a través de distintas parábolas, nos ha insistido en que cada uno, llegada la hora que solo Dios conoce, será llamado a rendir cuentas de su existencia: de cómo ha vivido y de cómo ha puesto a rendir sus propias capacidades. Esta realidad nos debe animar a vivir con un equilibrado desapego de los bienes terrenos, con un arrepentimiento de nuestros pecados y, ante todo, a vivir con mayor profundidad el amor a Dios y al prójimo. La llamada de Jesús a la vigilancia no se dirige solo a quienes estaban en ese momento ante Él, sino a nosotros, que 2.000 años después seguimos poniéndonos ante su presencia en la celebración litúrgica en una disposición de esperanza alegre.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos. Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».


                Marcos 13, 33-37





jueves, 23 de noviembre de 2017

Recordatorio: mañana viernes 24 de noviembre a las 20,30 horas y en la Capilla del Voto tendrá lugar el Retiro de Adviento






Recomendación libresca: DEL CORO AL CIELO






Monseñor don José Luis Repetto Betes, incansable historiador de nuestra Iglesia Diocesana, publica un nuevo trabajo titulado Del coro al cielo. Vida y martirio de Siervo De Dios Juan Ruiz Candil, canónigo doctoral de la Santa, Real e Insigne Iglesia Colegial de Nuestro Señor San Salvador de Jerez de la Frontera.
En este folleto de 20 páginas ha recogido los datos que ha encontrado en el archivo de la Colegial y en las declaraciones de los testigos llamados por el Cardenal Segura y publicadas en el libro La persecución religiosa en la Archidiócesis de Sevilla. Estará a la venta en la Librería Diocesana.


Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo
Y su reino no tendrá fin

Formamos parte de una sociedad que, con sus naturales diferencias en los modos de pensar, está fuertemente sensibilizada con la solución de los problemas de las personas y con el deseo de dejar un mundo mejor para las futuras generaciones. Con este punto de partida, plantear un reino sin fin o un reino eterno nos sitúa, a primera vista, en un escenario más propio de la Antigüedad o de tiempos más modernos que preferiríamos que no hubieran existido, como los totalitarismos del siglo XX. Sin embargo, no solo la Liturgia de la Palabra de este domingo, sino distintos pasajes del Nuevo Testamento no vacilan a la hora de proponer al Hijo de Dios como un rey destinado a reinar por siempre. El Apocalipsis lo presenta como «el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el fin» (Ap 22, 13). De hecho, este pasaje es citado y desarrollado por la constitución pastoral Gaudium et spesdel Concilio Vaticano II para hablar del Señor como fin de la historia humana, el punto en el que convergen los deseos de la historia y de la civilización, y centro del género humano (Cf. GS 45). Conocemos algunas referencias evangélicas a Cristo como rey, dada la vinculación de estas con los momentos centrales de la vida del Salvador: desde el anuncio de su nacimiento el Hijo unigénito es definido «rey», como mesías, heredero de David, que según las promesas de los profetas inauguraría un reino que no tendría fin (Cf. Lc 1, 32-33). ¿Cómo se compaginan estas expresiones de «reinado sin fin», «primero y último», o «se me ha dado todo poder en el cielo y en la tierra» (Mt 28, 18) con una respuesta real o la resolución de los graves problemas que sufrimos en nuestra vida cotidiana? ¿Es aceptable y relevante ese lenguaje para personas del siglo XXI?

Mi reino no es de este mundo
Para ello hemos de fijarnos en qué lugares de la vida de Jesús se hace particular alusión a su reinado. Los momentos cercanos a su pasión están repletos de esas referencias. No solo a través de expresiones como el célebre interrogatorio de Pilato: «¿Tú eres rey?» (Jn 18, 37), sino también en el modo de ser conducido hacia el Calvario, con corona y vestido de púrpura. En ese momento, rodeado también de la mofa de las masas, Jesús puntualiza: «Pero mi reino no es de este mundo» (Jn 18, 36). Sin duda, la vinculación de su reino con la cruz presagia ya un ejercicio peculiar de las «funciones de la corona». Será aquí donde hallaremos el sentido de la referencia de Jesús a sí mismo como rey.

