Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

jueves, 5 de noviembre de 2020

¿Por quién darías tu vida?

 



Fuente: JOVENESCATOLICOS

 

Este sábado 7 de noviembre, D.m, será beatificado en la Sagrada Familia de Barcelona un joven mártir de la Guerra Civil, asesinado por defender su fe a los 19 años: Joan Roig Diggle.

Vale la pena detenerse  y entrar en el corazón de un joven cristiano, radical hasta la muerte, apasionado por Cristo, unidos en un único corazón, Cristo y Joan. Su corta vida es un testimonio necesario para todos los jóvenes. Siempre es necesario que nos recuerden cuánto vale nuestra fe y testimonios como los de Joan nos ponen a prueba y nos hacen descubrir a quién tenemos, de verdad, en el centro de nuestro corazón. «Digamos de entrada que la figura del nuevo beato nos invita a ir a las cosas esenciales».

Os dejamos aquí algunos fragmentos de la carta pastoral que el arzobispo y cardenal de Barcelona, Juan José Omella, escribió para dar a conocer quién es Joan Roig Diggle y animarnos a asemejarnos más y más a Cristo a través de grandes modelos. 

 

«¿Quién era Joan Roig y qué testimonio de vida puede ofrecernos a nosotros, hombres y mujeres del s. XXI? Ojalá su testimonio pueda suscitar en nosotros el deseo de seguir a Jesucristo con alegría y generosidad, tal como lo hizo él. 

Al amanecer del día 12 de septiembre de 1936 era ejecutado, sin juicio previo, un joven cristiano de 19 años: Joan Roig Diggle, hijo de Barcelona. La ejecución tuvo lugar cerca del cementerio de Santa Coloma de Gramenet. El motivo de su muerte solo fue uno: Joan –o John, como le llamaba Maud, su madre, inglesa de nacimiento– era un joven cristiano de corazón y de hechos. Vivía una profunda amistad con Jesús, que esparcía con ardor entre todos aquellos que se le acercaban, comenzando por el grupo de vanguardistas de la Federació de Joves Cristians de Catalunya (FJCC) en El Masnou –«la Acción Católica catalana», que agrupaba a niños y adolescentes de entre 10 y 14 años– y del cual él era responsable. Joan, hombre de oración y verdadero apóstol, vivió como testigo del amor a Dios y a los demás, y murió como mártir de la fe en Jesucristo. 

Pocos instantes antes de abandonar el domicilio familiar en El Masnou, donde había ido a prenderle un pelotón de hombres de la FAI –organización anarquista radical–, Joan Roig se abrazó a su madre y con voz dulce le dijo: «God is with me!» («¡Dios está conmigo!»). De hecho, hacía poco que el joven fejocista se había administrado a sí mismo la Eucaristía. Había recibido el cuerpo precioso de Cristo y, por lo tanto, realmente, ¡Dios estaba con él! Estaba y había estado durante los diecinueve años de vida que le fueron concedidos. Poco cuenta la edad si la persona posee una madurez espiritual que orienta la vida y emerge con fuerza a la hora de la tribulación y del combate supremo que es el martirio.

Podemos decir que Joan Roig entra en la pasión de manera similar al que es Maestro y Señor, en cuyo rebaño él es una pequeña oveja. Jesús acepta la voluntad de Dios y se pone en sus manos: «como quieres Tú».

Joan, que sale de su casa en El Masnou detenido dentro de un coche, es un joven cristiano que entra en su pasión y que se acerca al martirio de manera consciente y pacífica, sin miedo ni temor, con el corazón limpio de sombras y estorbos. El mal se vence con el bien y el amor, y el Bien supremo es la presencia de Dios y de Cristo en el corazón de aquel joven que seguirá el camino de la cruz de Jesús hasta el final, hasta el punto de dar la vida. «¡Dios está conmigo!», «God is with me!». Este es su secreto.

En otras palabras, el secreto de Joan Roig Diggle es su espiritualidad. Joan es un chico espiritual porque vive una familiaridad constante con las cosas de Dios: está unido a Él, se siente cercano a Jesús, se comporta con docilidad al Espíritu. 

El centro de la vida espiritual es el amor incondicional hacia el Padre del cielo, aquel que nos ha creado por amor y nos sostiene con su bondad. La persona creyente no se pertenece a sí misma ni se pone en el centro de las cosas ni de las situaciones. El creyente decide poner en Dios todo el corazón, toda el alma, toda la mente, todas las fuerzas (cf. Mc 12,30), todo el amor. Entonces, se salva. La fortaleza del corazón viene de la fuerza del amor.

Aquellas personas que viven de manera coherente, alegre, sencilla, honesta y generosa, que no piensan solo en ellos y que alegran la vida de quienes están a su lado. Joan Roig era un «santo anónimo», que, aún en palabras del Papa, vivía con amor y ofrecía el propio testimonio en las tareas de cada día. Su muerte como mártir nos permite descubrir su santidad, arraigada en su corazón y que se manifestó de manera extraordinaria el día en que dio la vida como discípulo de Jesús.

La alegría es hija de la santidad y el deseo de llevar una vida santa según el Evangelio comienza cuando tomamos conciencia del designio que Dios tiene para cada uno de nosotros».

Joan vivía en constante presencia de Dios, vivía en unión íntima con la Trinidad. Y por eso, cuando empezó la persecución religiosa lo primero que hizo fue intentar salvar la iglesia a la que asistía diariamente. Además, el día antes de morir su director espiritual le concedió custodiar la Sagrada Eucaristía en su casa para distribuirlo cuando fuera necesario. Cuando vio que estaban a punto de entrar en su casa para arrestarle comulgó por última vez, estaba preparado para su pasión. La Eucaristía es, realmente, al fuerza de los mártires, la fuerza de todo cristiano. Decía frecuentemente el futuro beato «no sabría cómo vivir sin comulgar».

«La unión con Dios y con Jesús es el fundamento de la vida interior y, por ello, escribe que la persona «vencerá el mal, no con sublimaciones, ni con luchas sino con la caridad». Joan Roig estaba preparado interiormente para ese momento de martirio. Y ¿cómo mueren los mártires? Como Jesucristo, el Maestro, siguiendo sus huellas, es decir, perdonando. El joven murió perdonando a sus verdugos. El martirio viene a ser una extensión, una consecuencia de esta fe «más preciosa que el oro» cuando se pone en el crisol de la prueba (1Pe 1,7)».

 

Después de este breve testimonio, ¿cómo vives tu vida? ¿Cómo vives tu fe? ¿Serías capaz de morir por Cristo? ¿Eres capaz de morir por Cristo en las pequeñas pruebas diarias? ¿Cuánto depende tu vida de la Eucaristía? 




Beato Joan Roig Diggle intercede por nosotros y haz de nosotros jóvenes fieles a la voluntad amorosa de Dios.