Manuel Martínez Cano, Medalla de Oro de la Hermandad de las Cinco Llagas
El
actual número 1 de la Hermandad, hijo del fundador de la misma Manuel Martínez
Arce, cumple 75 años de antigüedad en el seno de la corporación
La Hermandad de las Cinco Llagas
entregará a su hermano número 1 Manuel Martínez Cano la alta distinción de la
Medalla de Oro al cumplir tan destacado cofrade 75 años de antigüedad en el
seno de esta corporación nazarena de la Madrugada Santa jerezana. Una decisión
que fue tomada hace unos meses aunque mantenida aún en la mayor reserva al
encontrarse entonces en cierre perimetral la localidad donde, desde hace
décadas, reside quien ahora se siente muy gratificado y emocionado con tan
“emocionante noticia”.
Manuel Martínez Cano pertenece
desde su nacimiento a la Hermandad que refundara, a finales de los años treinta
del pasado siglo, su padre, el recordado ejemplar cofrade de las Cinco Llagas
-quien también fuese hasta su fallecimiento número 1 de la nómina de hermanos-
Manuel Martínez Arce, considerado con todos los merecimientos uno de los
máximos valedores de la Semana Santa de Jerez, fundador por ejemplo de la Unión
de Hermandades de la ciudad -junto con el recordado Juan de Mata López de
Meneses y Cala- e impulsor del secretario diocesano de Hermandades y Cofradías,
así como del Pregón de pregones el Domingo de Pasión.
Manuel Martínez Cano enseguida
fue considerado el niño de la Hermandad para empaparse de la sapiencia
cofradiera, en la década de los 40, 50 y 60, de cofrades tan destacados como
Enrique Fernández de Bobadilla y González-Abreu, Sebastián Santolalla y
Romero-Valdespino, José Soto Ruiz, Manuel Atalaya García, Manuel Tamayo Merino,
Francisco Morales, Pedro y Ramón y Manuel Guerrero González, Gonzalo
Baquero, Rafael Cano Fernández, Pepe
Gómez o Manuel Guerrero Ramos, entre otros muchos.
Martínez Cano defiende a ultranza
el espíritu de la cofradía, de la que a temprana edad ya fue nazareno: “Cuando
apenas cumplí los catorce años ya pude vestir la blanca túnica de mi cofradía.
Mi padre, que entonces ocupaba uno de los puestos más relevantes de la Junta de
Gobierno y que además era uno de los responsables de la organización de la
cofradía y de la formación del cortejo, quiso aquel año portar un cirio para
figurar de pareja de su hijo. Quiso estar conmigo, a mi lado, en mi primera
estación de penitencia”.
Manuel Martínez Cano ha ocupado
cargos en distintas Juntas de Gobierno y conoció a fondo el crecimiento de una
Hermandad que, con el andar de los años, y gracias al esfuerzo de muchos
cofrades que ya disfrutan de la presencia del Señor de la Vía-Crucis y María
Santísima de la Esperanza, lograron estrenar un patrimonio artístico digno de
los mejores elogios. Para Martínez Cano, en este sentido, fue fundamental “el
sacrificio y el compromiso de los hermanos en la aportación económica, cada
cual dentro de sus posibilidades, y la honradez y el buen hacer intachable de
los tesoreros, quienes administraban con celo y puntualidad la contabilidad de
la Hermandad”.
Manuel Martínez dedicará esta
entrega de la Medalla de Oro a la memoria de su padre “quien durante su vida
siempre se levantaba pensando en su Hermandad de las Cinco Llagas, almorzaba
comentando la actualidad de su Hermandad de las Cinco Llagas y se acostaba
feliz o preocupado según le fuesen las cosas a su Hermandad de las Cinco
Llagas”.