BLOG OFICIAL DE LA HERMANDAD Y COFRADÍA DE NAZARENOS DE LAS SAGRADAS CINCO LLAGAS DE CRISTO, NUESTRO PADRE JESÚS DE LA VÍA-CRUCIS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA ESPERANZA
Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Jerez de la Frontera
jueves, 30 de noviembre de 2017
El obispo de Jerez explica la preocupación de la Iglesia por la aceptación en la sociedad de la ideología de género
Un nuevo Herodes
Fuente: ALFA Y OMEGA
José Mazuelos, obispo de
Jerez y miembro de
La ideología de género sigue expandiéndose a nivel
social de manera silenciosa sin que apenas reciba contestación. Es una de sus
características. Pero hay que combatirla. Así lo consideran los obispos y otros
estamentos de
En la rueda de prensa final de
Tras aclarar en varias ocasiones que las minorías
merecen todo el respeto sobre la base de la dignidad inalienable de cada
persona, apuntó que la proposición de ley «asfixia la libertad y pone en
peligro todos los bienes de la democracia». Dijo que tiene «visos inquisitoriales»,
pues se plantea hasta la destrucción de libros. En este sentido, el portavoz
episcopal manifestó su apoyo a la reacción de
Sostienen las iglesias evangélicas de nuestro país
que la ley y la ideología de género «no es solo contraria a la nuestra
cosmovisión cristiana, sino que amenaza las libertades democráticas de toda la
ciudadanía: parte de los dogmas, no de la evidencia científica; impone una
determinada ideología, en vez de reconocer la libre concurrencia de propuestas;
contradice la igualdad de todos los ciudadanos al conceder a un grupo social
privilegios por encima de los demás; coarta la libertad de conciencia y de
expresión; invade competencias propias de la sociedad civil y la familia».
La preocupación de
José Mazuelos es obispos de Jerez, miembro de la
subcomisión episcopal de Familia y Vida. Es también licenciado en Medicina y
ejerció como médico. Trabajó la ideología de género en su diócesis y fue uno de
los ponentes en la citada reunión de vicarios de pastoral. A raíz de sus
intervenciones ha elaborado un pequeño documento en el que se explica de manera
clara qué es y qué implicaciones tiene esta ideología. En él, se detalla que
esta ideología pretende «la hegemonía cultural, social y política por medio de
la represión legal y mediática» y que explica la realidad desde «premisas que
no tienen base científica». «Se prescinde de la palabra sexo y utilizan el
género. El sexo es lo dado biológicamente, mientras que el género sería la
construcción social de la persona. El género se elige, consideran que una mujer
que ha nacido con su sexo femenino puede decidir ser un hombre», añade. Una
propuesta que «quiere imponer a todos la concepción del hombre hasta ahora
desconocida y obligarnos a aceptar esa visión del mundo». «Esta ideología trata
de ser el pensamiento único y el que se opone a la misma es calificado de
intransigente, intolerante y homófobo».
Una de las dificultades a la hora de combatir esta
ideología es que se presenta con buena apariencia, tal y como detalla Mazuelos,
«como si fuera una defensa de las personas con tendencia homosexual o una
defensa de la mujer». También rehúye la discusión razonada, pues para
propagarse «extiende el miedo a razonar y argumentar serenamente», y, además,
no respeta la libertad de conciencia.
Para Justo Aznar, director del Instituto de Ciencias
de
Coincide en este sentido el documento del obispo de
Jerez, que habla de la sociedad posthumana, en la que «la frontera entre lo
natural y lo artificial se reduce, donde el sujeto es mera materialidad
sometida a la biotecnología».
¿Quién está detrás?
Según Mazuelos, el neocapitalismo representado por
las élites económicas globalizadas, entre las que se incluyen las mayores
empresas del mundo; el neomarxismo, que ha dejado de preocuparse por la lucha
de clases para centrarse en la lucha de género; y los grandes organismos
internacionales como Naciones Unidas.
«Nos enfrentamos a grandes corporaciones e
instituciones como el Club Bilderberg. Daría miedo si Dios no existiese. Por
eso, tenemos que abrir los ojos y hacer todo lo que podemos para explicar a la
sociedad esta situación. Tenemos que enfrentarnos a este problema, que no es
otro que defender la fe hasta el fondo», añade Aznar, que también participó en
el citado encuentro de vicarios y que está preparando un libro sobre esta
cuestión para enviar a todos los obispos, así como un documento con todos los
aspectos que se ven afectados en la propuesta de género: biomédicos,
educativos, pastorales, legislativos…
Ante esta ideología, Mazuelos recalca la importancia
de volver a la verdad del Evangelio, «donde brilla con fuerza la familia de
Nazaret, que nos alienta a desfallecer ante el nuevo Herodes que quiere matar
al niño de la verdad, del amor, de la solidaridad […]». También presentar al
mundo la belleza del matrimonio y la familia y, por tanto, «no caer en
complejos ni en desánimos y tener presente el tesoro del Evangelio» y,
finalmente, reivindicar la libertad, la educar a los hijos según las
convicciones de los padres y para hacer patente que la misión de un estado
democrático es buscar la justicia y no la imposición de una moral.
