Como viene siendo tradicional, y en justa correspondencia con las excelentes relaciones mantenidas de antiguo con las Hermandades de la Madrugada, nuestra Hermandad de las Cinco Llagas ha asistido, en representación institucional, a las recientes Funciones Principales de las Hermandades de la Buena Muerte, Santo Crucifijo de la Salud y Esperanza de la Yedra.
BLOG OFICIAL DE LA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LAS SAGRADAS CINCO LLAGAS DE CRISTO, NUESTRO PADRE JESÚS DE LA VÍA-CRUCIS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA
Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera
martes, 26 de febrero de 2013
Comunicado del Consejo Local de la Unión de Hermandades con todos los datos del Vía-Lucis Mariano
FUNDAMENTACIÓN
Conforme al año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI, que comenzó el 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II y concluirá el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el Consejo de la Unión de Hermandades de la ciudad de Jerez de la Frontera, propone la celebración de un Vía-Lucis mariano que conmemore dicha efeméride, y que fundamentamos en la nota publicada en el Vaticano por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Así pues, planteamos alentar toda iniciativa que ayude a los fieles a reconocer el papel especial de María en el misterio de la salvación, a amarla filialmente y a imitar su fe y virtud. Para ello, y como es el caso que nos ocupa, en nuestras manos esta intentar acercar las distintas advocaciones marianas a los fieles.
Es nuestra intención ofrecer al pueblo de Jerez, en el desarrollo de una jornada festiva, una ocasión privilegiada para experimentar el gozo que proviene de la fe en la figura de María, en comunión con la gran familia que es la Iglesia, recurriendo a la especial sensibilidad de nuestro pueblo a la relación entre fe y arte, y en este sentido fomentar el cariño por el abundante y variado patrimonio artístico no sólo de las Hermandades sino también de nuestras parroquias, puesto a disposición de la nueva evangelización.
Los cofrades debemos hacernos promotores de iniciativas específicas que como ocurre con la celebración del Vía-Lucis mariano, contribuimos con nuestro propio carisma a la incorporación al gran evento del Año de la fe, con el ofrecimiento de nuestro testimonio de fe al servicio de la Iglesia.
DESARROLLO
La fecha señalada para la celebración de este Vía-Lucis mariano es el 20 de abril, habiéndose contando siempre con la disposición favorable del Sr. Obispo y teniendo en cuenta su apretada agenda.
El lugar escogido para llevar a cabo los distintos “Encuentros/Estaciones” es la Alameda Vieja, por ser un espacio abierto con posibilidad de albergar mucho público, además de céntrico. Se ha establecido las 19:00 horas para iniciar el Vía-Lucis, por lo que la primera imagen mariana tendrá que estar en la Alameda Vieja a esta hora. Una vez vayan finalizado los Encuentros, las imágenes procesionarán hasta la Plaza de la Asunción.
La duración aproximada del Vía-Lucis mariano se ha fijado en 2 horas. Y para las lecturas de las Estaciones se invitará a las distintas Comunidades de religiosas que existen en nuestra ciudad.
La “Carrera Oficial” se iniciaría en Plaza del Arenal lado izquierdo para seguir por Armas, Calle Puerto, Alameda Vieja, Manuel María González, Plaza Monti, Pozuelos, Plaza Vargas, Letrados, para concluir en la Plaza de la Asunción. Asimismo, en torno a dicha Carrera Oficial se dispondrán sillas.
El Cirio Pascual será quien presida el Vía-Lucis mariano y se instalará en un trono que se situará en la puerta de entrada de la Plaza San Fernando del Alcázar, flanqueado por tribunas reservadas a autoridades e invitados. Por él irán pasando las imágenes marianas para la realización de los distintos Encuentros, permaneciendo el Cirio Pascual estático en su emplazamiento.
Para el traslado del Cirio Pascual se realizará una procesión solemne en la que participara el Consejo en pleno seguido del Sr. Obispo cerrando el cortejo, y partirá desde la Parroquia de San Dionisio hasta la ubicación del Cirio Pascual en la Alameda Vieja y posterior regreso. Para el inicio del traslado se ha establecido las 18:00 horas.
IMÁGENES PROPUESTAS
Hemos procuramos reunir imágenes marianas de especial relevancia para la ciudad de Jerez, en un espacio público donde se pueda albergar al mayor número posible de personas, y en el que se pueda meditar en torno a las catorce estaciones o momentos sobre Santa María.
Hemos adoptado el Vía-Lucis mariano que fue creado por Monseñor Gonzalo Huesa López y que se puede contemplar en el Retablo de Santa María de la Encarnación la Mayor, en Ronda.
Estas son las estaciones e imágenes marianas que participarán:
1º Encuentro: La Inmaculada Concepción.
Imagen, María Stma. de la Concepción.
Su traslado lo realizará la Hermandad de las Viñas.
2º Encuentro: Natividad de Nuestra Señora
Imagen, Nuestra Señora de Loreto.
Su traslado se realizará la Hermandad de Loreto.
3º Encuentro: Anunciación a María.
Imagen, María Stma. de la Salud y Esperanza.
Su traslado lo realizará la Hermandad de la Clemencia.
4º Encuentro: Visita de la Virgen a Santa Isabel.
Imagen, Virgen del Rosario del Beaterio.
Su traslado lo realizará la Asociación que radica en dicho Colegio.
5º Encuentro: Jesús nace en Belén.
Imagen, Virgen de Consolación.
Su traslado lo realizará el Ilustre Colegio de Abogados de la que es Patrona.
6º Encuentro: La Adoración de los Magos.
Imagen, Misterio de la Adoración de los Reyes Magos (Basílica del Carmen).
Su traslado lo realizará la Hermandad de la Soledad.
7º Encuentro: Presentación de Jesús en el Templo.
Imagen, María Stma. del Dulce Nombre.
Su traslado se realizará la Hdad. de la Buena Muerte.
8º Encuentro: Jesús, perdido, es hallado en el Templo.
Imagen, Virgen de la Paz y Concordia.
Su traslado lo realizará la Hermandad de la Cena.
9º Encuentro: En familia, en Nazaret.
Imagen, Virgen del Buen Suceso.
Su traslado lo realizará la Hermandad de las Cinco Llagas.
10º Encuentro: María interviene en las Bodas de Caná.
Imagen, María Auxiliadora de Monte Alto.
Su traslado lo realizará su propia Archicofradía.
11ºEncuentro: María, madre de los hombres.
Imagen, Nuestra Sra. de las Angustias.
Su traslado lo realizará su propia Hermandad.
12º Encuentro: Resurrección de Jesús.
Imagen, Virgen de la Luz.
Su traslado lo realizará la Hermandad del Resucitado.
13º Encuentro: La venida del Espíritu Santo.
Imagen, Nuestra Señora de los Remedios.
Su traslado lo realizará la Hdad. del Cristo del Amor.
14º Encuentro: La Asunción de María al cielo.
Imagen, Virgen del Carmen Coronada.
Su traslado lo realizará la Orden de Caballeros del Carmen.
COMPOSICIÓN DE LOS CORTEJOS
Abrirán los cortejos procesionales un atributo mariano. Banderines como Mater Eclesiae, Mater Regina, Mediatrix, o la bandera Asuncionista. En el caso de ir el Simpecado o el Sine Labe estará franqueado por faroles. A continuación, 10 parejas de hermanos o devotos de fila con cirios. Presidencia formada por cuatro miembros de la junta de gobierno y un sacerdote o el Hermano Mayor, cuando concurran hermandades, o por miembros de comunidades o corporaciones en los demás casos. Ciriales (mínimo cuatro) más dos incensarios, portados por hermanos revestidos son albas o dalmáticas. Además un acólito llevando la naveta preferentemente revestido con sotana y roquete. Es opcional la figura del pertiguero. Los cortejos podrán ir acompañados por bandas de música / bandas de cornetas y tambores hasta su traslado al inicio de la “carrera oficial” y al finalizar ésta hasta su vuelta al templo. Durante el intervalo de tiempo entre el desarrollo de las distintas Estaciones, la Coral de la Capilla Cardenalicia de Jerez, dirigida por Ángel Hortas, interpretará música sacra.
