BLOG OFICIAL DE LA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LAS SAGRADAS CINCO LLAGAS DE CRISTO, NUESTRO PADRE JESÚS DE LA VÍA-CRUCIS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA
Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera
viernes, 9 de marzo de 2012
“Las Hermandades de Jerez, a día de hoy, están faltas de cofrades como Manuel Martínez Arce”
La segunda sesión del Ciclo Memorial Manuel Martínez Arce reunió en una antológica mesa redonda moderada por el periodista Francisco Abuín a Francisco Fernández García Figueras, Francisco Garrido Arcas y Ramón Anguita Frías
Este próximo sábado a las 20,30 horas finalizará el mencionado ciclo con una exposición explicativa de la Hermandad de la Yedra del proceso y las vivencias que preceden a la Coronación Canónica de Nuestra Señora de la Esperanza
La Hermandad de las Cinco Llagas sigue profundizando en la trayectoria personal, religiosa, intelectual y cofradiera de uno de sus cofrades más preclaros: Manuel Martínez Arce. El ciclo, de periodicidad anual, que viene desarrollándose en su memoria alcanza en la presente edición un alto grado de homenaje corporativo, de reconocimiento público, de conservación de un legado con nombre propio. A la sentida charla que su único hijo –y cofrade veteranísimo de las Llagas- Manuel Martínez Cano pronunciase en la sesión inaugural de estas jornadas de conferencias cofradieras, se unió el pasado viernes una mesa redonda cuyo contenido satisfizo a todas las personas concurrentes. Bajo la atinada moderación del periodista y también cofrade de las Cinco Llagas y de la Vera-Cruz Francisco Abuín Valle, intervinieron el fundador de la Defensión y académico Francisco Fernández García-Figueras, el ex presidente del Consejo de la Unión de Hermandades y antiguo Hermano Mayor de la Amargura y también académico Francisco Garrido Arcas y el veterano cofrade de las Cinco Llagas Ramón Anguita Frías.
Cabe destacar que al acto asistió una representación de la Junta de Gobierno de la Hermandad de la Coronación (corporación a la que también perteneció muy entregadamente durante décadas “don Manuel”), con su Hermano Mayor Javier Lucena Ortega al frente, así como antiguos conocidos y entrañables amigos de Martínez Arce tales como Francisco Troncoso o José Pacheco. El desarrollo de la mesa redonda –pese a prolongarse hora y media aproximadamente- se hizo corta a tenor de las brillantísimas intervenciones de cada contertulio y de la pronta compenetración existente con el auditorio. Hubo descripción personal, análisis histórico de la época, guiños de excelente humor y todo un anecdotario que emocionó con hondura de sentimientos a flor de piel a cuantos escuchaban las distintas vivencias de quienes ocupaban la mesa presidencial.
En una puntual y antológica intervención de Francisco Fernández García-Figueras quedó retratada -con mano maestra y al amparo de una prodigiosa memoria analítica de la intrahistoria jerezana- la influencia y la ejecutoria de Manuel Martínez Arce en un tiempo y en un espacio muy definido. Desde aquella bendita casualidad de encarnar al primer nazareno de firmara en el oficial control de la recién constituida Carrera Oficial como diputado de Cruz de Guía de la Hermandad de la Coronación hasta el predicamento del mensaje visionario que ya esbozara en la presentación del Pregón de la Semana Santa de Jerez del año 1968. Fernández García-Figueras dictó un inteligentísimo paralelismo entre la andadura y la trayectoria de Martínez Arce y cómo sus logros y sus éxitos fueron alimentando a la misma vez no pocos capítulos muy destacables de la vida social y religiosa de Jerez. Mención aparte merece el calificativo que dedicó a la cofradía de las Llagas como “la más urbana de la ciudad” porque “asombrosamente habéis sabido implantar la seriedad y el silencio en un instante de estallido de luz y de bullicio como es la Plaza Esteve –que huele a churros, que intensifica su electricidad- allá cuando a las tres menos cuarto de la Madrugada acoge a una multitud totalmente agolpada. Ese contraste, esa mentalización con la que toda la muchedumbre responde, esa convivencia que la cofradía propone… es algo ciertamente maravilloso”.
Fue quizá Francisco Garrido Arcas, amigo íntimo y leal de Manuel Martínez Arce, quien más ahondara en su personalidad, en los acaecimientos de mayor o menor trascendencia biográfica y en la enorme categoría cristiana y semanasantera de una impronta sin parangón, “cercano a todos y maestro de cofrades”. Para Garrido “la primera felicitación de esta noche debe dirigirse a la actual Junta de Gobierno de esta Hermandad de las Cinco Llagas por rescatar y conservar y mantener la memoria de uno de sus más destacados predecesores. Sobre todo en un mundo como el actual, donde el relativismo impone sus leyes, donde el pasado y la historia poco importan, donde la falta de respeto y consideración hacia nuestros orígenes están a la orden del día, donde el olvido a veces parece premeditado. Esta postura de las Cinco Llagas merece todos los elogios”.
Francisco Garrido indicó que, “pese a su primera apariencia de hombre rígido, austero, solemne, sin embargo Martínez Arce era una persona muy entrañable y muy tierna en el tú a tú, todo un señor en el más amplio sentido de la palabra, educado y respetuoso y además muy entregado a compartir su sabiduría cofradiera con todos aquellos jóvenes que le solicitaran consejo y respuesta. Era un cofrade de una formación sorprendente. Tanto litúrgica como en lo referente al canon de las cofradías. Fue un adelantado, además, en muchos aspectos. Escribía de maravilla, con una prosa rítmica que encandilaba, a la par que manejaba bien los versos. En la Hermandad de las Cinco Llagas lo fue todo, admirado y respetado por los hermanos. Ahora bien, y haciendo honor a la verdad, debo deciros que en los años setenta esta hermandad, la hermandad de sus amores, cometió una tremenda injusticia con él, tremendísima, hasta el punto que tuvo que retirarse de su seno interno después de décadas de entrega incondicional. Puedo decir que, entonces, y en su despacho de Publixerez, yo vi llorar a Martínez Arce con el corazón encogido como un niño chico”.
Ramón Anguita recordó cómo conoció a Martínez Arce en la Hermandad de la Coronación, aunque luego coincidieran de lleno en la Hermandad de las Cinco Llagas, y cómo además también trabajó mucho por otras cofradías y por la Semana Santa en general. Por ejemplo en los inicios de la Hermandad de la Cena o, a través del también cofrade de las Cinco Llagas José Soto Ruiz, en los inicios de la Hermandad de la Defensión. En el transcurso del debate salieron a flote nombres de destacados cofrades como el primer Hermano Mayor de las Cinco Llagas después de la reorganización –“un nombre hoy importantísimo para la Iglesia- Pedro Guerrero González u otros tales Pepe Gómez, Gonzalo Baquero, el mencionado José Soto Ruiz e incluso Ramón Chaveli –“el autor de las imágenes más besadas de Jerez”-. Con motivo de esta mesa redonda, y como dedicatoria a la memoria de Manuel Martínez Arce, Francisco Garrido Arcas entregó dos obsequios a la Hermandad de las Cinco Llagas: una carta personal que el propio Martínez Arce cursara a Garrido Arcas después del Pregón de la Semana Santa de este último y un original enmarcado del cartel oficial de la Semana Santa de Jerez de 1963 que recoge el silente momento de la salida del palio de María Santísima de la Esperanza desde el interior de San Francisco en la intimidad de la Madrugada Santa.