BLOG OFICIAL DE LA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LAS SAGRADAS CINCO LLAGAS DE CRISTO, NUESTRO PADRE JESÚS DE LA VÍA-CRUCIS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA
Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

lunes, 29 de noviembre de 2021
domingo, 28 de noviembre de 2021
Evangelio y comentario
Fuente: ALFA Y OMEGA
I
Domingo de Adviento (ciclo C)
La
esperanza del Adviento
Comienza un nuevo año litúrgico, en el que iremos
contemplando domingo a domingo los misterios de la vida de Jesús. Iniciamos ahora
el tiempo de Adviento, el tiempo de la espera ante la venida del Señor. Profesamos
nuestra fe en el credo diciendo: «Vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos,
y su Reino no tendrá fin». Así, el tiempo de Adviento es sobre todo el deseo
más vivo de este acontecimiento, una esperanza que habita siempre en el corazón
del creyente, pero que en las últimas semanas se vuelve más ardiente, más orante.
«Maranatha (1 Cor 16, 22), ven, Señor Jesús (Ap 22, 20)», es el grito de toda
la Iglesia.
En este nuevo ciclo el Evangelio que se proclamará
es el de Lucas, que nos presenta a Jesús principalmente como un profeta que
anuncia la llegada de Dios entre nosotros en la humildad, en la debilidad, en
la misericordia sin límites infundida por su Padre, un Padre con entrañas de
amor infinito.
Así, el Evangelio de este primer domingo de
Adviento recoge parte del discurso escatológico (Lc 21, 25-28). Jesús en la
última etapa de su vida anunciará el final de esta historia, y el comienzo de
la historia desde su presencia glorificada. Utiliza el lenguaje apocalíptico,
propio de una corriente espiritual que buscaba reavivar la esperanza en los
creyentes, especialmente en tiempos de prueba y persecución.
De este modo, para hablarnos del final de la
historia usa imágenes sorprendentes. El sol, la luna y las estrellas (cf. Is
65, 8) eran dioses para los pueblos, ídolos adorados como poderes divinos. Sin
embargo, en ese día de la venida del Hijo del hombre estas criaturas
celestiales serán destronadas para siempre, porque solo el Señor será
Dios y Rey del universo. A través de estas
imágenes normales, pero llenas de imaginación (señales en el sol, en la luna,
en las estrellas…), Jesús quiere comunicar algo que es real y se debe tomar muy
en serio: el final de la historia será una gran conmoción en el interior del
alma y en el exterior, es decir, en toda la creación. Sabemos que eso sucederá
y, conforme más cerca esté esa venida del Señor, con más dureza percibiremos
ese hundimiento.
¿Cómo redundará esto en el interior del ser
humano? Se acaba y tiembla todo, y el individuo (incluso la comunidad, o
incluso la humanidad) ve que no puede hacer nada por evitarlo. Y ante eso, el
sentimiento del hombre, inteligente y frágil a la vez, será de angustia, miedo
y ansiedad.
Así, la página de este Evangelio recoge la
manifestación de Dios al final de la historia y de los tiempos, un final que
vendrá de repente. De pronto, sin que ninguno de nosotros pueda preverlo,
veremos «al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y majestad» (cf.
Dn 7, 13); su presencia se impondrá sobre todo el universo. Nadie podrá escapar
de esta visión que desvelará la identidad plena de Jesús. Ese hombre, Jesús de
Nazaret, que fue condenado a una muerte de cruz (cf. Lc. 23, 34), que es Dios
en plenitud y gloria, se presentará como Salvador de la humanidad y Juez de
todo el mal cometido en la historia.