Reinar es amar
No podemos olvidar que, aunque Jesús se considera rey, siempre rechazó ese título cuando era comprendido en sentido político, como los jefes de las naciones. El ejercicio concreto de su reinado se ha de ver, ante todo, como la revelación y la realización de la realeza del Padre. La profecía de Ezequiel, que escuchamos como primera lectura, nos habla de Dios como pastor que cuida, apacienta, venda a la oveja herida, fortalece a la enferma; sin olvidar que también juzga entre oveja y cabra, entre carnero y macho. Precisamente, de este juicio es del que habla Jesús a sus discípulos en el Evangelio. Habla de un juicio solemne, pero también nos da los criterios para salvarnos: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber». En el amor, concretado a través de las obras de misericordia está el centro de la legislación de ese rey «absoluto», en el que no hay separación de poderes, porque gobierna, legisla y juzga con el único criterio de revelar el inmenso amor del Padre hacia nosotros. Y, por último, la humillación y la muerte en la cruz no son sino la prueba extrema de que su poder se manifiesta en el amor. Cristo resucita y reina eternamente solo tras haberse mostrado hasta el final su entrega por los hombres.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones. Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la cárcel y vinisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?; ¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “En verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”. Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles. Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber, fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también estos contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?”. Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».


                 Mateo 25, 31-46





domingo, 19 de noviembre de 2017

Artículo publicado en la revista conmemorativa del Aniversario del Voto Inmaculista de Jerez

A continuación damos a conocer el artículo que fue solicitado a nuestro hermano secretario para ser publicado en la revista conmemorativa del Aniversario del Voto Inmaculista.






LA INMACULADA Y LAS CINCO LLAGAS
Ernesto Romero del Castillo (secretario de la Hermandad de las Cinco Llagas)


La relación de la Hermandad de las Cinco Llagas de Jerez con la Inmaculada parte del tronco común de la Orden Franciscana, que fue desde sus inicios muy fiel a la creencia en la Inmaculada -que se coronó con la proclamación del Dogma en 1854-, y contribuyó a su arraigo y extensión por todo el mundo.  Además, esta querida advocación de la Santísima Virgen es Patrona de la Orden, aunque también es Patrona de España desde 1644,  de nuestra diócesis desde el pontificado de don Juan del Río Martín y de multitud de instituciones y pueblos a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional.

La Hermandad en la actualidad se halla en proceso de concesión del título de Seráfica y Franciscana, por el entroncamiento con la Orden Franciscana desde la propia fundación de la Corporación en el año 1561 en el Convento de San Francisco. Ese mismo carisma franciscano fue predominante en el concepto que los cofrades fundadores y posteriormente reorganizadores de la Hermandad (año 1939) que imprimieron, igualmente a lo largo de los años, la vida de Hermandad que se ha canalizado invariablemente siempre bajo la Dirección Espiritual de la Orden Franciscana de nuestra ciudad conservándose unas relaciones significadas por el respeto y la colaboración recíproca.

Por otra parte, la devoción por las Sagradas Cinco Llagas inspiró desde  la fundación a esta Hermandad. Devoción que fue iniciada por el propio San Francisco de Asís, que, según la tradición y estando en éxtasis, recibió directamente del Crucificado estos estigmas en su propio cuerpo, y  de la que la Orden de los Frailes Menores fue  una de las mayores impulsoras usando como emblema propio el escudo de las mismas Llagas. Hay que tener también en cuenta que la histórica devoción de los franciscanos por la Pasión del Señor y su espíritu penitencial hizo que la Orden se considerara como una de las principales cunas de las cofradías  de  Semana Santa.

