Fray Francisco, en el templo del que ha sido guardián en los últimos meses. - A. VÁZQUEZ
Fray Francisco: «Algunos dicen que Cádiz me ha echado
pero es ridículo y mediocre»
El máximo responsable del convento se va después de
tres intensos años en los que reconoce que ha vivido buenos momentos y otros
más complejos
Fuente: LA VOZ DE CÁDIZ / ANA MENDOZA
Francisco
González Ferreras se despide este lunes de la que ha sido su casa en los
últimos tres años. Ahora tiene nuevo destino. Será en Santa Cruz de Tenerife
donde continuará con su labor pastoral como sacerdote en una tierra que ya
conoce. De Cádiz este franciscano se lleva muy buenos recuerdos, gratas
sensaciones, aunque también admite que ha vivido momentos complicados. Fray
Francisco ha impulsado distintos proyectos en el templo y también ha
estado muy presente en las hermandades franciscanas. Justo antes de
marcharse a las Islas Canarias el padre Francisco reflexiona sobre este trienio
que ha transcurrido para él en una ciudad de la que ha quedado prendido.
–¿Qué balance hace de estos años?
–Es un
balance positivo en el sentido de haber experimentado lo que ha significado la
fusión de siete provincias franciscanas en una sola, la actual de la Inmaculada Concepción. Es
una experiencia enriquecedora. Vienes a ocupar el cargo de vicario y luego el
de guardián. Es positiva no solo por la necesidad que hoy tenemos los
religiosos de tender a la unificación, a sumar y multiplicar sino porque son
momentos de crisis vocacionales aunque me gusta hablar de un tiempo de
purificación del espíritu.
–Con respecto a la ciudad, ¿cómo se ha sentido en
Cádiz?
–Cádiz me
ha acogido bien. Cuando llegué me sorprendió porque es una ciudad que no
conocía y me sigue enamorando y uno se va con un cariño muy especial por
la manera del gaditano y la gaditana, el humor, la forma abierta con que me han
acogido... Me llevo esa experiencia de conocer una tierra para mí maravillosa
por la belleza de su arquitectura y la riqueza y belleza de sus gentes... esa
manera de cercanía, de simpatía y aprecio y valoración hacia mi trabajo y mi
persona.
–En cuanto a la labor pastoral, ¿qué análisis hace?
–Sin
menoscabar ninguna labor anterior, me voy con la satisfacción de haber puesto
el listón muy alto. He procurado trabajar muchísimo por el culto conventual.
Cualquier feligrés que va a una iglesia y el confesionario está atendido eso
hace que los fieles sepan que a tal hora están los sacerdotes en el
confesionario. Me he esforzado por revitalizar el sacramento de la
penitencia. También unido a este me ha llevado mucho trabajo el matrimonial.
San Francisco es una iglesia de muchas bodas y ahí yo también he trabajado
muchísimo de lo que es una pastoral matrimonial de cercanía, de atención
pastoral de los contrayentes... es un acompañamiento en las cuestiones de los
papeles, y también en la parte celebrativa, litúrgica, qué es, qué significa...
un acompañamiento muy personal hacia los cónyuges.
–También ha impulsado algunas mejoras en la iglesia...
–Unida a
esa pastoral está mi gratitud por todas las actividades culturales de la
iglesia, viendo cómo he podido mejorarlo, enriquecerlo... He trabajado muy
a gusto en el cuidado del convento que tiene su bella historia, maravillosa...
La labor ha sido mejorar las instalaciones, las dependencias pastorales, el
patio, y he iniciado dos fases, la instalación de la luz led para el
crucero, el retablo mayor y el lugar del presbiterio y después las primeras
fases de restauración del órgano, también una labor muy buena porque estaba en
un estado deprimente y por lo menos una serie de fases he podido realizar con
la labor de donativos, conciertos de donde se han podido sacar fondos para
sufragar el coste esas fases fundamentales y espero que los siguientes hermanos
que se hacen cargo del convento si quieren ya tienen un avance muy importante.
La feligresía ha colaborado en esa labor y también en arreglar el patio.
También preparamos las noches blancas donde la gente vino, hubo una gran
participación.
–Se ha involucrado además con las hermandades
franciscanas...
–Tanto
con las hermandades de la casa, como bien se sabe Vera-Cruz y la del Nazareno
del Amor, y también acogemos a nuestro padre Jesús Caído y me he sentido
muy identificado con ellos. Han participado muy activamente y las dos
franciscanas han estado a la altura en la celebración del 450 aniversario y la
fundación de la
Vera-Cruz. Ha sido de mucho trabajo, de mucha cercanía, mucha
inquietud e ilusión...
–Ha pasado también malos momentos en su relación con
las cofradías...
–He
tenido momentos difíciles con las hermandades, por ejemplo con la hermandad del
Nazareno del Amor que tuvo que intervenir un comisario y eso que produjo
disgusto. Sufrí desgaste por las acusaciones, el mal trato de algunos
hermanos y personas por las redes sociales, que el papa dice que están para
comunicarnos y acercarnos y no para insultar... Sí es verdad que ahí sufrí un
poco de disgusto pero hoy me voy muy satisfecho de ver que la hermandad del
Nazareno del Amor esta en muy buenas manos.
–¿Y con la hermandad decana?
–Disfruté
muchísimo los 450 años y pusimos el listón muy alto de lo que era un año
jubilar. Lo trabajamos muy bien y los frutos ahí han quedado y están siempre...
aunque en la convivencia surgen momentos difíciles o raros y te ves calumniado
en redes sociales porque hay hermanos que no entienden que la hermandad debe
ser un grupo de hermanos. Incluso he recibido una agresión pero me voy con
la satisfacción de haber trabajado bien. He vivido grandes ilusiones y momentos
pero también me ha costado saber que tienes que sufrir y la vida sacerdotal y
religiosa no se entiende sin la cruz. El itinerario sacerdotal conlleva
momentos en los cuales como nuestro Señor fue negado, vendido, maltratado... mi
vida también tiene que tener cruz.
–¿Ha sido quizá muy estricto?
–San
Francisco en las últimas décadas estaba un poco dejado, cada uno hacía lo que
quería y como quería y comprendo que he tenido que poner un poco firme todo. Me
quedo contento por la labor aunque puede ser que algunas personas no la
entiendan pero es una minoría. Pido disculpas si alguien se ha sentido ofendido
o disgustado porque no ha sido mi intención. Me voy con la satisfacción de
haber realizado una labor y sentar las bases de unos valores catequéticos en la
feligresía de San Francisco. Como persona y como sacerdote y religioso no soy
persona de rencores y me voy sin ninguna espina. Algunos dicen que Cádiz me ha
echado pero Cádiz tiene más altura, más nobleza... eso es ridículo y muy
mediocre. Me voy muy contento de mi labor y de haber estado junto a los
gaditanos. También sé que me van a echar de menos.
–¿Le gustaría volver?
–Sé que
mi labor estará en las Islas Canarias, pero sí me gustaría volver porque quedan
aquí muchos amigos y gente a la que quieres y te quieren y seguro que en
algún momento me llamarán y si el provincial me necesitara de nuevo en Cádiz no
pondré reparos.
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