Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera

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sábado, 23 de enero de 2016

Destacados de la predicación del P. Antonio Jesús Jaén Rojas en el cuarto día de Quinario

En el himno Stabat Mater llega un momento en que se pregunta "¿Cuál es el hombre que no llora?".
¿Qué corazón duro hay que no se conmueva con las lágrimas del Señor?
¿Quién no llora al ver al Señor en Getsemaní?
Hay que tener el corazón duro como una piedra para no conmoverse ante el Prendimiento ¿O quién no contempla a Jesús con la cruz a cuestas y no se conmueve?
¿Y crucificado? ¿Y puesto en el sepulcro?
Aquí se han plasmado los episodios de la Pasión en preciosas imágenes devocionales.
Hay un teólogo que dice que Cristo sigue sufriendo su Pasión hasta el fin del mundo;  en los sufrientes.
Donde hay un hombre sufriendo estamos llamados a contemplar la Pasión sufriente de Jesús.
¡Qué fácil es emocionarse ante la imagen de Jesús Prendido! Pero qué pena que no nos emocionamos de la misma manera ante los hermanos sufrientes. Y no vamos a la cárcel a ver la cara de Cristo allí, en los presos.
Por eso cada vez que voy a la cárcel digo que voy a entrar en contacto con Cristo.
O ¡qué fácil es emocionarnos ante Jesús Flagelado¡ Pero no nos emocionamos por los hermanos que hay flagelados por la crisis económica. Por los que no tienen para comer o para pagar el recibo de la luz.
O ¡cuánto nos emocionamos por el Cristo Coronado de espinas! Pero no nos emocionamos con los cristos -nuestros hermanos- abandonados.
Y aunque nos emocionamos con el Señor de la Vía-Crucis, no nos emocionamos con los hermanos que cargan con la cruz de le exclusión y la marginación.
Sin embargo, nosotros los cristianos estamos llamados a ver a los cristos sufrientes.
En las Hermandades, cuántas veces hacemos donaciones para nuevos enseres... pero no colaboramos para paliar las necesidades de los más pobres.
El Señor te va a preguntar cuánto has amado.
“Porque tuve hambre y me disteis de comer...” que le pregunten a esta Europa que cierra las puertas.
Por eso, no perdamos nunca de vista el origen caritativo de las Hermandades. Luego ya vinieron las imágenes. Primero fue contemplar al Cristo sufriente vivo, y luego ya vino la contemplación a través de las imágenes. Y puede ser que hayamos pasado de la devoción verdadera a una afición.
San Juan de Dios recogía a los enfermos abandonados y moribundos por las calles. Y como sería delgadito, cuando cogía sobre sus hombros a un enfermo  le decían que lo dejara que se iba a reventar. Él respondía que no le pesaba, porque era su hermano.
Así, una vez, mientras lavaba las llagas de un enfermo vio que le había cambiado la cara y era Cristo.
La madre Teresa de Calcuta, ante la pregunta de una periodista de cuánto tiempo del día dedicaba a la oración, ella respondió que se llevaba las 24 horas del día orando. La periodista le dijo que era imposible porque no la había visto. Pero Madre Teresa adujo que todo lo que ella hacía era oración, pues continuaba la misma cuando atendía a los enfermos, viendo a Cristo en ellos.