El rector de la Universidad de San Dámaso
ha puesto colofón a cuatro días que, bajo el título genérico ‘Comunicar la
alegría de la fe’, han anticipado el acercamiento al sentido del Año de la Fe
que en el 50 aniversario del Vaticano II, abrirá Benedicto XVI en octubre
próximo.
Fuente: Gabriel Álvarez, delegado de Medios de Comunicación Social de la Diócesis de Asidonia-Jerez
Jerez, 20 de Septiembre de
2012.- Los medios y modos para comunicar
la fe han sido expuestos hoy, tras las otras tres jornadas que han recorrido el
objetivo del Año de la Fe, virtud que es realidad y humana y divina y que tiene
en la escucha de la Palabra de Dios su puerta abierta, como contenido de la
conferencia con la que ha sido clausurada la XXIII Semana de Teología.
El ponente ha sido el profesor
Javier Prades López, rector de la Universidad de San Dámaso, en Madrid, quien
ha abordado su intervención explorando en los escenarios en los que la
actualidad consolida las posibilidades de la vida de fe en medio de dificultades
evidentes pero también de realidades para la esperanza de una comunicación que
recupera enteros en los últimos tiempos.
Prades ha abundado en los
documentos sobre la Nueva Evangelización para advertir de un escenario cultural
de evidente secularización incluso entre los cristianos. También ha valorado el hecho de una creciente inmigración que condiciona un nuevo marco en las
relaciones. Asimismo, las novedades económicas y políticas también han sido
consideradas en la conferencia.
No han faltado las reflexiones
referidas a qué posibilidades existen de comunicar la fe en la actual sociedad
de los avances científicos y tecnológicos, con el peligro que el ponente ve de
convertirlos en una nueva religión. Y se refirió también a la actual revolución
de las comunicaciones y su nuevo espacio en las relaciones con una mención
especial a las que brinda Internet.
Tampoco escapó al último ponente
de esta XXIII Semana de Teología, ya concluida, la atención hacia una
reaparición del hecho religioso en el escenario público aunque, a veces, con
formas poco aconsejables como las que, con formas sentimentaloides, asoman
desde las sectas o los fundamentalismos.