Interesante Carta del Arzobispo de Toledo, Primado de España
Mons. Rodríguez: «Ya están las masas humanas lo
suficientemente drogadas, para solo pedir pan y circo»
Mons. Braulio Rodríguez, arzobispo de Toledo y Primado de
España, reflexiona en su carta semanal sobre la eutanasia y otros proyectos de
ley. Cree que el poder sabe que «ya están las masas humanas lo suficientemente
drogadas, para sólo pedir pan y circo».
Fuente: INFOCATÓLICA
El Primado de España cree que la
batalla por la verdad en la arena política está perdida, porque en la misma
solo está en juego el poder y el marketing. Aun así, la Iglesia «no puede reunciar
a servir a la razón y al amor».
Carta del Arzobispo de Toledo,
Mons. Braulio Rodríguez:
"Es probablemente muy
ingenuo esperar que en un debate político se pueda introducir una razonable
medida de razón». Son palabras de un obispo amigo mío. Creo que son palabras
muy ciertas. Sin embargo, en radio y televisión crecen este tipo de debates. ¿Y
qué pretenden, aparte de llenar tiempo y espacio? Hay una parte de mi persona,
tal vez la más crítica y negativa, que me dice: «Nada hay en esos debates salvo
juegos, poder y marketing». De manera que, aunque parezca exagerado, concuerdo
con mi amigo que, en realidad, el debate político ya no existe.
Pero, en esa reflexión sobre los
«debates», es también verdad que la Iglesia no puede renunciar a servir a la razón y
al amor a la realidad en tantas cuestiones que se debaten no a fondo,
porque están cargadas de ideología y no se busca lo que verdaderamente interesa
al ser humano. ¿Ponemos un ejemplo? La introducción de un proyecto de ley
sobre la eutanasia en el Parlamento, de rabiosa actualidad. Según mi amigo
obispo, ésta pertenece a ese tiempo de cuestiones «virales», donde, como en las
guerras, la primera víctima es la verdad. La verdad, y la razón como vía de
acceso a ella.
Se presenta dicha ley como un
derecho más del ser humano. Interesante, ¿verdad? Pero, ¿es así realmente? Yo
no me lo creo. El proyecto de ley está lanzado justo antes del verano, utilizando
en su retórica falsamente negativa motivos tan poderosos como el ahorro en
gastos médicos y de seguridad social. Pero no quisiera que en mis palabras se
reflejara solo una valoración moral negativa de este proyecto de ley.
Como en otras cuestiones, por
ejemplo, la ideología de género, el nacionalismo y otras, lo que se hace es
desalentar a las personas que quieran recurrir a la inteligencia para
entender las razones de dicho proyecto de ley. Me explico: para justificar la
eutanasia, también desde hace mucho tiempo, se pone en marcha todos los
recursos del poder: desde el cine y la televisión y todos los demás aparatos de
la propaganda. No ha sido colocada en el Parlamento este proyecto de ley
por casualidad; se ha escogido el momento. Ya están las masas humanas lo
suficientemente drogadas, para solo pedir pan y circo. Tal vez ya no seamos
capaces de ver y apreciar una vida sana y bella, razonable, capaz de justificar
adecuadamente los sacrificios del amor, cuando la persona amada está enferma. Ya
sabemos cómo se han introducido en España otros «nuevos derechos», en el pasado
reciente.
Mi amigo obispo dice que, de
entrada, da él la batalla política y cultural por perdida, al menos, a corto y
a medio plazo, entre otras cosas porque él no está en la batalla política de
los partidos. Y le entiendo porque yo también pienso que la vida humana no
cotiza en bolsa, por lo menos desde la Primera Guerra Mundial;
y que estamos en un mundo que tolera sin rechistar la destrucción de Libia, de
Siria e Irak o de grandes partes de África. Pero luego nos sorprendemos de la
muerte de refugiados en el Mediterráneo, con mucho emotivismo, pero sin hacer
los gobiernos nada por solucionar el problema «in situ», en los lugares donde
uno se muere de hambre y hace cualquier cosa para salir de allí. Quienes son
capaces de «tan heroicas hazañas», tal vez tienen poder como para ganar todavía
muchas batallas, como la de la eutanasia. Yo espero que no ganen la guerra,
porque ésta la gana quien ama. Y aprobar una ley de la eutanasia no es
amar al ser humano y el misterio de su vida.
Pero hay que decir que esa visión
del ser humano, que está detrás del proyecto de ley, es burguesa por los
cuatros costados, que ha hecho del «bienestar», del confort el dios definitivo. Tal
vez es duro oír que la política de promoción de la eutanasia es un modo de
reducir los costos de la
Seguridad Social. Pero es verdad.Además, la política que
fomenta la eutanasia es una política capitalista, utilitaria, la sostengan
grupos políticos de centro, de izquierda o de derecha. Es capitalismo sin más.
Y dejo claro que no soy partidario del encarnizamiento terapéutico, pero sí de
los cuidados paliativos".
+ Braulio Rodríguez Plaza
Arzobispo de Toledo, Primado de
España