Que el aborto es matar al ser humano más indefenso
es un hecho sobre el que ya ni se discute. Ahora se habla de los derechos de la
mujer, que deben prevalecer sobre los de «esa parte de su cuerpo». Pero de lo
que no interesa hablar es de esta tremenda realidad: ¿y si todo este
pensamiento progresista sobre el aborto, los derechos de la mujer sobre su
cuerpo y demás, no fueran más que una ideología difundida por todo el planeta
con muchos medios por las multinacionales que han hecho de sus clínicas de
abortos uno de los negocios más rentables del mundo? ¿En qué lugar quedarían
los radicales de izquierda que se declaran abortistas si todo el mundo supiera
que su pensamiento social está al servicio del ultracapitalismo más antisocial
que se conoce? Estas paradojas no son ciencia ficción. Lo que ocurre es están
silenciadas, porque los grandes grupos de comunicación están todos subidos en
el mismo barco que dichas multinacionales. Forman parte del mismo poder. Por
ello tiene que venir una película pequeña, independiente, sin el apoyo de los
grandes, y salir a la palestra contracorriente, dispuesta a llevarse todas las
tortas del mundo, para contarnos estas cosas.
Estamos hablando de Unplanned, sobrecogedora
película dirigida y escrita por Chuck Konzelman y Cary Solomon, y que recrea la
historia real de Abby Johnson a partir de su propio libro. Esta mujer,
interpretada con convicción por Ashley Bratcher, creció y se educó en un
ambiente familiar cristiano. Pero debido a su ingenuidad y a los azares de la
vida, acabó trabajando como directora de una clínica abortista de Texas,
clínica de la cadena Planned Parenthood, extendida por todos los Estados
Unidos. Durante su gestión se llegaron a realizar más de 22.000 abortos. Pero
un día sucede algo imprevisto que le va a quitar la venda de los ojos que la
tuvo engañada ocho años.
Unplanned cuenta por un lado el proceso personal
de Abby Johnson, que va desde su ingenua incorporación al voluntariado de la
clínica hasta la contundente ducha de realidad que le va a hacer madurar y
comprender la verdad de lo que ocurre en su centro de trabajo. Por otro lado,
el filme, paralelamente al recorrido de Abby, va desvelando la realidad del
aborto como un negocio que arroja espectaculares beneficios a las
multinacionales tapaderas que venden las bondades de la planificación familiar. Unplanned es
como un puñetazo en la cara que nos despierta, como le sucedió a Abby, y nos
hacer ver lo que no sabíamos u olvidamos fácilmente. Va directamente al grano,
de espaldas a lo políticamente correcto. Pero que nadie piense que estamos ante
un panfleto ideológico y adoctrinador, que abusa del sensacionalismo y el mal
gusto para hacer terrorismo pro-vida. Muy al contrario, Unplanned es
una película llena de matices, que nos lleva a una reflexión profunda y
desprejuiciada. El propio proceso de la protagonista ya exorciza maniqueísmos
fáciles. Eso sí, no es apta para menores.
Por Juan Orellana en ALFA Y OMEGA
Ashley Bratcher recrea la historia real de Abby Johnson en un fotograma de ‘Unplanned’. Foto: European Dreams Factory |