¿Y qué hacer, por tanto, mientras esperamos aquel
día? Jesús termina su discurso invitando a la vigilancia y a la oración ante la
venida del Señor (Lc. 21, 34-36). Los discípulos de Jesús, los creyentes en Él,
no deben amilanarse, sino «levantar la cabeza», asumir la postura de un hombre
en el camino, en posición erguida, sostenidos por la esperanza. ¡Qué imagen tan
significativa! El hombre en pie, con la cabeza alzada como signo de valentía,
convencido de que lo que pasa es por su salvación; el hombre que no teme y, por
lo tanto, camina con seguridad hacia el Señor que viene. Es la actitud de la
persona que se pone en oración ante Dios, deseando un encuentro con Quien ama
profundamente; es la postura del centinela que, de pie, despierto, atento, escudriña
el horizonte para estar listo y gritar al pueblo que el Señor viene, que
llegará de repente y se manifestará en la gloria.
¿Pero le veremos, con alegría y gozo? Dependerá de
que nuestra vida esté abierta a Él, que no estemos embotados por el vicio y por
tantas urgencias que nos envuelven. Es preciso estar viviendo en otra
dimensión: en la esperanza del Adviento. Entonces, la ansiedad cambiará, y se
convertirá en espera ardiente –¡qué sentimientos tan diferentes!–. La angustia
se transformará en tensión –positiva–, y el miedo será valor y fortaleza en una
situación difícil.
Vivamos el Adviento de la mano de la Palabra, en
oración y en la Eucaristía. Entreguemos nuestro pasado con gratitud a la
misericordia de Dios; vivamos el presente como un regalo, abiertos a su
voluntad, agradeciendo tantas presencias que nos rodean, sobre todo la
presencia del Señor; y aguardemos el futuro, rezando para que ese futuro llegue
pronto. Es tiempo de Adviento, tiempo de espera, para servir y aguardar al
Esposo, a nuestro Dios. Que Él nos conceda valor para confiar y esperar,
creatividad para hacer productiva la espera, fortaleza para aguantar el
desánimo, y alegría para sostener a los que ya no pueden más en el camino de la
vida.
JUAN ANTONIO RUIZ RODRIGO
Director de la Casa de Santiago
de Jerusalén
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas. Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria. Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación. Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra. Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».
Lucas 21, 25-28.34-36
sábado, 27 de noviembre de 2021
Aprobadas por unanimidad las cuentas de los cursos 2019-2020 y 2020-2021
Ayer viernes fueron
aprobadas por unanimidad en cabildo general ordinario las cuentas de los dos
últimos ejercicios de la Hermandad de las Cinco Llagas.
Julio Rodríguez, cartelista de la Semana Santa de Jerez 2022
Fuente: UUHH
Julio Ángel González Rodríguez,
conocido artísticamente como Julio Rodríguez, será el encargado de realizar el
cartel de la Semana Santa de Jerez 2022, tras su designación como tal por parte
del Consejo Directivo de la Unión de Hermandades de Jerez.
Nacido en Jerez en 1967, cursó
estudios en la jerezana Escuela de Artes y Oficios, obteniendo el título de
Técnico Superior en Artes Plásticas y Diseño, y actualmente dirige su propia
academia, en la que imparte clases de dibujo y pintura.
Consolidado en la técnica del
retrato, se define como un artista completo que basa su obra principalmente en
la creatividad. No en vano, el crítico de Arte Bernardo Palomo definió su
pintura como "sabia y divertida, encaminada a hacer feliz al
espectador".
Entre sus obras vinculadas al
ámbito cofrade, destacan varias participaciones en la muestra 'Jerez, Paleta de
Colores' de la Hermandad del Desconsuelo, así como la realización pictórica del
techo de palio de la Virgen del Amor Hermoso de Cádiz, o la colaboración
habitual con las técnicas pictóricas del jerezano taller de bordados de
Ildefonso Jiménez.
Actualmente es responsable de las
pinturas murales con las que se está exornando interiormente la Ermita de San
Telmo, tras la profunda remodelación de la sede canónica de la Hermandad del
Cristo, cofradía con la que se siente especialmente vinculado.
jueves, 25 de noviembre de 2021
Recordatorio: mañana viernes, CABILDOS GENERALES ORDINARIOS en San Francisco tras los rezos semanales
Hermandad y Cofradía de Nazarenos de las
Sagradas Cinco Llagas de Cristo, Nuestro Padre Jesús de la Vía-Crucis y María
Santísima de la Esperanza
Establecida canónicamente en el Real Convento de San Francisco
Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera
Sala Capitular: C/ Diego Fernández Herrera 6 y 8, 11401 - Jerez de
la Fra.
