Solemnidad
del Corpus Christi (ciclo C)
«Comieron
todos y se saciaron»
Celebramos este domingo una de las fiestas más arraigadas en la tradición cristiana desde su nacimiento en el siglo XIII. La conmemoración de este día pretende colocar en primer plano la fe en
Un don que supera nuestra expectativa
La escena evangélica de este domingo es de las más
repetidas, ya que aparece hasta seis veces en la Escritura. Esto
muestra que el milagro de la multiplicación de los panes y los peces, sin duda,
impactó fuertemente en la primera comunidad cristiana. Para los judíos no era
nueva la alusión al pan. La primera lectura, del libro del Génesis, recuerda
que Melquisedec, rey de Salén y sacerdote del Dios altísimo, sacó pan y vino, y
bendijo a Dios. En el pasaje de la multiplicación de los panes y los peces
Jesucristo también «alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre
ellos». Sin embargo, tanto la referencia a Melquisedec como el milagro ante la
multitud están preparando la
Eucaristía como alimento de vida eterna. La dificultad
planteada por los doce: «No tenemos más que cinco panes y dos peces», recuerda
otras objeciones presentadas a Dios en momentos de especial significado en la
historia de la salvación. La más célebre es, probablemente, la pregunta de
María al ángel en el momento de la Encarnación : «¿Cómo será eso, pues no conozco
varón?». También, en estrecha relación con la Eucaristía , san Juan
constata que cuando Jesús pronunció el discurso del pan de vida en la sinagoga
de Cafarnaún, muchos judíos se echaron atrás, ante el problema para entender
que Jesús les ofrecía su carne para comer y su sangre para beber. Han pasado
2.000 años y el ofrecimiento del Señor sigue pareciendo superar las
posibilidades al alcance de la razón humana; algo, por otra parte, no desligado
del escándalo que suscita en quien no ha recibido el don de la fe de acercarse
al misterio de la Pasión ,
Muerte y Resurrección de Jesucristo. De hecho, la fiesta del Corpus no se
comprende sin el estrecho vínculo con el Jueves Santo, momento en el que la Eucaristía aparece
especialmente asociada a la
Pasión y la
Muerte del Señor. En el día del Corpus, en cambio, se destaca
quizá más el aspecto universal de la Eucaristía. En efecto, el Evangelio insiste en
que «comieron todos y se saciaron». Al igual que sucede en otros textos
bíblicos, las citas a la multitud o la muchedumbre se refieren al carácter
universal de la salvación alcanzada por Cristo.
Eucaristía para el camino de la vida
El carácter popular de la procesión de este día realza
asimismo la dimensión de compañía de Cristo y de su Iglesia en el camino de
nuestra vida. Es llamativo que los anuncios proféticos de la Eucaristía se encuadran
en el contexto de un pueblo cansado: Abrahán venía cansado de una batalla, el
maná se da en el desierto ante unos judíos exhaustos, los apóstoles pretenden
despedir a la gente porque estaban en un descampado… Puesto que en la vida
cristiana podemos sufrir una cierta debilidad o incluso agotamiento, el
reconocimiento de Jesucristo que sigue dándonos su carne y está presente en
medio de su pueblo puede paliar en gran medida la fatiga que todos los hombres
podemos experimentar en nuestra vida.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Evangelio
En aquel tiempo, Jesús hablaba a la gente del reino de
Dios y sanaba a los que tenían necesidad de curación. El día comenzaba a
declinar. Entonces, acercándose los Doce, le dijeron: «Despide a la gente; que
vayan a las aldeas y cortijos de alrededor a buscar alojamiento y comida,
porque aquí estamos en descampado». Él les contestó:
«Dadles vosotros de comer».
Ellos replicaron: «No tenemos más que cinco
panes y dos peces; a no ser que vayamos a comprar de comer para todo esta
gente». Porque eran unos 5.000 hombres. Entonces dijo a sus discípulos: «Haced
que se sienten en grupos de unos 50 cada uno». Lo hicieron así y dispusieron
que se sentaran todos. Entonces, tomando él los cinco panes y los dos peces y
alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición sobre ellos, los partió y se
los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran a la gente. Comieron
todos y se saciaron, y recogieron lo que les había sobrado: doce cestos de
trozos.
Lucas 9, 11b-17