Conforme al año de la Fe, proclamado por el Papa Benedicto XVI, que comenzó el 11 de octubre de 2012, en el 50 aniversario de la inauguración del Concilio Vaticano II y concluirá el 24 de noviembre de 2013, en la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, el Consejo de la Unión de Hermandades de la ciudad de Jerez de la Frontera, propone la celebración de un Vía-Lucis mariano que conmemore dicha efeméride, y que fundamentamos en la nota publicada en el Vaticano por la Congregación para la Doctrina de la Fe.
Así pues, planteamos alentar toda iniciativa que ayude a los fieles a reconocer el papel especial de María en el misterio de la salvación, a amarla filialmente y a imitar su fe y virtud. Para ello, y como es el caso que nos ocupa, en nuestras manos esta intentar acercar las distintas advocaciones marianas a los fieles.
Es nuestra intención ofrecer al pueblo de Jerez, en el desarrollo de una jornada festiva, una ocasión privilegiada para experimentar el gozo que proviene de la fe en la figura de María, en comunión con la gran familia que es la Iglesia, recurriendo a la especial sensibilidad de nuestro pueblo a la relación entre fe y arte, y en este sentido fomentar el cariño por el abundante y variado patrimonio artístico no sólo de las Hermandades sino también de nuestras parroquias, puesto a disposición de la nueva evangelización.
Los cofrades debemos hacernos promotores de iniciativas específicas que como ocurre con la celebración del Vía-Lucis mariano, contribuimos con nuestro propio carisma a la incorporación al gran evento del Año de la fe, con el ofrecimiento de nuestro testimonio de fe al servicio de la Iglesia.
DESARROLLO
La fecha señalada para la celebración de este Vía-Lucis mariano es el 20 de abril, habiéndose contando siempre con la disposición favorable del Sr. Obispo y teniendo en cuenta su apretada agenda.
El lugar escogido para llevar a cabo los distintos “Encuentros/Estaciones” es la Alameda Vieja, por ser un espacio abierto con posibilidad de albergar mucho público, además de céntrico. Se ha establecido las 19:00 horas para iniciar el Vía-Lucis, por lo que la primera imagen mariana tendrá que estar en la Alameda Vieja a esta hora. Una vez vayan finalizado los Encuentros, las imágenes procesionarán hasta la Plaza de la Asunción.
La duración aproximada del Vía-Lucis mariano se ha fijado en 2 horas. Y para las lecturas de las Estaciones se invitará a las distintas Comunidades de religiosas que existen en nuestra ciudad.
La “Carrera Oficial” se iniciaría en Plaza del Arenal lado izquierdo para seguir por Armas, Calle Puerto, Alameda Vieja, Manuel María González, Plaza Monti, Pozuelos, Plaza Vargas, Letrados, para concluir en la Plaza de la Asunción. Asimismo, en torno a dicha Carrera Oficial se dispondrán sillas.
El Cirio Pascual será quien presida el Vía-Lucis mariano y se instalará en un trono que se situará en la puerta de entrada de la Plaza San Fernando del Alcázar, flanqueado por tribunas reservadas a autoridades e invitados. Por él irán pasando las imágenes marianas para la realización de los distintos Encuentros, permaneciendo el Cirio Pascual estático en su emplazamiento.
Para el traslado del Cirio Pascual se realizará una procesión solemne en la que participara el Consejo en pleno seguido del Sr. Obispo cerrando el cortejo, y partirá desde la Parroquia de San Dionisio hasta la ubicación del Cirio Pascual en la Alameda Vieja y posterior regreso. Para el inicio del traslado se ha establecido las 18:00 horas.
IMÁGENES PROPUESTAS
Hemos procuramos reunir imágenes marianas de especial relevancia para la ciudad de Jerez, en un espacio público donde se pueda albergar al mayor número posible de personas, y en el que se pueda meditar en torno a las catorce estaciones o momentos sobre Santa María.
Hemos adoptado el Vía-Lucis mariano que fue creado por Monseñor Gonzalo Huesa López y que se puede contemplar en el Retablo de Santa María de la Encarnación la Mayor, en Ronda.
Estas son las estaciones e imágenes marianas que participarán:
1º Encuentro: La Inmaculada Concepción.
Imagen, María Stma. de la Concepción.
Su traslado lo realizará la Hermandad de las Viñas.
2º Encuentro: Natividad de Nuestra Señora
Imagen, Nuestra Señora de Loreto.
Su traslado se realizará la Hermandad de Loreto.
3º Encuentro: Anunciación a María.
Imagen, María Stma. de la Salud y Esperanza.
Su traslado lo realizará la Hermandad de la Clemencia.
4º Encuentro: Visita de la Virgen a Santa Isabel.
Imagen, Virgen del Rosario del Beaterio.
Su traslado lo realizará la Asociación que radica en dicho Colegio.
5º Encuentro: Jesús nace en Belén.
Imagen, Virgen de Consolación.
Su traslado lo realizará el Ilustre Colegio de Abogados de la que es Patrona.
6º Encuentro: La Adoración de los Magos.
Imagen, Misterio de la Adoración de los Reyes Magos (Basílica del Carmen).
Su traslado lo realizará la Hermandad de la Soledad.
7º Encuentro: Presentación de Jesús en el Templo.
Imagen, María Stma. del Dulce Nombre.
Su traslado se realizará la Hdad. de la Buena Muerte.
8º Encuentro: Jesús, perdido, es hallado en el Templo.
Imagen, Virgen de la Paz y Concordia.
Su traslado lo realizará la Hermandad de la Cena.
9º Encuentro: En familia, en Nazaret.
Imagen, Virgen del Buen Suceso.
Su traslado lo realizará la Hermandad de las Cinco Llagas.
10º Encuentro: María interviene en las Bodas de Caná.
Imagen, María Auxiliadora de Monte Alto.
Su traslado lo realizará su propia Archicofradía.
11ºEncuentro: María, madre de los hombres.
Imagen, Nuestra Sra. de las Angustias.
Su traslado lo realizará su propia Hermandad.
12º Encuentro: Resurrección de Jesús.
Imagen, Virgen de la Luz.
Su traslado lo realizará la Hermandad del Resucitado.
13º Encuentro: La venida del Espíritu Santo.
Imagen, Nuestra Señora de los Remedios.
Su traslado lo realizará la Hdad. del Cristo del Amor.
14º Encuentro: La Asunción de María al cielo.
Imagen, Virgen del Carmen Coronada.
Su traslado lo realizará la Orden de Caballeros del Carmen.
COMPOSICIÓN DE LOS CORTEJOS
Abrirán los cortejos procesionales un atributo mariano. Banderines como Mater Eclesiae, Mater Regina, Mediatrix, o la bandera Asuncionista. En el caso de ir el Simpecado o el Sine Labe estará franqueado por faroles. A continuación, 10 parejas de hermanos o devotos de fila con cirios. Presidencia formada por cuatro miembros de la junta de gobierno y un sacerdote o el Hermano Mayor, cuando concurran hermandades, o por miembros de comunidades o corporaciones en los demás casos. Ciriales (mínimo cuatro) más dos incensarios, portados por hermanos revestidos son albas o dalmáticas. Además un acólito llevando la naveta preferentemente revestido con sotana y roquete. Es opcional la figura del pertiguero. Los cortejos podrán ir acompañados por bandas de música / bandas de cornetas y tambores hasta su traslado al inicio de la “carrera oficial” y al finalizar ésta hasta su vuelta al templo. Durante el intervalo de tiempo entre el desarrollo de las distintas Estaciones, la Coral de la Capilla Cardenalicia de Jerez, dirigida por Ángel Hortas, interpretará música sacra.
domingo, 24 de febrero de 2013
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 9, 28b-36
Domingo 2º de Cuaresma
Jesús llevó a Pedro, a Juan y a Santiago a lo alto
de una montaña, para orar. Y mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió,
sus vestidos brillaban de blancos. De repente dos hombres conversaban con él: eran
Moisés y Elías, que aparecieron con gloria, hablaban de su muerte, que iba a
consumar en Jerusalén.
Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y
espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras
estos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué hermoso es estar aquí.
Haremos tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías». No sabía
lo que decía. Todavía estaba hablando cuando llegó una nube que los cubrió. Se
asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo,
el escogido, escuchadle». Cuando sonó la voz, se encontró Jesús sólo. Ellos
guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían
visto.
Comentario: Rvdo. P.
D. Jaime González Padrós
Hoy, segundo domingo de
Cuaresma, la liturgia de la palabra nos trae invariablemente el episodio
evangélico de la Transfiguración del Señor. Este año con los matices propios de
San Lucas. El tercer evangelista es quien subraya más intensamente a Jesús
orante, el Hijo que está permanentemente unido al Padre a través de la oración
personal, a veces íntima, escondida, a veces en presencia de sus discípulos,
llena de la alegría del Espíritu Santo. Fijémonos, pues, que Lucas es el único
de los sinópticos que comienza la narración de este relato así: «Jesús (...)
subió al monte a orar» (Lc 9,28), y, por tanto, también es el que especifica
que la transfiguración del Maestro se produjo «mientras oraba» (Lc 9,29). No es
éste un hecho secundario.
La oración es presentada
como el contexto idóneo, natural, para la visión de la gloria de Cristo: cuando
Pedro, Juan y Santiago se despertaron, «vieron su gloria» (Lc 9,32). Pero no
solamente la de Él, sino también la gloria que ya Dios manifestó en la Ley y los
Profetas; éstos —dice el evangelista— «aparecían en gloria» (Lc 9,31).
Efectivamente, también
ellos encuentran el propio esplendor cuando el Hijo habla al Padre en el amor
del Espíritu. Así, en el corazón de la Trinidad, la Pascua de Jesús, «su partida,
que iba a cumplir en Jerusalén» (Lc 9,31) es el signo que manifiesta el
designio de Dios desde siempre, llevado a término en el seno de la historia de
Israel, hasta el cumplimiento definitivo, en la plenitud de los tiempos, en la
muerte y la resurrección de Jesús, el Hijo encarnado. Nos viene bien recordar,
en esta Cuaresma y siempre, que solamente si dejamos aflorar el Espíritu de
piedad en nuestra vida, estableciendo con el Señor una relación familiar,
inseparable, podremos gozar de la contemplación de su gloria.
Es urgente dejarnos
impresionar por la visión del rostro del Transfigurado. A nuestra vivencia
cristiana quizá le sobran palabras y le falta estupor, aquel que hizo de Pedro
y de sus compañeros testigos auténticos de Cristo viviente.
martes, 19 de febrero de 2013
La Hermandad de las Cinco Llagas cursa misiva de condolencia a la Hermandad de la Candelaria por el fallecimiento de su Teniente Hermano Mayor Emérito don José Manuel González López y asimismo asiste a la misa de cuerpo presente celebrada en la Iglesia de Santa Ana
Nuestro Hermano Mayor, don Juan Lupión Villar, ofreció en el sepelio de tan querido cofrade el pésame de esta institución cofradiera a los hermanos de la Candelaria y familiares del finado
Imágenes de María Santísima de la Esperanza en su Solemne Besamanos del Primer Domingo de Cuaresma
Nuestra Amantísima Titular recibió la visita de muchísimos devotos y cofrades de la ciudad
…
El equipo de mayordomía fue de nuevo reiteradamente felicitado por la bellísima sobriedad estética del besamanos
…
Una representación institucional del Cuerpo de Acólitos ‘El Cirial’ depositó a la plantas de la Virgen de la Esperanza un ramo de claveles blancos
…
Fotos de N. H. D. José Soto Rodríguez
La Hermandad de las Cinco Llagas participó en el Vía-Crucis de las Hermandades presidido por el Santísimo Cristo de la Defensión
Nuestro Hermano Mayor, don Juan Lupión Villar, formó parte de la comitiva de este acto organizado por el Consejo de la Unión de Hermandades y la cofradía de la Defensión
…
Fotos de N. H. D. José Soto Rodríguez
Fuente: DIARIO DE JEREZ. El Vía-Crucis de las hermandades respondió en muchos de sus aspectos a los objetivos que se perseguían cuando se decidió cambiar el formato de costumbre. Si bien no hubo multitudes en las calles, la tarde y noche tuvo un ambiente especial a lo que colaboró la solemnidad y el buen hacer por parte de la hermandad de la Defensión, que cumplió el guión trazado para que el traslado del crucificado fuera singular, sin dar espacio a la improvisación, midiendo cada metro de un cortejo serio, elegante, pleno de simbolismo y con una actitud en los hermanos totalmente comprometida con las formas adoptadas para este acto, llamando la atención la amplia participación de cofrades, jóvenes y veteranos, situados por tramos bien definidos, junto a las representaciones relacionadas con la cofradía: el estamento militar, Guardia Civil y la Compañía de María, centro educativo cada vez más unido a la hermandad. Pocos hermanos mayores acompañaron. Estuvo parte del Consejo y la Delegación de Hermandades. Todo transcurrió con normalidad excepto por la rotura de dos dedos de la imagen al chocar la mano con una rama en la plaza Plateros.
La tarde, con buena temperatura, se presentó con un cielo preocupante lleno de nubes. Los partes decían que no llovería y en esa confianza se echó a la calle, con la campanas de Capuchinos tañendo fúnebre, andando el paso con un ritmo rápido, de frente, largo 'racheao'. Sólo una parada frente a San Juan de Letrán, con El Traspaso de besamanos, y a seguir el itinerario hasta la Catedral. Allí se rezó el Via Crucis con el crucificado moviéndose según las estaciones, al mismo tiempo que la coral catedralicia interpretaba la coplas a La Defensión de Beigbeder. El templo estaba abarrotado, duró algo más de una hora para seguidamente emprender el regreso, igualmente rápido y solemne.
En los detalles y dentro de esa 'pedagogía' con la que la hermandad quería presentar el cortejo, se observó una gran simbología dedicada a la fe, desde la cruz de guía escoltada por cuatro servidores que portaron símbolos de la fe como azucenas. La cruz también estuvo revestida de signos delante de la comitiva con cuatro hermanos escoltándola. Tras el estandarte de la hermandad se situaron los hermanos más veteranos y los que han sido hermanos mayores y los Capuchinos.
El paso de Cristo, decorado con un monte de color verde y enredaderas en ese color, fue el centro de atención dada la rareza de ver al crucificado de Esteve Bonet sobre canasto, al que le hace falta urgente el brillo del oro, diseñado y creado por 'Currito el Dorador'. Estuvo precedido por doce ciriales, representando a los apóstoles, y la música fue sacra, coral y de capilla ayudó al recogimiento. Tras el paso se situó el cortejo litúrgico y un numeroso grupo de acompañantes. Otros detalles fueron que la eucaristía previa al traslado fue aplicada por Benedicto XVI y por la elección del nuevo pontífice. El hermano mayor tuvo el privilegio de portar sobre su pecho la llave del Sagrario de Capuchinos, por deseo del Guardián del convento.