La Hermandad en el siglo XVI tuvo como sede dentro del Convento la antigua Capilla de la Esperanza –hoy inexistente puesto que el templo actual es del siglo XVIII- que tenía entrada por la calle Lancería. Pero a partir de  la reorganización (1939) las nuevas Imágenes Titulares permanecieron de modo provisional en pequeñas capillas de la nave del Evangelio –El Señor de la Vía.-Crucis donde hoy se ubica el Cristo de las Almas y María Santísima de la Esperanza en el lugar en el que en la actualidad han sido acogidos los Sagrados Titulares de la Hermandad del Cristo de la Expiración-. Y allí permanecieron hasta que en 1973, y a petición del entonces Hermano Mayor don Manuel Atalaya García –uno de los hermanos reorganizadores- el entonces Guardián, Fray Antonio Fernández Garrote, O.F.M., concede a la Hermandad el traslado definitivo de sus Sagradas Imágenes a la antigua Capilla de la Inmaculada Concepción, que desde siglos atrás se venía conociendo como la del Voto por proclamarse en ella en 1617 el Voto de la Ciudad de Jerez, por el incremento de la devoción de los Titulares de la Hermandad de las Cinco Llagas, para que ganaran en culto y esplendor a la vez que se dejaba un espacio más diáfano a la circulación de personas en el templo. Las condiciones que puso el mencionado Guardián a esa concesión “por un período indefinido de años” fueron que la Virgen del Voto siguiera presidiendo la Capilla, que ésta debía seguir llamándose capilla del Voto, y que para cualquier reforma u obra –precisamente hace poco más de tres lustros fue restaurada  por nuestro Ayuntamiento- debía ser consultada la Comunidad de PP Franciscanos que regentara la iglesia.

Que una Capilla construida entre 1553 y 1555 (aunque sólo quede de la construcción original el ábside, como apuntó Manuel Romero Bejarano) que guardó esplendorosos momentos históricos y devocionales hacia la Inmaculada por parte del Pueblo de Jerez quedara prácticamente en desuso, apenas abierta  unos días al año, sólo lo explica la llegada de la secularizadora modernidad del tardofranquismo y del postconcilio. Ya en los ochenta se había dejado de hacer la Novena llena de boato y esplendor con aquellos recuerdos de gallardetes celestes en los balcones que adornan las naves de la iglesia.  Jerez parecía haberse olvidado de la devoción inmaculista de siglos.

Pero gracias a la cesión de la Capilla, y la cercanía de nuevo con la Inmaculada del Voto a raíz de la reapertura a la cotidianidad, además de una serie de personas a las que es de justicia nombrar, la Inmaculada del Voto ha vuelto a ganarse un sitio en el corazón de los jerezanos.

Habría que recordar a don Manuel Durán, gran colaborador del Convento, que vestía a la Santísima Virgen hasta que Jesús Tamayo, a raíz de su designación como vestidor de María Santísima de la Esperanza en 1996, y a solicitud de Sebastián Núñez, también colaborador del Convento y hermano de las Cinco Llagas que se ha dedicado al cuidado del ajuar de la Virgen del Voto, la comienza a vestir -hoy también en estrecha colaboración con las camareras de la Hermandad de las Cinco Llagas-.

Y no nos podemos olvidar de dos guardianes del Convento que se preocuparon también por la devoción a la Virgen del Voto. Primero Fray Alberto Ramos Romero, O.F.M., que entre 2000 y 2004 encargó una restauración tanto de la Imagen como de la Capilla. Y en segundo lugar Fray Celestino Pinilla Valdés, O.F.M., fallecido en 2016, y que entre 2004 y 2010 se preocupó de aumentar el ajuar de la Virgen, pidiendo incluso colaboración a la mayordomía de la Hermandad de las Cinco Llagas en el encargo de algunos elementos, como sayas y mantos, así como el pelo natural que exhibe en la actualidad la Santísima Virgen.

Hoy en día, sin cenobio en nuestra ciudad por la falta de vocaciones religiosas, con la Provincia Franciscana reestructurada y sin poder permanecer en nuestra ciudad más allá de las misas y la atención a los fieles que van por San Francisco, ha sido la Hermandad de las Cinco Llagas la que ha propuesto la celebración de unos cultos predicados por PP Franciscanos, un besamanos (que finalmente se hará coincidir con el besamanos magno teniendo Ella un lugar preeminente) y la participación en un altar del Corpus – ya en 2012 la Hermandad montó un altar para ese día con la Imagen de la Virgen del Voto en la calle Larga a la altura del Banco de Andalucía- para que la belleza de esta Imagen aún desconocida para muchos se hiciera presente también en las calles de nuestra Ciudad en el año de este  IV centenario, pues no fue delante  de otra, sino en presencia de la Virgen Inmaculada del Voto ante la que se pronunciaba cada año el Voto de nuestra Muy Noble y Muy Leal Ciudad.

