Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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jueves, 25 de enero de 2018

Destacados del segundo día de Quinario de la homilía del P. D. Pablo Gómez




Estamos dando culto a Dios.
Decía el Papa Benedicto XVI que a Jesús ya no se le conoce por su rostro, sino por sus Llagas.
Dios va en serio, Él no dice y luego no hace. Dios tiene palabra. Lo hace hasta en la cruz. Él nos dice que nos ama y lo demuestra también.
Las Llagas son signos de hasta dónde ha llegado su amor.
¿Qué tiene que ver esto con nuestra vida?
El que hace la voluntad de Dios da fruto. Su vida es fructífera. Eso se puede hacer preparando el terreno, preparando nuestra alma. 
Hemos sido amados por Dios desde el principio. Podemos hacer una breve historia de nuestra salvación. Ver cómo Dios nos ha cuidado en toda nuestra vida. Cómo nos ha demostrado su amor en todas las personas que nos han cuidado.
Pero todo eso que Dios ha puesto en nuestros corazones hay que cuidarlo.
Muchas veces lo que el Señor ha puesto en nosotros lo ahogan los afanes: la fama, los afectos, las pasiones... en cuanto aparece todo eso, la semilla desparece.
La inconstancia también ahoga la semilla. Hay que echar raíces. Hace falta tener constancia, permanencia, compromiso. Sabemos que para que una relación sea duradera, es necesaria esta constancia.
Hace falta adquirir buenos hábitos, que son las virtudes. Y esos hábitos se hacen con constancia.
Hace falta tener un trato constante para fortalecer la amistad. Y con el Señor, lo mismo. Si es verdad que tú quieres mucho al Señor, ¿cuánto tiempo le dedicas?
Para limpiar nuestra tierra hace falta una buena confesión. Y para ello, seguir los conocidos cinco pasos: Hacer un buen examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de la enmienda, y una vez que hayamos ido a cumplir los pecados, cumplir la penitencia.

Hace falta hacer un examen de conciencia para ver cómo está el terreno.