Una oración única en la historia de la Península Ibérica
en la tarde del 25 de marzo, fiesta de la Anunciación. La
iniciativa surgió por impulso de unos laicos de Portugal, que juntaron miles de
firmas para renovar la consagración de la Iglesia portuguesa al Sagrado Corazón de
Jesús y al Inmaculado Corazón de María, desde el santuario de Fátima. Pero enseguida la Conferencia Episcopal
Española se sumó a la propuesta, y las redes sociales del santuario de Fátima
detallaron que sería la primera vez que ambas iglesias ibéricas se
consagraban, juntas, a ambos Corazones, el de Jesús y el de María.
Presidió el acto el obispo de Leiria-Fátima, el
cardenal António dos Santos Marto, vicepresidente de la Conferencia Episcopal
de Portugal.
Fue al finalizar el rosario que el cardenal Dos
Santos realizó la consagración "de toda la península Ibérica, España y
Portugal, y sus respectivas islas al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado
Corazón de María, a la que se tiene una devoción arraigada en tantas diócesis",
según explicó una nota de los obispos españoles.
El cardenal Dos Santos oró ante la imagen que se
venera en la capilla de las Apariciones, trasladada para la ocasión a la
basílica. En el santuario había algunos pocos fieles y sacerdotes, para mantener
la seguridad sanitaria. Las oraciones alternaron el español, el portugués
y el inglés.
El rosario fue presentado por el padre Carlos
Cabecinhas, rector del santuario, quien pidió a la Virgen su “auxilio y
protección en el momento de tribulación que vivimos actualmente”.Pidió por las
víctimas de la pandemia, los sanitarios, las autoridades y las familias.
El rector recordó que hace un siglo los
santos pastorcitos de Fátima, Francisco y Jacinta Marto, cuyos cuerpos
descansan en la basílica, murieron víctima de otra pandemia, la llamada
"gripe española" que se extendió a finales de la Primera Guerra
Mundial (se llamaba así porque debido a la censura de guerra en casi todos los
países, sólo la prensa española, neutral, hablaba de ella).
Finalmente, acabado el rosario, el cardenal Dos
Santos, “en nombre de los obispos de Portugal y España” renovó la consagración
al Sagrado Corazón de Jesús y al Inmaculado Corazón de María. Explicó que al
acto se habían unido también, expresamente, entre otras, las conferencias
episcopales de varios países hispanos (Bolivia, Colombia, Costa Rica, Cuba,
Guatemala, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, República Dominicana), así como
Polonia, Rumanía, Eslovaquia, Hungría, Tanzania, Zimbabue, Timor Este (país de
lengua portuguesa y mayoría católica junto a Indonesia) y “muchos otros grupos
y fieles de todo el mundo han expresado su deseo de asociarse a este acto”.
Tras la consagración, el coro -pequeño pero
suficiente- cantó el Salve Regina y el "Ave María" de Fátima y
después de retirarse el cardenal y de un breve descanso el rector del santuario
pasó a presidir la Misa
de la Anunciación
en la basílica.
Así fue el texto de la oración completa de
la consagración hecha por el cardenal en nombre de todos los obispos de la
península ibérica:
Corazón de
Jesucristo, médico de las almas,
Hijo amado y rostro de la misericordia del Padre,
la Iglesia
que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas-
mira para Tu costado abierto, que es su fuente de salvación, y
Te suplica:
– en esta singular hora de sufrimiento,
asiste a Tu Iglesia,
inspira a los gobernantes de las naciones,
escucha a los pobres y a los afligidos,
enaltece a los humildes y a los oprimidos,
sana a los enfermos y a los pecadores,
levanta a los abatidos y a los desanimados,
libera a los cautivos y prisioneros
y líbranos de la pandemia que nos afecta.
Hijo amado y rostro de la misericordia del Padre,
mira para Tu costado abierto, que es su fuente de salvación, y
Te suplica:
– en esta singular hora de sufrimiento,
asiste a Tu Iglesia,
inspira a los gobernantes de las naciones,
escucha a los pobres y a los afligidos,
enaltece a los humildes y a los oprimidos,
sana a los enfermos y a los pecadores,
levanta a los abatidos y a los desanimados,
libera a los cautivos y prisioneros
y líbranos de la pandemia que nos afecta.
Corazón de
Jesucristo, médico de las almas,
elevado en lo alto dela Cruz
y palpado por los dedos del discípulo en la intimidad del cenáculo,
la Iglesia
que peregrina sobre la tierra en Portugal y España -naciones que son Tuyas-
te contempla como imagen del abrazo del Padre a la humanidad,
ese abrazo que, en el Espíritu del Amor, queremos darnos unos a otros
según Tu mandato en el lavatorio de los pies, y
Te suplica:
– en esta singular hora de sufrimiento,
ampara a los niños, a los ancianos y a los más vulnerables,
conforta a los médicos, a los enfermeros, a los profesionales de la salud y a los voluntarios cuidadores,
fortalece a las familias y refuérzanos en la ciudadanía y en la solidaridad,
sé la luz de los moribundos,
acoge en Tu reino a los difuntos,
aleja de nosotros todo mal
y líbranos de la pandemia que nos afecta.
elevado en lo alto de
te contempla como imagen del abrazo del Padre a la humanidad,
ese abrazo que, en el Espíritu del Amor, queremos darnos unos a otros
según Tu mandato en el lavatorio de los pies, y
Te suplica:
– en esta singular hora de sufrimiento,
ampara a los niños, a los ancianos y a los más vulnerables,
conforta a los médicos, a los enfermeros, a los profesionales de la salud y a los voluntarios cuidadores,
fortalece a las familias y refuérzanos en la ciudadanía y en la solidaridad,
sé la luz de los moribundos,
acoge en Tu reino a los difuntos,
aleja de nosotros todo mal
y líbranos de la pandemia que nos afecta.
Corazón de
Jesucristo, médico de las almas e Hijo de Santa María Virgen,
por medio del Corazón de Tu Madre,
a quien se entregala Iglesia que
peregrina sobre la tierra
en Portugal y España -naciones que desde hace siglos son Suyas-
y en tanto otros países,
acepta la consagración de Tu Iglesia.
Al consagrarse a Tu Sagrado Corazón,
la Iglesia se
entrega a la protección del Corazón Inmaculado de María,
configurado por la luz de Tu pascua y aquí revelado a tres niños
como refugio y camino que conduce a Tu Corazón.
Sea Santa María Virgen, Nuestra Señora del Rosario de Fátima,
la Salud de los
Enfermos y el Refugio de tus discípulos nacidos junto a la Cruz de Tu amor.
Sea el Inmaculado Corazón de María, a quien nos entregamos, quien diga con nosotros:
– en esta singular hora de sufrimiento,
acoge a los que perecen,
da aliento a los que a Ti se consagran
y renueva el universo y la humanidad. Amén.
por medio del Corazón de Tu Madre,
a quien se entrega
en Portugal y España -naciones que desde hace siglos son Suyas-
y en tanto otros países,
acepta la consagración de Tu Iglesia.
Al consagrarse a Tu Sagrado Corazón,
configurado por la luz de Tu pascua y aquí revelado a tres niños
como refugio y camino que conduce a Tu Corazón.
Sea Santa María Virgen, Nuestra Señora del Rosario de Fátima,
Sea el Inmaculado Corazón de María, a quien nos entregamos, quien diga con nosotros:
– en esta singular hora de sufrimiento,
acoge a los que perecen,
da aliento a los que a Ti se consagran
y renueva el universo y la humanidad. Amén.