La tarde, con buena temperatura, se presentó con un cielo preocupante lleno de nubes. Los partes decían que no llovería y en esa confianza se echó a la calle, con la campanas de Capuchinos tañendo fúnebre, andando el paso con un ritmo rápido, de frente, largo 'racheao'. Sólo una parada frente a San Juan de Letrán, con El Traspaso de besamanos, y a seguir el itinerario hasta la Catedral. Allí se rezó el Via Crucis con el crucificado moviéndose según las estaciones, al mismo tiempo que la coral catedralicia interpretaba la coplas a La Defensión de Beigbeder. El templo estaba abarrotado, duró algo más de una hora para seguidamente emprender el regreso, igualmente rápido y solemne.
En los detalles y dentro de esa 'pedagogía' con la que la hermandad quería presentar el cortejo, se observó una gran simbología dedicada a la fe, desde la cruz de guía escoltada por cuatro servidores que portaron símbolos de la fe como azucenas. La cruz también estuvo revestida de signos delante de la comitiva con cuatro hermanos escoltándola. Tras el estandarte de la hermandad se situaron los hermanos más veteranos y los que han sido hermanos mayores y los Capuchinos.
El paso de Cristo, decorado con un monte de color verde y enredaderas en ese color, fue el centro de atención dada la rareza de ver al crucificado de Esteve Bonet sobre canasto, al que le hace falta urgente el brillo del oro, diseñado y creado por 'Currito el Dorador'. Estuvo precedido por doce ciriales, representando a los apóstoles, y la música fue sacra, coral y de capilla ayudó al recogimiento. Tras el paso se situó el cortejo litúrgico y un numeroso grupo de acompañantes. Otros detalles fueron que la eucaristía previa al traslado fue aplicada por Benedicto XVI y por la elección del nuevo pontífice. El hermano mayor tuvo el privilegio de portar sobre su pecho la llave del Sagrario de Capuchinos, por deseo del Guardián del convento.
sábado, 16 de febrero de 2013
Hoy, Vía-Crucis de la Unión de Hermandades presidido por el Cristo de la Defensión
Fuente: COFRADEMANIA. Hemos llegado al día. 2013, 'Año de la Fe', será recordado en Jerez a nivel cofrade por varias cosas, y una de ellas, viene marcada desde hace muchos meses en la jornada de este 16 de febrero, primer sábado de la Santa Cuaresma, una jornada especial, porque alberga la celebración del Vía Crucis de la Unión de Hermandades, el que preside el Santísimo Cristo de la Defensión, de manera extraordinaria, sobre el paso del Santo Crucifijo de la Salud. Todo tiene marcado una hora de comienzo: las cinco y media de la tarde.
Y es que a esa hora, se pondrá en marcha el cortejo desde el convento de Capuchinos, donde los hermanos de la Defensión están citados desde las cuatro de la tarde. El itinerio tomará por: Convento de Capuchinos, Divina Pastora, Bulevar Padre Francisco de Jerez, Sevilla, Plaza del Mamelón (lado derecho), Alameda Marqués de Casa Domecq, Puerta de Sevilla, Plaza Rafael Rivero, Tornería, Plaza Santo Ángel, Plaza Plateros, Padre Luis Bellido, Plaza de la Asunción, José Luis Díez, Plaza del Arroyo, Cruces, Rafael Bellido Caro, Plaza de la Encarnación, Reducto Cardenal Bueno Monreal, y Santa Iglesia Catedral. Por cierto, destacar que en esta ida a la Catedral, se pasará por delante de San Juan de Letrán, donde durante toda la jornada permanece expuesta en ceremionia de besamanos la Virgen del Traspaso, titular de la Hermandad del Nazareno.
A las siete de la tarde, dará comienzo el Vía Crucis de las hermandades, en el primer templo de la ciudad, Vía Crucis que se desarrollará según la norma de los últimos años, norma y estilo que a pesar de lo que digan quienes gustan de estar todo el día inventado, es absolutamente acertada, solemne y piadosa.
Y luego, desde las ocho y cuarto de la tarde, aproximadamente, se llevará a cabo el regreso del Cristo de la Defensión a su sede canónica, regreso que tomará por este tinerario: Santa Iglesia Catedral, Reducto Cardenal Bueno Monreal, Plaza de la Encarnación, Rafael Bellido Caro, Cruces, Plaza del Arroyo (lado izquierdo), Barranco, Curtidores, Plaza Peones, Carpintería Baja, Carmen, Sedería, Plaza Plateros, Plaza Santo Ángel, Tornería, Plaza Rafael Rivero, Puerta de Sevilla, Porvera, Gaitán, Beato Juan Grande, Sevilla, Bulevar Padre Francisco de Jerez, Divina Pastora, y Convento de Capuchinos.
DETALLES
Además de todo, tal y como se adelantó por parte de la Hermandad de la Defensión, en el acto de presentación del Vía-Crucis, el cortejo que se pondrá en la calle para realizar el traslado a la Santa Iglesia Catedral, tendrá referencias hacia el “Año de la Fe” con una gran simbología en su composición.
Abrirá el cortejo el muñidor escoltado por cuatro servidores vestidos de libreas, que portarán símbolos de la Fe.
- Los dos primeros llevarán faroles como los que utilizaban los cartujos con luz.
- Los dos siguientes llevarán un ramillete de azucenas y una palma, representando la pureza de María y a los mártires respectivamente.
- Los dos siguientes llevarán un ramillete de azucenas y una palma, representando la pureza de María y a los mártires respectivamente.
Desde el 21 de noviembre, la hermandad tiene como cotitular a la Santa Cruz por autorización del Sr. Obispo. Por este motivo, delante de la cruz de guía irán cuatro parejas de hermanos con cirios, pues la cruz se representa con este número. Preceden a la misma, acólitos revestidos de dalmáticas rojas con incensarios.
En lo que a atributos se refiere, saldrán la bandera de la Compañía de María y el guión castrense, abriendo ambos el tramo en el que estarán las correspondientes representaciones del colegio y de las Fuerzas Armadas y Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado. El estandarte de la hermandad estará escoltado por varas como representación del gobierno de la misma.
Detrás del guión se situarán los hermanos más antiguos de la cofradía, hermanos mayores que lo fueron de la hermandad, hermano mayores que han querido participar del traslado, representación del Consejo Directivo de la Unión de Hermandades así como de los Hermano Menores Capuchinos.
El paso de Cristo estará precedido por la cruz conventual y doce ciriales, representando así a los apóstoles, trasmisores de la Fe. Tras los ciriales, cuatro incensarios que preceden al Coro de Capilla San Pedro Nolasco, compuesto por un Trío de viento y un Quinteto de voces. El repertorio constará de Canto Gregoriano, Salmos y Motetes alternados con polifonía barroca.
Detrás del paso irá el cortejo litúrgico, compuesto por 14 acólitos revestidos de sotana negra con sobrepelliz blanco, que representan las 14 estaciones del Vía-Crucis.
Tal y como se realiza la tarde del Martes Santo, el Santísimo será expuesto ante la Diputación Mayor de Gobierno quince minutos antes de la apertura de la puerta, para que los hermanos puedan adorarlo a su llegada al templo.
Una vez reservado, por acuerdo unánime de los Oficiales de la Junta de Gobierno, la eucaristía previa al traslado hacia la Santa Iglesia Catedral será aplicada por el Santo Padre y para que el Espíritu Santo ilumine a los cardenales que participarán en el próximo cónclave.
Igualmente y a petición del Guardián del Convento, el hermano mayor portará sobre su pecho la llave del Sagrario de la Iglesia de Capuchinos.
