Se publicó el Motu proprio “Antiquum ministerium” con el que Francisco establece el ministerio laical de catequista: una necesidad urgente para la evangelización en el mundo contemporáneo, que debe realizarse de forma secular, sin caer en la clericalización.
Fuente: Vatican news
“Fidelidad al pasado y la responsabilidad por
el presente” son “las condiciones indispensables para que la Iglesia pueda
llevar a cabo su misión en el mundo”: así lo escribe el Papa Francisco en el
Motu proprio Antiquum ministerium – firmado el 10 de mayo,
memoria litúrgica de San Juan de Ávila, presbítero y Doctor de la Iglesia – con
el que instituye el ministerio laical de catequista. En el contexto de la
evangelización en el mundo contemporáneo y ante “la imposición de una cultura
globalizada”, de hecho, “es necesario reconocer la presencia de laicos y laicas
que, en virtud del propio bautismo, se sienten llamados a colaborar en el
servicio de la catequesis”. No sólo: el Pontífice subraya la importancia de
“auténtico encuentro con las jóvenes generaciones”, así como “la exigencia de
metodologías e instrumentos creativos que hagan coherente el anuncio del
Evangelio con la transformación misionera que la Iglesia ha emprendido”.
Un ministerio
nuevo, pero con orígenes antiguos
El nuevo ministerio tiene orígenes muy
antiguos que se remontan al Nuevo Testamento: de forma germinal, se menciona,
por ejemplo, en el Evangelio de Lucas y en las Cartas del Apóstol San Pablo a
los Corintios y a los Gálatas. Pero “toda la historia de la evangelización en
estos dos milenios”, escribe el Papa, “muestra con gran evidencia lo eficaz que
ha sido la misión de los catequistas”, que han conseguido que “la fe fuese un
apoyo válido para la existencia personal de cada ser humano”, llegando a “dar
incluso la vida” por este fin.
Desde el Concilio Vaticano II, pues, se ha
tomado conciencia de que “la tarea del catequista es de suma importancia”,
además de necesaria para el “desarrollo de la comunidad cristiana”. Todavía
hoy, continúa el Motu Proprio, “muchos catequistas capaces y
tenaces” desempeñan una “misión insustituible en la transmisión y
profundización de la fe”, mientras que una “larga fila” de beatos, santos y
mártires catequistas “han marcado la misión de la Iglesia”, constituyendo “una
fuente fecunda para toda la historia de la espiritualidad cristiana”.
Transformar la
sociedad a través de los valores cristianos
Por ello, sin restar importancia a la “misión
propia del Obispo, que es el primer catequista de su Diócesis”, ni a la
“peculiar responsabilidad de los padres” en cuanto a la formación cristiana de
sus hijos, el Papa exhorta a valorar a los laicos que colaboran en el servicio
de la catequesis, saliendo al encuentro de "los muchos que esperan conocer
la belleza, la bondad y la verdad de la fe cristiana." Corresponde a los
pastores – subraya además Francisco – reconocer “los ministerios laicales
capaces de contribuir a la transformación de la sociedad mediante ‘la penetración
de los valores cristianos en el mundo social, político y económico’”.
Evitar las
formas de clericalización
Testigo de la fe, maestro, mistagogo,
compañero y pedagogo, el catequista – explica el Pontífice – está llamado
a ponerse al servicio pastoral de la transmisión de la fe desde el primer
anuncio hasta la preparación para los sacramentos de la iniciación cristiana,
hasta la formación permanente. Pero todo esto sólo es posible “a través de la
oración, el estudio y la participación directa en la vida de la comunidad”,
para que la identidad del catequista se desarrolle con “coherencia y
responsabilidad”. Recibir el ministerio laical del catequista, de hecho,
“da mayor énfasis al compromiso misionero propio de cada bautizado”. Debe
realizarse – recomienda Francisco – “de forma plenamente secular, sin caer en
ninguna expresión de clericalización”.
La Congregación
para el Culto Divino publicará el Rito de Institución
El ministerio laical de catequista tiene
también “un fuerte valor vocacional” porque “es un servicio estable prestado a
la Iglesia local” que requiere “el debido discernimiento por parte del Obispo”
y un Rito de Institución especial que la Congregación para el Culto Divino y la
Disciplina de los Sacramentos publicará próximamente. Al mismo tiempo – señala el
Pontífice – los catequistas deben ser hombres y mujeres “de profunda fe y
madurez humana”; deben participar activamente en la vida de la comunidad
cristiana; deben ser capaces de “hospitalidad, generosidad y vida de comunión
fraterna"; deben formarse desde el punto de vista bíblico, teológico,
pastoral y pedagógico; deben tener una experiencia previa madura de catequesis;
deben colaborar fielmente con los presbíteros y diáconos, y "estar
animados por un verdadero entusiasmo apostólico”.
La invitación
del Papa a las Conferencias episcopales
Por último, el Papa invita a las Conferencias
Episcopales a “hacer efectivo el ministerio del catequista" estableciendo
el proceso formativo y los criterios normativos necesarios para acceder a él,
de forma coherente y en conformidad con el Motu proprio que puede ser acogido
también, "en base a su derecho propio", por las Iglesias orientales”.