Foto: N.H.D. Marco A. Velo |
En este quinto día de Quinario
celebramos ya la misa del Domingo VI del Tiempo Ordinario.
Qué hermosa es la libertad, pero
en las misas feriales de esta semana hemos leído el Génesis. Y veíamos cómo el
Señor en su infinita bondad crea todo. Y los hombres a imagen y semejanza de
Dios. Él es libre y nos ha dado la libertad. Y así podemos optar. Por lo que
Dios nos dice (siempre la voluntad de Dios es para nuestro bien) o por lo que
nos apetece a nosotros. Y esta es la tragedia: el ser humano a la hora de
decidir, el tentador coloca al ser humano en el brete. De tener que decidir...
y así, el problema es que.a la hora de decidir, si hemos decidido nuestro plan
y no el de Dios, tenemos desdicha.
Si vemos a Dios como un estorbo,
éste es el problema. Dios respeta nuestra libertad, y su plan es el que más nos
conviene.
Jeremías en la primera lectura
pone ante nosotros estos dos caminos. Y el camino de Dios es el que nos da el
gozo, la plenitud.
Y el Evangelio nos habla de las
bienaventuranzas. Y el mensaje de Dios es lo que nos hace dichosos.
Cuando escogemos nuestro camino en
lugar del de Dios es como si eligiéramos un San Jacobo congelado en lugar de un
buen solomillo.
Acojamos la invitación del Señor.
Ahora que estamos a las puertas de la Cuaresma. Elijamos
aquello que nos dignifica, que la
Vida llegue a nuestra vida.