F. Otero
Evangelio y comentario
Fuente: ALFA Y OMEGA
I Domingo de Adviento (ciclo B)
¡Velad!
Uno de los aspectos más interesantes del acercamiento de
cualquiera de nosotros hacia la
Escritura es poder comparar el ambiente reflejado en ella con
la situación que podemos vivir actualmente, tanto desde el punto de vista
personal como desde el social o cultural. Habitamos un mundo científica y
técnicamente cada vez más avanzado; y con grandes progresos, en líneas
generales, en la cultura, la política y la comunicación. Con todo, a pesar de
disfrutar, sobre todo en Occidente, de una vida cada vez más cómoda, los
grandes logros contemporáneos no solo no consiguen responder a las preguntas
más profundas del hombre, sino que a menudo parecen ocultar o anestesiarnos
ante el verdadero sentido de la vida. Es como si se siguieran cumpliendo las
palabras de Isaías, escritas siglos antes del nacimiento del Salvador: «Nadie
invocaba tu nombre, nadie salía del letargo para adherirse a ti; pues nos
ocultabas tu rostro». En efecto, donde el hombre aparece como el único señor de
la creación, parece que Dios se ha retirado. Surge entonces la añoranza del
pueblo de Israel, que puede ser la nuestra: «Vuélvete», «ojalá rasgases el
cielo y descendieses», es decir, se formula un grito del hombre hacia Dios para
que salga a nuestro encuentro. Para que este se produzca, no solo es preciso
que Dios se «manifieste» (otro de los términos clave de este período del año
que comenzamos), sino que el hombre ha de «volverse» hacia su Señor. Y es aquí
donde cobra sentido la llamada a la vigilancia.
Espera y esperanza
La mirada al Adviento nos suele remitir a dos realidades:
en primer lugar, al hecho histórico de la Encarnación y
Nacimiento del Salvador; en segundo lugar, al acontecimiento futuro de la
última venida del Señor, en poder y gloria, al final de los tiempos. Pensando
así no andamos desencaminados. E incluso podemos entender sin dificultad, si
hemos seguido el ritmo de las lecturas de los últimos domingos, que el final
del año litúrgico y el comienzo del Adviento coinciden en enfatizar el deseo de
la segunda venida. Pero hemos de dar ahora un paso más, para que la llegada del
Señor tenga repercusión en nuestra existencia y no nos dispersemos en la
nostalgia del pasado o en un simple anhelo del futuro. Aquí es donde nos sitúa
la segunda lectura de este domingo. La comunidad cristiana ansía la revelación
definitiva de Dios y Pablo exhorta a los cristianos a vivir de modo
irreprensible «el día de nuestro Señor Jesucristo». La perspectiva de Pablo y
de la primera comunidad cristiana es que la venida del Señor no consiste
exclusivamente en un momento futuro en el tiempo, sino en un lugar espiritual
en el que debemos caminar en el presente. Aquí entra en juego otro de los
términos preferidos del Adviento: la esperanza. Por ella poseemos ya ahora el mismo
futuro. No esperamos la parusía como el que aspira a una novedad absoluta. El
deseo de la segunda venida se fundamenta en que ya hemos conocido el testimonio
de Cristo. Tenemos constancia de que Dios se ha vuelto hacia el hombre por
medio de su hijo y la Iglesia
nos vuelve a recordar en esta época del año que el Señor ya no se ha retirado
ni nos ha abandonado.
Una llamada concreta al hombre
En definitiva, Dios ha entrado ya en el tiempo y en la
historia con su palabra y sus obras de salvación. Llevamos varios domingos en
los que el Señor, a través de distintas parábolas, nos ha insistido en que cada
uno, llegada la hora que solo Dios conoce, será llamado a rendir cuentas de su
existencia: de cómo ha vivido y de cómo ha puesto a rendir sus propias capacidades.
Esta realidad nos debe animar a vivir con un equilibrado desapego de los bienes
terrenos, con un arrepentimiento de nuestros pecados y, ante todo, a vivir con
mayor profundidad el amor a Dios y al prójimo. La llamada de Jesús a la
vigilancia no se dirige solo a quienes estaban en ese momento ante Él, sino a
nosotros, que 2.000 años después seguimos poniéndonos ante su presencia en la
celebración litúrgica en una disposición de esperanza alegre.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento. Es igual que un
hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su
tarea, encargando al portero que velara. Velad entonces, pues no sabéis cuándo
vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del
gallo, o al amanecer; no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».
Marcos 13,
33-37
martes, 28 de noviembre de 2017
jueves, 23 de noviembre de 2017
Recomendación libresca: DEL CORO AL CIELO
Monseñor don José Luis Repetto Betes,
incansable historiador de nuestra Iglesia Diocesana, publica un nuevo trabajo titulado
Del coro al cielo. Vida y martirio de
Siervo De Dios Juan Ruiz Candil, canónigo doctoral de la Santa , Real e Insigne Iglesia
Colegial de Nuestro Señor San Salvador de Jerez de la Frontera.