En la renovación del milagro devocional de otro Miércoles de Ceniza
La Capilla del Voto volvió a convertirse este pasado Miércoles de Ceniza en epicentro de miles de visitas. El Señor de la Vía-Crucis, Divino Nazareno Franciscano, se ofreció en solemne ceremonia de besamanos para así –renovando una cita que ya puede calificarse de tradicionalísima- recibir la muy concurrida visita de sus muchísimos cofrades y devotos. Fue una jornada de manifiesta constatación de la fuerza viva que aún a día de hoy –y a pesar de los pesares de la contracorriente del laicismo y el relativismo que nos invade y nos aprisiona- sostiene en la ciudad jerezana la religiosidad popular. La Fe incólume e inquebrantable en la esencia del magisterio evangélico de Nuestro Señor Jesucristo. La Hermandad de las Cinco Llagas recibió a lo largo de la jornada diferentes visitas institucionales así como numerosas particulares provenientes allende nuestras fronteras. Fueron muy felicitados los mayordomos de la cofradía por la excelente disposición estética de un besamanos que llamó poderosamente la atención de los puristas y los amantes de los clásicos cánones cofradieros. Una comisión formada por siete miembros de la Junta de Gobierno se desplazó a última hora de la tarde a la Iglesia de San Miguel para depositar un ramo de claveles rojos a los pies del Santo Crucifijo de la Salud.
miércoles, 13 de febrero de 2013
martes, 12 de febrero de 2013
La Hermandad de las Cinco Llagas entrega a Cáritas Parroquial de San Miguel y al Comedor El Salvador la cantidad de 7.000 kilos de alimentos
Foto de N. H. D. Javiér Fernández
La Junta de Gobierno de la Hermandad de las Cinco Llagas se congratula en informar que durante el último mes y medio –y como fruto mayormente de la pasada Campaña de Navidad- se han recogido un total de 7.000 kilos de alimentos gracias a la caridad cristiana que han demostrado, una vez más, el cuerpo de hermanos de nuestra Hermandad y los fieles y personas anónimas de esta bendita tierra de Jerez de la Frontera. No existe mejor manifestación de solidaridad que tamaña recaudación en estos tiempos de durísima crisis económica. Esta cantidad de alimentos se ha entregado a Cáritas Parroquial de San Miguel y al Comedor El Salvador para así contribuir, en la media de lo posible, a paliar las necesidades de los más desfavorecidos. La Junta de Gobierno agradece sinceramente al cuerpo de hermanos y a la sociedad en general su esfuerzo por participar en esta donación tan necesaria y sincera.
"Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino"
"Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia. Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando. Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de san Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado. Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice. Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos. Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mí respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria".
Vaticano, 10 de febrero 2013.
BENEDICTUS PP XVI
Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2013
Mensaje del Santo Padre Benedicto XVI para la Cuaresma 2013
Creer en la caridad suscita caridad
«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16)
07 de febrero de 2013
vatican.va
«Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16)
07 de febrero de 2013
vatican.va
Queridos hermanos y hermanas:
La celebración de la Cuaresma, en el marco del Año de la fe, nos ofrece una ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás.
1. La fe como respuesta al amor de Dios
En mi primera Encíclica expuse ya algunos elementos para comprender el estrecho vínculo entre estas dos virtudes teologales, la fe y la caridad. Partiendo de la afirmación fundamental del apóstol Juan: «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16), recordaba que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva... Y puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4,10), ahora el amor ya no es sólo un “mandamiento”, sino la respuesta al don del amor, con el cual Dios viene a nuestro encuentro» (Deus caritas est, 1). La fe constituye la adhesión personal ―que incluye todas nuestras facultades― a la revelación del amor gratuito y «apasionado» que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en Jesucristo. El encuentro con Dios Amor no sólo comprende el corazón, sino también el entendimiento: «El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor. Sin embargo, éste es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por “concluido” y completado» (ibídem, 17). De aquí deriva para todos los cristianos y, en particular, para los «agentes de la caridad», la necesidad de la fe, del «encuentro con Dios en Cristo que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad» (ib., 31a). El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor ―«caritas Christi urget nos» (2 Co 5,14)―, está abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo (cf. ib., 33). Esta actitud nace ante todo de la conciencia de que el Señor nos ama, nos perdona, incluso nos sirve, se inclina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo en la cruz para atraer a la humanidad al amor de Dios.
«La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor... La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor. El amor es una luz ―en el fondo la única― que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar» (ib., 39). Todo esto nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella» (ib., 7).
2. La caridad como vida en la fe
Toda la vida cristiana consiste en responder al amor de Dios. La primera respuesta es precisamente la fe, acoger llenos de estupor y gratitud una inaudita iniciativa divina que nos precede y nos reclama. Y el «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido. Sin embargo, Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (cf. Ga 2,20).
Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar por la caridad» (Ga 5,6) y él mora en nosotros (cf. 1 Jn 4,12).
La fe es conocer la verdad y adherirse a ella (cf. 1 Tm 2,4); la caridad es «caminar» en la verdad (cf. Ef 4,15). Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta amistad (cf. Jn 15,14s). La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn 13,13-17). En la fe somos engendrados como hijos de Dios (cf. Jn 1,12s); la caridad nos hace perseverar concretamente en este vínculo divino y dar el fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22). La fe nos lleva a reconocer los dones que el Dios bueno y generoso nos encomienda; la caridad hace que fructifiquen (cf. Mt 25,14-30).
3. El lazo indisoluble entre fe y caridad
A la luz de cuanto hemos dicho, resulta claro que nunca podemos separar, o incluso oponer, fe y caridad. Estas dos virtudes teologales están íntimamente unidas por lo que es equivocado ver en ellas un contraste o una «dialéctica». Por un lado, en efecto, representa una limitación la actitud de quien hace fuerte hincapié en la prioridad y el carácter decisivo de la fe, subestimando y casi despreciando las obras concretas de caridad y reduciéndolas a un humanitarismo genérico. Por otro, sin embargo, también es limitado sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista.
La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios. En la Sagrada Escritura vemos que el celo de los apóstoles en el anuncio del Evangelio que suscita la fe está estrechamente vinculado a la solicitud caritativa respecto al servicio de los pobres (cf. Hch 6,1-4). En la Iglesia, contemplación y acción, simbolizadas de alguna manera por las figuras evangélicas de las hermanas Marta y María, deben coexistir e integrarse (cf. Lc 10,38-42). La prioridad corresponde siempre a la relación con Dios y el verdadero compartir evangélico debe estar arraigado en la fe (cf. Audiencia general 25 abril 2012). A veces, de hecho, se tiene la tendencia a reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria. En cambio, es importante recordar que la mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el «servicio de la Palabra». Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana. Como escribe el siervo de Dios el Papa Pablo VI en la Encíclica Populorum progressio, es el anuncio de Cristo el primer y principal factor de desarrollo (cf. n. 16). La verdad originaria del amor de Dios por nosotros, vivida y anunciada, abre nuestra existencia a aceptar este amor haciendo posible el desarrollo integral de la humanidad y de cada hombre (cf. Caritas in veritate, 8).
En definitiva, todo parte del amor y tiende al amor. Conocemos el amor gratuito de Dios mediante el anuncio del Evangelio. Si lo acogemos con fe, recibimos el primer contacto ―indispensable― con lo divino, capaz de hacernos «enamorar del Amor», para después vivir y crecer en este Amor y comunicarlo con alegría a los demás.
A propósito de la relación entre fe y obras de caridad, unas palabras de la Carta de san Pablo a los Efesios resumen quizá muy bien su correlación: «Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos» (2,8-10). Aquí se percibe que toda la iniciativa salvífica viene de Dios, de su gracia, de su perdón acogido en la fe; pero esta iniciativa, lejos de limitar nuestra libertad y nuestra responsabilidad, más bien hace que sean auténticas y las orienta hacia las obras de la caridad. Éstas no son principalmente fruto del esfuerzo humano, del cual gloriarse, sino que nacen de la fe, brotan de la gracia que Dios concede abundantemente. Una fe sin obras es como un árbol sin frutos: estas dos virtudes se necesitan recíprocamente. La cuaresma, con las tradicionales indicaciones para la vida cristiana, nos invita precisamente a alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las indicaciones concretas del ayuno, de la penitencia y de la limosna.
