Estamos
en el quinario para rendir culto a Dios.
“Por sus
Llagas hemos sido curados” nos dice el profeta Isaías refiriéndose al Señor.
Cinco Llagas por las que el Señor ha dado su vida por nosotros. Han sido
benditas, pero también dolorosas. Cristo ha querido sufrir por nosotros para
elevar nuestro dolor y darle sentido a todo el sufrimiento que todos llevamos
en nuestra vida.
Iremos
desgranando con vosotros en estos cinco días qué significan estas Llagas.
La
primera, del brazo derecho, es la que nos da vida mediante la FE. Es una fe que
hay que acrecentar. La misma fe que sin obras no sirve de nada, como nos dice
el apóstol Santiago.
La razón
nos hace conocer a Aquél que es el sentido de nuestra vida, que es Dios. Porque
conocer el sentido de nuestra fe nos ayuda a desear más a Dios en nuestra vida.
La fe es la que llena ese vacío. Una tradición humana sin fe se puede convertir
en un culto vacío, y tenemos que
tener mucho cuidado con eso.
¿Por qué
llegó a decir el Señor “su corazón está lejos de mí”? Porque no creían en Él.
La fe es
la que llena ese vacío, que a lo mejor llevamos en nuestro corazón o que a lo
mejor llevamos en nuestra vida; una tradición sin fe.
Pero Él
ha abierto las puertas del Cielo, y por el bautismo, creemos en Él. Creemos a
un Dios que no se ha olvidado de nosotros, sino que está con nosotros.
Preguntemos
a nuestro corazón qué tan vacío está… o qué tan lleno está.
“¡Señor,
auméntanos la fe!”. Pedidle eso en estos cultos.