Hoy la
Liturgia del Jueves Santo nos presenta dos lecturas muy
relacionadas.
El rito que los judíos repiten anualmente, en donde comen el
cordero pascual... de esa antigua liturgia sale nuestra liturgia eucarística.
Venimos aquí, como el Pueblo de Israel, cargados de muchas
esclavitudes. Pero venimos no sólo a pedir al Señor, también para darle gracias
por venir en auxilio de nuestra debilidad.
La real presencia de Dios en la Eucaristía nos
reconforta. Como decía San Alfonso, venimos a estar con un amigo. Para ser
discípulos de Cristo.
Hoy el Señor esta tarde ha venido para que seas un sagrario
viviente.
Que el Señor nos llene de fuerza y santidad para llevar su
Palabra ante el mundo.