Adiós al báculo Magefesa
Escribo mientras tocan las campanas de la Giralda , nuestro armónico
telégrafo de sonoras banderas, que en otro tiempo le fue diciendo a Sevilla los
cambios de la Historia :
el nacimiento de un Infante de España, una victoria de nuestras armas en
Flandes o en Marruecos, la llegada de la flota de la Carrera de Indias. ¿Repica
o dobla el bronce giraldeño en esta mañana de noviembre? ¿Suena como en Mairena
del Alcor las esquilas de los campanilleros de Ánimas, o como el tintineo de un
guión sacramental en el Corpus? Ya no está entre nosotros Paco el Campanero
para preguntárselo, cuando iba con su alforja y su chaquetilla blanca camino
del Rocío, repartiendo octavillas con sus coplas devotas. Paco me diría que la Giralda , hoy, hace las dos
cosas: doblar y repicar. Repica por el nombramiento del nuevo arzobispo, el que
tiene nombre de árbitro de fútbol: Asenjo Pelegrina. Pero dobla, ay, por el
tiempo que tan fugazmente pasa, por la marcha de quien llegó de Tánger y viste
por vez primera en la procesión de la
Virgen , una lejana mañana de agosto, entre nardos y estos
mismos sonidos de campanas, alto, agraciado, bien parecido, con una mitra así
de chiquetetita y un báculo de acero inoxidable tan bruñido que te llamó la
atención y habría de pasar a la historia como el famoso báculo Magefesa.
El tiempo no ha oxidado el temple del báculo Magefesa, que no es otro que el temple de Fray Carlos. Mucho ha cambiado Sevilla y muchola Iglesia desde entonces.
Fray Carlos llegó a Sevilla en un tiempo de cambios. Yo creo que vino
precisamente porque el Papa sabía los tiempos de cambio que entraban en España
y en la difícil y complicada Sevilla. Si Bueno Monreal significó la adaptación
de Sevilla a los cambios del Concilio Vaticano II, Amigo Vallejo ha sido el
arzobispo de los tiempos del cambio de la transición, de la construcción de la
autonomía andaluza, del asentamiento de la democracia, de la hegemonía del
poder socialista. Tiempos complicados y ciertamente difíciles, donde era como
jugar a las siete y media: o no llegabas o te pasabas. Amigo Vallejo tuvo el
tino de echar sobre la mesa las cartas justas, siempre arriesgadas para unos,
siempre pacatas para otros. Hizo santa a Sor Angela, recibió al Papa, convirtió
una Catedral de oscuros rezos devocionales en la luminosa Magna Hispalense de
las visitas turísticas, le vendió el Seminario a los socialistas. Y como
siempre en Sevilla, no pasó nada. De ahí quizá su mérito: comprender que en
Sevilla nunca pasaba nada, que por eso él tenía que dar los pasos para que
pasara algo. Una Sevilla dual también en su Iglesia, entre la teología de la
liberación y la
Sacramental del Sagrario, entre los catecumenales y los
capillitas, entre Diamantino y Don Otilio, entre Gil Delgado y el Cura Chamizo,
entre Paco Navarro e Ignacio Jiménez Sánchez Dalp. Y a todas esas Sevillas,
esas Iglesias, a su manera, con su estilo, las pastoreó.
¿Comprendió Sevilla a Fray Carlos, comprendió Fray Carlos a Sevilla? Es la duda que me queda. ¿Se comprendieron o coexistieron como su mismo nombre indica, amigablemente? ¿Pulió esta ciudad de aristas o se le clavaron en el alma y se las lleva ahora a su retiro? Muchas de sus decisiones nunca las entendí, como la perra que cogió con las dichosas mujeres nazarenas. ¿Quería realmente que las mujeres salieran de nazareno, o fue un pretexto, que lo que quería era dar un baculazo (magefesa) y mandar en el difícil mundo de las cofradías, donde toda falsedad y toda maldad tienen su asiento? Las venideras Semanas Santas, cuando veamos una cimbreante cadera femenina en la que se apoya un cirio al cuadril, diremos:
-- Mira, ahí va una de las del cardenal Amigo Vallejo.
Ahora, que lo que no le perdono al Papa es que nos deje sin Hermano Pablo. Espero que por lo menos el báculo Magefesa pase directamente a ser expuesto en el Tesoro dela Catedral ,
como símbolo de un tiempo de Sevilla.
El tiempo no ha oxidado el temple del báculo Magefesa, que no es otro que el temple de Fray Carlos. Mucho ha cambiado Sevilla y mucho
¿Comprendió Sevilla a Fray Carlos, comprendió Fray Carlos a Sevilla? Es la duda que me queda. ¿Se comprendieron o coexistieron como su mismo nombre indica, amigablemente? ¿Pulió esta ciudad de aristas o se le clavaron en el alma y se las lleva ahora a su retiro? Muchas de sus decisiones nunca las entendí, como la perra que cogió con las dichosas mujeres nazarenas. ¿Quería realmente que las mujeres salieran de nazareno, o fue un pretexto, que lo que quería era dar un baculazo (magefesa) y mandar en el difícil mundo de las cofradías, donde toda falsedad y toda maldad tienen su asiento? Las venideras Semanas Santas, cuando veamos una cimbreante cadera femenina en la que se apoya un cirio al cuadril, diremos:
-- Mira, ahí va una de las del cardenal Amigo Vallejo.
Ahora, que lo que no le perdono al Papa es que nos deje sin Hermano Pablo. Espero que por lo menos el báculo Magefesa pase directamente a ser expuesto en el Tesoro de