4. Prioridad de la fe, primado de la caridad
Como todo don de Dios, fe y caridad se atribuyen a la acción del único Espíritu Santo (cf. 1 Co13), ese Espíritu que grita en nosotros «¡Abbá, Padre!» (Ga 4,6), y que nos hace decir: «¡Jesús es el Señor!» (1 Co 12,3) y «¡Maranatha!» (1 Co 16,22; Ap 22,20).
La fe, don y respuesta, nos da a conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el futuro con la virtud de la esperanza, esperando confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la abnegación propia de Jesús: filial para con Dios y fraterna para con todo hombre (cf. Rm 5,5).
La relación entre estas dos virtudes es análoga a la que existe entre dos sacramentos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la Eucaristía. El bautismo (sacramentum fidei) precede a la Eucaristía (sacramentum caritatis), pero está orientado a ella, que constituye la plenitud del camino cristiano. Análogamente, la fe precede a la
caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Co13,13).
Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno y cada comunidad la Bendición del Señor.
La celebración de la Cuaresma, en el marco del Año de la fe, nos ofrece una ocasión preciosa para meditar sobre la relación entre fe y caridad: entre creer en Dios, el Dios de Jesucristo, y el amor, que es fruto de la acción del Espíritu Santo y nos guía por un camino de entrega a Dios y a los demás.
1. La fe como respuesta al amor de Dios
En mi primera Encíclica expuse ya algunos elementos para comprender el estrecho vínculo entre estas dos virtudes teologales, la fe y la caridad. Partiendo de la afirmación fundamental del apóstol Juan: «Hemos conocido el amor que Dios nos tiene y hemos creído en él» (1 Jn 4,16), recordaba que «no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva... Y puesto que es Dios quien nos ha amado primero (cf. 1 Jn 4,10), ahora el amor ya no es sólo un “mandamiento”, sino la respuesta al don del amor, con el cual Dios viene a nuestro encuentro» (Deus caritas est, 1). La fe constituye la adhesión personal ―que incluye todas nuestras facultades― a la revelación del amor gratuito y «apasionado» que Dios tiene por nosotros y que se manifiesta plenamente en Jesucristo. El encuentro con Dios Amor no sólo comprende el corazón, sino también el entendimiento: «El reconocimiento del Dios vivo es una vía hacia el amor, y el sí de nuestra voluntad a la suya abarca entendimiento, voluntad y sentimiento en el acto único del amor. Sin embargo, éste es un proceso que siempre está en camino: el amor nunca se da por “concluido” y completado» (ibídem, 17). De aquí deriva para todos los cristianos y, en particular, para los «agentes de la caridad», la necesidad de la fe, del «encuentro con Dios en Cristo que suscite en ellos el amor y abra su espíritu al otro, de modo que, para ellos, el amor al prójimo ya no sea un mandamiento por así decir impuesto desde fuera, sino una consecuencia que se desprende de su fe, la cual actúa por la caridad» (ib., 31a). El cristiano es una persona conquistada por el amor de Cristo y movido por este amor ―«caritas Christi urget nos» (2 Co 5,14)―, está abierto de modo profundo y concreto al amor al prójimo (cf. ib., 33). Esta actitud nace ante todo de la conciencia de que el Señor nos ama, nos perdona, incluso nos sirve, se inclina a lavar los pies de los apóstoles y se entrega a sí mismo en la cruz para atraer a la humanidad al amor de Dios.
«La fe nos muestra a Dios que nos ha dado a su Hijo y así suscita en nosotros la firme certeza de que realmente es verdad que Dios es amor... La fe, que hace tomar conciencia del amor de Dios revelado en el corazón traspasado de Jesús en la cruz, suscita a su vez el amor. El amor es una luz ―en el fondo la única― que ilumina constantemente a un mundo oscuro y nos da la fuerza para vivir y actuar» (ib., 39). Todo esto nos lleva a comprender que la principal actitud característica de los cristianos es precisamente «el amor fundado en la fe y plasmado por ella» (ib., 7).
2. La caridad como vida en la fe
Toda la vida cristiana consiste en responder al amor de Dios. La primera respuesta es precisamente la fe, acoger llenos de estupor y gratitud una inaudita iniciativa divina que nos precede y nos reclama. Y el «sí» de la fe marca el comienzo de una luminosa historia de amistad con el Señor, que llena toda nuestra existencia y le da pleno sentido. Sin embargo, Dios no se contenta con que nosotros aceptemos su amor gratuito. No se limita a amarnos, quiere atraernos hacia sí, transformarnos de un modo tan profundo que podamos decir con san Pablo: ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí (cf. Ga 2,20).
Cuando dejamos espacio al amor de Dios, nos hace semejantes a él, partícipes de su misma caridad. Abrirnos a su amor significa dejar que él viva en nosotros y nos lleve a amar con él, en él y como él; sólo entonces nuestra fe llega verdaderamente «a actuar por la caridad» (Ga 5,6) y él mora en nosotros (cf. 1 Jn 4,12).
La fe es conocer la verdad y adherirse a ella (cf. 1 Tm 2,4); la caridad es «caminar» en la verdad (cf. Ef 4,15). Con la fe se entra en la amistad con el Señor; con la caridad se vive y se cultiva esta amistad (cf. Jn 15,14s). La fe nos hace acoger el mandamiento del Señor y Maestro; la caridad nos da la dicha de ponerlo en práctica (cf. Jn 13,13-17). En la fe somos engendrados como hijos de Dios (cf. Jn 1,12s); la caridad nos hace perseverar concretamente en este vínculo divino y dar el fruto del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22). La fe nos lleva a reconocer los dones que el Dios bueno y generoso nos encomienda; la caridad hace que fructifiquen (cf. Mt 25,14-30).
3. El lazo indisoluble entre fe y caridad
A la luz de cuanto hemos dicho, resulta claro que nunca podemos separar, o incluso oponer, fe y caridad. Estas dos virtudes teologales están íntimamente unidas por lo que es equivocado ver en ellas un contraste o una «dialéctica». Por un lado, en efecto, representa una limitación la actitud de quien hace fuerte hincapié en la prioridad y el carácter decisivo de la fe, subestimando y casi despreciando las obras concretas de caridad y reduciéndolas a un humanitarismo genérico. Por otro, sin embargo, también es limitado sostener una supremacía exagerada de la caridad y de su laboriosidad, pensando que las obras puedan sustituir a la fe. Para una vida espiritual sana es necesario rehuir tanto el fideísmo como el activismo moralista.
La existencia cristiana consiste en un continuo subir al monte del encuentro con Dios para después volver a bajar, trayendo el amor y la fuerza que derivan de éste, a fin de servir a nuestros hermanos y hermanas con el mismo amor de Dios. En la Sagrada Escritura vemos que el celo de los apóstoles en el anuncio del Evangelio que suscita la fe está estrechamente vinculado a la solicitud caritativa respecto al servicio de los pobres (cf. Hch 6,1-4). En la Iglesia, contemplación y acción, simbolizadas de alguna manera por las figuras evangélicas de las hermanas Marta y María, deben coexistir e integrarse (cf. Lc 10,38-42). La prioridad corresponde siempre a la relación con Dios y el verdadero compartir evangélico debe estar arraigado en la fe (cf. Audiencia general 25 abril 2012). A veces, de hecho, se tiene la tendencia a reducir el término «caridad» a la solidaridad o a la simple ayuda humanitaria. En cambio, es importante recordar que la mayor obra de caridad es precisamente la evangelización, es decir, el «servicio de la Palabra». Ninguna acción es más benéfica y, por tanto, caritativa hacia el prójimo que partir el pan de la Palabra de Dios, hacerle partícipe de la Buena Nueva del Evangelio, introducirlo en la relación con Dios: la evangelización es la promoción más alta e integral de la persona humana. Como escribe el siervo de Dios el Papa Pablo VI en la Encíclica Populorum progressio, es el anuncio de Cristo el primer y principal factor de desarrollo (cf. n. 16). La verdad originaria del amor de Dios por nosotros, vivida y anunciada, abre nuestra existencia a aceptar este amor haciendo posible el desarrollo integral de la humanidad y de cada hombre (cf. Caritas in veritate, 8).