Blog oficial: http://cincollagasjerez.blogspot.com
Correo electrónico: cincollagasjerez@gmail.com
Estimado/a
hermano/a en el Señor: Paz y Bien.
Mediante
la presente misiva tenemos a bien participarle que, en virtud de lo tipificado
en la Normativa Diocesana de Hermandades y Cofradías, tras el tiempo de
restricciones por la pandemia, y con el visto bueno tanto del Director
Espiritual como de la Delegación Diocesana de Hermandades, esta señera
corporación nazarena vuelve a convocar, en la Iglesia Conventual de San
Francisco y tras los rezos semanales, Cabildo
General Ordinario de Cuentas el viernes 26 de noviembre, a las 21,00 horas en
primera convocatoria y media hora después en segunda con arreglo al
siguiente:
ORDEN
DEL DÍA
1. Invocación
al Espíritu Santo.
2. Lectura
del borrador del acta del Cabildo General Ordinario anteriormente celebrado y su aprobación si procediese.
3. Aprobación
de las Cuentas del Curso 2019-2020 y del 2020-2021.
Seguidamente
se celebrará, en orden asimismo a lo establecido en la Normativa Diocesana, Cabildo General Ordinario de Apertura de
Curso con arreglo al siguiente:
ORDEN
DEL DÍA
1. Lectura
del borrador del acta del Cabildo General anteriormente celebrado.
2. Proyecto
de actividades del Curso 2021-2022.
3. Presupuesto
Económico Curso 2021-2022.
4. Mensaje
de despedida de nuestro Hermano Mayor
5. Ruegos
y preguntas.
6. Padrenuestro
por nuestros cofrades difuntos.
Lo
que tenemos el inigualable honor de comunicarle para su conocimiento y asistencia al mismo, rogándole la máxima
puntualidad posible.
Sin
otro particular, reciba un fortísimo abrazo en Nuestro Señor Jesucristo.
VºBº
Rafael Cordero Jaén Fdo.: Ernesto
Romero del Castillo
Hermano Mayor Secretario
Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera, a seis días del mes de noviembre del año de Gracia del Señor de 2021
martes, 23 de noviembre de 2021
CARTA DIRIGIDA A LOS HERMANOS DE LAS CINCO LLAGAS DE VUESTRO HERMANO MAYOR ELECTO ERNESTO ROMERO DEL CASTILLO
Estimados
hermanos y hermanas: hoy, más que nunca, ¡PAZ Y BIEN!
Quiero
transmitiros en primer lugar mi felicitación por la gran participación en un
Cabildo tan importante como el de elecciones. Por haber ejercido el derecho de
voto libre y responsable. Un fortísimo aplauso para todos vosotros.
Agradezco
también el haber confiado en mi persona y haber apostado por el proyecto que ya
todos conocéis. Estoy muy contento, lleno de felicidad y al mismo tiempo de
responsabilidad. Pondré toda mi voluntad en el empeño. Quiero ser un Hermano
Mayor según el Corazón de Cristo. Os lo merecéis.
Me
habéis encargado una misión, el desarrollo de un proyecto, que pondremos en
marcha con fuerza y con motivación porque pensamos beneficiará mucho a la
Hermandad. Y lo haremos sin dudas, sin descanso y sin complejos. El cuerpo de
hermanos, que es la soberanía de la Hermandad, ha hablado y nos ha traslado el
mensaje implícito del fuerte respaldo a unos objetivos muy definidos.
