Los milagros desde el Sagrario
Ayer me encontré con un amigo.
“Claudio, nos hacemos viejos”.
“Maravilloso”, respondí. “Significa que
hemos vivido”.
Me siento contento y quería compartirte
esta enorme alegría. He renovado mis esperanzas de un año estupendo por
venir.
Cada año, para estos días, reviso mi vida,
lo que hice lo que me falta por lograr. Y hago nuevos planes para el nuevo año.
En el 2017 me he propuesto algo muy
sencillo. Pasar más tiempo con Jesús en el sagrario.
Sencillamente hacerle compañía, que no se
sienta solo. Para mí cada oratorio donde tienen un sagrario es como la antesala
del cielo. Sé que alrededor de cada sagrario hay miles de ángeles
custodiándolo, pero a veces se siente solo, faltándole tu amor.
Y yo quiero repetirle una y mil veces “que
le quiero”.
¿No has notado que cuando tienes sed y
tomas agua refrescante inmediatamente te sientes aliviado? Es lo que me ocurre
cuando voy al
sagrario. Tengo sed de Dios y al estar allí
me parece que entro en un oasis con ríos cristalinos de agua viva.
Este año cumpliré 60. No puedo darme el
lujo de buscar teorías para probar si son ciertas, ni ir tras cosas que no son
certezas. Nuestra Iglesia, santa, Católica y apostólica, nos ahorra esa
búsqueda.
Voy a lo seguro. A los sacramentos, al
sagrario.
He visto grandes milagros, he sido testigo,
de personas que van a ver a Jesús sacramentado en una capilla, y al día
siguiente me cuentan sorprendidas cómo el buen Jesús les ha bendecido.
El próximo año te contaré historias
impresionantes del amor de Jesús desde un sagrario.
La verdad, no me avergüenza proclamar al
mundo entero que Jesús es mi
mejor amigo, un amigo estupendo. ¿Y
yo? No siempre le correspondo. No soy el mejor amigo. Lo sé. Caemos, nos
equivocamos. Y Él igual, invariable, siempre con los brazos abiertos:
“Te espero Claudio, ¿cuándo vienes a
verme?”
Me sonrío por sus ocurrencias.
Sólo estar allí con Él es una maravilla.
Te quiere, te busca. Te ama. Te llena de
gracias. Te contagia su alegría.
En el 2017 nos vemos con Jesús
en el sagrario.
…………
¿Puedo pedirte un favor? Cuando lo visites dile: “Jesús,
Claudio te manda saludos”.
Me encanta arrancarle una
sonrisa. Que sepa que lo amamos.