No en balde nuestro recientemente fallecido Director Espiritual y rector del templo, a la vez que superior de la comunidad de frailes de Cádiz, el muy querido y recordado P. Fray José Luis Salido Mateos, O.F.M. transmitió en varias ocasiones verbalmente su deseo de que la oficial y única custodia del cuido de la talla y de la organización del fomento de su devoción y organización de futuros cultos fijos en el calendario la tuviera la Hermandad de las Cinco Llagas. El tiempo dirá si la tendremos como nueva Titular de la cofradía.

Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXXIII Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
Los talentos

No es extraño oír decir, especialmente a las personas muy mayores o a enfermos crónicos, que ya no tienen nada que hacer en la vida, que son una carga para sus familiares o la sociedad, y que ya han cumplido con todo lo que tenían que realizar en la vida. Esta reflexión, que suele surgir de personas con acentuadas limitaciones físicas, muestra una aparente lucidez mental, pues son conscientes de lo que ya no pueden hacer. Debido al incremento de la esperanza de vida son cada vez más quienes superan edades que hace solo 100 años eran impensables. Con todo, a pesar de las innovaciones médicas y del aumento de la calidad de vida, no es posible evitar un deterioro de facultades físicas. Y ello genera un cierto pesimismo de fondo, que contrasta con la enseñanza que este domingo nos presenta el Evangelio.

Ser vida para los demás
El pensamiento dominante en nuestra cultura fomenta valorar al hombre por lo que puede hacer, por su capacidad de producción, de establecer relaciones sociales o de desplazarse autónomamente de un lugar a otro. Por el contrario, el Evangelio nos dice que todos hemos recibido unos determinados talentos. Jesús nos hace caer en la cuenta de que no existe persona alguna que no haya sido elegida por Dios para llevar a cabo una misión, independientemente de la manera en la que se concrete la misma. Los talentos recibidos por Dios se concretan en dones materiales, como la vida, el universo que nos rodea, la salud y las cualidades físicas o intelectuales. Asimismo, el Señor ha regalado a su comunidad los dones de la gracia, para que los haga fructificar antes de su vuelta: la fe, la gracia, su Espíritu, su Palabra, los sacramentos o la participación en la vida de la Iglesia. La enorme riqueza derramada sobre nosotros no está destinada al solo aprovechamiento personal, sino que ha de ser utilizada en beneficio de la comunidad que se nos ha dado: la familia, la Iglesia y la sociedad.

Juzgados según lo recibido
La parábola de los talentos nos pone en guardia frente a tres peligros que pueden acecharnos. El primero es la falsa humildad. El Señor es quien distribuye los talentos y todos somos depositarios de ellos, en mayor o menor medida, en una dirección o en otra. Ser humildes no entra en conflicto con ser agradecidos, valorando en su justa medida lo que hemos recibido. Todas las personas somos, en sentido absoluto, útiles, y nuestra mera vida y existencia, aunque sea en estado casi vegetal, es un gran don y talento para aportar a los demás.

El segundo peligro que nos acosa es el miedo ante lo que Dios nos pide. Debemos tener una idea buena y positiva de Dios. No debemos pensar que es una persona dura y severa, que solo busca descubrir los fallos de las personas para castigarlas. El «siervo negligente y holgazán» del pasaje evangélico pretende excusarse ante su señor de su inactividad y de su nula productividad, aludiendo a la exigencia del Señor. Todos podemos poner pretextos. Sin embargo, Jesús nos advierte que ante todo lo que Dios nos ha dado no caben disculpas o evasivas: es necesario ponerse a trabajar, colaborando con la acción de Dios.

El tercer riesgo es el de la comparación entre mis talentos y los de los demás. El pensar recurrentemente en lo que yo no he recibido y otros sí es fuente de una insatisfacción constante y puede implicar situarse de perfil ante todo lo que cada uno puede aportar en el ámbito en el que se encuentre. La parábola no revela relación entre los distintos beneficiarios de los talentos. Tampoco Dios nos exigirá cuentas de lo que han recibido los demás ni nos va a comparar con ellos. En este sentido, somos administradores únicos de aquello que solo a nosotros se nos ha dado.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo vino el señor de aquellos siervos y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar de dientes”».


