Ungido (ciclo C)
Fiesta del Bautismo del Señor
Con la fiesta del Bautismo del Señor concluye el tiempo de
Navidad y el primer gran ciclo del año litúrgico dedicado a la Encarnación y
Manifestación de Jesucristo. Finaliza también el tiempo de la infancia y vida
oculta de Jesús en Nazaret, y se inaugura su ministerio público y mesiánico, en
el que revela a través de sus gestos y palabras la voluntad de Dios Padre para
todos los hombres.
En muchas de nuestras iglesias contamos con alguna imagen
del Bautismo del Señor, especialmente en algunos baptisterios, junto a la pila
bautismal. Se representa minuciosamente la descripción del relato evangélico de
este domingo hasta en los mínimos detalles: Jesús en el río Jordán, Juan
derrama agua sobre la cabeza de Jesús, la paloma baja del cielo y la nube
difunde la voz del Padre. A través de esta conocida imagen plástica se expresa
un misterio de fe referido al Señor y a nosotros mismos.
El Hijo amado
Jesús viene de Galilea para ponerse en la larga fila de
los pecadores, que esperaban recibir el bautismo de conversión de manos del
profeta Juan. El pueblo estaba en expectación y esperaba ya la aparición del
Mesías. El bautismo de Jesús es la preparación última de la larga espera para
la era mesiánica. Por eso se describe este relato como una magna teofanía
trinitaria.
El Hijo, Jesús, está rodeado por el agua que purifica el
pecado de los pecadores. Es un signo de humildad y comunión con los más
desechados de la tierra. El Espíritu «bajó sobre él con apariencia corporal
semejante a una paloma». El mismo Espíritu que aleteaba en la creación aparece
al inicio de la nueva creación, inaugurada por Cristo. El mismo Espíritu que
dirigía a los profetas va a dirigir el ministerio de Jesús; como más tarde
dirigirá los comienzos de la
Iglesia. Jesús es ungido por el Espíritu para poder llevar a
cumplimiento la misión encomendada por el Padre. El Padre se manifiesta por
medio de «una voz del cielo: “Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco”».
La voz del Padre manifiesta y revela a toda la creación la verdad de Jesús.
Hasta ahora han sido los pastores, los Magos… quienes han manifestado la
identidad divina de Jesús. Ahora es Dios mismo, Dios Padre, quien revela de
modo solemne que Jesús es el Hijo amado, el predilecto, el querido.
Los evangelios sinópticos acuden a una cita del profeta
Isaías para definir a Jesús, pero transformándola. La profecía de Isaías dice:
«He aquí mi Siervo a quien yo sostengo, mi elegido en quien se complace mi
alma. He puesto mi Espíritu sobre Él». Sin embargo, los evangelistas sustituyen
el término Siervo por Hijo para subrayar y definir el carácter filial de Jesús
respecto al Padre. Jesús es Siervo e Hijo, ungido por el Espíritu Santo, para
ser enviado a inaugurar la misión mesiánica en favor del pueblo. Es ungido por
el Espíritu para ser enviado a los hombres.
¿Qué día fuiste bautizado?
Jesús Resucitado insta a sus discípulos: «Id por todos los
pueblos y bautizad…». Y los discípulos comienzan a predicar la Buena Noticia del
Evangelio, provocando la conversión de los pecadores y bautizando en el nombre
del Señor. Por las aguas purificadoras del Bautismo los hombres somos renacidos
a la vida de Dios; somos injertados en la viña de Cristo para recibir la savia
de la vida divina; somos incorporados al Cuerpo de la Iglesia como miembros
vivos; somos asociados a esta gran corriente de gracia que nos conduce a través
de la historia hasta Dios. Posteriormente somos ungidos también por el Santo
Espíritu en la
Confirmación para ser enviados, como Cristo, a prolongar su misma
misión salvífica a favor de toda la humanidad. Finalmente somos alimentados en la Eucaristía con el
Cuerpo y la Sangre
del Señor para configurarnos a Él, para convertirnos en aquello mismo que
comemos.
La fiesta del Bautismo del Señor es un día especial para
recordar y dar gracias por nuestro Bautismo. (¿Qué día fuiste bautizado?) Por
el Bautismo somos hijos de Dios llamados a vivir como tales. Ahí comenzó
nuestra gran vocación cristiana, que hoy se concreta en la misión particular de
cada uno. ¡Que el Espíritu nos ayude y fortalezca a valorar nuestra vocación
bautismal!
Aurelio García Macías
Congregación para el Culto Divino yla
Disciplina de los Sacramentos
Congregación para el Culto Divino y
Evangelio
Como el pueblo estaba expectante, y todos se preguntaban
en su interior sobre Juan si no sería el Mesías, Juan les respondió
dirigiéndose a todos: «Yo os bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte
que yo, a quien no merezco desatarle la correa de sus sandalias. Él os
bautizará con Espíritu Santo y fuego»
Y sucedió que, cuando todo el pueblo era bautizado,
también Jesús fue bautizado; y, mientras oraba, se abrieron los cielos, bajó el
Espíritu Santo sobre él con apariencia corporal semejante a una paloma y vino
una voz del cielo: «Tú eres mi Hijo, el amado; en ti me complazco».
Lucas 3, 15-16.21-22