Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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viernes, 11 de diciembre de 2015

Carta de nuestro Hermano Mayor

“No hay virtud más eminente, que el hacer,
sencillamente, lo que tenemos que hacer”

JOSÉ MARÍA PEMÁN, EXCELSO ESCRITOR Y ACADÉMICO



CARTA DEL HERMANO MAYOR AL CUERPO DE HERMANOS
FELICITACIÓN Y AGRADECIMIENTO EFEMÉRIDE LXXV ANIVERSARIO


Queridos hermanos de nuestra Hermandad de las Cinco Llagas: Paz y Bien.

Un fortísimo abrazo en la Esperanza de María. Resulta empresa harto difícil –por no decir imposible- condensar en apenas unos renglones los fructuosos y fructíferos resultados de la rotunda exitosa conmemoración del LXXV Aniversario de la Reorganización de nuestra Hermandad y cuya mies se debe, directa y exclusivamente, a todos cuantos habéis participado y trabajado a destajo tanto en la organización de tan notables actos como en la asistencia a los mismos. Tiempo habrá –de ahora en adelante- para el análisis y, sobre todo, para el disfrute ya sereno de la cosecha de esta riquísima siembra que tantísimas alegrías nos ha deparado a los artífices de una efeméride que además tan corporativamente ha sido acogida por la ciudad. Nuestro contento –como así hemos compartido unos con otros- es inmenso. Nos resta aún la gran sorpresa de un libro ensayístico –misceláneo- que contará con editorial y distribuidora por toda España y cuyas páginas recogerán, para memoria de las presentes y futuras generaciones- la idiosincrasia de esta Hermandad de las Cinco Llagas a partir de artículos especializados y rubricados por las voces más autorizadas –entre ellas las propias de los ponentes del programa de actos del LXXV Aniversario- y de capítulos dedicados tanto a la Historia y la intrahistoria –también gráfica- de nuestra institución cofradiera.

Mis palabras únicamente desean abanderar el sincero sentimiento de agradecimiento –de profundo agradecimiento- y de extensiva felicitación. Hemos vivido y disfrutado un hito histórico en nuestra Hermandad. El esfuerzo ha merecido la pena con creces. Nos hemos reído y emocionado juntos. Ni quiero ni puedo ni debo destacar ninguno de los felices momentos porque pecaría por defecto. Nuestros corazones son conscientes de la dimensión de lo alcanzado. Enseguida todos nos percatamos del realce –del fiel cumplimiento- de una programación de actividades que ha representado la suma de todas las iniciativas de los hermanos elevadas durante el periodo abierto para la libre y siempre agradecida propuestas de las mismas. Un millón de gracias y muchísimas felicidades, hermanos.

La celebración del LXXV Aniversario–con un denso programa de actos que ha abarcado desde el 21 de noviembre de 2014 (fecha en la que exactamente se cumplían las bodas de diamante de la aprobación de las Reglas) hasta el sábado 21 de noviembre del presente año 2015- ha deparado una suerte de aportaciones muy positivas para el seno interno de la Hermandad, rebasándose inclusive los objetivos marcados al comienzo de esta señalada celebración. Por un lado, de entrada, se ha estudiado en profundidad, se ha analizado con detenimiento y se ha puesto en valor el carisma fundacional de la Hermandad desde todas sus perspectivas: léase la eclesial, la histórica, la sociológica, la netamente cofradiera (en su doble vertiente estética y catequética) así como –en base a esta cimentación- el papel que ha de asumir la Hermandad tanto en la actualidad como a medio y largo plazo.

De otra parte, la apertura institucional de la Hermandad –hemos sacado la institución hacia el exterior (las jubilosas visitas oficiales a señeras cofradías de Sevilla son una buena muestra de ello) y asimismo se ha recibido en la Capilla del Voto la visita de conferenciantes y contertulios de Sevilla, de Cádiz, de San Fernando, etcétera. La programación de actos del LXXV Aniversario ha marcado igualmente la directriz de cuanto en lo sucesivo ha de ser tanto la línea formativa de la Hermandad –de hecho se proseguirán algunas de las pautas ya iniciadas durante estos últimos meses- y también la caritativa o de acción social –una de las iniciativas proyectadas, la inauguración de la Bolsa de Caridad Pedro Guerrero González, ya propicia la ininterrumpida donación mensual de litros de leche al Comedor de El Salvador. Por último, la estrecha e ilusionada convivencia, la intensificación del ambiente de fraternidad creado en el interior de la Hermandad a raíz del desarrollo de las convocatorias y las excursiones anunciadas.

De entre los actos más relevantes podríamos subrayar –sólo a guisa de ejemplo porque todos, absolutamente todos, han mantenido un nivel de incuestionable categoría- el grandioso Pregón –y toda la amalgama de mensajes de fondo y de exaltaciones de la idiosincrasia de la Hermandad que su contenido ha enaltecido-, la realidad del viejo anhelo de nuestra corporación nazarena consistente en el maravilloso retablo cerámico de Nuestro Padre Jesús de la Vía-Crucis en la fachada principal de San Francisco, ponencias brillantísimas como la del cardenal Carlos Amigo Vallejo o la del cofrade y pregonero de la Semana Santa de Sevilla Ignacio Jiménez Sánchez-Dalp o la mesa redonda sobre ‘El santo hábito nazareno’, las nutridas visitas institucionales (nos desplazábamos unas setenta personas de media) realizadas a Hermandades sevillanas como Pasión, la Amargura, la Macarena. El Gran Poder, los Gitanos, los Servitas o la Soledad de San Lorenzo, entre otras, así como la fundamental creación de la Bolsa de Caridad de la Hermandad bajo el nombre de quien fuese primer Hermano Mayor de la Reorganización y posterior sacerdote de ejemplar vida de servicio a favor de los más necesitados: Pedro Guerrero González.  

Como escribiera el excelso escritor y académico José María Pemán, “no hay virtud más eminente, que el hacer, sencillamente, lo que tenemos que hacer”. Y así hemos afrontado, desde el seno de nuestra Hermandad, esta efeméride: haciendo, sencillamente, aquello que debíamos hacer. Las resultantes de toda índole han rebasado las expectativas e incluso los objetivos primigenios. El Señor así lo ha querido. Y vosotros, con vuestro esfuerzo, vuestra ilusión y vuestro respaldo, así lo habéis –lo hemos- hecho posible. Que Dios os guarde en este sentimiento cofradiero tan claro y tan puro.

POR LA JUNTA DE SEÑORES OFICIALES

Juan Lupión Villar
HERMANO MAYOR


Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera, a nueve días del mes de diciembre del año de Gracia del Señor de dos mil quince.