En este folleto de 20 páginas ha recogido
los datos que ha encontrado en el archivo de la Colegial y en las
declaraciones de los testigos llamados por el Cardenal Segura y publicadas en
el libro La persecución religiosa en la Archidiócesis de
Sevilla. Estará a la venta en la Librería Diocesana.
Evangelio y comentario
Fuente: ALFA Y OMEGA
Solemnidad de Jesucristo, Rey del Universo
Y su reino no tendrá fin
Formamos parte de una sociedad que, con sus naturales
diferencias en los modos de pensar, está fuertemente sensibilizada con la
solución de los problemas de las personas y con el deseo de dejar un mundo
mejor para las futuras generaciones. Con este punto de partida, plantear
un reino sin fin o un reino eterno nos sitúa,
a primera vista, en un escenario más propio de la Antigüedad o de tiempos
más modernos que preferiríamos que no hubieran existido, como los
totalitarismos del siglo XX. Sin embargo, no solo la Liturgia de la Palabra de este domingo,
sino distintos pasajes del Nuevo Testamento no vacilan a la hora de proponer al
Hijo de Dios como un rey destinado a reinar por siempre. El Apocalipsis lo
presenta como «el alfa y la omega, el primero y el último, el principio y el
fin» (Ap 22, 13). De hecho, este pasaje es citado y desarrollado por la
constitución pastoral Gaudium et spesdel Concilio Vaticano II para
hablar del Señor como fin de la historia humana, el punto en el que convergen
los deseos de la historia y de la civilización, y centro del género humano (Cf.
GS 45). Conocemos algunas referencias evangélicas a Cristo como rey, dada la
vinculación de estas con los momentos centrales de la vida del Salvador: desde
el anuncio de su nacimiento el Hijo unigénito es definido «rey», como mesías,
heredero de David, que según las promesas de los profetas inauguraría un reino
que no tendría fin (Cf. Lc 1, 32-33). ¿Cómo se compaginan estas expresiones de
«reinado sin fin», «primero y último», o «se me ha dado todo poder en el cielo
y en la tierra» (Mt 28, 18) con una respuesta real o la resolución de los
graves problemas que sufrimos en nuestra vida cotidiana? ¿Es aceptable y
relevante ese lenguaje para personas del siglo XXI?
Mi reino no es de este mundo
Para ello hemos de fijarnos en qué lugares de la vida de
Jesús se hace particular alusión a su reinado. Los momentos cercanos a su
pasión están repletos de esas referencias. No solo a través de expresiones como
el célebre interrogatorio de Pilato: «¿Tú eres rey?» (Jn 18, 37), sino también
en el modo de ser conducido hacia el Calvario, con corona y vestido de púrpura.
En ese momento, rodeado también de la mofa de las masas, Jesús puntualiza: «Pero
mi reino no es de este mundo» (Jn 18, 36). Sin duda, la vinculación de su reino
con la cruz presagia ya un ejercicio peculiar de las «funciones de la corona».
Será aquí donde hallaremos el sentido de la referencia de Jesús a sí mismo como
rey.
Reinar es amar
No podemos olvidar que, aunque Jesús se considera rey,
siempre rechazó ese título cuando era comprendido en sentido político, como los
jefes de las naciones. El ejercicio concreto de su reinado se ha de ver, ante
todo, como la revelación y la realización de la realeza del Padre. La profecía
de Ezequiel, que escuchamos como primera lectura, nos habla de Dios como pastor
que cuida, apacienta, venda a la oveja herida, fortalece a la enferma; sin
olvidar que también juzga entre oveja y cabra, entre carnero y macho.
Precisamente, de este juicio es del que habla Jesús a sus discípulos en el
Evangelio. Habla de un juicio solemne, pero también nos da los criterios para
salvarnos: «Tuve hambre y me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber».
En el amor, concretado a través de las obras de misericordia está el centro de
la legislación de ese rey «absoluto», en el que no hay separación de poderes,
porque gobierna, legisla y juzga con el único criterio de revelar el inmenso
amor del Padre hacia nosotros. Y, por último, la humillación y la muerte en la
cruz no son sino la prueba extrema de que su poder se manifiesta en el amor.
Cristo resucita y reina eternamente solo tras haberse mostrado hasta el final
su entrega por los hombres.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Cuando venga en su gloria el Hijo del hombre, y todos los ángeles con él, se
sentará en el trono de su gloria y serán reunidas ante él todas las naciones.
