Somos comunión con la Sangre de Cristo y formamos parte del Cuerpo de Jesús.
Ayer comentamos qué es necesario para aumentar
nuestro amor: comer Su Cuerpo y beber Su Sangre. En los tiempos del Evangelio
no era fácil entender esto.
En cuestión de amor, tenemos que trasladar el amor de Jesús a nuestra vida diaria, una entrega sin esperar nada a cambio.
Ejemplo del matrimonio: yerran los que se casan
para ser felices ellos, mientras que aciertan los que se casan con la intención
de hacer feliz al cónyuge. Porque hay que buscar la felicidad de la pareja. El
darte a los demás es lo que verdaderamente te hace feliz, disfrutando más del
dar que del recibir. Como cuando hacemos un regalo.
Con pequeños gestos podemos ser felices todos los días. Porque los cristianos de demuestran en los gestos, en nuestra forma de vivir. Y en dar sin esperar nada a cambio es donde se ve un cristiano.