XXII
Domingo del tiempo ordinario (ciclo B)
Dios
ve el corazón, no las apariencias
Fuente: Catholic.net
Los fariseos se preocupaban sólo por guardar las normas
externas sin detenerse a pensar que los pensamientos y deseos del corazón son
los que dan realmente el valor a nuestras acciones. Dios ve el corazón del
hombre sin detenerse en las apariencias. No es fácil desapegarse de las
opiniones de los demás; es más, muchas veces actuamos por temor a lo que los
demás piensan de nosotros y no hacemos aquello que es correcto.
El ser cristiano es una llamada a la santidad, a amar a
Dios con todo el corazón. Por eso debo preguntarme cada día, ¿he hecho algo
simplemente para complacer a los demás y por eso me he olvidado de hacer el
bien? Si algún día encuentro que la respuesta es sí, debo aceptar que actué
hipócritamente. Aun así, Jesús nos ofrece su perdón y su amor, y nos llama a
ser valientes y a tomar responsabilidad por nuestras acciones y nuestras
intenciones. ¿Estoy dispuesto a seguirlo?
H. David Mauricio Sánchez Mejía, L.C.
Evangelio
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los
fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén, viendo que algunos de los
discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas
lavado. (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las
manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver
mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras
tradiciones, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
Jesús les contesto: "¡Qué bien profetizó
Isaías de sobre ustedes hipócritas, como está escrito: Este pueblo me
honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil
el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son
más preceptos humanos!.Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios
para aferrarse a las tradiciones de los hombres".
Después Jesús llamó a la gente y les dijo:
"Escúchenme todos y entiéndanme: Nada que entre de fuera puede manchar al
hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del
hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los
homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el
desenfreno, las envidias, la difamación, orgullo y la frivolidad. Todas estas
maldades salen de dentro y manchan al hombre".
Marcos
7, 1-8. 14-15. 21-23