Estoy
convencido que ha llegado el momento de la regeneración del cuerpo de hermanos
en la apuesta decidida por los niños y por los jóvenes. Y por centrar la
atención en el hermano desfavorecido. O desanimado. O desorientado. Escucharemos
las inquietudes y las necesidades. E igualmente las ilusiones. Dedicaremos un tiempo
semanal a reunirnos con hermanos, en cercana cordialidad, con empatía, para conocer
en qué podemos ayudarles. La comunicación debe ser recíproca. Y también nos
dedicaremos a los devotos: a ellos nos acercaremos decididamente. Queremos
saber de ellos.
Se va
a poner en marcha Veritas, eje
principal del proyecto social que deseamos para la Hermandad y por el que los
hermanos han apostado con amplio apoyo. Veritas inculcará en nuestra
Hermandad una dimensión humana muy novedosa.
Ha
llegado el momento de los jóvenes. De las relaciones institucionales. Ha
llegado el momento de una formación permanente. De escuchar y hacer partícipes
a todos los hermanos y no hermanos que deseen cooperar y trabajar por la
Hermandad y de ayudar a aquellas personas que precisen cualquier tipo de ayuda
que esté a nuestro alcance. Fortaleceremos muchísimo el contacto humano y los
lazos fraternales. Tanto de manera interna como externa.
Como
Hermandad franciscana que somos en el espíritu, y con el título a punto de
concedérsenos, toca aplicar con celo la riqueza tan inmensa del carisma del
seguidor más fiel a Cristo que pisó nuestro mundo.
El
saludo de «Paz y Bien» es una invitación a abrir el corazón a la paz, fuerza
interior y principio de renovación y de bien moral y social. Por eso, San
Francisco de Asís pedía a sus hermanos que no quería que se mostrasen tristes
ni enojados, sino, más bien, gozosos en el Señor, alegres y con un trato dulce
y agradable.
Los
primeros franciscanos basaban su pedagogía de pacificación en la verdadera paz
con uno mismo y con la fraternidad, con el grupo, transmitiendo serenidad y
alegría contagiosa. Decía San Francisco: «La
paz que proclamáis con la boca, debéis tenerla desbordante en vuestros
corazones, de tal manera que por vuestra paz y mansedumbre invitéis a todos a
la paz y a la benignidad».
La
paz, fruto de la justicia, abre el camino a la bondad, lluvia fecunda del Dios
que es bien, todo bien, sumo bien, y que se concreta entre los hombres en la
concordia y la reconciliación.
Como
Hermano Mayor electo, una vez concluido el Cabildo de Elecciones, transmití al
otro candidato, tras su felicitación, mi intención de tener la Hermandad
siempre abierta para todo el que desee construir, sumar, trabajar por nuestra
corporación y mantener la unidad. Puesto que el mismo San Pablo en el Nuevo
Testamento apelaba también a la misma “esforzándoos por preservar la unidad del
Espíritu en el vínculo de la paz” (Ef. 4, 3); y que hasta el primer Papa en
su primera carta instaba a ello concluyendo “sed
todos de un mismo sentir, compasivos, fraternales, misericordiosos y de
espíritu humilde” (1Pe. 3, 8).
Para
poder edificar y crecer en el tesoro que hemos recibido de nuestros mayores, creo
necesario que nadie desentone, que todos rememos juntos, que todos aportemos,
evitando la habladuría y la crítica indirecta. Evitando a su vez la acusación y
el fomento la desconfianza.
Ha
llegado el momento además de aparcar las diferencias personales o de criterio.
La armonía ambiental depende de todos y cada uno de los hermanos. Evitar la
murmuración es esencial. Si alguien tiene algún problema personal con otro
hermano, debe acudir a él en actitud cristiana para procurar conciliar
posturas. Y hacerlo directamente, frente a frente, para dialogar, para aclarar
malentendidos, para nunca incentivar la distancia y así erradicar la
intoxicación en terceros, o en grupos de terceros, actitud tan perjudicial para
la fraternidad. La crítica negativa no tiene sentido, es un absurdo, un grave
pecado y una pérdida de tiempo y una contradicción inútil en una institución
cristiana como la nuestra.
