Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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domingo, 5 de febrero de 2023

Destacados de don Santiago Gassín Ordóñez del quinto día de Quinario






 

Hemos querido de la mano de San Juan de Ávila meditar las Sagradas Cinco Llagas de Cristo como refugio, manantial de sanación y de perdón y como lugar que hemos de habitar permanentemente. Para que nosotros podamos transmitir a nuestro alrededor el fuego de la caridad de Cristo.

El alma encendida en el fuego del amor de Cristo puede exclamar las palabras de San Ignacio: “dentro de tus Llagas, escóndeme”: porque en ellas nos sentimos seguros. Cuando vienen los problemas, cuando nos atacan por todos lados, cuando el desánimo toca a nuestra puerta...

Y confiar sin miedo porque todo es para bien de los que aman al Señor, aunque algunas cosas no comprendamos.

¡Cuántas veces ponemos nuestra confianza en cosas, en personas, incluso en instituciones que no merecen nuestra confianza!

Ponemos nuestra confianza en lugares equivocados… y así nos va.

El Señor quiere que confiemos en Él a pesar de nuestra indignidad y vulnerabilidad. El Señor quiere que acudamos a Él y que confiemos en Él. Él es el pastor bueno que busca a la ovejita cansada para ponerla sobre sus hombros y sanarla.

Hemos de mirar a Cristo y no cansarnos de mirarle: cruzar nuestra mirada con la suya, abandonarnos enteramente a Él en su Sacratísimo Corazón.

La sociedad nos lleva a otros lugares… cuántas voces quieren apagar la voz de nuestro pastor, la voz del Señor.

Tantas veces nosotros, débiles y miserables, nos dejamos arrastrar por ellas alejándonos de nuestro Señor.

Miremos, pues, a Cristo, y escuchémosle con nuestro corazón, con nuestra mirada atenta a su voz y su Corazón. No tengamos miedo porque estamos en buenas manos.

San Juan de Ávila: “¿qué os puede atemorizar sabiendo que todo viene de las manos que por vosotros se enclavaron en la cruz?”.

Poniéndonos en las Llagas desaparece el miedo y crece la confianza.

Desde el día de nuestro bautismo Dios nos llama a ser santos. Todos estamos llamados a la santidad, o sea, a corresponder al amor de Dios.

La vida cristiana es más que unos contenidos de doctrina -que también-, o unas normas -que también-: es sobre todo una relación de amor, de amistad con el Señor.

Deseemos ser como Él y así no nos quedará otra respuesta que la que nos dice San Juan de Ávila: si Cristo padeció por nuestro amor, padezcamos nosotros por el suyo.

Que María Santísima de la Esperanza interceda por nosotros para que respondamos generosamente y por amor al que por amor se dejó traspasar manos, pies y costado.