Estimado P. Provincial, querido P. Guardián, carísima comunidad:
Desde la Hermandad de las Cinco Llagas la sensación que nos embarga un día como hoy es la de tristeza: sentimiento humanamente entendible cuando en una despedida media el afecto grande. Son siglos de vinculación entre esta querida Comunidad de Jerez y nuestra Hermandad de las Cinco Llagas.
Ya conocemos por la experiencia vital que los hombres pasan, y las instituciones quedan. Pero sabemos también por la Historia que hasta éstas sucumben. Sólo la Iglesia permanecerá hasta el fin de los tiempos, lo que sabemos por las palabras de Nuestro Señor Jesucristo a Pedro, pues “el poder del infierno no la derrotará”.
Nuestra propia cofradía se extinguió, hasta que fue felizmente reorganizada allá por 1.939 -¡Qué orgullo y satisfacción en aquellas fotos de nuestros primeros hermanos rodeados por los frailes con el hábito de la Orden Menor !- y ha vivido distintas épocas de esplendor y crisis. Ahora es esto último lo que le ha tocado vivir a nuestra querida Orden: una crisis vocacional que les obliga a reorganizar las provincias y cerrar cenobios. Pero sólo Dios Nuestro Señor sabe lo que nos deparará el futuro: si volverán a aumentar las vocaciones; si la Vida Religiosa en general o la Orden en particular sufrirá una reforma que pueda revitalizarla con nuevos bríos, siempre fieles al carisma primigenio de Nuestro padre San Francisco, sin duda, para nosotros, el santo más grande que ha dado la Iglesia en sus veinte siglos de Historia…
Por tanto, no perdamos nunca la esperanza, feliz título de Nuestra Amada Titular y gran Virtud Teologal, y dediquémonos a ser fieles a la Voluntad del Señor allá donde nos ponga, pues Él hará el resto.
Sólo subrayar, por último, que la Hermandad de las Cinco Llagas se siente hoy más que nunca FRANCISCANA, por nuestra estrecha relación de trabajo con esta comunidad, y la solicitud hecha a la Orden de la concesión del Título que fue solicitado y refrendado por los hermanos en el último Cabildo Capitular Extraordinario.
Por ello, y más que nunca, y como ya conoce el P. Provincial y el P. Guardián, estamos abiertos y dispuestos a la colaboración necesaria en beneficio de la Orden, a la que sentimos como nuestra. En Jerez estaremos siempre abiertos y dispuestos, no sólo a recibirlos, sino a entregarle nuestra fiel colaboración, pues nuestro corazón hace tiempo que se lo hemos dado.