Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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viernes, 5 de junio de 2015

Extractos de los sermones del Triduo de Exaltación a la Eucaristía

Reflexiones de Fray Ricardo de Córdoba durante el Triduo Eucarístico 

Los fariseos eran verdaderos espías de lo que hacía Jesús. 

Este pueblo me honra con los labios pero su corazón está lejos de mi. Enseñais normas y os olvidáis el mandamiento del amor dejándolo  atrás. Qué bien profetizó esto Isaías. 

El lavatorio de los pies era un signo de amor fraterno cuando un peregrino llegaba a casa de un hebreo. El rito de la limpieza había dimanado del templo. Jesús le lava los pies a los apóstoles, quienes lo ven como una humillación porque lo llamaban maestro. En el lavatorio de los pies está la caridad de Dios. Si yo os he lavado los pies, también vosotros os debéis lavar los pies unos a otros. 

Todo en la vida -lo bueno y lo malo- se tiene que cumplir. Y no por poderes fácticos sino por poderes de libertad. La libertad para hacer el bien o el mal la tenemos todos. En el juego de la libertad nos jugamos nuestra salvación o nuestra condena. 

La misericordia de Dios inunda siempre a los que tienen buena voluntad. A queines vienen a servir a Dios y al prójimo. 

Yo creo que Pilatos está en el cielo. Judas, no. Porque no tenia humildad y sin humildad no se puede llegar al cielo.

El amor verdadero de Dios es humilde. Cuando nos vemos en la necesidad de que una fuerza suprema nos ayude, sabemos que Dios nos ama a pesar de ser tan Dios y de ser tan grande. 

Donde está el cuerpo del Señor, allí está Dios. El corazón de Cristo es el corazón de Dios. Porque Dios nos ha hablado en lo humano en el corazón de un humano pero divino. 

Las Llagas eran una predilección de Dios a San Francisco. Dios no quiere sacrificio de animales. Me da asco de la sangre y grasa que me ofrece mi pueblo. Acepta un sacrificio donde se derrama la preciosísima sangre humana pero divina también. 

No asistir a misa el domingo, que es el día de la Resurrección, es pecar. Pero también es infravalorar. Nos consagra a nosotros el sacrificio eterno. 

No se convirtió el Señor en la cruz. Era símbolo divino y humano. 

El que no va a misa se está cerrando las puertas de la eternidad. Del cielo.