Él separará a unos de otros, como un pastor separa las ovejas de las cabras. Y
pondrá las ovejas a su derecha y las cabras a su izquierda. Entonces dirá el
rey a los de su derecha: “Venid vosotros, benditos de mi Padre; heredad el
reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y
me disteis de comer, tuve sed y me disteis de beber, fui forastero y me
hospedasteis, estuve desnudo y me vestisteis, enfermo y me visitasteis, en la
cárcel y vinisteis a verme”. Entonces los justos le contestarán: “Señor,
¿cuándo te vimos con hambre y te alimentamos, o con sed y te dimos de beber?;
¿cuándo te vimos forastero y te hospedamos, o desnudo y te vestimos?; ¿cuándo
te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?”. Y el rey les dirá: “En
verdad os digo que cada vez que lo hicisteis con uno de estos, mis hermanos más
pequeños, conmigo lo hicisteis”. Entonces dirá a los de su izquierda: “Apartaos
de mí, malditos, id al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
Porque tuve hambre y no me disteis de comer, tuve sed y no me disteis de beber,
fui forastero y no me hospedasteis, estuve desnudo y no me vestisteis, enfermo
y en la cárcel y no me visitasteis. Entonces también estos contestarán: “Señor,
¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la
cárcel, y no te asistimos?”. Él les replicará: “En verdad os digo: lo que no
hicisteis con uno de estos, los más pequeños, tampoco lo hicisteis conmigo”. Y
estos irán al castigo eterno y los justos a la vida eterna».
Mateo 25, 31-46
domingo, 19 de noviembre de 2017
Artículo publicado en la revista conmemorativa del Aniversario del Voto Inmaculista de Jerez
A continuación damos a conocer el artículo que fue solicitado a nuestro hermano secretario para ser publicado en la revista conmemorativa del Aniversario del Voto Inmaculista.
LA
INMACULADA Y LAS CINCO
LLAGAS
La Hermandad en la actualidad se halla en proceso de
concesión del título de Seráfica y
Franciscana, por el entroncamiento con la Orden Franciscana
desde la propia fundación de la
Corporación en el año 1561 en el Convento de San Francisco.
Ese mismo carisma franciscano fue predominante en el concepto que los cofrades
fundadores y posteriormente reorganizadores de la Hermandad (año 1939) que
imprimieron, igualmente a lo largo de los años, la vida de Hermandad que se ha
canalizado invariablemente siempre bajo la Dirección Espiritual
de la Orden
Franciscana de nuestra ciudad conservándose unas relaciones
significadas por el respeto y la colaboración recíproca.
La Hermandad en el siglo XVI tuvo como sede dentro del
Convento la antigua Capilla de la
Esperanza –hoy inexistente puesto que el templo actual es del
siglo XVIII- que tenía entrada por la calle Lancería. Pero a partir de la reorganización (1939) las nuevas Imágenes
Titulares permanecieron de modo provisional
en pequeñas capillas de la nave del Evangelio –El Señor de la Vía.-Crucis donde hoy
se ubica el Cristo de las Almas y María Santísima de la Esperanza en el lugar en
el que en la actualidad han sido acogidos los Sagrados Titulares de la Hermandad del Cristo de la Expiración-. Y allí
permanecieron hasta que en 1973, y a petición del entonces Hermano Mayor don
Manuel Atalaya García –uno de los hermanos reorganizadores- el entonces
Guardián, Fray Antonio Fernández Garrote, O.F.M., concede a la Hermandad el traslado definitivo
de sus Sagradas Imágenes a la antigua Capilla de la Inmaculada Concepción ,
que desde siglos atrás se venía conociendo como la del Voto por proclamarse en ella en 1617 el Voto de la Ciudad de Jerez, por el
incremento de la devoción de los Titulares de la Hermandad de las Cinco
Llagas, para que ganaran en culto y esplendor a la vez que se dejaba un espacio
más diáfano a la circulación de personas en el templo. Las condiciones que puso
el mencionado Guardián a esa concesión “por
un período indefinido de años” fueron que la Virgen del Voto siguiera
presidiendo la Capilla ,
que ésta debía seguir llamándose capilla
del Voto, y que para cualquier reforma u obra –precisamente hace poco más
de tres lustros fue restaurada por
nuestro Ayuntamiento- debía ser consultada la Comunidad de PP
Franciscanos que regentara la iglesia.
Ernesto Romero del Castillo (secretario de la Hermandad de las Cinco
Llagas)
La relación de la Hermandad de las Cinco
Llagas de Jerez con la
Inmaculada parte del tronco común de la Orden Franciscana ,
que fue desde sus inicios muy fiel a la creencia en la Inmaculada -que se
coronó con la proclamación del Dogma en 1854-, y contribuyó a su arraigo y
extensión por todo el mundo. Además,
esta querida advocación de la Santísima Virgen es Patrona de la Orden , aunque también es
Patrona de España desde 1644, de nuestra
diócesis desde el pontificado de don Juan del Río Martín y de multitud de
instituciones y pueblos a lo largo y ancho de nuestra geografía nacional.
Por otra parte, la
devoción por las Sagradas Cinco Llagas inspiró desde la fundación a esta
Hermandad. Devoción que fue iniciada por el propio San Francisco de Asís, que,
según la tradición y estando en éxtasis, recibió directamente del Crucificado
estos estigmas en su propio cuerpo, y de
la que la Orden
de los Frailes Menores fue una de
las mayores impulsoras usando como emblema propio el escudo de las mismas
Llagas. Hay que tener también en cuenta que la histórica devoción de los
franciscanos por la Pasión
del Señor y su espíritu penitencial hizo que la Orden se considerara como
una de las principales cunas de las cofradías
de Semana Santa.
