Domingo 3º del tiempo ordinario
Cuando arrestaron a Juan, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios. Decía: «Se ha cumplido el plazo, está cerca el Reino de Dios. Convertíos y creed la Buena Noticia».
Pasando junto al lago de Galilea, vio a Simón y a su hermano Andrés, que eran, pescadores y estaban echando el copo en el lago. Jesús les dijo: «Venid conmigo y os haré pescadores de hombres». Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
Un poco más adelante vio a Santiago, hijo del Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. Los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon con Él.
Comentario: Rvdo. P. D. José Pedro Manglano Castellary
“Empezó el Salvador la predicación de su evangelio diciendo: Convertíos, porque el reino de los cielos está cercano (…). También ahora el Señor, si no quieres convertirte, te reprende diciendo que el reino de los cielos está cercano. Y porque este reino, según él mismo afirma, no se presenta con los signos visible, añade: El reino de los cielos está dentro de vosotros”.
“Escucha con prudencia las amonestaciones del Maestro si no quieres perder el tiempo de la misericordia del Salvador (…). Para esto se te concede el tiempo, para que te conviertas y no tengas que condenarte” (Agustín Serm. 109,1). ¿Se puede decir que estoy empleando el tiempo en esforzarme por ir convirtiendo mi vida de acuerdo a lo que tú enseñas, Señor?