Somos
muchos los hermanos que vamos a trabajar duro por nuestra Hermandad. Pero en la
línea que nos marca el Evangelio. Quiero ser el Hermano Mayor de todos, sin
excepción ninguna. Tras las elecciones, ya se cierran los meses de dos
candidaturas y, tras el resultado del escrutinio, se abre una nueva etapa donde
ya no existen vencedores ni vencidos. Ha ganado la Hermandad, que ha hablado. Nada
ni nadie ha perdido. Todos somos hermanos con unos mismos fines y una misma
meta: la que nos marca a mayor gloria de Dios nuestras reglas.
Ningún
hermano debe sentirse abatido o defraudado por no haber salido elegido de los
comicios celebrados. Voy a crear una comisión de trabajo para procurar la
unidad que a veces se rompe por temas muy personalistas, por un erróneo
concepto del poder (o de un cargo) y por
el establecimiento de una o más candidaturas de cara a las elecciones. Todos
debemos negarnos a nosotros mismos para que el único protagonista de la vida de
Hermandad y de nuestras conversaciones sea el Señor. Y el júbilo por trabajar
juntos y lograr éxitos para nuestra corporación.
Nadie
es más que nadie, todos somos iguales, nadie tiene potestad para hablar mal de
nadie, todos estamos capacitados para la suprema grandeza de la fraternidad.
Nuestra Hermandad es grande en la calidad humana de los hermanos que la
integran. De ello puedo dar fe con conocimiento de causa.
Una Hermandad
como la nuestra, crecerá además en hermanos. Lo hará con total seguridad. En
ello redoblaremos nuestros esfuerzos. Que todos los que el Señor llame puedan
disfrutar de nuestra espiritualidad sin provocar escándalos, sino desde una
auténtica fraternidad en la que la caridad no sea solamente el nombre de una
Diputación concreta, sino la virtud reina que nos abrirá a todos las puertas
del Cielo.
Un
abrazo enorme a todos en el Señor de la Vía Crucis y María Santísima de la
Esperanza.
Vuestro
hermano Ernesto
22 de
noviembre de 2021
domingo, 21 de noviembre de 2021
Evangelio y comentario
Fuente: ALFA Y OMEGA
Solemnidad
de Cristo Rey (ciclo B)
Un
Reino de amor y de verdad
Con la finalidad de que los cristianos fuéramos
conscientes de que el reinado del Señor no se queda solo en un deseo, sino que
es real, el Papa Pío XI instituyó hace casi un siglo la fiesta que celebramos
este domingo. Aunque en un primer momento la conmemoración se tenía el último
domingo de octubre, desde la reforma litúrgica se colocó el último domingo del
tiempo ordinario, como colofón del ciclo litúrgico. El sentido de la actual
ubicación es vincular el reinado de Cristo con su segunda venida, logrando así
una gran afinidad con la predominante temática referente al final de los
tiempos, que la liturgia nos ofrece de modo especial durante estos últimos días
del año litúrgico y el inicio del Adviento. En este horizonte, el pasaje
evangélico va a buscar destacar el carácter interior y espiritual de este
reinado, incidiendo en la superioridad de un trono que «no es de este mundo».