Que una Capilla
construida entre 1553 y 1555 (aunque sólo quede de la construcción original el
ábside, como apuntó Manuel Romero Bejarano) que guardó esplendorosos momentos
históricos y devocionales hacia la Inmaculada por parte del Pueblo de Jerez quedara
prácticamente en desuso, apenas abierta
unos días al año, sólo lo explica la llegada de la secularizadora
modernidad del tardofranquismo y del postconcilio. Ya en los ochenta se había
dejado de hacer la Novena
llena de boato y esplendor con aquellos recuerdos de gallardetes celestes en
los balcones que adornan las naves de la iglesia. Jerez parecía haberse olvidado de la devoción
inmaculista de siglos.
Pero gracias a la cesión
de la Capilla ,
y la cercanía de nuevo con la
Inmaculada del Voto a raíz de la reapertura a la
cotidianidad, además de una serie de personas a las que es de justicia nombrar,
la Inmaculada
del Voto ha vuelto a ganarse un sitio en el corazón de los jerezanos.
Habría que recordar a don
Manuel Durán, gran colaborador del Convento, que vestía a la Santísima Virgen
hasta que Jesús Tamayo, a raíz de su designación como vestidor de María
Santísima de la Esperanza
en 1996, y a solicitud de Sebastián Núñez, también colaborador del Convento y
hermano de las Cinco Llagas que se ha dedicado al cuidado del ajuar de la Virgen del Voto, la
comienza a vestir -hoy también en estrecha colaboración con las camareras de la Hermandad de las Cinco
Llagas-.
Y no nos podemos olvidar
de dos guardianes del Convento que se preocuparon también por la devoción a la Virgen del Voto. Primero
Fray Alberto Ramos Romero, O.F.M., que entre 2000 y 2004 encargó una
restauración tanto de la Imagen
como de la Capilla. Y
en segundo lugar Fray Celestino Pinilla Valdés, O.F.M., fallecido en 2016, y
que entre 2004 y 2010 se preocupó de aumentar el ajuar de la Virgen , pidiendo incluso
colaboración a la mayordomía de la
Hermandad de las Cinco Llagas en el encargo de algunos
elementos, como sayas y mantos, así como el pelo natural que exhibe en la
actualidad la
Santísima Virgen.
Hoy en día, sin cenobio
en nuestra ciudad por la falta de vocaciones religiosas, con la Provincia Franciscana
reestructurada y sin poder permanecer en nuestra ciudad más allá de las misas y
la atención a los fieles que van por San Francisco, ha sido la Hermandad de las Cinco
Llagas la que ha propuesto la celebración de unos cultos predicados por PP
Franciscanos, un besamanos (que finalmente se hará coincidir con el besamanos magno teniendo Ella un lugar
preeminente) y la participación en un altar del Corpus – ya en 2012 la Hermandad montó un altar
para ese día con la Imagen
de la Virgen
del Voto en la calle Larga a la altura del Banco de Andalucía- para que la
belleza de esta Imagen aún desconocida para muchos se hiciera presente también
en las calles de nuestra Ciudad en el año de este IV centenario, pues no fue delante de otra, sino en presencia de la Virgen Inmaculada
del Voto ante la que se pronunciaba cada año el Voto de nuestra Muy Noble y Muy
Leal Ciudad.
No en balde nuestro
recientemente fallecido Director Espiritual y rector del templo, a la vez que
superior de la comunidad de frailes de Cádiz, el muy querido y recordado P.
Fray José Luis Salido Mateos, O.F.M. transmitió en varias ocasiones verbalmente
su deseo de que la
oficial y única custodia del cuido de la talla y de la organización del fomento
de su devoción y organización de futuros cultos fijos en el calendario la tuviera la Hermandad de las Cinco
Llagas. El tiempo dirá si la tendremos como nueva Titular de la cofradía.
Evangelio y comentario
Fuente: ALFA Y OMEGA
XXXIII Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
Los talentos
No es extraño oír decir, especialmente a las personas muy
mayores o a enfermos crónicos, que ya no tienen nada que hacer en la vida, que
son una carga para sus familiares o la sociedad, y que ya han cumplido con todo
lo que tenían que realizar en la vida. Esta reflexión, que suele surgir de
personas con acentuadas limitaciones físicas, muestra una aparente lucidez
mental, pues son conscientes de lo que ya no pueden hacer. Debido al incremento
de la esperanza de vida son cada vez más quienes superan edades que hace solo
100 años eran impensables. Con todo, a pesar de las innovaciones médicas y del
aumento de la calidad de vida, no es posible evitar un deterioro de facultades
físicas. Y ello genera un cierto pesimismo de fondo, que contrasta con la
enseñanza que este domingo nos presenta el Evangelio.