                  Mateo 25, 14-30





lunes, 13 de noviembre de 2017

El P. D. Gabriel Díaz Patri ofrecerá en el Obispado la ponencia ‘En épica defensa de Occidente, Chesterton y la herencia cultural cristiana’





Mañana martes 14 de noviembre tendrá lugar, a la 20:00 horas en el Auditorio San Juan Pablo II del Obispado de Jerez, una nueva conferencia correspondiente al ciclo de intervenciones mensuales que organiza la Asociación Católica de Propagandistas (ACdP), y a la que hemos sido invitados.

 

El conocido sacerdote argentino don Gabriel Díaz Patri ofrecerá ‘En épica defensa de Occidente, Chesterton y la herencia cultural cristiana’. Es profesor de Filosofía de la Pontificia Universidad Católica de Buenos Aires y miembro del Centro de Estudios Filosóficos Medievales de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.


 



La Hermandad de las Cinco Llagas felicita a don Jesús Salido Aparicio por su reciente toma de posesión del cargo de Hermano Mayor de la Hermandad de Damas y Caballeros de Nuestra Señora del Carmen Coronada






jueves, 9 de noviembre de 2017

La Unión de Hermandades propone las llamadas RUTAS INMACULISTAS para los próximos cuatro sábados




Fuente: Blog desdelacuidadolvidada

En 2017 se cumplen 400 años del voto que la Ciudad hizo de defender la Pura y Limpia Concepción de María. Fue el 8 de diciembre de 1617. El inmaculismo jerezano se retrotrae, sin embargo, a siglos anteriores. Aunque es probable que su culto llegara poco después de la conquista cristiana, con el establecimiento de la orden franciscana, los primeros testimonios documentales son del siglo XV, cuando consta la celebración de su festividad en la Colegial y la existencia de sendas capillas en el convento de San Francisco y junto a la iglesia de San Marcos, respectivamente. De este último templo saldrá en 1615, en plena efervescencia de las disputas entre defensores y detractores de esta creencia, una singular procesión en la que participaron todos los estamentos de la sociedad local para cantar por las calles “a voces las limpísima concepción de la Virgen Nuestra Señora”. Y será en esta parroquia del evangelista donde se inicie también la primera de las “Rutas Inmaculistas”, organizadas por la Unión de Hermandades, que tendré la oportunidad de guiar durante los cuatro próximos sábados. A lo largo de estos recorridos pasaremos por otros lugares vinculados de una manera especial con esta devoción mariana: el antiguo Beaterio de la Concepción (actual convento de las Mínimas), la plaza del Progreso (enclave del desaparecido convento de las Concepcionistas), el Ayuntamiento y la iglesia de San Francisco (escenarios del voto de 1617) o el convento de Santo Domingo y la hoy Catedral (ambos relacionados con la renovación del voto de 1653). Historia y arte; arquitectura, escultura, pintura y cerámica se funden para descubrir una herencia patrimonial que excede lo puramente religioso.
La primera cita será este sábado 11 de noviembre a las 11:00 en San Marcos. El acceso y participación son libres y gratuitos. Están todos invitados.

José Manuel Moreno Arana



La Hermandad de las Cinco Llagas felicita a don Jesús Vidal Sánchez por su reciente reelección como Hermano Mayor de la Hermandad de La Oración en el Huerto





La Hermandad de las Cinco Llagas felicita a doña Marisa Palomares Sáez por su reciente toma de posesión del cargo de Hermana Mayor de la Hermandad de La Vera Cruz





La Hermandad de las Cinco Llagas felicita a doña Inmaculada Vadillo Romero por su reciente toma de posesión del cargo de Hermana Mayor de la Hermandad del Soberano Poder




La Hermandad de las Cinco Llagas felicita a don Álvaro Barba Hidalgo por su reciente elección como Hermano Mayor de la Hermandad del Resucitado





El pasado viernes 3 de noviembre celebramos Santa Misa de Hermandad en la Capilla del Voto