En definitiva, todo parte del amor y tiende al amor. Conocemos el amor gratuito de Dios mediante el anuncio del Evangelio. Si lo acogemos con fe, recibimos el primer contacto ―indispensable― con lo divino, capaz de hacernos «enamorar del Amor», para después vivir y crecer en este Amor y comunicarlo con alegría a los demás.
A propósito de la relación entre fe y obras de caridad, unas palabras de la Carta de san Pablo a los Efesios resumen quizá muy bien su correlación: «Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos» (2,8-10). Aquí se percibe que toda la iniciativa salvífica viene de Dios, de su gracia, de su perdón acogido en la fe; pero esta iniciativa, lejos de limitar nuestra libertad y nuestra responsabilidad, más bien hace que sean auténticas y las orienta hacia las obras de la caridad. Éstas no son principalmente fruto del esfuerzo humano, del cual gloriarse, sino que nacen de la fe, brotan de la gracia que Dios concede abundantemente. Una fe sin obras es como un árbol sin frutos: estas dos virtudes se necesitan recíprocamente. La cuaresma, con las tradicionales indicaciones para la vida cristiana, nos invita precisamente a alimentar la fe a través de una escucha más atenta y prolongada de la Palabra de Dios y la participación en los sacramentos y, al mismo tiempo, a crecer en la caridad, en el amor a Dios y al prójimo, también a través de las indicaciones concretas del ayuno, de la penitencia y de la limosna.
4. Prioridad de la fe, primado de la caridad
Como todo don de Dios, fe y caridad se atribuyen a la acción del único Espíritu Santo (cf. 1 Co13), ese Espíritu que grita en nosotros «¡Abbá, Padre!» (Ga 4,6), y que nos hace decir: «¡Jesús es el Señor!» (1 Co 12,3) y «¡Maranatha!» (1 Co 16,22; Ap 22,20).
La fe, don y respuesta, nos da a conocer la verdad de Cristo como Amor encarnado y crucificado, adhesión plena y perfecta a la voluntad del Padre e infinita misericordia divina para con el prójimo; la fe graba en el corazón y la mente la firme convicción de que precisamente este Amor es la única realidad que vence el mal y la muerte. La fe nos invita a mirar hacia el futuro con la virtud de la esperanza, esperando confiadamente que la victoria del amor de Cristo alcance su plenitud. Por su parte, la caridad nos hace entrar en el amor de Dios que se manifiesta en Cristo, nos hace adherir de modo personal y existencial a la entrega total y sin reservas de Jesús al Padre y a sus hermanos. Infundiendo en nosotros la caridad, el Espíritu Santo nos hace partícipes de la abnegación propia de Jesús: filial para con Dios y fraterna para con todo hombre (cf. Rm 5,5).
La relación entre estas dos virtudes es análoga a la que existe entre dos sacramentos fundamentales de la Iglesia: el bautismo y la Eucaristía. El bautismo (sacramentum fidei) precede a la Eucaristía (sacramentum caritatis), pero está orientado a ella, que constituye la plenitud del camino cristiano. Análogamente, la fe precede a la
caridad, pero se revela genuina sólo si culmina en ella. Todo parte de la humilde aceptación de la fe («saber que Dios nos ama»), pero debe llegar a la verdad de la caridad («saber amar a Dios y al prójimo»), que permanece para siempre, como cumplimiento de todas las virtudes (cf. 1 Co13,13).
Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno y cada comunidad la Bendición del Señor.
domingo, 10 de febrero de 2013
Lectura del Santo Evangelio según San Lucas 5, 1-11
Domingo 5º del Tiempo
Ordinario
La gente se agolpaba alrededor de Jesús para oír la
palabra de Dios, estando él a orillas del lago de Genesaret; y vio dos barcas
que estaban junto a la orilla: los pescadores habían desembarcado y estaban
lavando las redes. Subió a una de las barcas, la de Simón, y le pidió que la
apartara un poco de la tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.
Cuando acabó de hablar, dijo a Simón: «Rema mar
adentro y echad las redes para pescar». Simón contestó: «Maestro, nos hemos
pasado la noche bregando y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré
las redes». Y, puestos a la obra, hicieron una redada de peces tan grande, que
reventaba la red. Hicieron señas a los socios de la otra barca, para que
vinieran a echarles una mano. Se acercaron ellos y llenaron las dos barcas, que
casi se hundían.
Al ver esto, Simón Pedro se arrojó a los pies de
Jesús, diciendo: «Apártate de mí, Señor, que soy un pecador». Y es que el
asombro se había apoderado de él y de los que estaban con él, al ver la redada
de peces que habían pescado; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de
Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Jesús dijo a Simón: «No temas: desde
ahora, serás pescador de hombres». Ellos sacaron las barcas a tierra y,
dejándolo todo, lo siguieron.
Comentario: Rvdo. P.
D. Blas Ruiz López
Hoy, el Evangelio nos ofrece el diálogo, sencillo y profundo
a la vez, entre Jesús y Simón Pedro, diálogo que podríamos hacer nuestro: en
medio de las aguas tempestuosas de este mundo, nos esforzamos por nadar contra
corriente, buscando la buena pesca de un anuncio del Evangelio que obtenga una
respuesta fructuosa...
Y es entonces, cuando nos cae encima, indefectiblemente, la
dura realidad; nuestras fuerzas no son suficientes. Necesitamos alguna cosa
más: la confianza en la Palabra de aquel que nos ha prometido que nunca nos
dejará solos. «Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos pescado
nada; pero, en tu palabra, echaré las redes» (Lc 5,5). Esta respuesta de Pedro
la podemos entender en relación con las palabras de María en las bodas de Caná:
«Haced lo que Él os diga» (Jn 2,5). Y es en el cumplimiento confiado de la
voluntad del Señor cuando nuestro trabajo resulta provechoso.
Y todo, a pesar de nuestra limitación de pecadores: «Aléjate
de mí, Señor, que soy un hombre pecador» (Lc 5,8). San Ireneo de Lyón descubre
un aspecto pedagógico en el pecado: quien es consciente de su naturaleza
pecadora es capaz de reconocer su condición de criatura, y este reconocimiento
nos pone ante la evidencia de un Creador que nos supera.
Solamente quien, como Pedro, ha sabido aceptar su limitación,
está en condiciones de aceptar que los frutos de su trabajo apostólico no son
suyos, sino de Aquel de quien se ha servido como de un instrumento. El Señor
llama a los Apóstoles a ser pescadores de hombres, pero el verdadero pescador
es Él: el buen discípulo no es más que la red que recoge la pesca, y esta red
solamente es efectiva si actúa como lo hicieron los Apóstoles: dejándolo todo y
siguiendo al Señor (cf. Lc 5,11).
sábado, 9 de febrero de 2013
El Ayuntamiento de Jerez y la Unión de Hermandades acuerdan las líneas de colaboración a partir del año 2013
La Unión de Hermandades destinará parte de la recaudación de los palcos a Cáritas
8 de febrero de 2012. INFORMA: PORTAVOZ DE LA UNIÓN DE HERMANDADES: El Pleno de los hermanos mayores de las hermandades jerezanas, celebrado esta noche, ha acordado ratificar los dos convenios por los que se regirá las relaciones con el Ayuntamiento. Ambos convenios garantizan la colaboración de ambas instituciones centrándose en las actuaciones sociales y en la conservación del patrimonio.
