Hoy
encaja como anillo al dedo hablar de la evangelización.
Cogidos
de la mano de San Pablo vamos a meditar lo que el Señor nos dice: “Id al mundo
entero y proclamad el Evangelio”.
Podemos
hacer nuestra la historia vocacional de San Pablo. Él llevaba una dirección en
su vida y se encuentra con el Señor, pasando de perseguidor a apóstol…porque …
no es lo que queramos nosotros, sino que es lo que el Señor quiere.
Tanto en
la Junta de Gobierno como en las vocaciones personales… como en el matrimonio,
la vida nos va llevando por otros lados y otros caminos. Y ahí es donde el
Señor nos quiere trabajando por el reino de Dios. Sería muy fácil dirigir la
Hermandad si no tuviéramos a tales o cuales personas… pero el Señor no te quita
la cruz.
Las
Hermandades están en el seno de la Iglesia para dar culto a Dios. Deben ser
escuelas de vida cristiana. Y es ahí donde tenemos que hacernos personas con
corazón HH, como decíamos ayer.
Nuestra
primera evangelización es acoger lo que se nos da. Acoger las condiciones de
fuera de tal manera que sea un reto. Vivirlo en positivo.
Si yo
veo en todos los problemas de la Hermandad una posibilidad de santificarme
personalmente y de santificar a la Hermandad, todo se ve de otra manera. Si le
decimos al Señor “como Tú quieras”, el Señor hará su obra en nosotros.
Creemos
en Cristo crucificado. Que la cruz no sea para ti signo de perdición, sino
signo de salvación.
Los tres
últimos papas; Juan Pablo, Benedicto y Francisco, nos hablan de la misión de
mantener viva la fe. Y la misión de la Hermandad, por medio de los Titulares,
es hacer viva la fe. Llevar nuestras Imágenes, porque son ellos los dueños de
la Hermandad, no somos nosotros.
Llevar
un mensaje a la gente de esta ciudad. E intentar ser una familia, intentar
querernos, intentar aguantarnos, sobrellevarnos.
Las
Hermandades deben ser refugio de misericordia y tienen que salir al encuentro
de los heridos (eso dicen los obispos del sur). Tenemos que amar a los
hermanos.
El Señor
no se asusta de nuestro pecado, de nuestras peleas, de los que somos… y como Él
no se asusta, tampoco nosotros debemos asustarnos. Y ser sus instrumentos.
Y, por
último, debemos ser portadores de nuestra esperanza. La esperanza es vivir ya
en deseo algo que va a venir.
Si esta
noche fuera la última noche de mi vida, ¿con qué Hermandad sueño yo?
¿Qué me
gustaría para mi Hermandad? ¿Con qué Hermandad sueño yo?
Como
sería nuestra Hermandad ideal, así la tenemos que construir. La Hermandad que
soñamos. La que deseamos y anhelamos.
Que así
sea.