Beatificación de 60 mártires vicencianos este sábado en Madrid



El acto más grande de amor a Dios

Fuente: ALFA Y OMEGA
«Por uno que reciba la muerte vendrán otros muchos. Su sangre será como una semilla que dará fruto, y fruto abundante. Vais a hacer el acto más grande de amor a Dios que puede hacerse y que jamás habéis hecho, pues no hay ninguno más grande que el del martirio». Así animaba san Vicente de Paúl en 1658 a cuatro hijas de la Caridad que encaminaban sus pasos hacia una misión arriesgada. Sus palabras resuenan hoy proféticas cuando, este sábado en Madrid, la Iglesia en España se dispone a celebrar la beatificación de 60 mártires de la familia vicenciana, en una ceremonia presidida por el cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y concelebrada por otros siete cardenales y 28 obispos.
«Estos 60 mártires dieron su vida por amor. Murieron amando y perdonando. Mostraron una sabiduría que viene de arriba, que no lleva a rivalidades ni a desórdenes, sino que viene de Jesucristo», afirma el cardenal Osoro, arzobispo de Madrid, sobre estos 60 miembros de la familia vicenciana, entre los que hay varios sacerdotes y hermanos paúles, hijas de la Caridad, sacerdotes diocesanos vinculados al apostolado de la Medalla Milagrosa y varios laicos hijos de María.
El cardenal Osoro los anima a «dar la vida como ellos, sirviendo a los demás y considerándolos más importantes que uno mismo». Para el arzobispo de Madrid, «solo el amor y el perdón sirven a los hombres. Si deseamos este camino para nosotros hay que pedirlo, porque no es algo espontáneo y natural, sino que es un regalo que se nos da», ya que esta forma de vivir «solo la hace posible Jesús; es Él el que nos permite dar la vida por Dios y por los demás. Y es una propuesta de vida extraordinaria». Todo ello llevará a «construir un mundo sin rencores ni odios ni envidias, en el que seremos capaces de dar la vida por los otros, aunque no piensen como nosotros», porque «las armas de los seres humanos no son las del odio ni las del rencor, sino las de Jesucristo: el amor que genera vida, y no muerte», subraya el purpurado.
Según el cardenal Osoro, estos mártires son un modelo «más actual que nunca», porque «hay momentos en la historia en los que parece que nos cuesta perdonar. Por eso es bueno traer a la memoria a personas como estas, gente que no destruye sino que perdona, que da la vida no por una idea, sino por una persona: Jesucristo», porque «la paz tiene un nombre y un rostro: Jesucristo».
El martirio es una gracia
Por su parte, el visitador de la provincia San Vicente de Paúl-España, el padre Jesús María González, incide en que «para nosotros esta beatificación es un broche de oro al jubileo de los 400 años de carisma vicenciano que estamos celebrando este año». Estos mártires «llevaron a cabo a la perfección nuestro carisma: misión y caridad», y «han sido fieles continuadores de la misión que Cristo nos ha confiado».
Junto a él, la vicepostuladora de la Causa, sor Josefina Salvo Salanova, afirma que, además de ser «una ilusión para nuestra familia religiosa», estos mártires «son todos un bien para la Iglesia» porque «encarnaron tanto la virtud de la esperanza como la de la fortaleza. Se fiaron completamente de Dios y eso les dio una fuerza impresionante».
Sor Josefina destaca que «sabemos que muchos de ellos rezaron con fervor el rosario los días anteriores a su muerte, consolaron a sus propios familiares y les pidieron que no estuvieran tristes y que perdonaran a sus verdugos, les exhortaron a confiar en Dios tal como ellos mismos hacían, y algunos hasta fueron al martirio cantando…».
Para esta hija de la Caridad, todo ello fue «una gracia sobrenatural» que bebe directamente «del perdón del Señor en la Cruz. No es algo natural, sino que es producto de una gracia que viene de Dios».
En esta línea abunda la hija de la Caridad Ángeles Infante, miembro de la comisión de preparación del evento, quien destaca que esta beatificación es «una gran fiesta de fe, de perdón y de esperanza», porque para los mártires «su gran tesoro es la vida, que entregan por amor a semejanza de Cristo. Y esto solo se entiende con la fe». Además, «todos ellos murieron perdonando», porque para ellos el perdón fue «su perla preciosa».