Ser vida para los demás
El pensamiento dominante en nuestra cultura fomenta
valorar al hombre por lo que puede hacer, por su capacidad de producción, de
establecer relaciones sociales o de desplazarse autónomamente de un lugar a
otro. Por el contrario, el Evangelio nos dice que todos hemos recibido unos
determinados talentos. Jesús nos hace caer en la cuenta de que no existe
persona alguna que no haya sido elegida por Dios para llevar a cabo una misión,
independientemente de la manera en la que se concrete la misma. Los talentos
recibidos por Dios se concretan en dones materiales, como la vida, el universo
que nos rodea, la salud y las cualidades físicas o intelectuales. Asimismo, el
Señor ha regalado a su comunidad los dones de la gracia, para que los haga
fructificar antes de su vuelta: la fe, la gracia, su Espíritu, su Palabra, los
sacramentos o la participación en la vida de la Iglesia. La enorme
riqueza derramada sobre nosotros no está destinada al solo aprovechamiento
personal, sino que ha de ser utilizada en beneficio de la comunidad que se nos
ha dado: la familia, la
Iglesia y la sociedad.
Juzgados según lo recibido
La parábola de los talentos nos pone en guardia frente a
tres peligros que pueden acecharnos. El primero es la falsa humildad. El Señor
es quien distribuye los talentos y todos somos depositarios de ellos, en mayor
o menor medida, en una dirección o en otra. Ser humildes no entra en conflicto
con ser agradecidos, valorando en su justa medida lo que hemos recibido. Todas
las personas somos, en sentido absoluto, útiles, y nuestra mera vida y
existencia, aunque sea en estado casi vegetal, es un gran don y talento para
aportar a los demás.
El segundo peligro que nos acosa es el miedo ante lo que
Dios nos pide. Debemos tener una idea buena y positiva de Dios. No debemos
pensar que es una persona dura y severa, que solo busca descubrir los fallos de
las personas para castigarlas. El «siervo negligente y holgazán» del pasaje
evangélico pretende excusarse ante su señor de su inactividad y de su nula
productividad, aludiendo a la exigencia del Señor. Todos podemos poner
pretextos. Sin embargo, Jesús nos advierte que ante todo lo que Dios nos ha dado
no caben disculpas o evasivas: es necesario ponerse a trabajar, colaborando con
la acción de Dios.
El tercer riesgo es el de la comparación entre mis
talentos y los de los demás. El pensar recurrentemente en lo que yo no he
recibido y otros sí es fuente de una insatisfacción constante y puede implicar
situarse de perfil ante todo lo que cada uno puede aportar en el ámbito en el
que se encuentre. La parábola no revela relación entre los distintos
beneficiarios de los talentos. Tampoco Dios nos exigirá cuentas de lo que han
recibido los demás ni nos va a comparar con ellos. En este sentido, somos
administradores únicos de aquello que solo a nosotros se nos ha dado.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos
esta parábola: «Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al
cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a
cada cual según su capacidad; luego se marchó. El que recibió cinco talentos
fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo
lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en
la tierra y escondió el dinero de su señor. Al cabo de mucho tiempo vino el
señor de aquellos siervos y se puso a ajustar las cuentas con ellos. Se acercó
el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:
“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”. Su señor le
dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un
cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se acercó luego el que había
recibido dos talentos y dijo: “Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado
otros dos”. Su señor le dijo: “¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel
en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”. Se
acercó también el que había recibido un talento y dijo: “Señor, sabía que eres
exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo
y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”. El señor le
respondió: “Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego
donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero
en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses.
Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará
y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese
siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y el rechinar
de dientes”».
Mateo 25, 14-30
miércoles, 15 de noviembre de 2017
lunes, 13 de noviembre de 2017
El P. D. Gabriel Díaz Patri ofrecerá en el Obispado la ponencia ‘En épica defensa de Occidente, Chesterton y la herencia cultural cristiana’
Mañana martes 14 de
noviembre tendrá lugar, a la 20:00 horas en el Auditorio San Juan Pablo II del
Obispado de Jerez, una nueva conferencia correspondiente al ciclo de
intervenciones mensuales que organiza la Asociación Católica
de Propagandistas (ACdP), y a la que hemos sido invitados.
El conocido sacerdote
argentino don Gabriel Díaz Patri ofrecerá ‘En épica defensa de Occidente,
Chesterton y la herencia cultural cristiana’. Es profesor de Filosofía de la Pontificia Universidad
Católica de Buenos Aires y miembro del Centro de Estudios Filosóficos
Medievales de la Facultad
de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo.
jueves, 9 de noviembre de 2017
La Unión de Hermandades propone las llamadas RUTAS INMACULISTAS para los próximos cuatro sábados
Fuente: Blog desdelacuidadolvidada
En 2017 se cumplen 400 años del voto que la Ciudad hizo de defender la Pura y Limpia Concepción de
María. Fue el 8 de diciembre de 1617. El inmaculismo jerezano se retrotrae, sin
embargo, a siglos anteriores. Aunque es probable que su culto llegara poco
después de la conquista cristiana, con el establecimiento de la orden
franciscana, los primeros testimonios documentales son del siglo XV, cuando
consta la celebración de su festividad en la Colegial y la existencia
de sendas capillas en el convento de San Francisco y junto a la iglesia de San
Marcos, respectivamente. De este último templo saldrá en 1615, en plena
efervescencia de las disputas entre defensores y detractores de esta creencia,
una singular procesión en la que participaron todos los estamentos de la
sociedad local para cantar por las calles “a voces las limpísima concepción de la Virgen Nuestra
Señora”. Y será en esta parroquia del evangelista donde se inicie también la
primera de las “Rutas Inmaculistas”, organizadas por la Unión de Hermandades, que
tendré la oportunidad de guiar durante los cuatro próximos sábados. A lo largo
de estos recorridos pasaremos por otros lugares vinculados de una manera
especial con esta devoción mariana: el antiguo Beaterio de la Concepción (actual
convento de las Mínimas), la plaza del Progreso (enclave del desaparecido
convento de las Concepcionistas), el Ayuntamiento y la iglesia de San Francisco
(escenarios del voto de 1617) o el convento de Santo Domingo y la hoy Catedral
(ambos relacionados con la renovación del voto de 1653). Historia y arte;
arquitectura, escultura, pintura y cerámica se funden para descubrir una
herencia patrimonial que excede lo puramente religioso.