En virtud de estos acuerdos, las Hermandades montarán los palcos y el Ayuntamiento aportará 105.000 euros para obras sociales y conservación del patrimonio que tendrán que ser justificados. Ambas instituciones coinciden en que este acuerdo beneficia a todos, fundamentalmente a la ciudad y a los jerezanos más desfavorecidos, ya que otorgará normalidad y regulará las relaciones en todos los aspectos municipales que afectan a las Hermandades.
Parte de la recaudación de los palcos de la Semana Santa del año 2013 irá destinada a Cáritas diocesana. Como novedad durante el recorrido este año se habilitará un espacio para guardar carritos de niños pequeños, el alquiler de éste nuevo servicio también será destinado a Cáritas diocesana.
Aspectos relevantes de los convenios:
CONVENIO GENERAL:
- El Excmo. Ayuntamiento mantiene su compromiso de garantizar la seguridad en el montaje y desmontaje de los palcos y sillas que conforman la carrera oficial y durante el período que estén instalados en espacios públicos, con todos los medios a su alcance.
- El Excmo. Ayuntamiento de Jerez y la Unión de Hermandades, se comprometen a intentar conseguir el desarrollo e implantación del “museo de hermandades y cofradías, proyecto largamente ansiado por la ciudad de Jerez y muy necesario para consolidar los aspectos turísticos de nuestra ciudad.
- En este sentido se creará una comisión conjunta que deberá presentar un estudio de conclusiones y viabilidad para la Cuaresma del año de 2014.
Esta comisión deberá partir de las premisas siguientes:
· Las hermandades de Jerez se comprometen de forma expresa y formal a poner la totalidad de su patrimonio, excluyendo imágenes titulares y de culto, a disposición de las necesidades expositivas que se planteen en el museo.
· El Excmo. Ayuntamiento de Jerez intentará que sea en dependencias de los denominados Claustros de Santo Domingo debidamente adecuadas, donde se ubique este museo que debe ayudar a revitalizar el desarrollo turístico, cultural y social de nuestra ciudad.
- Mientras llegue el ansiado momento de la creación e instalación del citado museo, las hermandades se comprometen a intentar ceder al Excmo. Ayuntamiento de Jerez los elementos que le sean solicitados para exposiciones temporales que organice el Cabildo Municipal, siempre excluyendo imágenes titulares o de culto, salvo que la hermandad decida lo contrario, y siempre que la cesión sea compatible con las actividades de cada hermandad.
- En este sentido y de manera expresa, el Excmo. Ayuntamiento de Jerez y la Unión de Hermandades coordinarán e intentarán que durante la denominada “semana de pasión” Iglesias y casas de hermandad estén abiertas durante todo el día para que se pueda contemplar el patrimonio de cada hermandad, tanto de pasos ya montados, como de otros enseres que no son utilizados en las actividades propias de la Semana Santa.
- En este sentido, para paliar esta necesidad y para el mes de abril del año de 2015, y una vez concluida la Semana Santa de ese año, el Ayuntamiento se compromete a ceder de con carácter de indefinido y forma gratuita a la Unión de Hermandades, una nave o local amplio y en buen estado de conservación y uso, ubicado preferiblemente en lugar céntrico para que pueda acoger parihuelas o, incluso, algunos pasos de nuestras hermandades.
- Del pregón: El Excmo. ayuntamiento cederá con carácter totalmente gratuito y sin coste alguno de personal, utilización, etc. las instalaciones del Teatro Villamarta para la celebración del tradicional pregón de la Semana Santa de Jerez que se celebra el denominado Domingo de Pasión.
- Del cartel de la Semana Santa: Como ya es tradicional, corresponderá al Excmo. Ayuntamiento la edición y distribución del cartel de la Semana Santa de nuestra ciudad. Cartel que será elegido por representantes del Ayuntamiento y de la Unión de Hermandades.
- De la utilización de equipamientos públicos.- La actividad cultural y deportiva de las hermandades constituyen otras facetas que son valoradas muy positivamente por los jerezanos y por el Excmo. Ayuntamiento de Jerez, consecuentemente, el Excmo. Ayuntamiento se compromete a facilitar de forma gratuita aquellos espacios públicos que sean solicitados para este tipo de actividades, siempre que las circunstancias de programación prevista o de cualquier otro tipo así lo permitan.
ACUERDO 2013
- La Unión de hermandades asumirá, a su costa y en su totalidad, el montaje y desmontaje de los palcos y sillas, destacando la importancia que, para la Ciudad ha tenido esta decisión, contribuyendo de esta forma a paliar dentro de sus posibilidades la difícil situación que atraviesa la misma
Colaboraciones de carácter social
- El Excmo. Ayuntamiento de Jerez es consciente de la especial importancia que supone para nuestra ciudad la labor social de las hermandades. En base a estas circunstancias, el Excmo. Ayuntamiento de Jerez se compromete a incluir en sus presupuestos anuales para este año 2013, una partida económica que ayude a las hermandades a cumplir estos objetivos sociales y de caridad, por una cantidad de cincuenta y nueve mil cuatrocientos euros (60.000 €).
- La partida dedicada a caridad será gestionada por la Unión de Hermandades que deberá justificar adecuadamente los fines y objetivos cumplidos por cada hermandad con los citados fondos.
- La Unión de Hermandades deberá remitir informe anualmente al Ayuntamiento y que incluirá la relación de asociaciones, entidades u otras beneficiarias de la colaboración por parte de las distintas Hermandades.
- Asimismo, quedarán reflejados los distintos fines a los que se destina la partida, debiendo ser dichos fines puramente de acción social, entre otros:
§ Mantenimiento de comedores sociales
§ Programas dirigidos a personas en riesgo de exclusión social
§ Atención a inmigrantes y transeúntes
§ Ayudas para cubrir necesidades de primer orden de familias sin recursos
§ Promover acciones de sensibilización dirigidas a la ciudadanía en general en relación con la integración social y laboral de las personas con discapacidad de manera que se contribuya a eliminar prejuicios y barreras.
§ Fomentar acciones en materia de promoción de la formación y el empleo de personas con discapacidad.
§ Apoyo a familias con necesidades especiales
§ Apoyo a familiares cuidadores de personas en situación de dependencia.
§ Realización de actividades para fomentar valores sociales en los jóvenes.
§ Favorecer la integración social, las relaciones y la participación.
§ Mejorar la calidad de vida de la población mayor.
§ Proporcionar un espacio de ocio y tiempo libre que se adecue a sus intereses y expectativas de cualquier colectivo.
§ Desarrollar hábitos de vida saludables.
§ Potenciar el Voluntariado.
§ Desarrollo de actividades destinadas a la integración de las personas inmigrantes.
§ Promover en los menores la adquisición de habilidades que favorezcan su desarrollo personal, familiar y social
§ Colaborara con los padres para hacer efectivo el apoyo a los niños/as y adolescentes reforzando estas figuras como modelos positivos
§ Favorecer espacios de colaboración, principalmente en el ámbito educativo, a fin de trabajar la prevención de conductas violentas y la resolución de conflictos.
Colaboraciones de carácter cultural y para mantenimiento o incremento del patrimonio material de las hermandades.
Por parte del Ayuntamiento de Jerez se asumen los siguientes:
- El Excmo. Ayuntamiento, en base al esfuerzo que las hermandades, poseedoras de un importantísimo patrimonio que es puesto de manera permanente al servicio y disfrute de los jerezanos, y que se incrementa cada año con nuevas realizaciones que son generadoras de importantes beneficios sociales y de todo tipo, cuyo mantenimiento genera unos costes elevadísimos, asume el compromiso de contemplar, en cada ejercicio presupuestario, una partida destinada a colaborar en dicho esfuerzo económico; siendo la cantidad que el Ayuntamiento entregará por este concepto para el año 2013, de cuarenta y cinco mil euros.
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