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo



Evangelio y comentario

Fuente: ALFA Y OMEGA

XXXII Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
No sabéis el día ni la hora

Durante el mes de noviembre la Iglesia se detiene de forma especial en recordar a quienes nos precedieron. Al mismo tiempo, la liturgia se acerca al final del año y nos acerca a la reflexión de las realidades últimas de nuestra vida y del mundo, y a la venida gloriosa de Jesucristo resucitado. San Pablo nos llama insistentemente a la esperanza ante la suerte de los difuntos. Mientras que el mundo pagano griego vivía bastante preocupado de lo inmediato, el apóstol quiere proponer a los habitantes de Tesalónica el consuelo de la certeza de que un día estaremos para siempre con el Señor, gracias a que Jesús murió y resucitó verdaderamente. Los primeros cristianos esperaban como inminente el retorno del Señor. Pero Pablo pretende que no centren su atención en tratar de adivinar cuándo exactamente vendrá de nuevo Jesucristo, sino en vivir llenos de esperanza. La certeza de estar para siempre con el Señor y de que Dios nos llevará con Él debe ser fuente de consuelo y de esperanza, al mismo tiempo que una llamada a vivir el día a día con serenidad en la espera del futuro. En definitiva, creer no significa únicamente afirmar un conjunto de verdades, sino también esperar en ellas. Implica hacer nuestras estas verdades, asimilando que nos afectan directamente y no solo como mera teoría.

Velad
En Mateo hay cinco grandes discursos, en los que el evangelista reúne las enseñanzas más importantes del Maestro. El último se ocupa de las realidades últimas o escatología, y en él se integra la parábola de las vírgenes prudentes. Este relato aparece con la noche como escenario. Y ello responde a algo no accesorio, que encuentra su reflejo en nuestras celebraciones, puesto que si existe un tipo de acción litúrgica de especial relevancia desde los primeros siglos del cristianismo es la vigilia. No es casualidad que actualmente las celebraciones más importantes del año conserven este modo de realización, como es el caso de la Epifanía o de Pentecostés. Pero, sin duda, las más importantes son la vigilia pascual, que constituye el centro del año litúrgico, así como la Misa de medianoche o Misa del Gallo, en Navidad. Desde los inicios del cristianismo y en continuidad con la tradición judía anterior, la noche aparece como el tiempo privilegiado de la salvación. El motivo es que, frente a la oscuridad, las tinieblas y la muerte, el Señor irrumpe como la luz y la vida otorgando un valor nuevo a nuestra existencia. Si olvidamos a Dios y a Cristo, el mundo vuelve a caer en el vacío y en el sinsentido. La vigilancia de la noche está unida a otro factor: la sorpresa y lo inesperado. Estamos en vela porque, como dice el Evangelio de este domingo, «no sabéis el día ni la hora».

El aceite de las lámparas
En la parábola que escuchamos se presentan dos tipos de vírgenes. Las diez tienen lámparas, las diez se quedan dormidas. Cuando de repente se presenta el esposo, solo hay una diferencia entre las prudentes y las necias: las primeras tenían aceite y las segundas no. San Agustín y otros autores ven en el aceite de la lámpara un elemento indispensable para ser admitido al banquete nupcial, un símbolo del amor que no se puede comprar. Se recibe como un don, se conserva en lo más íntimo y se practica en las obras. Precisamente a esto nos anima el pasaje evangélico de este domingo. No nos ha de preocupar conocer cuándo será el fin del mundo o el momento en el que volverá el Señor en poder y gloria. Ni siquiera es particularmente importante prever el fin de nuestros días en la tierra. Lo verdaderamente relevante es estar siempre con las lámparas encendidas, alimentadas por el amor que se nos ha dado como un don del Espíritu Santo. En realidad, se nos está diciendo también que no debemos esperar ningún momento culminante, ya que el esposo, Cristo, se presenta cada día ante nosotros en las diversas posibilidades que tenemos de responder al amor mayor que él ha tenido con nosotros.


  Daniel A. Escobar Portillo
 Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid




Evangelio

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”. Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».

Mateo 25, 1-13