Hoy contemplamos
la conversión del apóstol San Pablo. Por la obra de la gracia que se abre a la
acción de Dios pasó de ser perseguidor de los cristianos a apóstol.
Ésta es una
fiesta doble, por su propia conversión y porque será apóstol de los gentiles.
San Pablo cuando
meditaba y contemplaba al Crucificado llegó a decir en su Carta a los Gálatas:
"vivo por la fe".San Pablo
se sabía amado por el Señor; y amor con amor se paga.
¿Si Cristo ha
hecho esto por mí, yo qué estoy dispuesto a hacer por Él?
Una de las cosas
que hay en nuestro mundo en la actualidad es el tiempo.
Estamos todos
muy liados. Es difícil encontrar a alguien dispuesto a comprometerse hoy en
día. Cada uno debe comprometerse en función del tiempo que pueda por su
vocación.
Pero sigue siendo
hoy necesario que haya personas que se dediquen a tiempo completo.
Y hoy nos ha
pillado esta fiesta en un jueves. Un día sacerdotal. Cuánta necesidad hay de
sacerdotes. Hacen falta muchas
vocaciones sacerdotales. Para que no haya pueblos donde no llegue la gracia
de Dios por medio de los sacramentos.
Hoy podemos
darle gracias al Señor por todos los sacerdotes que han pasado por nuestra
vida, y todo el bien que nos hicieron: el que nos bautizó, el que nos dio la
primera comunión, el que nos casó, el que tanto consuelo me dio, el que tanto
me enseñó...
Cuando el
sacerdote actúa, como decía San Agustín, es Cristo quien actúa.
Pidamos en este
día al Señor para que haya abundancia de vocación sacerdotal. Que haya
consagrados a la fe. Nuestra vida tiene
sentido cuando nos dedicamos a hacer aquello para lo que Dios nos ha traído al
mundo, cuando cumplimos nuestra vocación.