El Viernes Santo, día de la Pasión y Muerte de Nuestro
Señor Jesucristo, es quizá el día penitencial más importante del año, por eso la Iglesia establece que los
fieles guarden este día ayuno y abstinencia (c. 1251). Con estas privaciones, la Iglesia quiere que podamos
acompañar a Cristo en los sufrimientos de su Pasión, y a la vez nos sirva como
penitencia por nuestros pecados y nos abra el camino de una auténtica
conversión.
Sin embargo, teniendo presente el
sacrificio que los fieles de nuestra Diócesis están realizando en este tiempo
de confinamiento por la pandemia que estamos padeciendo, quiero en uso de las
facultades que me confiere el Código de Derecho Canónico en los cánones 87 y
1245, dispensar a quienes tengan dificultad para cumplir este precepto, de modo
que puedan conmutarlo por una limosna a los más necesitados (en cuanto sea
posible realizarla), el rezo del Santo Rosario por el fin de la pandemia o
media hora de meditación y oración personal ante un Crucifijo.
Os animo a todos a vivir con
intensidad estos días de gracia, a permanecer en casa siguiendo las
celebraciones de Semana Santa a través de los medios de comunicación y a leer tranquilamente
los pasajes de la Pasión
de Nuestro Señor. Recibid mi bendición y mi oración ante Cristo crucificado por
amor a nosotros y nuestra Madre Santísima que nos consuela y acompaña. Para que
surta los efectos oportunos, lo firmo y sello en Jerez a 8 de abril de 2020.
+ José Mazuelos Pérez
Obispo de Asidonia-Jerez