Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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jueves, 25 de enero de 2024

Destacados del P. Juan José Rodríguez Mejías del segundo día de Quinario




Decía San Francisco de Sales -el santo que celebramos hoy- que más se caza con una gota de miel que con un barril de vinagre.

 

Venimos aquí al templo para rezar unidos al Señor. El templo es un lugar donde celebramos todos juntos. Signo de la unidad. Pero, si tienes algo contra tu hermano, ¿qué haces aquí?

Antes tienes que reconciliarte con tu hermano.

 

San Francisco se Asís escuchó al Cristo de San Damián: “Repara mi Iglesia”… y él puso piedras… pero no se refería a eso el Señor.

 

Tenemos que estar unidos, que no es pensar, sentir y vivir las mismas cosas. Lo gordo no es que nos peleemos. Lo malo es que no nos perdonemos. Estamos muchas veces reunidos, pero pocas unidos. Lo malo es que no ejerzo la caridad, sino la crítica y la destrucción.

 

Las crisis tienen que venir. No es malo que tengamos diferencias, que haya hermanos que atentan contra la Hermandad.

 

La murmuración es mala, pero se repara con la bendición. La bendición es decirle al hermano en su cara lo bueno que ha hecho.

 

No nos debemos rasgar las vestiduras por los pecados de los demás, sino porque mi corazón ha dejado de amar, que me impide tratar y perdonar a los demás.

 

Somos hijos de Dios. Y eso me capacita a mí para hablar y perdonar como lo hizo el Señor. Con un corazón HH: de hijo y de hermano del Señor –no podemos ser padre ni primo (en ambos sentidos)-.

 

Nuestra primera vocación es la de ser hermano: Si yo me creo más que tú, malo. El hermano es el que te da la posibilidad de entender lo que Dios te dice; venimos a las hermandades para escuchar la voz de Dios por boca de mi hermano.

 

Aquí estamos; y el sembrador salió a sembrar y lo hizo de una manera ilógica, sin fijarse dónde caía la semilla; no fue racional, sino que se dio por completo. “La medida del amor es el amor sin medida”, decía aquella frase.

¡Ama! Cuando se ama se gasta menos energía que cuando se odia. Nuestro corazón está hecho para perdonar. Y aunque puede parecer que el que perdona es más débil, es al contrario: el que perdona es más fuerte.

 

Si nosotros nos llamamos Hermandad … Tenemos que amar de forma ilógica, como el sembrador. Cuando nosotros vivimos ese camino… no caigamos en la crítica, en la murmuración, en el juicio, porque eso nos hace enanos.

 

Aunque sepamos que el que tenemos en frente nos está odiando, darle amor. Es más fuerte el que no acoge ese mal y ese odio que viene de los otros. Lo nuestro es amar en positivo, tener un corazón HH (de hijo y de hermano).

 

Francisco se dio cuenta pronto de que arreglar la Iglesia era amar cada día a las piedras vivas de la Iglesia, que son los hermanos.

 

Nosotros, hermanos de las Cinco Llagas, tenemos que amar a los buenos, pero también amar a los que no piensan como nosotros, a aquellos que nos critican, que nos aniquilan, que nos hacen mucho daño..., sin dejarnos herir.

 

Nosotros no tenemos que morir por nuestros hermanos –eso ya lo hizo el Señor por ellos y por nosotros-, simplemente tenemos que darles nuestra paciencia, nuestra entrega… Nosotros tenemos que amar como Él ama.

 

Vamos a pedirle fuerza, vamos a pedirle en nuestra pequeñez amar como Francisco. Que así sea.