En sentido estricto sería inexacto considerar la fiesta de Cristo Rey como una
novedad introducida en el periodo de entreguerras, ya que desde hacía siglos se
conmemoraba al Señor como Rey el Domingo de Ramos, en una celebración en la que
se unen de modo singular la aclamación entre palmas con el dramatismo del
anuncio de la muerte de Cristo. De hecho, el domingo escucharemos parte del
texto evangélico de san Juan, proclamado cada Viernes Santo en la celebración
de la Pasión del Señor. Acusado de querer proclamarse rey, Jesús es conducido
al pretorio para que Pilato lo interrogue sobre esta cuestión. Es ahí cuando el
Señor pronuncia la célebre frase: «Mi Reino no es de este mundo». La escena
ante la autoridad romana da ya sobrada muestra de ello, pues resultaría
incomprensible el ejercicio de una realeza, la manifestación máxima de poder,
en un contexto de humillación como el que describe Juan. Por segunda vez
insiste el Señor en que «mi Reino no es de aquí». Con todo, debemos notar que
este evangelista escoge el final de la vida del Señor para revelar su realeza y
la cruz como el trono desde el que reinará. La realidad es que el Señor no ha
usurpado una realeza terrena y, como vemos en otras páginas evangélicas, Jesús
huye siempre de cualquier intento de ser aclamado como mesías político. La
misión que el Señor se asigna al referirse a su realeza es la de dar testimonio
de la verdad, manifestando que Dios ha venido al encuentro del hombre por amor,
revelando, en definitiva, que Dios es amor.
Designio de
Dios
Esta visión contrasta significativamente con los
esquemas habituales del ejercicio del poder por dos motivos. El primero es que
el poder está normalmente unido a una posición de superioridad y, a causa de la
debilidad de la condición humana, con frecuencia se ejerce mediante un dominio
violento; por el contrario, la verdad y el amor jamás se imponen por la fuerza,
sino que interpelan el corazón del hombre, proporcionando paz y alegría cuando
permitimos que entren en nuestra vida. La segunda razón estriba en que este
Reino se presenta como un misterio, en su sentido teológico: un designio de
Dios que se revela pausada y progresivamente en la historia. Por el contrario,
el paso de los siglos nos ha permitido ver la contingencia de reinos e imperios
sólidamente arraigados. Solo ha bastado que se impusiera alguien más fuerte
para que se esfumara lo que se creía eterno. Sobre el cirio pascual, expresión
característica del Señor como luz y vida, se dice al principio de la Vigilia
Pascual: «Cristo, ayer y hoy, principio y fin, alfa y omega. Suyo es el tiempo
y la eternidad». Estas palabras, recogidas en el libro del Apocalipsis, son la
plasmación celebrativa de cómo la Iglesia ha comprendido que estamos ante un
Reino sin ocaso y que, gracias al misterio pascual, los bautizados somos
asociados a la gloria y al poder que anuncia el último libro de la Biblia.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia de Madrid
Evangelio
En aquel tiempo, Pilato dijo a Jesús: «¿Eres tú el
rey de los judíos?». Jesús le contestó: «¿Dices eso por tu cuenta o te lo han
dicho otros de mí?». Pilato replicó: «¿Acaso soy yo judío? Tu gente y los sumos
sacerdotes te han entregado a mí; ¿qué has hecho?». Jesús le contestó: «Mi
Reino no es de este mundo. Si mi Reino fuera de este mundo, mi guardia habría
luchado para que no cayera en manos de los judíos. Pero mi Reino no es de
aquí». Pilato le dijo: «Entonces, ¿tú eres rey?». Jesús le contestó: «Tú lo
dices: soy rey. Yo para esto he nacido y para esto he venido al mundo; para dar
testimonio de la verdad. Todo el que es de la verdad escucha mi voz».
Juan 18, 33b-37
miércoles, 17 de noviembre de 2021
Manuel Martínez Cano, Medalla de Oro de la Hermandad de las Cinco Llagas
El
actual número 1 de la Hermandad, hijo del fundador de la misma Manuel Martínez
Arce, cumple 75 años de antigüedad en el seno de la corporación
La Hermandad de las Cinco Llagas
entregará a su hermano número 1 Manuel Martínez Cano la alta distinción de la
Medalla de Oro al cumplir tan destacado cofrade 75 años de antigüedad en el
seno de esta corporación nazarena de la Madrugada Santa jerezana. Una decisión
que fue tomada hace unos meses aunque mantenida aún en la mayor reserva al
encontrarse entonces en cierre perimetral la localidad donde, desde hace
décadas, reside quien ahora se siente muy gratificado y emocionado con tan
“emocionante noticia”.
