Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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viernes, 26 de enero de 2024

Destacados del P. Juan José Rodríguez Mejías del tercer día de Quinario




 


Hoy encaja como anillo al dedo hablar de la evangelización.

Cogidos de la mano de San Pablo vamos a meditar lo que el Señor nos dice: “Id al mundo entero y proclamad el Evangelio”.

 

Podemos hacer nuestra la historia vocacional de San Pablo. Él llevaba una dirección en su vida y se encuentra con el Señor, pasando de perseguidor a apóstol…porque … no es lo que queramos nosotros, sino que es lo que el Señor quiere.

 

Tanto en la Junta de Gobierno como en las vocaciones personales… como en el matrimonio, la vida nos va llevando por otros lados y otros caminos. Y ahí es donde el Señor nos quiere trabajando por el reino de Dios. Sería muy fácil dirigir la Hermandad si no tuviéramos a tales o cuales personas… pero el Señor no te quita la cruz.

 

Las Hermandades están en el seno de la Iglesia para dar culto a Dios. Deben ser escuelas de vida cristiana. Y es ahí donde tenemos que hacernos personas con corazón HH, como decíamos ayer.

 

Nuestra primera evangelización es acoger lo que se nos da. Acoger las condiciones de fuera de tal manera que sea un reto. Vivirlo en positivo.

Si yo veo en todos los problemas de la Hermandad una posibilidad de santificarme personalmente y de santificar a la Hermandad, todo se ve de otra manera. Si le decimos al Señor “como Tú quieras”, el Señor hará su obra en nosotros.

Creemos en Cristo crucificado. Que la cruz no sea para ti signo de perdición, sino signo de salvación.

 

Los tres últimos papas; Juan Pablo, Benedicto y Francisco, nos hablan de la misión de mantener viva la fe. Y la misión de la Hermandad, por medio de los Titulares, es hacer viva la fe. Llevar nuestras Imágenes, porque son ellos los dueños de la Hermandad, no somos nosotros.

Llevar un mensaje a la gente de esta ciudad. E intentar ser una familia, intentar querernos, intentar aguantarnos, sobrellevarnos.

 

Las Hermandades deben ser refugio de misericordia y tienen que salir al encuentro de los heridos (eso dicen los obispos del sur). Tenemos que amar a los hermanos.

 

El Señor no se asusta de nuestro pecado, de nuestras peleas, de los que somos… y como Él no se asusta, tampoco nosotros debemos asustarnos. Y ser sus instrumentos.

 

Y, por último, debemos ser portadores de nuestra esperanza. La esperanza es vivir ya en deseo algo que va a venir.

 

Si esta noche fuera la última noche de mi vida, ¿con qué Hermandad sueño yo?

¿Qué me gustaría para mi Hermandad? ¿Con qué Hermandad sueño yo?

Como sería nuestra Hermandad ideal, así la tenemos que construir. La Hermandad que soñamos. La que deseamos y anhelamos.

Que así sea.