La primera cita será este sábado 11 de noviembre a las 11:00 en San
Marcos. El acceso y participación son libres y gratuitos. Están todos
invitados.
José Manuel Moreno Arana
Beatificación de 60 mártires vicencianos este sábado en Madrid
El acto más grande de amor a Dios
Fuente: ALFA Y OMEGA
«Por uno que reciba la muerte vendrán otros muchos. Su sangre será como
una semilla que dará fruto, y fruto abundante. Vais a hacer el acto más grande
de amor a Dios que puede hacerse y que jamás habéis hecho, pues no hay ninguno
más grande que el del martirio». Así animaba san Vicente de Paúl en 1658 a cuatro hijas de la Caridad que encaminaban
sus pasos hacia una misión arriesgada. Sus palabras resuenan hoy proféticas
cuando, este sábado en Madrid, la
Iglesia en España se dispone a celebrar la beatificación de
60 mártires de la familia vicenciana, en una ceremonia presidida por el
cardenal Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, y
concelebrada por otros siete cardenales y 28 obispos.
«Estos 60 mártires dieron su vida por amor. Murieron amando y perdonando.
Mostraron una sabiduría que viene de arriba, que no lleva a rivalidades ni a
desórdenes, sino que viene de Jesucristo», afirma el cardenal Osoro, arzobispo
de Madrid, sobre estos 60 miembros de la familia vicenciana, entre los que hay
varios sacerdotes y hermanos paúles, hijas de la Caridad , sacerdotes
diocesanos vinculados al apostolado de la Medalla Milagrosa
y varios laicos hijos de María.
El cardenal Osoro los anima a «dar la vida como ellos, sirviendo a los
demás y considerándolos más importantes que uno mismo». Para el arzobispo de
Madrid, «solo el amor y el perdón sirven a los hombres. Si deseamos este camino
para nosotros hay que pedirlo, porque no es algo espontáneo y natural, sino que
es un regalo que se nos da», ya que esta forma de vivir «solo la hace posible
Jesús; es Él el que nos permite dar la vida por Dios y por los demás. Y es una
propuesta de vida extraordinaria». Todo ello llevará a «construir un mundo sin
rencores ni odios ni envidias, en el que seremos capaces de dar la vida por los
otros, aunque no piensen como nosotros», porque «las armas de
los seres humanos no son las del odio ni las del rencor, sino las de
Jesucristo: el amor que genera vida, y no muerte», subraya el purpurado.
Según el cardenal Osoro, estos mártires son un modelo «más actual que
nunca», porque «hay momentos en la historia en los que parece que nos cuesta
perdonar. Por eso es bueno traer a la memoria a personas como estas, gente que
no destruye sino que perdona, que da la vida no por una idea, sino por una persona:
Jesucristo», porque «la paz tiene un nombre y un rostro: Jesucristo».
El martirio es una gracia
Por su parte, el visitador de la provincia San Vicente de Paúl-España,
el padre Jesús María González, incide en que «para nosotros esta beatificación
es un broche de oro al jubileo de los 400 años de carisma vicenciano que
estamos celebrando este año». Estos mártires «llevaron a cabo a la perfección
nuestro carisma: misión y caridad», y «han sido fieles continuadores de la
misión que Cristo nos ha confiado».
Junto a él, la vicepostuladora de la Causa , sor Josefina Salvo Salanova, afirma que,
además de ser «una ilusión para nuestra familia religiosa», estos mártires «son
todos un bien para la Iglesia »
porque «encarnaron tanto la virtud de la esperanza como la de la fortaleza. Se
fiaron completamente de Dios y eso les dio una fuerza impresionante».
Sor Josefina destaca que «sabemos que muchos de ellos rezaron con fervor
el rosario los días anteriores a su muerte, consolaron a sus propios familiares
y les pidieron que no estuvieran tristes y que perdonaran a sus verdugos, les
exhortaron a confiar en Dios tal como ellos mismos hacían, y algunos hasta
fueron al martirio cantando…».
Para esta hija de la
Caridad , todo ello fue «una gracia sobrenatural» que bebe
directamente «del perdón del Señor en la Cruz. No es algo natural, sino que es producto de
una gracia que viene de Dios».