Manuel Martínez Cano pertenece
desde su nacimiento a la Hermandad que refundara, a finales de los años treinta
del pasado siglo, su padre, el recordado ejemplar cofrade de las Cinco Llagas
-quien también fuese hasta su fallecimiento número 1 de la nómina de hermanos-
Manuel Martínez Arce, considerado con todos los merecimientos uno de los
máximos valedores de la Semana Santa de Jerez, fundador por ejemplo de la Unión
de Hermandades de la ciudad -junto con el recordado Juan de Mata López de
Meneses y Cala- e impulsor del secretario diocesano de Hermandades y Cofradías,
así como del Pregón de pregones el Domingo de Pasión.
Manuel Martínez Cano enseguida
fue considerado el niño de la Hermandad para empaparse de la sapiencia
cofradiera, en la década de los 40, 50 y 60, de cofrades tan destacados como
Enrique Fernández de Bobadilla y González-Abreu, Sebastián Santolalla y
Romero-Valdespino, José Soto Ruiz, Manuel Atalaya García, Manuel Tamayo Merino,
Francisco Morales, Pedro y Ramón y Manuel Guerrero González, Gonzalo
Baquero, Rafael Cano Fernández, Pepe
Gómez o Manuel Guerrero Ramos, entre otros muchos.
Martínez Cano defiende a ultranza
el espíritu de la cofradía, de la que a temprana edad ya fue nazareno: “Cuando
apenas cumplí los catorce años ya pude vestir la blanca túnica de mi cofradía.
Mi padre, que entonces ocupaba uno de los puestos más relevantes de la Junta de
Gobierno y que además era uno de los responsables de la organización de la
cofradía y de la formación del cortejo, quiso aquel año portar un cirio para
figurar de pareja de su hijo. Quiso estar conmigo, a mi lado, en mi primera
estación de penitencia”.
Manuel Martínez Cano ha ocupado
cargos en distintas Juntas de Gobierno y conoció a fondo el crecimiento de una
Hermandad que, con el andar de los años, y gracias al esfuerzo de muchos
cofrades que ya disfrutan de la presencia del Señor de la Vía-Crucis y María
Santísima de la Esperanza, lograron estrenar un patrimonio artístico digno de
los mejores elogios. Para Martínez Cano, en este sentido, fue fundamental “el
sacrificio y el compromiso de los hermanos en la aportación económica, cada
cual dentro de sus posibilidades, y la honradez y el buen hacer intachable de
los tesoreros, quienes administraban con celo y puntualidad la contabilidad de
la Hermandad”.
Manuel Martínez dedicará esta
entrega de la Medalla de Oro a la memoria de su padre “quien durante su vida
siempre se levantaba pensando en su Hermandad de las Cinco Llagas, almorzaba
comentando la actualidad de su Hermandad de las Cinco Llagas y se acostaba
feliz o preocupado según le fuesen las cosas a su Hermandad de las Cinco
Llagas”.
domingo, 14 de noviembre de 2021
Evangelio y comentario
Fuente: ALFA Y OMEGA
XXXIII
Domingo del Tiempo Ordinario (ciclo B)
«Con
gran poder y gloria»
Con el Evangelio de este domingo se termina el
ciclo del Evangelio de san Marcos, leído durante todo el año litúrgico que
concluirá dentro de unos días. El episodio que se nos presenta refleja bien una
de las características típicas de estos días en los tres ciclos: las alusiones
al final de los tiempos y a la segunda venida de Cristo en poder y gloria. Las
últimas realidades de nuestra historia y la esperanza de este encuentro
definitivo con el Señor centrarán, por lo tanto, la atención en la celebración
litúrgica, en la conclusión del tiempo ordinario y en el inicio del ya cercano
Adviento. Si para la sociedad la muerte personal o el final de los tiempos son
vistos generalmente como tabúes, para el cristiano deben constituir certezas
que podemos enfocar desde la virtud teologal de la esperanza. Esta es, de
hecho, la clave desde la que los primeros cristianos afrontaban su propia
muerte, al mismo tiempo que anhelaban el retorno glorioso de nuestro Salvador.
