¿Tú qué dices
de ti mismo? Le preguntan a Juan. Lo ponen ante el espejo de sí mismo, como nos
pone la Palabra ante el espejo de nosotros mismos.
Somos hechura
de Dios, cuadros de Dios.
Ay de
nosotros si no estamos contentos con nuestra realidad.
Señor, yo te
digo que quiero ser de Ti. Quiero ser cristiano.
En el tercer
domingo de Adviento comienza la segunda parte de este tiempo preparándonos para
la venida del Señor, preparándonos también para la muerte. Y hoy el Señor nos
dice que lo importante es hacia dónde apuntemos.
¿Qué es lo
que estamos haciendo con nuestra vida? ¿Hacia dónde nos dirigimos? ¿Dónde te
gustaría que el Señor te recogiera el último día de tu vida?
Si alguno
tiene miedo y no se ha ido por vergüenza, aquí tenemos una catequesis preciosa
con María en el centro.
Que María sea
hoy nuestra catequista, Esperanza cierta.
Y Esperanza
cierta es poner la esperanza donde tenemos que poner a Cristo.
María en
tiempo de Adviento espera que podamos dar a luz en nuestro corazón. Estamos llamados
a ser como la Virgen María: llevar a Jesús en nuestras entrañas.
Con alegría,
con esperanza, con humildad y amando a nuestros hermanos…si amamos a los
hermanos con los que el Señor nos ha puesto… si la esperanza es lo último que
se pierde, que también nuestra alegría sea lo último que se pierda.