Una muy aplaudida ponencia del
abogado, tesorero de la jerezana Hermandad de la Vera-Cruz y Miembro de
Número del Centro de Estudios Históricos Jerezanos José Jácome González
protagonizó el pasado viernes otra nueva sesión de ponencias del programa de
actos del LXXV Aniversario de la Reorganización de la Hermandad de las Cinco
Llagas. Aunque el contenido completo de dicha interesantísima conferencia
titulada ‘La Hermandad
de las Cinco Llagas de 1561’
se transcribirá, textualmente, en una publicación que ya la cofradía de la Madrugada del Viernes
Santo está planteando editar con motivo de dicha efeméride, adelantamos algunas
primeras aseveraciones históricas –tan sólo unas pinceladas- de la charla de
Jácome González (a la que acudió una digna representación de la Hermandad de la Vera-Cruz encabezada por
su Hermano Mayor José Ignacio Soto).
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La Hermandad se funda en este
convento de San Francisco. El 22 de abril de 1561 se redactaron finalmente las
Reglas para su ordenación legal. La
Cofradía se funda expresamente como Hermandad de Penitencia,
para rendir culto y devoción a la sangre, llagas, signos de la Pasión y Muerte de Cristo.
En los autos de reducción de Cofradías de 1568, expresamente se dice que su
origen se remonta a 1561 con ocasión de las procesiones con disciplina que,
durante nueve días, se realizaron por la calle Carpintería con la autorización
de la ciudad, en la que participaron hombres y niños, para implorar que
mejorase la situación de sequía y malas cosechas.
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Al finalizar estas procesiones se trató con el P.
Guardián de San Francisco, el Padre Fray Luis de Orozco, que dejase fundar una
Cofradía de disciplina en este monasterio, dado que en este convento no había
otra de esta clase por aquellas fechas. A los hermanos se les cedió la entonces
Capilla de los Mártires que, con el tiempo pasó a denominarse de la Esperanza.
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El escudo fundacional recoge el pasaje de la
tradición de la Orden
de San Francisco, cuando al Santo Fundador se le apareció en el Monte Auvernia
un serafín con cinco alas, de las que salieron cinco rayos que atravesaron su
costado, manos y pies, dejando a la vista las CINCO LLAGAS, que marcaron la
unión entre San Francisco de Asís y Jesucristo, dejando en su cuerpo las marcas
de la Pasión. En el Archivo Municipal
se conserva la Regla
original. En su primera página
figura el escudo de la
Hermandad ricamente policromado, representándose el Árbol de la Cruz rematado por la cartela
del INRI sobre el Monte Calvario. Sobre los brazos pende el campo del escudo sobre
el que figuran las Cinco Llagas y una corona de espinas, así como los tres
clavos en los extremos de la Cruz
y el cordón franciscano bordeando todo el conjunto.
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La Hermandad estaba organizada
por una junta formada por dos Hermanos Mayores, dos Veedores, Diputados en
número de cuatro, un Mayordomo y un Escribano. Las primeras Reglas se
redactaron por acuerdo de Cabildo por D. García Dávila, que era el
Administrador de la Cofradía ,
asesorado por el P. Guardián del Convento, Fray Luis de Orozco. En las citadas Reglas se prohibía que la Hermandad pudiera añadir
nuevos capítulos. Además, tenía que rendir cuentas ante el Visitador del
Ordinario, quedando fuera de la exención de la que disfrutaban los religiosos.
Sólo le estaba permitido el pedir limosna entre los hermanos.
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Es importante destacar el papel del Administrador,
encabezado por un destacado miembro de la nobleza local.
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En las Reglas se distinguía entre los hermanos de
luz (cirios) y los disciplinantes o de sangre.
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No tuvo un origen asistencial u hospitalaria, a
pesar de su marcado carácter benéfico.
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En la época ya existía una clasificación de
distintas corporaciones seglares religiosas o Cofradías, dedicadas a las más
variadas asistencias hospitalarias, que se habían fundado para tales fines.
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Según
el texto de las Reglas, durante la jornada del Jueves Santo por la noche salían
los hermanos en número aproximado de trescientos confesados y comulgados
disciplinándose, en compañía del Padre Guardián y frailes del convento, siendo
una de las procesiones más devotas de la ciudad.
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En
estas procesiones se rogaba por la salud del Rey y por el estado de la Santa Iglesia de
Roma.
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Entre
los enseres de la Hermandad
figuraban: una corona de plata para el Cristo, una cruz de plata para el
Crucificado y un escudo, igualmente, de plata para el cielo del palio de la Virgen.
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La Cofradía hacía estación de penitencia los Jueves Santos en
torno a las diez de la noche, debiéndose recoger dos horas más tarde,
comenzando sus hermanos de sangre a disciplinarse ante la presencia de una
imagen de Cristo Crucificado una hora antes de la salida procesional. Pasados los años, la Hermandad saldría
durante la jornada del Viernes Santo a media tarde, para posteriormente retomar
la salida los Jueves Santos en el último tercio del siglo XVIII.
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La Virgen salía bajo palio de seis varales, de forma similar
a otras Dolorosas de las Cofradías jerezanas de la época.
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La Cofradía sostuvo para
litigios a lo largo de sus primeros siglos de existencia. Entre los más sonados fueron el que mantuvo con los
PP. Franciscanos en 1612, que le supuso la retirada del cajón de limosnas de la
nave principal de San Francisco, ya que alegaban los religiosos que la Hermandad estaba
pidiendo para el Santísimo sin ser Sacramental, a la vez que tenía muy descuidada
su Capilla.
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Es
interesante el dato sobre los pasos y sus cuadrillas, conformados por doce
personas bajo el mando de los cuadrilleros.
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Para
portar estos pasos se exigía la condición de hermano de la Cofradía , y que debía
comportarse con veneración y respeto, siguiendo las instrucciones de quien
estuviera al mando y gobierno de la Hermandad.
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En
el año 1754 se menciona que la
Hermandad sacaba un paso con el misterio de la Sagrada Lanzada a
Cristo y el Apóstol San Juan, así lo cuenta Bartolomé Gutiérrez en su obra “Año
Xericiense“.
Al
término del acto el Hermano Mayor de la corporación organizadora, Juan Lupión
Villar entregó a José Jácome González un artístico obsequio –que reproduce el
logotipo del LXXV Aniversario de la Reorganización de la Cofradía- realizado por
el destacado hermano de esta Hermandad y orfebre jerezano Miguel Ángel Camas
Soto.
En la
foto, de izquierda a derecha: el Hermano Mayor de la Vera-Cruz José
Ignacio Soto, el ponente José Jácome y el Hermano Mayor de las Cinco Llagas
Juan Lupión