Desde esta perspectiva, el discurso que Jesús dirige a sus discípulos es de
gran ayuda para que valoremos el ocaso de nuestra historia individual y
colectiva con paz, confianza y consuelo, sabiendo que Dios no se retira de
nuestro lado, a pesar de que, a menudo, parezca que no está presente o dé la
impresión de que –con palabras del Evangelio– los astros se tambalean. No es la
primera vez que en la Biblia hallamos un lenguaje como el que adopta Jesús para
presagiar el final de los tiempos. Así, ya en los profetas encontramos
alusiones al oscurecimiento del sol, de la luna y de los astros para ilustrar
cómo serán aquellos días. Al mismo tiempo, como si se tratara de cerrar un
círculo, la escena remite al primer capítulo del libro del Génesis, cuando Dios
creó la luz y colocó las estrellas en el firmamento. Si allí se nos narraba el
comienzo de la creación, ahora asistimos al término de la misma, lo cual de un
modo velado remite a Dios como dueño de todo lo creado, quien con su voluntad
establece su comienzo y su conclusión. Sin embargo, siempre estamos ante un
mensaje alegre y de esperanza, porque, a diferencia del momento de la creación
en el que previamente solo existía la nada, cuando este mundo llegue a su fin
no tendremos como horizonte la nada, sino que pasaremos a un cielo nuevo y a
una tierra nueva. No obstante, este trance no se presenta libre de
dificultades; la misma página indica que tendrá lugar solo «después de la gran
angustia». En esta línea, san Marcos asume el esquema presentado en la primera
lectura por el profeta Daniel, quien presagiaba que «serán tiempos difíciles
como no los ha habido desde que hubo naciones hasta ahora». Con todo, el modelo
más característico de este género estará representado, años más tarde, por el
Apocalipsis de san Juan, libro que dibuja a través de imágenes llenas de gran
dramatismo el final de la historia.
Inquietud por
el día y la hora
Desde
antiguo ha inquietado al hombre conocer el futuro y, de entre los
acontecimientos por llegar, nada ha despertado tanto interés como el
conocimiento de los detalles del fin del mundo, cuándo será ese día y cómo se
llevará a cabo la consumación definitiva. Ante esto, hemos de saber que las
palabras del Señor no pretenden desvelar datos que respondan a la curiosidad de
quien quisiera disponer de una descripción física o de una fecha concreta. El
anuncio de la aparición gloriosa del Hijo del hombre sobre las nubes del cielo
con gran poder ha de ser comprendida por nosotros, más bien, como la
constatación de que no estamos abandonados ante las dificultades,
incertidumbres y angustias del futuro. La segunda venida de Jesucristo solo
culminará la primera venida, que se dio en la humildad de la carne. Así pues,
debemos pensar y reflexionar sobre estos acontecimientos sin miedo y con
esperanza, como quienes caminan hacia aquel que ha vencido el mal de una vez
para siempre.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia de Madrid
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «En
aquellos días, después de esa gran angustia, el sol se oscurecerá, la luna no
dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, los astros se tambalearán.
Entonces verán venir al Hijo del hombre sobre las nubes con gran poder y
gloria; enviará a los ángeles y reunirá a sus elegidos de los cuatro vientos,
desde el extremo de la tierra hasta el extremo el cielo. Aprended de esta
parábola de la higuera: cuando las ramas se ponen tiernas y brotan las yemas,
deducís que el verano está cerca; pues cuando veáis vosotros que esto sucede,
sabed que Él está cerca, a la puerta. En verdad os digo que no pasará esta
generación sin que todo suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras
no pasarán. En cuanto al día y la hora, nadie lo conoce, ni los ángeles del
cielo ni el Hijo, solo el Padre».
Marcos 13, 24-32
viernes, 12 de noviembre de 2021
Proyecto Candidatura Ernesto Romero del Castillo