Comenzamos
el Quinario en el día de San Ildefonso y lo acabamos en el día de Santo Tomás
de Aquino, lo cual ya es una señal.
Este
año, además, se cumplen 800 de los estigmas de San Francisco, de sus Cinco
Llagas, y ahora lo tenemos en este magnífico altar.
Muchas
veces en nuestra vida confundimos la gimnasia con el magnesio queriendo vivir
según nos enseñan las circunstancias olvidándonos de lo fundamental, que es
Dios. Él es el primer fundamento. Ante la realeza de Dios no hay otra realidad
que se le pueda comparar. El fundamento es Dios, y si no enganchamos en Él no
haremos nada.
La
Iglesia tiene un camino precioso que es el de los mandamientos y el de los
sacramentos.
Si
demostrásemos la alegría de tener a Dios en nuestra vida, no haría falta más.
El encuentro
con Dios es el fundamento. David se había encontrado con el Señor. Le realiza
una vocación a la que Dios le había consagrado. Cuando un hombre está
convencido de que su realidad es Dios nos da igual todo. Porque siempre estamos
pensando en qué van a decir los demás… pues que hablen todo lo que quieran, que
escriban todo lo que quieran…
Para
Dios, lo mejor y lo primero, pensaba David. Esta es otra de las claves… por eso
este lujo de composición artística con este magnífico altar. Porque el Señor de
lo merece todo., porque tiene que fascinar. Dios siempre tiene que fascinar. Y
para eso la belleza tiene que existir a lo grande, exageradísimo…
En el
Evangelio, el Señor pone de manifiesto que por encima de los lazos de la sangre
están los de la fe. El camino del espíritu es más fuerte que el de la carne.
La
Iglesia en la actualidad tiene muchos retos. Un cuento que se narra mucho entre
los franciscanos es el de un discípulo y su maestro que llegan a un pueblo muy
pobre en el que había una familia que tenía una vaca y les daba leche… aunque
cada vez menos. Y el maestro le pidió al discípulo una noche que despeñara la vaca.
Al cabo de los años, volvió el discípulo por el pueblo y resulta que ya era un
pueblo próspero a raíz de haber vendido la familia la carne de la vaca, haber
invertido y sacar adelante una empresa que mantenía a gran parte del pueblo.
¿Qué Iglesia
queremos? ¿Qué Hermandad queremos? ¿Qué vaca tenemos que despeñar en nuestra
Hermandad? Seamos valientes para hacerlo.