En esta línea abunda la hija de la Caridad Ángeles Infante, miembro de la comisión
de preparación del evento, quien destaca que esta beatificación es «una gran
fiesta de fe, de perdón y de esperanza», porque para los mártires «su gran
tesoro es la vida, que entregan por amor a semejanza de Cristo. Y esto solo se
entiende con la fe». Además, «todos ellos murieron perdonando», porque para ellos
el perdón fue «su perla preciosa».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Evangelio y comentario
Fuente: ALFA Y OMEGA
XXXII Domingo del tiempo ordinario (ciclo A)
No sabéis el día ni la hora
Durante el mes de noviembre la Iglesia se detiene de
forma especial en recordar a quienes nos precedieron. Al mismo tiempo, la
liturgia se acerca al final del año y nos acerca a la reflexión de las
realidades últimas de nuestra vida y del mundo, y a la venida gloriosa de
Jesucristo resucitado. San Pablo nos llama insistentemente a la esperanza ante
la suerte de los difuntos. Mientras que el mundo pagano griego vivía bastante
preocupado de lo inmediato, el apóstol quiere proponer a los habitantes de
Tesalónica el consuelo de la certeza de que un día estaremos para siempre con
el Señor, gracias a que Jesús murió y resucitó verdaderamente. Los primeros
cristianos esperaban como inminente el retorno del Señor. Pero Pablo pretende
que no centren su atención en tratar de adivinar cuándo exactamente vendrá de
nuevo Jesucristo, sino en vivir llenos de esperanza. La certeza de estar para
siempre con el Señor y de que Dios nos llevará con Él debe ser fuente de
consuelo y de esperanza, al mismo tiempo que una llamada a vivir el día a día
con serenidad en la espera del futuro. En definitiva, creer no significa
únicamente afirmar un conjunto de verdades, sino también esperar en ellas.
Implica hacer nuestras estas verdades, asimilando que nos afectan directamente
y no solo como mera teoría.
Velad
En Mateo hay cinco grandes discursos, en los que el
evangelista reúne las enseñanzas más importantes del Maestro. El último se
ocupa de las realidades últimas o escatología, y en él se integra la parábola
de las vírgenes prudentes. Este relato aparece con la noche como escenario. Y
ello responde a algo no accesorio, que encuentra su reflejo en nuestras
celebraciones, puesto que si existe un tipo de acción litúrgica de especial
relevancia desde los primeros siglos del cristianismo es la vigilia. No es
casualidad que actualmente las celebraciones más importantes del año conserven
este modo de realización, como es el caso de la Epifanía o de
Pentecostés. Pero, sin duda, las más importantes son la vigilia pascual, que
constituye el centro del año litúrgico, así como la Misa de medianoche o Misa del
Gallo, en Navidad. Desde los inicios del cristianismo y en continuidad con la
tradición judía anterior, la noche aparece como el tiempo privilegiado de la
salvación. El motivo es que, frente a la oscuridad, las tinieblas y la muerte,
el Señor irrumpe como la luz y la vida otorgando un valor nuevo a nuestra
existencia. Si olvidamos a Dios y a Cristo, el mundo vuelve a caer en el vacío
y en el sinsentido. La vigilancia de la noche está unida a otro factor: la
sorpresa y lo inesperado. Estamos en vela porque, como dice el Evangelio de
este domingo, «no sabéis el día ni la hora».
El aceite de las lámparas
En la parábola que escuchamos se presentan dos tipos de
vírgenes. Las diez tienen lámparas, las diez se quedan dormidas. Cuando de
repente se presenta el esposo, solo hay una diferencia entre las prudentes y
las necias: las primeras tenían aceite y las segundas no. San Agustín y otros
autores ven en el aceite de la lámpara un elemento indispensable para ser
admitido al banquete nupcial, un símbolo del amor que no se puede comprar. Se
recibe como un don, se conserva en lo más íntimo y se practica en las obras.
Precisamente a esto nos anima el pasaje evangélico de este domingo. No nos ha
de preocupar conocer cuándo será el fin del mundo o el momento en el que
volverá el Señor en poder y gloria. Ni siquiera es particularmente importante
prever el fin de nuestros días en la tierra. Lo verdaderamente relevante es
estar siempre con las lámparas encendidas, alimentadas por el amor que se nos
ha dado como un don del Espíritu Santo. En realidad, se nos está diciendo
también que no debemos esperar ningún momento culminante, ya que el esposo,
Cristo, se presenta cada día ante nosotros en las diversas posibilidades que
tenemos de responder al amor mayor que él ha tenido con nosotros.
Daniel A. Escobar Portillo
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Delegado episcopal de Liturgia adjunto de Madrid
Evangelio
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos
esta parábola: «Se parecerá el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron
sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y
cinco eran prudentes. Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de
aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las
lámparas. El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A
medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.
Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus
lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, que
se nos apagan las lámparas”. Pero las prudentes contestaron: “Por si acaso no
hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo
compréis”. Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban
preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más
tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”.
Pero él respondió: “En verdad os digo que no os conozco”. Por tanto, velad,
porque no sabéis el día ni la hora».
Mateo 25, 1-13
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